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La despedida amarga.

Tras caminar unos cuantos minutos, Dante pudo apreciar un árbol muy grande en la distancia.

El árbol llamaba la atención entre los demás por tener un tronco de corteza azulada; no obstante, el árbol era imposible de encontrar si no se estaba lo suficientemente cerca, por lo que para Dante sería muy difícil de hallar el árbol sin ayuda en este frondoso bosque.

—Ya casi estamos, desde estas escaleras podrás ir al piso 940 y al piso 840—Comentó el guardabosques mientras se aproximaba al árbol azulado en la distancia.

—¿Hay alguna otra escalera en este piso?—preguntó Dante.

—Muchísimas, pero estas son las más cercanas…—Respondió el guardabosques.

—¿No sabes cuál es la mejor escalera para ir algún piso aproximado al piso 0?—preguntó Dante, desconcertado por la respuesta; parecería que Kacper solo lo estaba guiando a la escalera más cercana.

—No—Comento el guardabosques—¿Estás seguro de que buscas el piso 0 y no otro piso con humanos? Los rumores del piso 0 son muchos por ser un número interesante, por lo que casi todos sabemos que hay humanos en ese piso, pero no necesariamente sea el piso que buscas y tampoco es inteligente buscar pisos de esa forma…

Dante detuvo su marcha y miró el bosque en que estaba metido, realmente podría ser que ni siquiera el piso 0 sea lo que buscaba.

—Busco un piso con mucha agua, mucha tierra y muchas ciudades humanas—Respondió Dante

—No conozco un piso con ciudades humanas habitadas—Respondió Kacper—Pero te recomiendo buscar un piso con humanos y satisfacerte con eso, buscar un piso en específico suele ser una tarea imposible.

—Puedo tomarme el tiempo de buscar...—Comentó Dante con angustia; el viejo quería que esas palabras siguieran ocultas en su mente, pero su corazón terminó diciéndolas por él —Actualmente no tengo otra cosa que hacer, además de buscar ese piso o buscar alguna manera para ir al cielo...

El corazón de Dante sabía que si se tardaba demasiado sus hijos podrían estar muertos cuando llegara al piso 0, pero el viejo hace mucho había aceptado la despedida con sus hijos, por lo que era el menor de sus problemas.

Lo que más molestaba a Dante ahora era darse cuenta de que siempre hubo una manera de reencontrarse con su familia y vivir una vida normal; no obstante, ya era demasiado tarde para descubrir que no podía morir y ahora no podía volver a ver a sus hijos.

Mientras que la cuestión más incómoda para el viejo era que toda su vida pudo haber sido un pestañeo tras cruzar el túnel para llegar al piso con humanos. Por tanto, incluso si Dante regresaba, podría darse el caso que el mundo siguiera en 1830 y que todo lo que había hecho nunca ocurrió.

Lo mismo ocurría cuando Dante viajaba tras la puerta en busca de aventuras, podría pasar semanas del otro lado, al morir volvería al momento donde entró por la puerta del túnel.

Pero Dante trató de evitar el tema para salvar su cordura, se negaba a pensar que sus hijos no existían, que su esposa estaba casada con otro hombre y que todo el trabajo de su vida se esfumó en un segundo.

Al menos a Dante lo reconfortaba saber que lo más probable es que le robo la vida a alguien más. Ese alguien más podría estar tomando decisiones muy similares a las que Dante tomó en el pasado, por tanto, todo volvería a darse como él lo había hecho.

Este es el drama de los tiempos que vivió Dante; si llegaba al piso 0 tarde: sus hijos serían polvo, mientras que si llegara al piso 0 temprano: sus hijos no existirían.

Luego de haber revivido tantas veces, el problema se estaba haciendo cada vez más evidente en su corazón, pero Dante se negaba a soltar el pasado y comenzar una nueva vida en estos pisos.

Dante quería recuperar lo que había perdido, quería seguir pensando que era un humano con poderes especiales que algún día moriría e iría a vivir con su esposa en el cielo, se negaba a seguir viviendo esta vida amarga y solitaria.

Cuando Dante se acercó lo suficiente al árbol como para tocar su corteza, fue cuando terminó dándose cuenta de que todo lo que buscaba era inútil.

—De hecho me cuesta admitirlo, pero...—Comentó Dante de forma pausada—No sé qué hacer de mi vida ahora: ya no sé qué quiero. Incluso ir al piso 0 siento que es una idiotez. Ya acepté despedirme de mis hijos cuando partí al manicomio y ya me despedí de mi esposa en su funeral.

Dante tocó la corteza de madera del Árbol y comentó de manera forzada:

—No tengo ninguna deuda pendiente con nadie en el piso 0. No debería ir, debería buscar otra cosa que hacer. Empezar de nuevo. Es mi oportunidad de vivir una vida nueva.

—¡Por supuesto que es una gran oportunidad y no hay mejor manera de empezar de cero que con un largo viaje a lo desconocido!—Grito Kacper con preocupación; al darse cuenta de que el viejo estaba actuando raro y había cambiado su actitud de manera algo forzada—Hay grandes misterios por estos pisos: ¡de seguro encuentras diversión al explorarlos!.

—Creo lo mismo...—Comentó Dante con un tono alegre, bastante forzado, había cambiado su estrategia y ahora buscaba ver esto de ser un inmortal como algo bueno; no obstante, le estaba costando.

—¡Me gusta tu actitud!—Grito el guardabosques con apuro, mientras doblaba una de las ramas del árbol con corteza azulada.

Acto seguido, un hueco apareció en el tronco del árbol mostrando un túnel sin fondo..

—Si te tiras por este túnel podrás llegar a las escaleras—Comentó Kacper mientras buscaba una bolsa y se la entregaba a Dante—El camino con barro te dirige al piso 940 y el camino de piedras te dirige al piso 840. En la bolsa están los champiñones que te prometí, suerte en tu viaje y no regreses nunca.

Dante tomó la bolsa y observó que dentro de la misma había varios champiñones violetas. Dante miró al túnel oscuro y luego miró la lámpara de aceite en la mano de Kacper. Acto seguido, el viejo comentó:

—¿No tienes alguna manera de iluminar el interior además de la lámpara? Si caigo dentro del túnel, probablemente se apague la lámpara de aceite.

—¿Quién te dijo que voy a darte mi lámpara?—Preguntó el guardabosques con enojo—Deberías haber buscado tu lámpara del cadáver cerca del arbusto, ve a oscuras: total son dos caminos rectos es imposible perderse.

—¿No podrías darme tu lámpara?—preguntó Dante maldiciendo no haber recuperado su lámpara.

Pero por desgracia para Dante, Kacper respondió tomando al viejo de los hombros. Acto seguido, el guardabosque empujó al anciano por el túnel dentro del árbol. El guardabosques vio con diversión la cara de aturdimiento de Dante mientras caía.

Cuando Dante ya no podía verse en el oscuro túnel, Kacper gritó con todo su pulmón:

—¡Te recomiendo ir por el camino con barro hacia el piso 940! ¡Nunca regreses a mi bosque en busca de ayuda!