Me desperté un poco cansada, a mi lado estaban mis amigos. Nos quedamos dormidos en los sofás, estaban teniendo un sueño bastante profundo.
- ¿Despertaste? - Louis se movió en mi hombro mientras se tallaba los ojos y bostezaba.
- ¿Cansado? - Pregunté con una sonrisa al verlo despeinado, lucía adorable.
- Me duele la garganta. - Se quejó actuando como niño pequeño mientras me abrazaba.
- Ayer reímos y cantamos mucho. - Acaricie su cabello, recordando la fiesta que se había salido de nuestras manos.
- No pensé que tus tíos fueran tan animados. - Rio ocultando su rostro en mi estomago.
- Lo sé, las apariencias engañan. - Por mi mente pasaban imágenes de ellos bailando y cantando hasta que estuvieron agotados.
- Deben tener una resaca terrible. - Se carcajeó Louis frotando su mejilla en mi vientre.
- No tardan mucho en bajar por algo de comida. - Sonreí al ver a Ashley murmurar algo dormida.
- Parece que esta peleando con alguien en sueños. - Louis la miró divertido.
- Quien diría que ayer en la noche ella no me hablaba porque te "robé" de su lado. -
- Es por eso que no le dejo beber mucho. Aunque no puedes negar que su rabieta fue bastante linda. -
- Ahora entiendo porque Isabella es así, las consientes mucho. - Se quejó levantando el rostro de mi abdomen.
- No puedo evitarlo, son adorables. - Me justifique señalándolas, ambas se abrazaban con fuerza, descansaban con un rostro angelical.
- No puedo contigo. - Hizo un puchero y me abrazó nuevamente.
- Creo que tienes hambre. - Rio al escuchar mi estomago gruñir.
- No te rías. - Lo empuje avergonzada.
- En verdad me asusté. Fue un rugido muy amenazante. - Bromeo negándose a soltarme.
- Louis. - Susurré al sentir que me hacia cosquillas. Luché con todas mis fuerzas para no reír y despertar a los demás.
- Mmm - Se removió Alex en la colchoneta que estaba en el suelo a unos metros de nosotros.
- Shhh - Coloqué mi dedo sobre mis labios.
- Vamos a comer. No hagas ruido. - Susurré y él asistió obedientemente, se levantó del sillón y me ayudo a ponerme de pie.
Comenzamos a preparar el desayuno, el olor a café se extendió por toda la casa. Estaba preparando panqueques mientras veía a Louis picar fruta con extremo cuidado, era bastante lento pero agradecía el que me ayudara en todo.
- ¿De que te ríes? - Preguntó con el entrecejo fruncido.
- Tardas mucho, he hecho como 20 panqueques y tu sigues picando la fruta. - Reí abiertamente mirando como se ofendía.
- Me gusta hacer bien mi trabajo. - Se cruzo de brazos tras dejar el cuchillo en la mesa.
- No te enojes. - Me acerque a el y lo abracé, tratando de que su berrinche terminara pero aún no mostraba señales de sentirse mejor.
- Cariño. - Besé su mejilla muchas veces y vi como una ligera sonrisa se dibujaba en su rostro.
- Se está quemando eso. - Salté y me alejé de Louis en cuanto escuché a Alex hablar.
- ¿Acaso quieren incendiar la casa? - Mi amigo camino hasta la estufa y tras retirar la sartén del fuego nos miró con un rostro un poco amargo.
- ¿Despertaste? - Pregunté algo avergonzada y sin saber que hacer.
- Si, son muy ruidosos. - Bostezó y se sirvió algo de agua.
La cocina se lleno de un silencio incomodo, por lo que Louis y yo continuamos haciendo el desayuno sin siquiera mirarnos.
- Dame de comer. - Ashley se sostuvo de la barra desayunadora.
- Cof, Cof. - Alex se atragantó con el agua.
- No hagas eso. - Se quejó sobándose el pecho y limpiando su boca.
- Necesito comida. - Ashley lo ignoró y nos miró a Louis y a mi como cachorro hambriento.
- Despierta a los demás. - Dije dándome prisa, sería malo si ella se ponía de malas en ese estado.
Todos se sentaron en el comedor, sus rostros eran un poema, la resaca había sido terrible para mis tíos y sus hijos. Mi madre que no había bebido mucho estaba cuidándoles mientras sonreía alegremente.
- Por eso les dije que no bebieran así. - Habló la Señora Lilly mientras comía lo restante de fruta de su plato.
- Necesito dormir más tiempo. - Dijo la tía Alice con mucho cansancio.
- Vamos a casa, necesito recuperarme. - El tío Robert miró a su esposa quién al ver que todos estaban desvelados y con resaca, asintió.
Todos se levantaron y se marcharon a sus respectivas casas para recuperarse de su fiesta alocada.
- Vamos, te llevo. - Mateo se ofreció a llevar a Isa que por alguna razón se veía molesta.
- No, gracias. John vendrá por mi. - Ella rechazó rápidamente su oferta.
- Ya me voy, ya llegó. - Dijo y besó mi mejilla. Se despidió de mi madre y de Louis.
- Me voy, cualquier cosa que se les ofrezca llámenme. - Matt se apresuró a despedirse y la siguió pero no la alcanzó, Isabella subió al auto de John y se marcho inmediatamente.
La casa quedó vacía, por fortuna antes de irse se encargaron de dejar la casa limpia. Mi madre bostezó, se veía un poco cansada.
- Debería dormir un poco más. - Sugirió Louis pero una llamada lo interrumpió por lo que se alejo un poco para contestar.
- Ve, tienes unas ojeras muy oscuras. - La abracé con fuerza.
- No, creo que solo me daré una ducha. - Besó mi frente mientras bailábamos ligeramente.
- En seguida voy. - Escuché decir a Louis quien lucía preocupado.
- ¿Qué pasa? - Preguntamos mi madre y yo al mismo tiempo mientras caminábamos hacia él.
- ¿Louis? - Interrogué sujetando su brazo.
- El señor Durand está en el hospital. - Un escalofrío recorrió mi espalda.
- El abuelo... - Susurré un poco desconcertada, pero al caer en cuenta de lo que pasaba giré y vi el rostro pálido de mi madre.
- Mami - Caminé hasta donde ella estaba, me preocupaba que se desvaneciera.
- Mi padre. - Murmuró sujetándose a mi con manos temblorosas.
Le habíamos contado el como había encontrado a su familia y la gran ayuda que representó mi abuelo durante la captura de The Rose. También le había revelado el como él había reaccionado a la noticia de su "muerte" y como se había esforzado por encontrarla. Sabía que mi mamá tenía sentimientos encontrados, pero sabía que seguía amando y extrañando a su familia.
- Vamos, veamos al abuelo. - Dije mirándola fijamente, ella levantó la vista y al verme tan firme asintió.
- Louis. - Mi madre sostuvo mi mano.
- No se preocupe, vayan a alistarse. Sacaré el auto del garaje. - Louis sonrió y salió en dirección a la cochera.
- Corre mami, vamos. - La llevé hasta su habitación, mientras ella se daba una ducha rápida yo fui a cambiarme.
- Cariño. - Louis entró a la habitación con la respiración agitada.
- Cámbiate de ropa. - Le señale la ropa sobre la cama y fui al baño a lavarme los dientes.
En menos de diez minutos ya estábamos alistados y en camino al hospital, yo iba en el asiento trasero abrazando a mi madre que miraba fijamente hacia el frente.