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Capítulo 75

GABRIELA

Por una vez en un par de meses, estaba más tranquila, sin pensar en nada de lo que había pasado en el piso de Jack, y estaba contenta, más luego de que Ana tocase esa melodía.

Ahora mismo estábamos todos en el comedor, y pude notar la mirada de mi padre en mí y en Alex de vez en cuando, lo que me ponía nerviosa, porque no tengo ni idea que es lo que le estaba pasando por la cabeza, pero que supongo que son argumentos para demostrar que Alex no me convenía, y la verdad no quería discutir con nadie, no ahora que estaba de buen humor, y por la tranquilad que demostraban los demás, estoy más que segura que ellos no quieren hacer que mi humor cambie.

Estábamos hablando todos, y mi padre no es que interviniese demasiado que digamos, pero no sé por qué exactamente, que cuando me llama, me preparé para discutir, supongo que era porque era lo único que hacíamos últimamente.

-Gabriela, ¿puedo hablar contigo?

-Si es sobre lo que estoy pensando te puedes ir olvidando, porque no quiero discutir, no ahora que estoy de mejor humor.

-Y no vamos a discutir, te lo prometo.

- ¿Y no me lo puedes decir aquí?

-Prefiero que no.

Alex se había girado para mirarme, y me estaba diciendo con la mirada que fuese que halar con él, cosa que no me apetecía, porque estoy más que segura que acabaremos discutiendo, cosa que hará que me ponga de mal humor. Me hubiese negado a hablar con mi padre hasta que Alex se hubiese marchado de la casa de no ser porque me sonrió, esa sonrisa torcida que siempre me regalaba siempre que me quería convencer de algo. Estoy más que segura que se dio cuenta del efecto que tiene en mí, porque prácticamente es sistemático siempre que me voy a negar a hacer algo.

-Está bien.

Se levantó de la silla en la que estaba sentado y se dirigió hacia fuera de la casa. Yo lo seguí hasta que se detuvo y se quedó callado por un par de minutos, fue en ese momento que me di cuenta de que esto no acabaría en una discusión, que estaba tranquilo como nunca lo estuvo con Alex desde que lo dejamos, y esto era extraño.

-Quería pedirte perdón por no haber entendido lo tuyo con ese chico, creo que me pasé de duro.

Ahora mismo no estaba entendiendo nada, ¿papá disculpándose por ser duro con Alex? Creo que me acababa de perder un poco.

- ¿A qué viene el cambió tan repentino papá?

-A que no quiero discutir más contigo y puede ser que me diese cuenta de que te está ayudando con los nervios y eso todo, debo admitir que le tengo que dar el beneficio de duda ya que es el único que consigue que te tranquilices en ese momento.

-Mamá habló contigo ¿verdad?

-Puede ser que sí, pero también estuve observándoos, es así que me di cuenta. Pero te tengo que hacer una pregunta, y quiero que seas sincera, ¿de acuerdo?

-Pregunta.

- ¿Eres feliz con él?

- ¿No es evidente?

-Quiero que me lo digas Gabriela.

-Papá, soy feliz. Alex me hace feliz. Ahora mismo tengo todo para ser feliz, asique no te preocupes.

- ¿Cuándo fue que no tuviste todo para ser feliz?

-Siempre tuve todo para ser feliz, de eso os encargabais tanto tú como mamá, pero todo el mundo dice que desde que Alex me había dejado me faltaba algo, y no te lo voy a negar, me faltaba algo, pero sigo sin saber qué es eso que me faltaba, pero ahora que lo tengo, vuelvo a tener eso que solo él es capaz de darme.

-Entonces no me queda otro remedio que aceptarlo.

-Yo con eso no te voy a presionar, lo único que te pido es que no le sueltes nada de lo que ha hecho, te puedo asegurar que ya se arrepiente y se castiga el mismo, no es necesario que le añadas más leña al fuego.

-Evitaré hacerlo, pero me costará.

-Al menos lo intentarás, eso es lo más importante. Gracias por intentarlo papá.

