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Capítulo 8. Escondidas – Parte 1

編輯: Nyoi-Bo Studio

Cuando los hijos de los vampiros fueron al pueblo vecino, que celebraban su último día de feria, Vivian se quedó a trabajar en la mansión con los demás criados.

Luego de que Charlotte se hubiera emocionado tanto por la feria, la niña humana había esperado con ansias la mañana siguiente, pero cuando le había contado a la ama de llaves, que la niña no se emocionara porque los únicos que iban a salir eran los Carmichael, los Easton y los Meyers. Al oír aquello, la pequeña se quedó confundida, no sabía por qué no podía ir con los demás niños.

—Iré al mercado de ese pueblo al mediodía. ¿Por qué no la llevo conmigo? –le preguntó Paul a Martha. Se sentía mal por la niña, que secaba en una esquina los utensilios de cocina.

—¿No te ha pedido el Señor Carmichael que recogieras los pergaminos en el otro pueblo? –preguntó la vieja ama de llaves.

—El Señor Carmichael me informó esta mañana que ha llegado una carta del Señor Scruggs haciéndole saber que no estará en su casa por los próximos dos días. Creo que los niños buscaban a Vivian. La Señorita Charlotte parecía muy encariñada. –Vivian se veía triste desde que Martha le había dicho que no iría a la feria.

—La Señorita Charlotte es una niña adorable y amable. –Paul asintió con la cabeza, concordando.

—Verdaderamente lo es. Deberías dejar que Vivian vaya a la feria. Es una niña.

El ama de llaves contestó con un susurro.

—Aunque sea muy amable, los vampiros no se mezclan con los humanos, y tú sabes mejor que nadie.

–Martha levantó las ramas que Paul había traído del cercano bosque, las rompió en mitades disparejas y las puso bajo una olla.

Paul movió su mano derecha conscientemente para tocar su mano izquierda, a la que le faltaban tres dedos. Para una mente humana, recordaba claramente el día del incidente. Estaba en sus últimos años de adolescencia cuando fue castigado por uno de los vampiros que creía su amigo. Sin embargo, en realidad, dentro de la relación entre un vampiro y su criado, el criado nunca tiene mucho valor. Sonrió ante el recuerdo amargo.

—Ella es mi responsabilidad hasta que llegue el día que se case con el hombre adecuado. –dijo la anciana levantando las cejas, concentrándose.

Los vampiros no querían tener nada que ver con los humanos, excepto en cuanto a la mano de obra barata y la sangre. Era el sueño de muchos el vivir en un mejor lugar, en armonía, pero aquello llevaría años.

Hacía dos años, un evento desafortunado había causado la perturbación de los cuatro imperios, lo que había hecho que se desconfiara aún más de los criados humanos en los hogares de vampiros. Un humano había envenenado y asesinado a una familia entera. El hombre había sido castigado, pero el hecho no había sido olvidado.

Si quisieran que Vivian fuera a la feria, la familia de su amo hubiera pedido personalmente que los acompañara. Los Carmichael eran gentes decentes comparadas con las demás familias de vampiros con las que Paul se había encontrado, pero eso no quería decir que estuvieran dispuestos a asociarse con los humanos, que eran inferiores.

—Me aseguraré que esté a mi lado todo el tiempo. Por su mirada, creo que los dos podemos asegurar que no es del tipo de niña que se escapa sin avisar.

–aseguró Paul al ama de llaves, y llamó a la pequeña. –Vivi, vayamos al pueblo.

Paul condujo el carruaje, y la niña se sentó afuera a su lado, con el viento golpeando contra sus mejillas y su cabello, lo que llenó su pequeño corazón de placer. Cuando vivía con sus padres, la niña nunca había tenido la oportunidad de sentarse fuera o a lado del cochero. Era una niña de la alta sociedad, pero ahora que ya no estaba relacionada con ese mundo, podía experimentar algo más hermoso.

Paul miró a su lado y encontró a la niña con los ojos cerrados. Se preguntó si debía parar para que entrara al carruaje. Cuando ella abrió sus ojos lentamente, lo encontró mirándola. Paul le dedicó una sonrisa cálida.

—El pueblo al que vamos se llama Winslow, y está formado por familias de humanos en su mayoría. Recientemente, los vampiros comenzaron a hacer viajes a este pueblo, por lo que puede que haya mucha gente, así que quédate cerca de mí cuando bajemos. –dijo Paul sin saber si la niña había entendido sus palabras, pero ella asintió con la cabeza obedeciendo con una sonrisa.

–Puede que no podamos ir a la feria, pero echar un vistazo no le hará mal a nadie, ¿no? –los dos caballos continuaron tirando del carruaje, las cadenas que los rodeaban se movían cuando ellos avanzaban en dirección a la ciudad. La niña era tímida, notó Paul. Había dicho muy pocas palabras desde que había llegado a la mansión Carmichael, no la había escuchado decir más de cuatro o seis frases, ni siquiera muy largas. Siempre se escondía detrás de él o Martha cuando los vampiros estaban cerca, lo que lo hacía preguntarse por qué.

Lo que el hombre no sabía era que Vivian había sido una niña vampiro antes de volverse humana. Que los humanos se volvieran mitad vampiro era algo que había sido decidido para aumentar la población de la especie, pero un vampiro volviéndose humano de forma natural era algo nunca antes visto. Era considerado un mal presagio, mala suerte, sin olvidar que la élite de vampiros hablaría mal de aquello, y por esa razón los padres de Vivian la habían abandonado.

Incluso aunque Martha había llevado a Vivian con los Carmichael, la vieja ama de llaves no entendía la profundidad de la desgracia en la cual Vivian había sido sumida por sus padres.

Cuando un niño vampiro nacía, crecía más lento que un niño humano. Al momento en el que un niño humano alcanzaba la edad de siete años, casi ocho, un niño vampiro ya habría vivido aproximadamente de dieciséis a dieciocho años. El niño vampiro pasaría dos años en cada edad, pero el humano pasaría solo uno. Aquello hacía más lento el proceso de crecimiento de un vampiro, en principio, pero variaba de acuerdo a cada uno. Algunos crecerían hasta los siete años y luego pasarían años desarrollando la inteligencia o los pensamientos. Aquella era una de las razones por las cuales los niños vampiros eran tan protegidos por sus padres. Luego, los vampiros continuarían creciendo después de sus dieciséis años, para detener su edad por un largo tiempo, los que los hacía más jóvenes. La mayoría de los vampiros envejecía en cierto punto, quizá luego de algunos siglos, pero no los vampiros de sangre pura. Ellos eran considerados la élite de la raza.

En el caso de Vivian, algunos años de edad le habían sido robados cuando se había vuelto humana. Ahora parecía un cervatillo, más joven de lo que era, y un poco confundida.