Iniciado el combate, los dos se sorprendieron por el colosal poder de las bestias. Uno de los candidatos a héroes se alegró al comprobar el poder de la cadena, seguro que con el podrían convertirse en los más fuertes, incitando a Yuri a comentar que todo usuario de la misma parecía convertirse en un monstruo. Otro de ellos se molesto por sus palabras, quejándose de que ellos siempre los hubieran subestimado y reclamando que no todos podían ser tan fuertes como ellos, forzándolos a convertirse en lo que eran.
Por su parte, Garms y Yuri usaron a Argonaut como ejemplo de que lo que decían no era cierto, ya que pese a carecer de fuerza había seguido para volverse un héroe justo como quería, diciéndoles que de lo que en verdad carecían no era talento sino voluntad. Enfurecidos, los candidatos ordenaron a los monstruos que acabaran con ellos, pero en su lugar acabaron con dos de ellos debido a que el control ejercido por la cadena había perdido efectividad. Ahora libres, los monstruos se volvieron más peligrosos. Con la fuerza que le quedaba, uno de los candidatos les dio la orden final de que los devoraran junto con ellos. Tras acabar con sus previos amos, uno de los dragones dirigió su atención nuevamente al par y lanzó un poderoso ataque.
A pesar de que había destruido una buena parte del área, el dúo fue capaz de sobrevivir al ataque gracias al escudo de Garms, aunque todavía quedaron muy malheridos. Yuri reconoció que serían incapaces de ganar en su estado actual. No obstante, creyó que si se bestificaba podrían hacerlo. Comentó que podía oler la brisa de un campo y el sol ya debería haberse ocultado, dejando que la luna brillara en el cielo. Al principio el Enano no entendió porque decía todo eso pero tras pensarlo un momento se dio cuenta de que quería decir. Tras un breve intercambio el Hombre Lobo le dijo que cavara, a lo que él respondió golpeando vigorosamente una pared.
Con todo su poder liberado, Yuri se enfrentó ferozmente a los cuatro monstruos ante él, logrando debilitarlos considerablemente. Desafortunadamente, uno de ellos fue capaz de atacarlo de vuelta, hiriéndolo gravemente. Yuri le encargó el resto a Garms, quien con su espada dio el golpe final a los monstruos. Habiendo obtenido la victoria, el Enano le informó a su compañero que habían logrado ganar, pero no obtuvo respuesta alguna. Ante esto, Garms se quejó, molesto de que todos siempre se fueran antes que él, y le dijo a Yuri que lo recodaría como un guerrero tan orgulloso y fuerte como un Enano.
Notando que el laberinto por fin había dejado de temblar, Ryuulu temió por lo que podría haberle ocurrido a Yuri y Garms pero Argonaut se negó a detenerse, resuelto a derrotar al Minotauro por ellos y todos los demás. Mientras tanto, Olna permanecía preocupada, preguntándose si Elmina no los iba a enfrentar y temiendo por lo que tuviera planeado hacer.
Mientras todos estaban ocupados con sus respectivos pensamientos, un temblor recorrió el lugar, anunciando que el Minotauro había despertado. Argonaut se abalanzó contra el pero se sorprendió al ver que sus ataques no tenían efecto. Intentó arremeter una vez más pero fue detenido por Elmina, quien lo atacó por sorpresa. Seguidamente, hizo que una pared cayera del techo para bloquear el paso, dejando a Argonaut herido a merced del monstruo e impidiendo que sus aliados lo ayudaran.
Feena le ordenó que levantara la puerta pero la Amazona se negó, señalando que una vez que la pared bajaba no podía levantarse. Ryuulu notó que ese había sido su plan desde el principio, lo que ella confirmó, agregando que Argonaut sería devorado por el Minotauro y ahora solo faltaba que se encargara de ellas. Feena y Ryuulu trataron de oponer resistencia, pero su oponente fácilmente las abrumó. Habiendo neutralizado a Feena, Elmina se dispuso a hacer lo mismo con Ryuulu.
Del otro lado, Argonaut se levantó y se preguntó donde estaban los demás. Al checar su condición se dio cuenta de lo grave que eran sus heridas, pero no tuvo tiempo para pensar en ello cuando vio al Minotauro acercándose. A pesar de sus esfuerzos el monstruo resultó triunfante, dejándolo abatido e incapaz de moverse. La bestia se preparó para acabar con él, sin embargo, fue interrumpida por el rey, quien usando todo el poder que le quedaba a la cadena le ordenó que ignorara a los intrusos y consumiera su sacrificio. Argonaut trató de llamar su atención pero no pudo hacer nada para detenerlo.
