—¿Alessia, acaso olvidaste cómo se toca a la puerta? —Don Denzel no escondió su molestia, el hecho de que su íntimo momento con Valerie había sido arruinado y su hombría todavía estaba dolorosamente excitada.
El arrepentimiento estaba lejos de Alessia cuando recordó cómo Denzel la había castigado sin piedad.
Había un espectáculo de magia al que quería asistir con Valerie, pero no se atrevió a pedir permiso, sabiendo que no se lo concederían.
También fue lo suficientemente rápida para sorprender a Valerie acomodándose la falda e instantáneamente supo lo que había arruinado.
—Val, no deberías dejar que te toque en la oficina después de castigarnos, ¿verdad? —Alessia sonreía con malicia a su hermano mientras llenaba la mente de Valerie con su maligno plan de venganza, pero Denzel no se lo puso nada fácil.
—Ella es mi esposa. Sal de aquí.
Alessia se rió, sabiendo que él no lo decía en serio, o estaba molesto, o temía que Valerie se plegara a los planes de Alessia.
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