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Amor adolescente

La luz bendita del sol bañaba con su calidez a la pareja de novios, mientras iban abrazados camino a su cita.

-Mi niña hermosa: ¿sabes de qué quiere hablarme tu madre en la tarde?

-No me adelantó nada, pero supongo que será la típica retahíla de suegra… Ya sabes "No te pases, llega a la hora, nada de llamadas y chat en la noche…" nada de qué preocuparse- con sonrisa divertida -a menos que quieras colarte en mi habitación de madrugada y verme en pantaletas…

-¿Cómo se te ocurre?- el chico se tapaba la cara para disimular el sangrado en su nariz -Ya tengo problemas para no morir al verte con el uniforme de la academia. Disfrutas de hacerme sonrojar.

-Oye Kenji: ¿No notaste lo rara que fue la reacción de nuestras madres al verse? O sea… como el perro y el gato, pero no dejaban de mirarse y era como si tuvieran una larga charla pendiente.

-Pues yo también lo noté y tengo una teoría.

-¡Suéltala!

-Durante el camino al restaurante, mi madre me confirmó lo que ya sospechaba: Que es lesbiana y empezó a contarme una historia sobre una chica a la que conoció en Aihara, pero no me dio detalles.

-Yo sospecho que, en el peor de los casos, esa chica es Mei Aihara, tu madre. O al menos, ella jugó un papel importante en esa historia.

-Pues ya que lo dices, no recuerdo haber visto nunca una expresión de cariño de mamá hacia mi padre. Y la profesora Momokino me contó que durante el primer año de preparatoria, mamá tuvo una relación con alguien de la escuela.

-Tengo una idea, pongamos de nuevo a nuestras madres frente a frente… se me ocurre que sea en el Festival Escolar de Aihara, en dos semanas.

-Bien Kenji, juguemos al cupido con nuestras madres.

Los adolescentes pasaron el resto de la tarde muy divertidos, jugando y demostrando su amor.

A eso de las 7:30 pm, Kenji detenía su motocicleta frente a la mansión Udagawa. Mei, con la mirada inexpresiva de siempre, lo observaba mientras abrazaba a Misato al ayudarla a bajar del vehículo.

-Hola Misato, Kenji. Espero que se hayan divertido.

-Buenas noches Señora Udagawa, la pasamos muy bien. Gracias por permitirle a Misato salir hoy.

-Hija, despídete de Kenji, debo hablar con él.

-Si mamá- dijo la niña un poco triste -Te amo Kenji, nos vemos en el chat- susurrando para que Mei no escuchara -Muack.

Ya a solas en la sobria sala de la mansión, Mei, investida por el carisma fuerte de su abuelo y su mirada penetrante, le dijo a Kenji:

-Tu madre y yo estudiamos en Aihara, eso ya está claro, pero te he pedido que te quedes un poco más porque quiero que me cuentes qué te ha contado acerca de los años de escuela.

-Realmente poco, pues parece que algo le duele y cada vez que habla del pasado se lleva la mano a un viejo anillo que lleva en el pecho.

-¿Dijiste anillo?- la pregunta demostró lo totalmente sorprendida que estaba -¿Te ha hablado de ese anillo?

-Señora Udagawa… soy sólo un chico, pero no soy tan tonto. Entre ustedes pasó algo, así que apreciaría que me dijera la verdad.

-Sólo puedo decirte que tu madre le dio un anillo a juego con el que ella lleva a alguien a quien amó, a alguien que ya no existe.

-Señora Udagawa ya debo irme. Mi madre me espera para cenar. En otra ocasión seguimos.

Kenji subió rápidamente a su habitación y se conectó al chat. Allí lo esperaba Misato.

-¿Qué te dijo mi madre?

-Me interrogó sobre mi madre, si me había hablado de ella. Pero lo más raro fue que cuando mencioné un anillo que mamá tiene, ella se sobresaltó.

-¿Anillo? ¡Mi madre tiene un anillo que lleva en el pecho y no se aparta de él!

-Dos más dos… Ellas tuvieron una relación y, por lo visto, terminó mal.

-¿Aún crees que demos reunirlas?

-Más que nunca, esos anillos prueban que se aman y es deber de un hijo hacer feliz a su madre.