Eso...Dolió...

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Confirmó sus palabras, incapaz de negarlo.

Valerio y Nix guardaron silencio, y la incomodidad llenó el ambiente.

—Ejem —Valerio se aclaró la garganta—. ¿Quieres parar para tomar algo? —preguntó.

—Valerio, su cabeza está herida

—Ya sanó Nix. No fue grave —Vincent lo miró y, aunque Nix todavía quería objetar, sabía que no podía.

El resto del viaje transcurrió en silencio, y una vez que Valerio llegó cerca del bar, dio la vuelta al coche y estacionó.

Bajaron, cerraron la puerta y procedieron a entrar.

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[De vuelta en la mansión]

Levian, que acababa de tomar su ducha, bostezó pesadamente mientras se deslizaba las manos por la camisa.

La abotonó y se movió para tomar el peine de la mesa; sin embargo, un fuerte golpe repentino en su puerta lo hizo detenerse.

¿Quién... podría estar golpeando en su puerta? —se preguntó.

Una leve arruga surgió en su rostro, pero la ignoró, pensando que quizás lo había oído mal ya que sabía que era insignificante.