El tiempo para ambos se detuvo. El ambiente tenso se convirtió en cálido; no importó que la brisa del aire fuera frío, eso no fue impedimento para que los dos se alejaran. Los rayos del sol resplandecieron sobre ellos.
Mey seguía atónita ante el súbito abrazo de Lou. En su interior los recuerdos de Isaac ya no eran importantes para ella.
Entonces se dio cuenta que este abrazo era distinto como esa vez en el comedor. Lou la estaba abrazando sin ser forzado, porque ella percibió que él emanaba un calor extraño pero reconfortante.
No dudo, y Mey correspondió el abrazo. Sus delgados brazos se aferraron al torso de él.
Lou instantáneamente lo invadió una electricidad por todo su cuerpo, era similar que aquella vez cuando la abrazó por primera vez pero con la diferencia que Lou lo hizo por su cuenta. Es decir, fue consciente que abrazaba a la chica humana.
Cuando él dijo que la protegería, era en serio; estaría protegiendo a Mey, otra especie diferente de él. Lou jamás lo ideó ya que no quería ni deseaba adaptarse con la especie humana y menos verlo como un aliado.
Pero sabía que eso cambió desde el día que curo la mano de Mey; el día que expuso su poder más grande y sagrado. Ahora tenía más claro que algo más le sucedía a su organismo.
Lou no dejó de lado que una humana lo encontró y le brindó techo y comida a pesar que él fue frío y calculador para proteger su código. También comprendía que la chica humana fuera incrédula al no creer que él no era un humano sino un ser del espacio exterior. Al final ella se adaptó a la realidad y él también se adaptó a su entorno de ella así como vivir en el Planeta Tierra.
Irremediablemente rompió por completo su código, no importará si revelaba su código: "D56" pero el hecho de vivir con una humana y que ella ya supiera su verdadera identidad en secreto; que no la eliminará ese día séptimo y que ahora la protegería, su error era muy contundente. Su código inquebrantable fue un fracaso.
Ya no había marcha atrás y desde ahora haría lo imposible para regresar a su Planeta Marte y saber el por qué esa noche de su séptimo día en el Planeta Tierra, no se le permitió abordar aquella nave desconocida. Mientras intentará regresar estaría a la disposición de proteger a Mey.
Si los altos mandos de su Planeta Marte sabían que convivía con una humana sin que fuera parte de su misión y que ésta sabía de su mera existencia de origen, la eliminarán sin contemplaciones así como los que se vieran involucrados. Y Lou recibiría un alto castigo sin importar que fuera el Dios Supremo de Marte.
Aquellas palabras de su alto mando, resonaron en su mente: « "Debes memorizarte que serás uno como ellos pero eso no significa que debas de involucrarte más de lo instruido. Hay consecuencias que pagar." »
Él lo tenía en cuenta, era un novato en venir a la Tierra pero qué más haría si el error ya estaba hecho.
Apretó con más fuerzas a la chica. Reforzando ese abrazo que quiso hacer cuando la vio sonreír. Cerró sus ojos e inhalo ese aroma de coco que provenía del pelo de Mey.
Lou extrañamente no quería soltarla; quería que ella se reconfortará y olvidará su melancolía.
Por otro lado, Mey se sentía nerviosa con su corazón latiendo fuertemente y sin control.
<<Este abrazo es extraño, ¿por qué me siento bien?, es cálido cómo si él me reconfortará pero Lou no puede; él no puede sentir afecto...>>, pensó Mey sin querer romper el cálido abrazo que sentía.
Percibía el contacto de su pecho contra el cuerpo de Lou pero simplemente lo ignoró. No importaba nada más que sentirse feliz y serena. Fugazmente dibujo una sonrisa, quería llorar de nuevo por su inmensa emoción pero se contuvo para no ensuciar el traje de Lou.
No quería que Lou la viera llorar de nuevo.
Al mismo tiempo...
- ¿D-Dónde...dónde está mi hermana?. - preguntó Walter, agitado y con su mano en su pecho.
Se le había hecho tarde y corrió por diez minutos para llegar lo antes posible a casa. Lo único que pensó que su hermana estaría impaciente por estar sola.
- Joven Walter, la Señorita Mey y su acompañante se encuentran en el jardín trasero. - respondió la sirvienta Esther cortésmente.
De inmediato, Walter frunció su ceño al escuchar "acompañante" y sin decir una palabra, salió de la cocina. A grandes pasos se dirigió al jardín trasero.
<<¿Quién rayos trajo Mey? Solo espero que no se le haya ocurrido traer...>>, su pensar se quedó a medias al entrever a un hombre alto de espaldas, y al darse cuenta de ese tono de pelo, su mirada se oscureció. Avanzó con el cuerpo rígido, estaba a punto de hablar pero se detuvo en seco...
Mey y Lou se soltaron sin decir una palabra ante la incómoda sensación que sentían ambos.
Entonces Walter se quedó incrédulo ante lo que veía y al ver que su hermana Mey se limpiaba la cara y creyendo que Lou le había hecho algo a ella, camino a zancadas con una expresión de molestia.
- ¡Oye! ¡¿Qué le has hecho?!
Tanto Mey y Lou fijaron su mirada al escuchar esa exclamación. Los ojos zafiros de Walter miraron fulminante a Lou.
- Te pregunté: ¿qué le has hecho a ella?. - gruño Walter, exaltado y postrandose ante Lou.
- W-Walter, tranquilo. Él no me ha hecho nada. - dijo rápidamente Mey, interponiendosé en medio de ambos.
Lou solamente estaba inmutable aunque por dentro apenas se estabilizaba por el efecto del abrazo.
Walter solo rechino sus dientes al ver que su hermana defendía a este hombre y pudo leer su expresión que ciertamente estaba diciendo la verdad. Entonces puso más atención, se percató que su hermana escondía la mitad de su cara.
- Hum...entonces, ¿qué te pasa?. - preguntó Walter con sus brazos cruzados y mirando seriamente a su hermana.
Mey: - N-Nada. Solo un pequeño percance con papá... - musito sin ver completamente a su hermano.
Ella tenía en cuenta que lo más probable que su piel estuviera roja a causa de la bofetada de su padre y muchos más por el tono de su piel.
- Mírame. - espetó Walter.
Conocía perfectamente a su hermana y sabía que no sólo era un percance sino algo más. Mey también conocía el temperamento voluble de su hermano y en la manera como le habló, le decía que no tenía que desafiarlo.
Ella suspiró resignada y esperando qué tipo de reacción pondría su hermano. Sin más preámbulo, lo miró a la cara.
Walter: - Mie... Aaah, cómo puede ser así después lo que hizo. Hablaré con él más tarde. - dijo con molestia.
Se masajeo la sien para calmarse. Siempre era paciente y tolerante pero está vez era insoportable para él ver que su pequeña hermana le pusieron una mano encima, todavía no dejaba de lado que Lou la estaba abrazando hace unos minutos.
<<No puedo permitir que mi padre le haga eso. Ya luego arreglaré este asunto. Pero ahora, ¿por qué trajo a este hombre? ¿De dónde se le salió lo elegante? Lo voy averiguar ahora mismo.>>