Lejos en la distancia, el líder de los perseguidores de Leo y Mira observaba los restos en las ramas de los árboles. Miró hacia adelante a la vasta oscuridad antes de girarse.
—Vamos a separarnos aquí —dijo, señalando a dos de las personas a caballo—. Eventualmente volverán al camino, así que vosotros dos iréis adelante a toda velocidad. Nosotros los rastrearemos a través del bosque. Matad a cualquiera excepto a la chica.
Desató el aura que estaba suprimiendo al caballo en el que estaba, haciendo que soltara un pequeño relincho y alzara las patas delanteras un metro. Aparte de eso, no hizo nada más, quedándose quieto en su lugar de manera obediente. Las otras dos personas que iban a entrar al bosque con su líder hicieron lo mismo.
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