-Todo sea por tu felicidad, al final es lo que importa.

-Gracias papá, pero ¿podemos irnos para dentro que empieza a hacer fresquito?

Se echó a reír y nos fuimos para dentro de la casa. Si hace un rato ya estaba contenta, ahora estaba feliz, porque al fin después de todo este tiempo que mi familia sabía que estaba con Alex, mi padre había aceptado nuestra relación haría lo posible para hacerle las cosas más fáciles a Alex, al menos lo intentaría, cosa que es mejor que nada.

Hoy habíamos decidido ir a casa de Marcos y Carlos para que Ana pasase algo más de tiempo en su casa, porque básicamente ahora los tres se la pasaban en mi casa, y no es que a mis padres le importase algo que estuviesen en la casa, pero pienso que se merecían algo más que dormir en los colchones que se habían puesto en el estudio, por lo que les dije que hoy iríamos a su casa para dormir allí

Después de cenar nos fuimos Marcos, Carlos Ana, Alex y yo para dirigirnos a casa de los primeros. Alex no se había separado de mí en ningún momento y podía notar que estaba algo más feliz de lo que había estado en estos últimos días, cosa que me alegraba más si eso era posible. Al llegar a la casa nos fuimos al salón para hablar durante un rato, y hubo un momento en el que Ana se sentó en mi regazo y se apoyó a mí. Yo la abracé y al poco tiempo noté que se quedó dormida.

-Gabriela, ya puedes irte a tu casa, debes descansar.

- ¿Me vas a echar de tu casa Carlos?

-No, no te voy a echar, pero pienso que debes estar cansada de tener a mí hermana pegada a ti todo el día, solo quiero que tengas tiempo para que no estés con ella, que la pases con Alex que estoy más que seguro que le gustaría tener más tiempo contigo a solas.

-A mí no me metas porque sabes que no me importa que se la pase con Ana.

-Por una vez podías apoyarme, estoy intentando que pases tiempo con tu novia.

-Y ya lo paso.

-Pero a solas, estoy más que seguro que es lo que más deseas.

- ¿De qué hablas Carlos?

-No creo que quieras que lo diga en voz alta Gabriela.

-De verdad, no te estoy entendiendo nada.

-Oh vamos, aquel día que os la pasasteis tan bien los dos. ¿De verdad crees que no me iba a dar cuenta de que pasó algo más que besos entre vosotros dos?

En ese momento me sonrojé como nunca en mi vida. No le había dicho a nadie que me había acostado con Alex, más que nada porque a nadie le importaba a nadie. La cara que tenía Marcos en este momento era una de gran interés y su sonrisa iba creciendo a cada segundo que pasaba, lo que hacía que me pusiese más nerviosa.

- ¿Te has acostado con Alex y no nos has dicho nada? Espera cuando se entere Carlota de que he ganado la apuesta se reirá en mi cara.

- ¿De qué apuesta me hablas? Me vais a decir que apostasteis cuando me acostaría con Alex.

-Marcos, eso es algo muy feo que no deberías hacerle a tu mejor amiga desde mi punto de vista.

-Tú no te hagas el inocente Carlos que también estabas metido en la apuesta, asique no te hagas el santo ahora.

- ¿Tú también? No me puedo creer la clase de amigos que tengo, de verdad os lo digo.

-Venga, no te enfades, hasta apostamos cuanto tardarías en resistirte a volver con Alex.

- ¿Y me lo dices tan tranquilo? Porque déjame decirte Marcos que si quiero puedo hablar de muchos de tus secretos, por ejemplo, de Carlota y tú.

-Ni se te ocurra.

-Pues me lo estoy planteando seriamente ya que os atrevisteis a apostar sobre mi relación con Alex.

-No estoy entendiendo de lo que hablas Gabriela.

-Tampoco es que te importe Carlos.

-Oh, créeme que le importaría, pero podemos hacer un trato.

- ¿Qué tipo de trato?

-Uno que te conviene si no quieres que Carlos y los demás se enteren de eso.

-Está bien, dime.

