Papi, ¡quiéreme de nuevo!

Huanhuan pasó toda la noche en un sueño que se repetía una y otra vez.

No salió del sueño hasta el amanecer.

Huanhuan abrió lentamente los ojos y vio a Bai Di durmiendo a su lado. Su largo cabello blanco estaba desparramado en la cama y su guapo rostro estaba cálido bajo la luz de la mañana.

Exhaló un largo suspiro de alivio. ¡Al fin había despertado!

Bai Di rápidamente sintió que la pequeña hembra entre sus brazos estaba despierta. Abrió los ojos y bajó la cabeza para darle un beso en la frente. —Buenos días. —Su voz todavía era ronca de recién despertar, haciéndolo sonar muy sexy.

Huanhuan miró hacia arriba y besó su barbilla. —¡Aún te ves tan guapo hoy! —Resignado por su elogio, Bai Di le acarició la cabeza. —Duerme un poco más. Yo prepararé el desayuno.

Ella apoyó una mano en el lado de su cara mientras él se vestía.

Tenía buen cuerpo con hombros anchos, cintura estrecha y piernas largas. Bañado en la luz del sol matutino, era muy bello y seductor.