¡Trampa!

Jordan estaba sorprendido. No esperaba que la bella señorita Monroe reaccionara de forma tan histérica ante una pregunta casual. Se apresuró a explicar: —No, no me ha enviado ninguna foto. No he visto ninguna foto suya en absoluto. 

La señorita Monroe continuó gritando: —¡Mierda! ¿Cómo sabías que tenía su nombre tatuado en mi cuerpo si no habías visto ninguna foto?

—Solo estaba adivinando por curiosidad —Jordan no pudo hacer nada durante un rato.

—¡Imposible! ¡Debe haber mirado mis fotos! Dígame rápidamente dónde vive su familia. Voy a su casa ahora mismo para informar a su esposa sobre esto. 

Jordan se apresuró a colgar el teléfono antes de soltar un largo suspiro de alivio. 

Se limitó a recordar lo que dijo Jamie cuando encontró su nombre en unos cigarrillos en casa del Dr. Gale hace unos días: Que marcaba todos sus cigarrillos y mujeres con su nombre.