No Para Mi Uso Propio, Matar Sin Piedad

—¡Braydon Neal no era un santo!

Era mejor dejar el estúpido acto de devolver bien por mal a esos idiotas.

—El Rey Braydon se adhería a la idea de matar como protección. ¡Creía en la espada en su mano siendo capaz de matar a todos los enemigos en el mundo!

Searle Lambert se arrodilló en el suelo. No tenía intención de resistirse a este legendario Rey del Norte.

¡Sin resistirse, admitiendo tus crímenes y asumiendo todas las consecuencias solo!

Si no se declaraba culpable y, en cambio, se resistía al Rey Braydon, sería condenado a muerte y toda su familia sería exterminada.

Braydon dijo suavemente:

—Cuando tenía siete años, era mi cumpleaños esa noche lluviosa. Recuerdo vagamente tu llegada. Todos en la familia Neal te temían y te reverenciaban como a un Dios. Eras el líder de la división oscura en Quill. ¡Apareciste en Preston como un pez gordo que sacude el mundo!

Su voz suave cayó.

Searle Lambert se arrodilló en el suelo como un pedazo débil de basura.