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Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 528

Kain llevó a Honoka a una habitación, ella entró y él cerró la puerta de corredera. Honoka se quedó de pie en el centro de la habitación. Kain camino mientras miraba a Honoka a los ojos. Se fijo en el cabello rubio, liso y ordenado en una coleta. Ella llevaba puesto un kimono azul con un detalle floral y un obi negro.

Kain camino un par de metros más allá y se sentó en el tatami. Honoka se dio la vuelta y lo miró, ella se arrodillo y se sentó en seiza mientras lo miraba. Ella se mordió el labio inferior y se acercó a él lentamente como si fuera una gata. Kain la espero, mantuvo el contacto visual en todo momento. Honoka mostro una amplia sonrisa de la pura emoción y cuando llegó frente a Kain, ella estiro sus manos y las apoyo en los antebrazos de Kain. Ella se apegó a él mientras lo miraba a los ojos, sonrió de forma coqueta y le dio un beso en la barbilla. Ella comenzó a subir por la mandíbula y le beso la mejilla.

Al mismo tiempo, Kain estiro sus manos y le acaricio la cintura, deslizo sus manos a la espalda, la acaricio suavemente y volvió a la cintura.

Honoka encontró la boca de Kain y lo iba a besar, pero se detuvo de forma coqueta, sonrió a un par de centímetros de los labios, pero no lo beso.

Kain la quedó mirando a los ojos mientras sus manos dibujaban las caderas de Honoka y se deslizaban suavemente a las nalgas. Kain puso una sonrisa astuta y le dio una fuerte nalgada.

Honoka se quejó y frunció el ceño mientras ponía una expresión indefensa —Kain-sama— dijo

—¿Qué estabas esperando allá, en la entrada?— preguntó Kain con una sonrisa astuta, la siguió mirando a los ojos, pero sus manos se deslizaban por las nalgas, dibujando la curva entre la cintura y los muslos. Pronunciado, suave y abultado, generoso se podría decir. Honoka no era Mito/Nanami, Tsubaki, Hana o Mana, pero tenía un trasero abundante y suave.

—Yo, yo— dijo Honoka mirándolo con los ojos acuosos —usted sabe, la otra vez, usted—

Kain le dio otra fuerte nalgada y le dijo —te dije que eso era algo para cuando estábamos solos ¿No?—

Honoka asintió con suavidad, pero fruncia ligeramente el ceño ante lo fuerte que fueron las dos nalgadas.

Kain abrazó a Honoka con su mano derecha y con la izquierda fue subiendo por el vientre, siempre por encima del kimono. Paso por los abundantes senos y llegó al cuello en V del kimono. Toco la piel de Honoka, suave y tersa, el cuello delgado y la barbilla marcada. Él detuvo su mano a la altura del cuello y la barbilla, acercó su rostro y le dio un pequeño beso en la comisura de los labios. Honoka buscó darle un beso, pero Kain se mantuvo tranquilo y la miró a los ojos. Él sonrió y llevó su mano a la garganta y palpo la tráquea buscando alguna inflamación. Honoka era cantante, así que su garganta era importante para ella. Bueno, para todo el mundo lo era, pero sin su voz y una buena salud, ella no podría ser ella misma.

—Tienes un poco inflamación. Te voy a dar remedio y vas a descansar— dijo Kain

Honoka lo quedó mirando y asintió suavemente —yo, me empezó a doler cuando llegamos a la zona nevada de la cordillera Ansu— dijo

—Es entendible— dijo Kain —descansa, esta será tu habitación—

—Kain-sama— dijo Honoka, ella acercó sus labios y le dio un beso en la comisura de los labios. Ella continúo besando, buscando los labios de forma directa hasta que Kain respondió a sus avances. Kain la guio al suelo del tatami y la continúo besando, él llevó su mano al interior del kimono y tomo el seno, grande, suave y redondo.

