—No sé qué pasó… —Belinda negó con la cabeza, impotente—. Ella tiene fiebre —concluyó.
—¡Ella no solo tiene fiebre, Belinda! —Torak pronunció cada palabra claramente—. ¡La fiebre no disminuye ni después de que Lucas le da una inyección, y cada vez que despierta, siente dolor en su pecho! —Sentía que se estaba volviendo loco.
Su bestia y él estaban al borde de enloquecer.
Raine fue dormida nuevamente con sedantes, para poder aliviar su dolor mientras Lucas iba y venía para hacerle más chequeos, con el mismo resultado.
No había nada malo con ella excepto su temperatura anormalmente alta. A pesar de todo lo que Lucas le había suministrado, nada funcionaba.
Habían pasado dos días desde que Raine cayó inconsciente de nuevo y Lucas necesitaba darle sedantes cada vez que despertaba porque ella gritaba de dolor.
Sin embargo, no podía continuar así. Habría efectos secundarios si seguían dándole sedantes.
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