PROLOGO

No puedo decirte mi verdadero nombre, tampoco en es que puedas escucharlo.

Pero puedes llamarme Ektere.

Los nombres son importantes, son mas que palabras en el viento, no solo te identifican de un mundo en el que todos son iguales a los demás. Como los granos de arena en el ancho mar, tan pequeños e insignificantes que no puedes distinguirlos entre ellos.

Pero mas allá de una etiqueta que te distingue de la arena, y mas allá del sentido de identidad formado a partir de la superación de la duda existencial. Es un vistazo fugas de historia que revela su esencia a quien lo conoce, como un relato que tiene escrito cada experiencia vivida, cada encuentro en el camino, cada recuerdo almacenado.

Debo aclarar que no confundas el nombre al nacer con un nombre verdadero. Casi nadie sabe su verdadero nombre y viven sin saber que los tienen, otros viven sus vidas buscándolos sin éxito. Pero aquellos que al no poder encontrarlo deciden vivir con tal intensidad que adueñan de los nombres que le dieron al nacer, creándole así un significado propio.

No obstante, aquellos que conocen su verdadero nombre no cargan historias que los precedan pues estas nunca serán escuchadas. Sus nombres tampoco portan significados pues nadie puede concebir la idea detrás de ella. Mas allá de la identidad, de su historia y su significado concreto.

Mas allá… el nombre obtiene el peso de su existencia y este a su ves torna en poder. Poder mas allá de la concebible en una mente mortal. Poder que puede ser usado por quien lo conozca.

Quien desee poder solo tiene que pronunciarlo sin ningún precio mas que la breve mirada de su portador. Pero ten cuidado de no captar su interés pues ellos también sabrán tu verdadero nombre, aquel que nunca conociste o que aun estas buscando.

Por eso nunca lances al viento el nombre de quien no conozcas. SI conoces tu nombre no lo compartas y guárdalo con recelo no vaya hacer que utilice mal tu nombre.

Ahora me surgido una pregunta.

¿Cómo tu nombre?

Si no lo sabes.

¿Te interesaría conocer el mío?