—Kain-sama, Honoka te extraña tanto, me siento vacía sin ti— dijo Honoka

Kain se detuvo y la quedó mirando a los ojos —a la noche, te llevaré a un lugar diferente. Este lugar no es adecuado para Honoka, para empezar ¿Por qué viniste? Te dije que iba a ir por ti—

—Yo, yo, yo quería verte— dijo Honoka y derramo una pequeña lágrima

—Está bien, pasaremos bastante tiempo juntos por un tiempo— respondió Kain, acercó su boca y la beso apasionadamente.

Honoka respiraba con dificultad, esperaba que él hiciera su movimiento, pero Kain retiro suavemente su mano, le arreglo el kimono, le dio un último beso y se apartó. Honoka se quedó acostada y vio a Kain sacar esos extraños diamantes que podían concederle cualquier deseo. Ella vio como el diamante lanzó una luz roja y materializo un futon suave y esponjoso, un pequeño mueble y varios frascos con medicina que producía la compañía de su hermana.

Kain se acercó a Honoka, le tendió la mano y ella apoyo su mano sobre la de él. Kain la ayudó a levantarse y la acercó al velador con los medicamentos —mira, este medicamento lo tomas cada ocho horas— dijo levantando un frasco amarillo.

Honoka lo abrazó por la cintura y asintió a todas las indicaciones.

Kain termino su explicación y miró a Honoka —descansa por ahora, a la tarde vamos a viajar y cenaremos— dijo

—¿Junto con okaa-sama y onee-sama?— preguntó Honoka y agacho la mirada. Ella levantó ligeramente su rostro con timidez mientras esperaba su respuesta.

Kain llevó su mano a la barbilla y le levantó el rostro. Honoka lo miró a los ojos, Kain acercó sus labios y la beso —¿Qué dije?— susurro —que íbamos a estar bastante tiempo juntos ¿No?—

Honoka asintió obedientemente.

Kain le dio otro beso y le dijo —a la noche, prepárate ¿Entendido?—

Honoka asintió y se paró de puntillas para darle un beso en los labios. Kain fue reciproco y le dio un beso profundo.

Kain apartó su boca y la miró a los ojos —ahora descansa y toma la medicina— dijo

Honoka asintió y le dijo —sí, querido—

Kain le dio un último beso y se apartó de ella. Él camino a la salida, miró hacia atrás y sonrió. Honoka respondió con una sonrisa. Kain se detuvo delante de la puerta corredera, abrió la puerta de corredera y salió de la habitación.

Una vez que Kain cerró la puerta de corredera, Honoka soltó un suspiro y puso una expresión triste como si le faltara algo. Ella recordó la palmada que le dio Kain, frunció el ceño y se acarició el trasero. Después miró el mueble con los medicamentos y los quedó mirando. Ella toco su garganta y sintió la incomodidad.

Kain camino al comedor, donde lo esperaba Akako Hoshino. Kain se detuvo delante de la puerta y la deslizo hacia un lado. Encontró a Akako sentada sobre un cojín, frente a la mesa, con un juego de tetera y taza de té. Ella llevaba el cabello ordenado en un moño con un mechón que caía del lado izquierdo de su rostro. Llevaba puesto un kimono rojo y un obi negro. De aspecto maduro y glamoroso.

Akako miró a Kain a los ojos con cierta desconfianza, ella frunció un poco el ceño y se preguntó en qué momento permitió esta situación.

—Honoka se va a quedar descansado, tiene las amígdalas inflamadas— dijo Kain y cerró la puerta de corredera.

—Solo eso ¿No es por cansancio?— preguntó Akako con cierto recelo

Kain mostró una pequeña sonrisa y camino al cojín del otro lado de la mesa. Él se sentó y observó a Akako, después tomo una taza de té y se sirvió té verde. La bebida emitía vapor —¿Te preocupa?— preguntó

—No, yo— dijo Akako y miró hacia otro lado —en lo más mínimo—

—Entonces no, no es por cansancio— respondió Kain y acercó la taza con té verde, él bebió un poco y observó a Akako —¿Por qué preguntas?—

Akako miró a Kain a los ojos con una mirada recriminatoria.

