—El doctor se rigió, habiendo agotado todas las opciones —Por favor, ven conmigo—. Condujo al Alfa Lawn hacia la parte trasera del hospital donde usualmente se realizaban las cremaciones.
—Lo siento mucho, pero esas son sus cenizas.
—Alfa Lawn se desplomó de rodillas sobre las cenizas, dejando atónito al doctor de la manada con su declaración —Tú y todo el equipo médico están desterrados.
—El doctor se quedó helado —Alfa, ¿qué estás diciendo?
—Si me respetabas como el Alfa, no deberías haberla cremado sin mi consentimiento. Conseguiré un nuevo equipo médico. Guerreros, despojadlos y sacadlos de aquí.
—Era demasiado tarde para que el doctor pudiera revertir lo que había hecho. El verdadero cuerpo de la Luna ya había sido enviado lejos, y él había tomado un juramento de no mencionarlo, o la malvada bruja le succionaría la vida.
—Alfa Lawn estaba tan entristecido que el único calor que sentía era cuando veía a sus hijos, quienes no dejaban de preguntar.
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