Al llegar a su reservado, Alessia pidió las bebidas que habían ordenado, pero a Valerie le preocupaba más la chica que habían rescatado.
—Siéntate. ¿Cómo te llamas y a qué te dedicas? —preguntó seriamente Greta estaba nerviosa y avergonzada.
Valerie parecía compuesta y, aunque lucía sexy, era obvio que no había venido aquí para conocer a un hombre sino solo para divertirse.
Don Denzel era temido, pero no sorprendía que cada mujer quisiera que él fuera suyo. La forma en que defendía a su esposa y a su hermana era algo que toda mujer desearía en su hombre.
Greta bajó la cabeza y deseaba que algún día pudiera hacer algo más respetable con su vida. —Soy Greta, una chica de compañía.
—¿Qué es eso? —preguntó Valerie. Aunque Alessia lo mencionó, no entendía bien qué significaba realmente.
Los ojos de Greta se abrieron como platos, pero explicó. —Una trabajadora sexual, pero acepto citas por teléfono o en línea en lugar de trabajar en un burdel o en la calle.
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