Olna le habló a Elmina, pidiéndole que se detuviera. La Amazona se negó y le aseguró que no debía preocuparse por nada ya que ella la protegería, provocando que esta le reclamara que ella no quería protegerla sino encerrarla como si fuera una mascota. Entristecida, ella respondió que incluso si era el caso seguiría haciéndolo. Devolviendo su atención nuevamente a sus oponentes, les dijo que ese era su fin. Afortunadamente para ellas, Garms llegó en el último momento y la ataco, impidiendo que las matara.
Luego de que le explicaran la situación el Enano se unió a la batalla. Lamentablemente, ni siquiera con su ayuda pudieron hacerle frente a Elmina. Ella les explicó que no los había matado ya que podrían defender Lakrios y de esa manera proteger a Olna. Feena se sorprendió de que se preocupara tanto por ella, lo que la Amazona dijo que debería entender dado que ella también tenía un hermano. Sin haber recibido una respuesta, continuo su asalto, declarando que el Minotauro era única forma de proteger la capital y que por el bien de Olna no dejaría que lo mataran.
Garms señaló que incluso si el Minotauro vivía la ciudad perecería pues solo quedaban dos miembros de la familia real. Sin embargo, ella comentó que otra persona podía simplemente volverse el dueño de la cadena y realizar sacrificios, aclarando que la única que le interesaba proteger era a Olna y por ello estaba dispuesta a hacer lo que sea.
Ryuulu comenzó a reir ante tales declaraciones, ocasionando que la guerrera le preguntara que era tan gracioso. La Elfa le explicó que ella solo estaba forzando sus sentimientos en su hermana sin prestarle atención a sus peticiones, diciendo que lo suyo no era amor sino una obsesión nacida a partir de un desesperado deseo por atención.
Continuando con su plática, Ryuulu le preguntó a Elmina si en verdad ella y su hermana provenían de Telskyura. La Amazona estaba confusa por su pregunta mientras ella prosiguió, revelando que hacia tiempo había visitado el país. En ese viaje, había escuchado sobre la más grande guerrera de esa nación, quien resultó que era Elmina. Además de ello, reveló que dicha guerrera no poseía ninguna hermana, habiendo matado ella misma a la única que tenía. Con esa información llegó a la conclusión que ella y Olna no eran hermanas, siendo esto solo una mentira, aunque desconocía la razón por la que esta había sido creada.
Basándose en eso, propuso que Elmina podría haber sustituido a su hermana verdadera con Olna. Esto provocó la ira de la guerrera, quien la tumbó de un golpe y enloqueció, comenzando a lanzar ataques de manera desesperada y al azar. Garms se sorprendió de que Ryuulu hubiera planeado aquello, comentando que era igual a Argonaut. La Elfa optó por aprovechar la oportunidad y le pidió que entretuviera a su oponente para ganarle tiempo, afirmando que los guiaría a la victoria.
El Enano accedió a su pedido y junto con Feena se enfrentó a Elmina. Usando el tiempo que le dieron, Ryuulu recitó el canto de su magia Wind Felicital, un encantamiento con el cual fortaleció a Garms, permitiéndole mandar volando a la Amazona de un golpe. A pesar de ello se negó a rendirse, declarando que protegería a Olna incluso si no estaban relacionadas por sangre. Feena le dijo que sentía simpatía por ella, pero aún así estaba mal por haber forzado sus deseos en Olna. Eso causó que ella la tomara por el cuello, aunque fue rescatada por Garms, quien le dijo a la guerrera que era hora de decidir al ganador.
Pese a perder y estar herida Elmina se negó a rendirse, insistiendo en que protegería a Olna. Viendo esto la chica cuestión le pidió que parara. Ella le dijo que entendía que todo lo que había hecho era por su bien y pese a que le había guardado rencor por ello no la había detenido ya que temía hacerle daño. Sin embargo, ahora que había decidido vivir como quería estaba dispuesta a hacerlo, y le agradeció por haberla protegido hasta entonces, haciendo que la Amazona por fin se rindiera.
