- Fujimoto, ¿qué piensas de lo ocurrido? - Jazael fumaba un cigarrillo mientras reposaba de forma apática en la silla, mirando la pared de la habitación. La chica que se estaba abrochando la blusa lo miró detenidamente, el rostro endurecido e indiferente de siempre ahora se encontraba mirando el vacío con tristeza, sus ojos profundos como la noche estaban en el fondo de un pozo, extrañamente este lado vulnerable enterneció a la comandante quien, sin decir palabra se sentó a su lado y tomó su cigarrillo de la mano, él sólo sonrió levemente y la miró de forma fugaz para fijar su interés en otro cigarro, jugando con él como si no se decidiera a encenderlo o no.
- Hace mucho que nos conocemos Jazael para que sepas que no soy buena en esto de las emociones - entre humo y humo, con la prisa de terminar el cigarro y la plática - pero, lo ocurrido no es cualquier cosa, es mejor no confiarnos y entrenar a los chicos y chicas mejor que nunca - su actitud era indiferente, siempre fría, siempre calculadora, Jazael no entendía como es que una persona como ella compartiera besos, abrazos y demás sin enamorarse - Así que, ya no pienses tanto en eso, mejor enfócate en entrenar - la chica le dio una palmada fuerte en la espalda que le saco el aire.
- ¡Eyy! no seas tan tierna - el adolorido Jazael la miro con reproche y antes de seguir quejándose vio la hermosa sonrisa de la chica quien desapareció tras la puerta de su habitación. No sabía si había dejado de respirar por el golpe o por ella, solo se dio cuenta cuando la habitación quedó en silencio y escucho el fuerte latir de su corazón que, definitivamente estaba perdido por ella... pero sabía que desde el inicio del acuerdo solo era sexo y nada más, "¿Por qué?". En fin, sólo regreso a la penumbra y las palabras de ella, entrenar y seguir entrenando, sólo quedaba ese recurso para salvar a los mas que pudieran.
-----+
- ¿Cómo vas Ximen con lo que te solicité? - La voz magnética de Benedek siempre era imposible de ignorar para quienes trabajaban con el y más la pequeña Ximen que moría por él.
- Bien Capitán, ya quedo pareado el antifuegos con el servidor principal y los auxiliares, Osan termino de instalar el repetidor subterráneo.
- Ok, perfecto, Ferdinand ¿cómo van los demás repetidores?
- Bien Capitán, ya se instaló el último, nuestro equipo en Berlín pasó desapercibido gracias al ciberataque ficticio realizado, se reportan cero bajas - Ferdinand era un hombre de unos treinta y algo promedio, con un atractivo natural de chico malo, más al lado de Carlos y Benedek se podía considerar el patito feo, sin embargo sus hábilidades estratégicas y de vuelo eran fenomenales, junto con Benedek habían diseñado los drones de batalla y los satélites en conjunto con los gemelos fallecidos, Elena y su equipo EagleEye, no era algo que exista en el mundo, ni siquiera el enemigo poseía tal tecnología, sin embargo, después de la traición de Min So y la captura de varios integrantes, se tenían que realizar muchas modificaciones para que no se vieran atrapados en su propia tecnología.
Después de analizar todo lo que se encontraba en la base atacada y el material con el que la habían construido, se dieron cuenta que podían ocupar una red terrestre subterránea para poder elaborar mapas con la luz infrarroja que mostrará incluso las capas de la corteza terrestre, de este modo podrían predecir dónde estaban los escondites o al menos, las rutas de conexión del enemigo. Dos meses de trabajo "tranquilo" pues no había habido ningún ataque ni señal del grupo de Los Doces, pero tampoco de sus compañeros secuestrados ni de Elena. Había sido tortuoso para todos, Carlos y Benedek no se hablaban más que para preguntar si había información de ella, el primero solo entrenaba y el segundo armaba y desarmaba el sistema en busca de fallas y mejoras. Mientras tanto, el resto del equipo iba y venía de un lado a otro, entre pequeñas misiones para conseguir provisiones hasta grandes misiones como robar tecnología de última generación. El bunkér donde se hallaban estaba siendo transferido a una nueva locación, sólo quedarían ahí la sala de control y los servidores del sistema Onix y Medusa debido a la zona estratégica para la captación de señales y a la facilidad de poder proteger menor área a todos los miles de metros cuadrados que representaba la fortaleza. Así en unos cuantos meses ya sólo quedaba el equipo EagleEye, Onix, Medusa y Fox, el último al mando de Carlos, un equipo de respuesta inmediata en caso de ataque terrestre. Jazael y Fujimoto fueron enviados como líderes al nuevo búnker así como todo el equipo de Tunder que aún debía permanecer en recuperación. Eikadrin se quedó donde Benedek, porque quería saber la verdad en cualquier momento que despertará. Las cosas iban siguiendo su curso, el camino estaba siendo trazado paso a paso por una selva desconocida, llena de peligros y amenazas pero con la esperanza de que, al final del este, la luz de la verdad y la paz gobiernen al fin la vida de todos en el mundo.
----+
Miles de kilómetros lejos de ahí, en el fondo del océano, en la base de cristal de la secta de Los Doce, en una de las celdas estaba Elena, con esposas en pies y manos, sin embargo, a pesar de ello, la habitación donde se encontraba era bastante confortable, contaba con baño privado, cama cómoda e incluso una cómoda y clóset con ropa, sino fuera por la puerta transparente anti balas y las esposas, podría pensarse que los captores eran amistosos. La joven sólo daba vueltas como león enjaulado, en la pared de la cama estaban las marcas de los días que llevaba capturada: 83.
- Bien Elena, veo que aun sigues con la misma actitud - Una voz familiar provocó que la joven se pusiera tensa y su gesto pensativo cambio a uno lleno de odio, en sus ojos parecía brotar fuego al ver al hombre que estaba frente a la puerta.
- No te preocupes, no te pasará nada, como te he dicho antes, esta medida es para protegerte, no dejare que nadie te haga daño, pronto verás que todo lo que he hecho es porque aún te amo.
"Amor", pensó Elena, al escuchar esa última frase sólo sonrío irónicamente virando los ojos pero no dijo nada, en el momento que hablara les daría las herramientas que estaban buscando.
- Quizás te parece gracioso ahora, pero no después que te muestre esto - con un gesto a uno de sus guardaespaldas, éste se fue y al poco tiempo regresó con otro arrastrando a un hombre, por la manera como lo traían se notaba que lo habían torturado terriblemente, Elena sólo miraba indiferente aunque por dentro no sabía que podía esperar de estas mentes siniestras. De pronto acercaron a la persona a la luz y levantando su cabeza por los cabellos como quien muestra un muñeco, el rostro inflamado y ensangretado del hombre fue un shock para ella, "esos ojos, esa mirada, ¿es...? ¿es...?