-Vosotros no volvéis a hacer una apuesta sobre mí y Alex y yo no se lo contaré a Carlos. Cómo me entere de que habéis apostado de nuevo, os vais a cagar, los tres.

-Eh, yo solo fue una apuesta.

-Pero la peor de todas Carlos, asique sí, entras dentro de ese trato.

-Eso no es justo.

-Justo no es lo que hacéis vosotros, si os aburrís, buscad otra cosa para distraeros, pero dejad mi relación con Alex en paz.

- ¿Y tú no le dices nada a tú novia? Nos está amenazando.

-Eso es cosa vuestra. Supongo que ya deberías saber cómo reaccionaría en caso de enterarse de eso. Además, debo decir que fue culpa de Marcos que se enterase, se acabaría por enterar ¿no?, pero por decírselo se ha enterado antes.

-Espera, ¿me estás diciendo que lo sabías y no me dijiste nada?

Si antes no entendía nada, ahora mucho menos. No entiendo cómo es que no me había dicho nada de que sabía de lo de las apuestas, y a pesar de que no estaba enfadada con él, me mosqueaba que tanto los chicos como Alex sabían de las apuestas y yo no tenía ni la mínima idea siempre era la última en enterarme de las cosas.

-Alguien se ha metido en problemas…

-No solo él, tú también estás metido en problemas.

-Hermosa, yo sabía que hacían a puestas sobre nosotros, pero no tenía ni idea de que apostaran con eso, estoy tan sorprendido como tú.

Esa pequeña sonrisa que estaba tratando de contener en este momento me decía a las claras que sí sabía de qué iba la apuesta, y lo mataría, de verdad que lo mataría, pero también debo admitir que me hacía gracia el intento que estaba haciendo para que yo no me enterase, y no me enteraría de no conocerlo tanto como lo conozco.

-Ai amor, que sepas que no me convences, pero ya hablaremos de eso en otro momento, ahora me tengo que llevar a Ana para la habitación, que, a diferencia de vosotros, es la única que se puede decir que me quiere de verdad.

-Si yo te adoro mi vida.

-Si, claro, me lo tengo que pensar si es cierto.

Me levanté del sofá para llevar a Ana a su habitación, y no pude evitar sonreír, me molestaba un poco que ellos hablaran de eso como si lo supiesen, no sé ni como sé habían enterado, porque tengo más que claro que yo no se lo conté a nadie, y estoy más que segura que Alex tampoco lo había hecho. Lo que más me molestaba por decirlo de alguna manera era que ellos se enterasen de que me había acostado con Alex y que lo dijera así, como si nada, estando Ana delante. Cuando metí a Ana en la cama, le di un beso, salí de la habitación y me dirigí al salón, que era dónde estaban los demás.

-Deberías irte a tú casa hoy Gabriela. Podemos encargarnos de Ana.

-Sé que podéis encargaros de ella, pero no es necesario, me gusta cuidar de ella.

- ¿Y si te vas a dar una vuelta con Alex? Después te vienes si quieres.

-Pero…

-Pero nada, como tu hermano mayor te digo que te vayas a dar una vuelta con tu novio.

-Oh, ahora no te me pongas como hermano mayor, porque en teoría debería ser al revés, no me deberías dejar salir a dar una vuelta con él.

- ¿Y me harías caso en caso de decirte eso?

-No, pero generalmente es lo que debería de importarte, mira a mi padre como era.

-Pero lo está aceptando ¿no? Eso es lo que importa, al fin y al cabo.

-Sé que es lo único que importa, pero por eso te lo digo, y vale, me iré con Alex, pero que sepas que mañana temprano pienso estar en la puerta y más te vale abrirme rápido porque si no tendrás problemas conmigo.

-Vale, no tardaré en abrirte.

Con eso salimos de la casa y nos fuimos hacia el coche de Alex para irnos a su casa y hablar de cualquier cosa que se nos pasase por la cabeza, o dormir, porque tengo demasiado sueño como para hacer algo la verdad, pero ya se vería que hacíamos, lo único que me importaba era que estaría con él.