Ryuulu llamó a Olna y Feena, pidiéndoles que fueran a apoyar a Argonaut, señalando que ella y Garms ya no podían ir con ellos debido a las varias heridas que tenían. La Mitad Elfa se apresuró a irse seguida por Olna, quien antes de irse le dijo a Elmina que se renacían deseaba que lo hicieran como verdaderas hermanas. Luego de que se fueran, Elmina comentó que esa batalla no tenía sentido, pues los monstruos continuarían emergiendo del agujero del que provenían. Sin embargo, Garms y Ryuulu se opusieron a esa idea, argumentando que otras personas seguirían su ejemplo y darían lugar a una nueva era.
Tras dar un rodeo las dos chicas se encontraron con Argonaut, quien aún yacía en el suelo. Feena trató de curarlo pero fue incapaz de hacerlo tras haber gastado toda su energía en las batallas anteriores. Pese a sus múltiples heridas y la gravedad de estas él se levantó para ir a enfrentar una vez más al Minotauro. Olna se opuso fervientemente a su voluntad, no queriendo que muriera. Ante su insistencia ella exclamó que detendría su deseo de volverse un héroe si era necesario, remarcando que no era necesario que él fuera el héroe.
Agonaut estuvo de acuerdo con ella en eso, sin embargo, declaró que solo él podía ser el payaso, sorprendiéndola. Él le recordó como ella había dicho que no merecía soñar con volverse un héroe, admitiendo que sabía eso desde hace mucho. Aunque lo deseaba, reconoció no estar calificado para convertirse en uno. No obstante, dijo que su verdadero deseo era proteger a todos, cansado de haber visto tanto sufrimiento. Debido a ello era que continuaba sonriendo para alegrar a los demás, preguntándose quien lo haría si no era él. Por eso, deseaba convertirse en la base para nuevos héroes y que todos sonrieran.
Finalmente entendiendo su motivación, Olna se dio cuenta del objetivo de su diario, el cual era exponer todos errores para así motivar a los demás a volverse héroes al mostrar que incluso un payaso como él podía hacerlo. Ella le preguntó si no deseaba escribir sus deseos pero él lo negó, argumentado que eran innecesarios ya que no harían a la gente sonreír. Entristecida, Olna le preguntó si en serio estaba satisfecho con eso, lo que él confirmó. Nuevamente, él le recordó que su historia no necesitaba tragedia ni miseria ya que era solo una comedia, pidiéndole que lo dejara ir.
Habiendo llegado el Minotauro por fin ante ella, Ariadne se resignó a su destino, estando dispuesta a ser comida con tal de garantizar la seguridad de la ciudad y Argonaut. Para su sorpresa, el monstruo fue detenido por un repentino ataque antes de que pudiera tomarla. Argonaut comentó que admiraba su valentía, no obstante, le pidió que fuera honesta y pidiera ayuda, anunciando que su héroe había llegado.
Ariadne se horrorizo al verlo ahí en el estado que se encontraba, diciéndole que había hecho lo que hizo para salvarlo. Argonaut respondió preguntándole donde estaba su sonrisa, espesando su deseo de hacerla sonreír. Él comentó que no tenía talento ni lo necesario para ser un héroe, siendo solo un payaso, y si no podía siquiera hacerla sonreír su vida no tenía sentido, preguntándole una vez más donde estaba su sonrisa. Con lágrimas en los ojos, ella respondió que estaba allí, justo enfrente del héroe que había ido a rescatarla, y le agradeció por haber ido a salvarla.
Viendo que estaba a punto de ser atacada, Argonaut se la llevó de donde estaba y la dejó al cuidado de Feena y Olna. Tras esto, llamó al Minotauro y le exigió una revancha, dando inicio a su duelo. El monstruo se quedó confundido por la actitud de su adversario, siendo la primera vez que era abordado por alguien con una sonrisa en vez de ira, miedo u odio, reconociéndolo como su primer verdadero oponente.
Determinado a interpretar el papel de payaso un poco más, Argonaut declaró que haría que toda la tristeza se fuera y era tiempo de las risas, refiriéndose a su pelea como el capítulo final de su comedia.
Con su cuerpo más allá de su límite, Argonaut se enfrascó en la batalla con coraje, usando el poder de su Espíritu para perseverar, mientras el monstruo, sonriente, le daba la bienvenida a su único enemigo, los dos rugiendo con fuerza en mitad del vigor del combate.
