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El diario de un Tirano

Si aún después de perderlo todo, la vida te da otra oportunidad de recobrarlo ¿La tomarías? O ¿La dejarías pasar? Nacido en un tiempo olvidado, de padres desconocidos y abandonado a su suerte en un lugar a lo que él llama: El laberinto. Años, talvez siglos de intentos por escapar han dado como resultado a una mente templada por la soledad, un cuerpo desarrollado para el combate, una agilidad inigualable, pero con una personalidad perversa. Luego de lograr escapar de su pesadilla, juró a los cielos vengarse de aquellos que lo encerraron en ese infernal lugar, con la única ayuda que logró hacerse en el laberinto: sus habilidades que desafían el equilibrio universal.

JFL · 军事
分數不夠
161 Chs

Por un mejor futuro

Viajaba entre pensamientos, plasmando su enfoque en líneas subsecuentes de texto informativo.

--Quien escribiría semejante estupidez --Arrojó el libro a un lado de la mesa--. Los lobos no hablan... O tal vez nunca quisieron hablarme a mí. Fira --Se giró en su silla-- ¿Alguna vez has hablado con un lobo?

--No, señor Orion. --Negó con la cabeza, confundida por la repentina pregunta.

--Lo sabía... --Bufó con burla.

Intentó levantarse al momento siguiente con la ayuda de la mesa, inspirando con pesadez y caminando al contorno de la superficie de madera para tener un punto de agarre.

--Por favor, mi señor, déjeme ayudarlo.

Orion manoteó la mano de la buena Fira, haciendo todo por sí mismo para estabilizar su paso.

--Tu ayuda no es necesaria. --Dijo, comenzando con una caminata sumamente lenta.

Mujina y Yerena despertaron de su letargo despierto al notar por el rabillo de su ojo la silueta de su señor, siguiendo su espalda a tres pasos de distancia.

Abrió la interfaz, había recibido algunas notificaciones que ignoró por su malestar e indisposición, pero ahora que podía mantener cierta claridad mental optó por revisarlas. La primera y la segunda pertenecían a la misma categoría, de nombre: activar, al parecer, después de que los estelaris habían terminado de amueblar los edificios recientemente construidos, la interfaz lo había interpretado como la culminación completa de la construcción, dando inicio a la apertura de ambos recintos, con la bondad de fusionar sus estadísticas únicas a los porcentajes de Orion y su vahir. Activó ambas.

*Has completado la tarea oculta: La semilla del futuro*

*Has ganado cien puntos de prestigio*

*Has desbloqueado dos habilidades de trabajo*

[Profesor]: Un mundo de curiosos, es un mundo con futuro.

-Tienes la habilidad de enseñar cualquier conocimiento ya obtenido.

-Tus alumnos tienen un 80% de probabilidad de obtener un rasgo al llegar a la edad adulta.

-Tus alumnos tienen un 50% de probabilidad de obtener una habilidad relacionada con el campo de la enseñanza.

*Se necesita subir de nivel la habilidad para descubrir las otras ventajas*

*La habilidad [Estratega] ya ha sido adquirida*

*Puede obtener un boleto para el cofre sorpresa, o cincuenta puntos de prestigio*

No dudó al escoger los puntos de prestigio, los había estado guardando por demasiado tiempo para por fin adquirir su anhelada habilidad pasiva [Amo de la espada] y, ahora, con las nuevas notificaciones había sido consciente de que poseía los puntos necesarios, no obstante, no hizo por desbloquearla, aún no, quería esperar y analizar un poco más su situación, no le daría control a su impulsividad, por esta ocasión no.

--¿Sabes leer Fira?

--No, mi señor, pero mi hermano me está enseñando. --Dijo de forma honesta.

--¿Y ustedes?

--No, Trela D'icaya. --Dijo Mujina sin vergüenza.

--Sí, Trela D'icaya, un poco. --Respondió Yerena con una expresión tranquila.

Reflexionó, recordando los datos que los libros guardaban sobre el conocimiento de los humanos, encontrando ahí la respuesta de que solo los adinerados y escogidos tenían la posibilidad de aprender a leer, a resolver problemas matemáticos y otras artes exclusivas de los privilegiados, sin embargo, aquí, en la vahir había presenciado muchas veces a los padres de Nina y a ella misma leyendo libros, de poco interés, a decir verdad, pero leían. Deslizó entre secciones, encontrando la administración de sus salas y edificios, con dos de ellos teniendo vacantes vacías. La edificación Introducción al conocimiento necesitaba al menos a un profesor para poder enseñar la asignatura escogida por él, al igual que la Sala de guerra, solo que está necesitaba a un estratega. Podía automatizar la búsqueda de alguien con los atributos necesarios para llenar la vacante, aunque la interfaz le solicitaba que para una mejor selección se hiciera manualmente, sin embargo, no había inspeccionado a toda la aldea, no conocía el estado de los pobladores, sus habilidades y potenciales, no conocía nada de ellos.

*Buscando a un candidato óptimo*

Fue rápido, demasiado rápido, pero el resultado fue todo, menos satisfactorio, pues la persona que la interfaz le recomendaba no era otra que Nina y, por la promesa hecha de no verla hasta capturar y matar a Itkar, tendría que buscar otra opción, por suerte la interfaz le recomendaba dos personas más, a las cuales no conocía, pero gracias a que eran categorizadas como estelaris le fue más fácil encontrarlas. Hizo lo mismo con la vacante de estratega y, no sabía si le estaba jugando una mala broma la interfaz, ya que le había vuelto a recomendar a Nina, aparte de otro Kat'o y un estelaris.

--Ve por Astra --Observó a Fira, deteniéndose-- y ordénale que busque a una mujer de nombre Nadia Balo, dile que es un Kat'o. Y también, a un hombre llamado Ron Freder, de la raza estelaris. De inmediato.

--Sí, mi señor. --Asintió, hizo una sutil reverencia, para al final despedirse con una media vuelta.

Frunció el ceño, suspirando, el dolor en su pecho volvió como una mala premonición, no teniendo más remedio que gemir ahogadamente. Se sujetó, casi cayendo por el desequilibrio.

--¡Trela D'icaya! --Se abalanzaron en su ayuda, con una mueca de alarma.

*AAAHHHH.

Explotó, causando una onda de choque energética tan poderosa que lanzó a ambas damas a golpear la pared más cercana. Cayó de rodillas, el dolor desapareció como un mal sueño, su rostro estaba húmedo con el sudor, sus cabellos desordenados obstruían parte de su mirada, pero su respiración era tan irregular como si hubiera corrido durante mucho tiempo.

--Conozco está sensación --Dijo al ponerse de pie--, no fue algo causado por mi poder, o energía, fue otra cosa, lo sé, algo que ya he sentido --Se masajeó la cara, consternado por la difícil pregunta--. ¿Qué es? --Inspiró profundo, cerrando los ojos en un intento por concentrar su mente en una sola idea, abriéndolos al segundo siguiente con extrema sorpresa--. Energía mágica, lo recuerdo, sí... Los esqueletos, los magos, las mujeres de velo... todos esos putos monstruos me atacaban con esa energía --Sonrió--. Y ahora es mía.