Las antorchas, cada una ardiendo a más de tres mil novecientos grados Fahrenheit, iluminaban el paisaje helado con un calor reconfortante.
La ventisca helada, junto a los copos de nieve que caían frenéticamente, daban la ilusión de que simplemente estaban caminando en círculos. Pero aún no ..., tenían que aguantar y seguir marchando, sabían que era la dirección correcta, pues podían ver perfectamente el hilo rojo pasar de árbol en árbol.
Con el sonido del crujido de la nieve bajo sus pies, siguieron marchando durante unos breves minutos, hasta que finalmente la pudieron ver.
"¡Ahí está!", exclamo un hombre barbudo de edad avanzada, señalando frente a él.
Al escuchar su exclamación, sus acompañantes se alertaron con temor. ¿Incluso si no podían ver bien su silueta, quien más podría ser?
Afortunadamente, nada sucedió durante los dos minutos restantes, otorgando el tiempo necesario para que el hombre barbudo se aproximara a la silueta que tanto los había alertado.
Con la antorcha en mano, el hombre barbudo solo pudo extender su brazo hacia la figura, quien fue visible cuando la iluminación le golpeo el rostro.
La silueta se trataba de una joven atada a un roble, la chica parecía haber cumplido la quincena, con su descuidado cabello plateado, ojos azules profundos, ojeras y moretones sobre su cuerpo de complexión delgada, vestida de arrapos catalogados como un hermoso vestido azul cian. Definitivamente, la niña pasó por tiempos mejores.
El hombre seguía alumbrándole el rostro, como si intentara confirmar algo. El fuego vigoroso de la antorcha seguía de cerca del rostro de la joven, quien simplemente yacía aparentemente allí, sin vida. En un descuido del señor, el fuego de la antorcha rozaría la mejilla derecha de la joven.
Un ligero movimiento de pupila fue suficiente para alejar al hombre, quien simplemente retrocedió dos pasos, haciendo crujir la nieve bajo su peso. "¡carajo!" Maldijo el viejo de barba blanca con disgusto, "¡Esta perra sigue Viva!" Escupió el señor de avanzada edad con frustración.
Poco después, la ventisca comenzó a ganar fuerza, cambiando completamente el entorno. La anterior tormenta muto de forma inesperada en una poderosa tormenta de nieve, alcanzando poderosos vientos de hasta setenta y tres millas por hora arrastrando a unos pocos desafortunados.
"¡Maldita bruja!" "¡Que alguien la detenga antes de que nos congele vivos!" Gritaría el viejo barbudo con prisa, mientras levantaba su brazo, elevando su mano derecha, el viejo elevaría la antorcha al aire, mientras que con su brazo izquierdo cubría su rostro, avanzando lentamente. Detrás suyo, sus acompañantes siguieron sus pasos, dispuestos a detener a esa "sirvienta del mal."
La temperatura disminuía, la antorcha completamente revotada se preparaba para dar su último pulso de calor ...
"¡Hugh!" Escupió la joven. Frente a ella, el anciano estaba mirándola con ira expuesta. El aire acumulado en sus pulmones se dispersó de un solo sonido. El puño derecho del hombre se encontraba incrustado en la parte inferior del tórax de la niña. Sin aliento, la adolescente solo pudo encogerse como pudo, sus ataduras la restringían de cualquier movimiento, sus ojos anteriormente cansados se habían abierto de par en par.
La tormenta, tan vigorosa como el fuego se dispersó pocos segundos después.
Los acompañantes de edades dispersas se abalanzaron sobre la adolescente, que aún intentaba recuperar el aliento perdido.
El anciano barbudo se quedó allí parado, en completo silencio analizo su mano derecha. Poco después de haber golpeado a la bruja, dejo de sentir una parte de su extremidad derecha. Ahora entendió por qué.
Azul, el color de su mano había pasado de un beige claro a un profundo tono azul oscuro. ¡Le había quitado la mano!
Una hora y media después ...
"Dónde estoy?" murmuro la joven plateada mientras abría los parpados con dificultad.
Un silencioso sonido de murmullos opacados por el viento helado de las montañas despertaría su adormilada conciencia. Frente a ella, mucha gente discutía a su alrededor. Ella lo sabía, sabía que no había nada que pudiera hacer para salir de esta situación, la falta de alimentos le había pagado factura, no tiene la energía necesaria para poder liberarse de sus ataduras.
Notando su mirada, un hombre portando un abrigo de cuero de animal quien aparentaba tener poco menos de treinta años abriría sus ojos con sorpresa.
"¡Esta despierta, la bruja esta despierta!" Escuchando la exclamación, los pocos murmullos que se podían escuchar cesaron sin más. Una tras otra, las cabezas de varias personas se movieron hacia la bruja.
La temible reputación de las brujas había hecho efecto, las personas más cercanas a la joven retrocedieron algunos pasos, ocasionalmente se podían presenciar algunas conmociones ocasionadas por el retroceso descuidado de algunas personas.
Ignorando estos acontecimientos, una vieja persona aparentando unos sesenta años, portando un corto bastón de madera, portando un magnífico abrigo negro grisáceo caminaría al frente, la niña no se lo podía creer, su abuelo aún se encontraba con vida.
Los pocos que discutían se callaron apenas vieron al anciano, dejando de caminar, el viejo hombre solo pudo mirar a la niña a los ojos, una momentánea culpa se vislumbró en el rostro del anciano.
Todo esto era su culpa, como jefe de la aldea tuvo que hacerlo, para evitar un futuro desastre, no tuvo más elección que cometer un acto tan cruel. Decidió exponer a su nieta para poder salvar el pueblo.
"Si no fuera por él." Murmuro el anciano con cierta frustración, mientras miraba a su nieta con impotencia.
"Aurora" Murmuro el hombre antes de apartar la mirada con tristeza, partiendo hacia el bosque, poco tiempo paso para que su figura despareciera a través del follaje, manteniendo una única frase en su mente.
"Conriston, Aurora, lamento haberlos decepcionado a ambos."
Por otro lado, el hielo permaneció incluso después de que el ruido del follaje se detuvo.
Se oían muchos pasos a la distancia, un pequeño grupo de 4 hombres, de los que 3 llevaban antorchas en llamas, mientras que el último sostenía un libro con una cruz como portada.
Aurora, sorprendida por la aparición de su abuelo, saldría de su estupor por la repentina aparición del grupo, y al ver las antorchas en llamas, su corazón se agitó de repente y recordó que la iban a quemar en la hoguera.
La desesperación la inundo, no quería morir, hacía tiempo que había abandonado su expresión fría empezó a mirar frenéticamente a su alrededor con la esperanza de que alguien la ayudara.
Al ver esta peculiar escena varios hombres empezarían a reírse de la desafortunada situación de la niña.
"Así es, desespérate perra, ¡por tu culpa mi primo murió!" Exclamaciones similares se harían escuchar. Mientras esto acontecía, aprovechando su miseria algunas personas comenzaron a tirarle bolas de nieve.
Mientras era golpeada por las potentes bolas de nieve, Aurora solo pudo resignarse resistir el impacto de los proyectiles. Hasta que al fin los vio, vio como la miraban unos profundos ojos carmesí como la sangre, ocultos en la oscuridad de los árboles oscurecidos por la fría noche de invierno.
Originalmente pensé en hacer este primer capitulo mas largo, pero se podria decir que es la primer historia que publico, asi que espero que me tengan paciencia.
Intentaré responder cualquier duda que tengan.
Gracias por leer.