Feena se maravilló al ver que estaban igualados, no pudiendo comprender como su hermano se las había arreglado para estar a la par con el monstruo. Olna señaló que lo había logrado usando el poder de su espada, la electricidad aumentando su velocidad a la vez que quemaba su carne. Las chicas se sorprendieron al notar que debía estar sufriendo y su vida estaba siendo consumida, sin embargo, Argonaut continuo luchando sin dejar de sonreír.
En su castillo, el rey se preguntaba porque el Minotauro desobedecía sus ordenes y luchaba en lugar de comerse a la princesa o retirarse para recuperarse y volver después. Con un rugido, la bestia se quitó la cadena, libre al fin del su control, su voluntad habiéndose sobrepuesto a ella como resultado de su deseo de luchar. Dándose cuenta de esto, Argonaut se preparó para seguir peleando, deseando responder al deseo de su enemigo. Viendo esto, Olna le pidió que parara, sabiendo que si eguía su cuerpo sería consumido por el poder de la espada.
La batalla continuo por un tiempo hasta que ocurrió otro choque en el cual Argonaut fue empujado atrás, forzándolo a recurrir a su espada mágica. Preocupada, Olna fue adonde estaba pero él le dijo que se fuera, señalando que su pelea aún no había terminado. Acto seguido comenzó a buscar su espada, solo para que ella le dijera que estaba justo enfrente de él. Argonaut se rio de ello, comentando que era otra buena historia y se dispuso a anotarla, aunque fue incapaz de encontrar su diario. Dándose cuenta de la gravedad de su condición Olna le pidió que parara, argumentando que había hecho un gran trabajo al casi vencer al monstruo y podían volver más tarde con más aliados. Sin embargo, él se rehusó a huir, determinado a completar su historia.
Olna le dijo entre sollozos que entonces ella escribiría su historia y haría a todos sonreír en su lugar, pidiéndole que se retirara. No obstante, él se negó, preguntándole como haría a otros sonreír si ella no lo hacía. Le explicó que para hacer a otros sonreír primero tenía que empezar consigo misma y le preguntó si lo estaba haciendo, a lo que ella respondió que sí.
Tras notar que era cierto, Argonaut le confió su diario y le dijo que debía observar su historia hasta que terminara, anunciando que ese era el final de su viaje. Luego le pidió a Feena que le indicara donde estaba su oponente, el cual ella le dio que estaba justo delante de él. Dirigiéndose a su oponente, Argonaut le dio unas palabras para confirmar su deseo de dar fin a su pelea. Al obtener una respuesta positiva anunció que a partir de ese momento eran rivales y su pelea era una batalla del destino, llamándolo a seguir para cumplir los deseos de ambos.
Los dos continuaron hasta que Ariadne interrumpió y tomó la espada de Argonaut para asistirlo luego de que recibiera un ataque. Ella se disculpó por ello pero también mencionó que si era una batalla del destino tenía que resolver su destino respecto al Minotauro, queriendo compensar el mal hecho por la familia real y no ser solo un sacrificio esperando a ser salvado, queriendo no ser un estorbo y ayudarlo.
Argonaut se rio con tristeza al notar que había sido salvado, lamentando no haber podido volverse un héroe. Sin embargo, Ariadne le pidió su mano, aclarando que sin su ayuda sería incapaz de empuñar la espada, diciéndole que podrían un fin a ello juntos. Con su ánimo recuperado, Argonaut le dijo que tenía razón y le agradeció. Tras tomar el arma le pidió disculpas a su oponente porque las cosas terminaran siendo injustas para él, pidiendo que se volvieran a encontrar y continuaran su batalla en un combate solo entre ellos dos cuando renacieran. Finalmente, con ayuda de la princesa, Argonaut logró concluir a su enfrentamiento y salir victorioso.
En la habitación en la que se habían quedado, Elmina, Garms y Ryuulu escucharon un estruendo, dándose cuenta de que había logrado ganar. Fuera del laberinto, Crozzo también lo notó. Yuri le preguntó como seguía vivo, a lo que el herrero le repitió que había usado un milagro para curarlo. El Hombre Lobo comentó que había pensado en volver a ver a su hermana, causando que Crozzo le dijera que no comenzara con que deseaba haber muerto, diciéndole que podía hacer de todo si estaba vivo como diría Argonaut, con lo que él estuvo de acuerdo. Tras ello, felicitó al chico por su victoria y le agradeció.
