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ERES LA NIÑA MAS BONITA QUE HE VISTO

Aunque esta era la primera vez que se encontraban, Laura sentía que Álvaro era cariñoso. Tal vez porque era su padre.

- ¿Padrino? -Laura miro a Carlos para pedir ayuda. En ese momento, mientras Carlos dijera que no lo era, ella le creería.

Sin embargo, él no quería ver su mirada decepcionada y supo de su deseo de reunirse con su padre biológico. Era como el caso de Eduardo. Aunque él tenía una buena relación con Carlos, después de volver a Ciudad H, rara vez lo llamaba.

Probablemente se sentía mejor con Álvaro. Carlos se sintió muy incómodo.

-Padrino, ¿es verdad lo que dijo? ¿es realmente mi padre? -la suave voz de Laura sonó de nuevo.

Álvaro miro a Carlos. También era un hombre, por lo que naturalmente entendió lo que sentía Carlos. El no le insto y no dijo nada. En cambio, tomo a Laura en brazos. Solo entonces se dio cuenta de que era realmente delgada, tan delgada que casi no tenía peso.

-Tu madre me dijo que eras la niña mas hermosa del mundo. Al principio, no lo creía. Pero ahora cuando te veo, sé que es verdad.

- ¿De verdad? -Laura se sintió muy feliz. Estaba sentada en el regazo de Álvaro avergonzada y no se atrevió a moverse ni un poco.

Su abrazo era tan cálido y era diferente al de su padrino. Laura sintió que estaba familiarizada con él. Al ver la expresión de impotencia de la niña. Álvaro pensó en Samara de nuevo. Álvaro acaricio la cabeza de Laura. Tenia miedo de que su fuerza fuera tan grande que le hiciera daño o que fuera tan ligera que no pudiera sentirla.

Por primera vez en su vida, se sintió impotente. Laura era diferente de Eduardo. Su hijo era un niño sano y no hacia falta prestarle mucha atención. Sin embargo, su hija era tan frágil que no se atrevió a hablarle en voz alta, porque tenía miedo de asustarla.

-Por supuesto que es verdad. Eres la niña mas hermosa que he visto en mi vida.

-Así es, Laura eres la chica mas hermosa que he visto. -Adriano estaba de acuerdo.

Laura soltó una risita. Su risa era muy melodiosa, como el sonido agradable de una perla de jade cayendo al plato. Al ver que los tres se estaban divirtiendo, Carlos se sintió herido de nuevo. Creía que si se quedaba más tiempo se sentiría triste.

-Laura, el es realmente tu padre. Eduardo esta enfermo, por lo que tu madre necesita quedarse en el país para cuidarlo. Tu padre estará contigo durante este periodo de tiempo. Si hay algo que necesites, díselo. -Carlos dijo con indiferencia.

Después de saber que el hombre frente a ella era realmente su padre, Laura estaba especialmente feliz.

-Yo no necesito nada. Solo espero que papa pueda llevarme al parque de atracciones.

- ¡No! -Carlos rechazo directamente. -Laura no puedes hacer ningún ejercicio extenuante. Deberías saberlo. -la gravedad en la voz de Carlos hizo que ella se sintiera algo decepcionada.

-Padrino, lo siento. -ella susurro.

Álvaro sintió que le había roto el corazón y dijo suavemente:

-Eso no importa. Cuando te recuperes, os llevare a ti y a Adriano al parque, ¿de acuerdo?

- ¡Y a mi hermano!

-Si, a el también. -mirando a Laura, se acordó de Eduardo. Había perdido mucha sangre y desapareció. ¿Dónde estaba?

Al ver que Laura lo ignoraba por completo, Carlos se dio la vuelta con rabia y abandono la sala. Sin embargo, debido a que ella estaba demasiado feliz, no noto su ira y su decepción. Extendió su pequeña mano y apretó suavemente el dedo de Álvaro susurrando:

-Papa, ¿me recuperare?

- ¡Si! Te prometo que te recuperaras. -Álvaro quiso llorar.

-Pero el medico dijo que mi enfermedad es congénita. Estos últimos años, me han operado. Mama y Eduardo estaban muy preocupados. Mi padrino también esta buscando a alguien para tratar mi enfermedad. Pero no sirve. -Laura sintió que Álvaro era muy amable, por lo que no pudo evitar decirle lo que pensaba.

Abrazando el delgado cuerpo de la niña, él dijo:

- ¡Eso es porque yo no estaba! Pero ahora, estoy aquí para acompañarte. Sin duda te recuperaras.

-Papa, ¿Por qué no viniste a vernos en todos estos años? -Laura parpadeo mientras miraba a Álvaro con inocencia.

Él dijo dolorido:

-No sabía que estabais vivos. Si lo hubiera sabido, habría venido. Ahora ya lo sé, mi princesa te amare con todo mi corazón. Te compensare todo lo que te debo. -sus ojos de repente se pusieron rojos. Él podía compensar a Laura, pero ¿podía hacer lo mismo con Samara y Eduardo? ¿Dónde estaban su esposa y su hijo ahora?