Kain soltó una risita y dijo —pensé que no estabas contenta, por eso rechazaste mis avances ¿Ahora te molesta que haga mis avances en Honoka?—

—Nadie ha dicho eso, no inventes historias—

—Es bueno saberlo— respondió Kain

Akako lo quedó mirando a los ojos.

Kain le sostuvo la mirada, bebió el té verde lentamente, ella no le quitaba los ojos de encima. Él termino el té, dejo la taza sobre la mesa y le dijo —voy a ver a Mizusu ¿Tienes algún mensaje?—

Akako frunció la nariz bastante enojada con Kain, pero este se mantuvo tranquilo y solo la quedó mirando a los ojos.

—Nada— dijo Akako

Kain dio un leve asentimiento y se levantó de la mesa. Él camino hacia la puerta corredera, estiro su mano para tocar la puerta, pero se detuvo unos centímetros antes de tocarla. Él miró hacia atrás, observó a Akako y le preguntó —¿Conoces el Círculo Dorado?—

—Sí ¿Por qué? También piensas extender tus garras a ese lugar— preguntó Akako

Kain mostró una pequeña sonrisa, camino hasta Akako y se sentó a su lado, pero ella se movió un poco más allá para hacer distancia. Kain la quedó mirando a los ojos con una expresión divertida, pero tranquila. En su lugar, Akako le daba una mirada llena de desconfianza.

—Me preguntaba, si realmente conoces el Círculo Dorado ¿Me puedes presentar a tus conocidos? Sería genial algún dueño de hotel y casino. Alguien con contactos—

—¿Tu ambición no tiene límites? Ya tienes la mitad del mundo para ti solo ¿Qué más quieres?—

—Akako— dijo Kain con voz suave, el levantó su mano y la miró. Akako también siguió el movimiento de su mirada y vio la mano de Kain. Él la giro, primero la palma y después el dorso, hizo algunos gestos como si fuera un mago, pero en ningún momento hizo aparecer algo. En su lugar, Kain miró a Akako, levantó la mano y extendió el dedo índice. Akako vio venir la punta de ese dedo hacia ella. Akako se preocupó, se hizo un poco hacia atrás, pero Kain la toco con la yema del dedo. Después coloco los otros dedos hasta tocarle la mejilla con toda la mano. Akako miró a Kain a los ojos.

—Akako ¿Por qué estás tan enojada? ¿Acaso tu no marcaste la distancia entre los dos?— preguntó Kain con voz suave y reconciliadora. Él la quedó mirando a los ojos, pero Akako agacho la mirada y Kain aprovecho de acercar su rostro. Akako lo vio venir, se puso nerviosa como cuando era joven e inexperta, no supo que hacer y al final, solo recibió el beso de Kain como si fuera un poderoso estimulante. Ella apartó un poco los labios y lo quedó mirando a los ojos.

Kain guio suavemente a Akako al tatami y se posó sobre ella. Él la continúo besando, deslizo su mano a la cadera, soltó con cuidado el obi y cuando estuvo suelto, deslizo su mano al abdomen. Akako soltó un gemido ahogado, respondía a los besos de Kain, pero apartó su boca cuando ella sintió la mano de Kain sobre su vientre. Ella respiraba con dificultad, pero no le pidió que se detuviera.

Kain deslizo su mano a la entrepierna y la estimulo suavemente, se deslizo a los muslos y volvió al monte de venus.

Kain acercó su rostro y Akako lo miró a los ojos —dime ¿Conoces a alguien influyente en el Círculo Dorado?—

Akako asintió varias veces, respiraba con dificultad. Ella cerró los ojos y soltó un gemido mientras se relamía los labios.

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