A su regreso a la ciudad, tanto Ariadne como Argonaut fueron recibidos con vítores, este último siendo reconocido como un héroe por los ciudadanos.
En el castillo, el rey estaba impactado ante la derrota del monstruo, incapaz de creer que hubiera sido derrotado. Olna fue a hablar con él y le dijo que todo había acabado. Él le preguntó si estaba ahí para matarlo pero ella le respondió a su padre que no, diciendo que no tenía derecho a juzgarlo después de solo haber estado observando. También le agradeció por haber ocultado su identidad para que no fuera sacrificada, aunque mencionó que igualmente le guardaba resentimiento por ello.
Comentó como había entregado a varios otros con tal de no sacrificarla a ella, señalando que la había estado manteniendo encerrada desde la muerte de su madre. Su padre trató de decirle que en verdad había amado a su madre, pero ella ya lo sabía, reconociendo que entregarla lo había roto y debido a que lucía igual que ella había sido incapaz de sacrificarla también al Minotauro. Agregó que Argonaut le había dicho que debía perdonarlo, ya que él también había sido una víctima de las circunstancias.
Le explicó que, al igual que él, ella había pecado al permanecer callada, por lo que pagaría por ello contando una historia, habiendo ido para despedirse. Él trató de detenerla pero ella solamente respondió que ahora le tocaba observar como daban inicio a una nueva era, siendo ese su castigo.
Afuera de la sala del trono, Elmina le preguntó que planeaba hacer. Olna respondió que Ariadne se haría cargo del reino mientras que ella se dedicaría a leer libros. La Amazona cuestionó si estaba bien que no le contara que era su media hermana, señalando que la futura reina era su única y verdadera hermana. Ella le aseguró que estaba bien, segura de que si le decía la verdad solo la entristecería. Cambiando de tema, le preguntó que planeaba hacer, sugiriendo que se dedicara a proteger y ser su guardaespaldas cuando esta se quedó callada. Elmina le preguntó si estaba bien y tomó la oferta, agradeciéndole por ello. De igual manera, se disculpó por su actitud previa, a lo que Olna respondió que estaba bien.
Fuera en las calles de la ciudad, los candidatos a héroes se reunieron para hablar de lo que iban a hacer. Yuri comentó que su tribu se movería a la ciudad como habían planeado originalmente, además de que se dedicaría a protegerla. Garms dijo que también protegería la ciudad, sin embargo, una vez que fuera lo suficientemente segura, recuperaría su tierra y todas las demás que habían sido tomadas por monstruos. Ryuulu les preguntó si habían sido inspirados por Argonaut, cosa que ambos admitieron, y les aseguró que tratándose de ellos podrían lograrlo.
Crozzo decidió descansar ahí por un tiempo, aunque planeaba partir en otro viaje pronto, queriendo experimentar cuanto pudiera. Cuando se le preguntó, Ryuulu mencionó que se iría de inmediato ya que estaría muy ocupada contando lo que había visto ahí.
Feena llamó a su hermano para que se prepara pero él le aseguró que no necesitaba nada de eso ya que solo iba a saludar a la multitud desde el escenario. Ella lo golpeo en respuesta, recordándole que Ariadne lo iba a acompañar y amenazándolo para que no la avergonzara. Ariadne le dijo que se calmara, aclarando que solo les iba a contar lo ocurrido y sobre Argonaut a los ciudadanos.
Olna les informó que ya era hora que fueran, diciéndole a Feena que retrocediera. Ella se apresuró a seguir sus instrucciones, no sin antes decirle a su hermano que se comportara y felicitarlo. Una vez en el escenario, Ariadne le agradeció nuevamente a Argonaut por todo lo que había hecho por ellos, lamentando el precio por ello. Él respondió pidiéndole que viera el cielo, el cual mencionó que lucía hermoso, como si bendijera ese día, el comienzo de la nueva era. Ella estuvo de acuerdo aunque se preguntó como podía notarlo tras perder la vista. Él la corrigió, comentando que podía ver como todos sonreían felices. Cuando le preguntó si lo estaban haciendo, ella lo afirmó, diciendo que todos estaban sonriendo.