-Papa, no llores. No te culpo. Aunque mama no nos ha dicho nada, sé que a ti te gustamos, ¿verdad? La enfermera dijo que, en este mundo, el niño es el ángel de los padres. Mi hermano y yo somos tan sensatos y lindos y a ti seguramente te gustaremos.

- ¡Si! A mí me gustáis mucho. -Álvaro abrazo fuertemente a Laura y ya no pudo contener las lágrimas.

Adriano se quedo en silencio a un lado, sin decir ni reír. Era tan joven que no podía entender la infelicidad de Laura, pero recordó a Eduardo. Adriano quiso llorar, pero no lo hizo. Sabia que llorar no servía de nada.

Laura podía sentir la tristeza de Álvaro. Ella no sabia si era porque era débil. A menudo, Samara también la abrazaba así y lloraba en secreto. Extendió su pequeña mano, palmeo suavemente la espalda de Álvaro y dijo:

-Papa, no llores. Soy muy fuerte. Habrá un donante compatible. El doctor ha dicho que, si lo hay, me recuperare. Cuando llegue el momento, aprenderé a bailar. Bailare el mejor baile del mundo para ti y mama, ¿vale?

- ¡Bien! ¡Te recuperaras, sin duda! -Álvaro lloro frente a su hija.

Un hombre fuerte no podría soportar esto, entonces ¿Cómo pudo Samara hacerlo durante tantos años? Laura no tenia mucha energía. Después de hablar durante poco tiempo con su padre, la enfermera entro y dijo que tenía que descansar.

Sin embargo, ella no quería que Álvaro se fuera. Agarro su mano y dijo:

-Papa, voy a dormir un rato y no te vayas, ¿vale? Esta habitación es demasiado grande. Cada vez que abro los ojos, estoy sola. Mama esta muy ocupada y mi hermano tiene que estudiar, por eso estoy siempre sola. Papa, me acompañaras, ¿verdad?

Frente la mirada expectante de Laura, Álvaro no puedo rechazar.

-Tengo que ir a hacerme un examen físico, pero te prometo que cuando te despiertes estaré aquí.

- ¿De verdad? -Laura extendió su meñique hacia Álvaro. - ¡Puedes prometérmelo!

- ¡Si! -Álvaro estiro su dedo meñique y lo engancho con el de Laura. -Laura, te lo prometo.

Cuando los dos meñiques se tocaron, Laura sonrió. Álvaro sintió que era la sonrisa más encantadora del mundo.

-Y yo, Laura te acompañare para siempre. Cuando te despiertes, te enseñare a jugar al ajedrez. -dijo Adriano con una sonrisa.

Laura estaba muy feliz.

-No mientas.

- ¡No!

Ella realmente no quería dormir. En estos últimos días ella había estado sola. A veces Eduardo venia a acompañarla, pero poco después, su padrino lo llevaba al colegio. Ella realmente quería que alguien jugara con ella.

Laura apretó con fuerza la mano de Adriano y luego cerro los ojos. Pronto se quedó dormida, Álvaro estaba un poco asustado. Su respiración era tan tenue que no podía sentirla. Rápidamente estiro su dedo y lo coloco debajo de la nariz de Laura. Después de sentir su aliento, dio un suspiro de alivio.

Al verla así, la enfermera suspiro.

-La situación de la señorita Laura siempre ha sido muy mala. Esta gravemente enferma, por lo que su respiración es muy tenue. Siempre tenemos un respirador en esta sala en caso de emergencia. No te preocupes, tenemos una enfermera de cuidados intensivos para cuidar de ella. No pasara nada.

Solo entonces Álvaro encontró que una enfermera de cuidados intensivos había entrado en la sala en algún momento. Obviamente, estaba aquí para cuidar de Laura.

-Muchas gracias. -Álvaro estaba reacio a irse y no se atrevió a hacerlo, pero no tuvo más remedio.

Adriano se quedó. Cuando Álvaro salió de la sala, vio a Carlos fumando en la esquina del pasillo. Había mucho humo. Álvaro no podía ver claramente su rostro, pero sabía que se sentía muy incómodo.

-Gracias.

-No necesito que me agradezcas. -dijo Carlos hoscamente.

Álvaro no dijo nada, más porque sería inútil.

-Iré a hacerme un examen para saber si soy compatible con Laura. Si es así, quiero que la operen lo antes posible.

-Muy bien. -Carlos apago el cigarrillo y llevo a Álvaro al médico.

Después de una serie de exámenes, el resultado era que la condición física de Álvaro era muy buena y podía operarse. Solo tenia que esperar, a ver si era compatible con Laura. Después que todo termino, Álvaro volvió directamente a la sala de Laura.

En ese momento ella todavía no se había despertado. Adriano la estaba mirando sin parpadear, temiendo que no pudiera verlo cuando despertara. Álvaro sabía que después de la desaparición de Eduardo, el niño había cambiado mucho. Aunque no dijo nada, él lo sabía y sintió pena.

Era como un huracán que pasaba volando. Todos podían ver claramente sus huellas, pero nadie podía atraparlo.