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Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 529

Kain salió de la casa y se transportó a los carruajes en la avenida principal. Ahí hablo con los sirvientes que había traído Akako y les indico donde tenían que ir. Eran tres mujeres y dos hombres. Ellos fueron conducidos por los shinobis de Iwa y desaparecieron en las calles de la fortaleza.

Kain se volteó para mirar el edificio con forma de pagoda, ahí debió estar Mizusu y Onoki conversando de negocios. Él avanzó por la calle, pero un poco más allá de los carruajes, vio al doctor Ishin apoyado en una pared mientras fumaba un cigarro. Él llevaba el cabello rubio peinado hacia atrás de forma ordenada y perfecta. El rostro limpio, los ojos azules, patas de gallo en la comisura de los ojos y tres líneas marcadas de la frente.

—Señor ¿Cómo está?— preguntó Ishin y levantó la mano derecha con la que sostenía el cigarrillo entre los dedos.

—Bien, gracias, Ishin— dijo Kain y se detuvo. Ishin avanzó hasta él y se detuvo a dos metros de distancia —¿En qué lo puedo ayudar?—

—Ooh, no, nada, señor— respondió Ishin con una sonrisa amigable en los labios, pero como otras veces, sus ojos no sonreían —al contrario, yo quería preguntarle si me podía dar un poco de su tiempo. Me gustaría invitarlo a mi casa y cenar, usted, yo, mis nietos e hija—

Kain lo quedó mirando a los ojos, observando cuidadosamente su expresión. Ishin parecía tranquilo, sonreía de forma amigable, pero había un significado oculto en su mirada —claro— dijo Kain con tranquilidad —¿Por qué no? En estos momentos estoy ocupado, pero si es en la noche, no debería haber ningún problema—

—Maravilloso— dijo Ishin y paso el cigarro de su mano derecha a la izquierda y le tendió la mano. Kain lo observó y lentamente le tendió la mano hasta que se la estrecho.

—Nos vemos a la noche— dijo Kain

—Así es. Y no se preocupe, mi hija tiene una gran habilidad. Lo sorprenderá ¿Le parece reunirse aquí a las ocho de la tarde?—

—Claro, nos vemos a esa hora— dijo Kain y apartó su mano. Él asintió en señal de saludo y camino hacia la mansión con forma de pagoda. Al mismo tiempo, Kain observaba en su rango de visión el escáner que proyecto sobre Ishin. Le decía que la energía estaba tranquila, en calma, pero lo más interesante es que en el cerebro no tenía conexión con la región emocional. Kain entrecerró los ojos, él había visto este tipo de patrón anteriormente —Tobirama— murmuro y después mostro una pequeña sonrisa.

Kain camino a la pagoda, vio a los guardias a los lados de las puertas. Él levantó la mano en señal de saludo y los shinobis realizaron una profunda reverencia. Kain subió las escaleras y entro al vestíbulo del municipio. Un shinobi se le acercó con cautela y le dijo dónde estaba Onoki. Kain asintió, le palmoteo la espalda y con una sonrisa le agradeció.

Kain subió los escalones hasta el tercer piso y se dirigió a una habitación con varios shinobis apostados en las puertas de corredera.

—Hola, pueden avisarle a Oonoki que estoy aquí— dijo Kain mientras avanzaba

Los shinobis lo quedaron mirando al ver que él se dirigía a Tsuchikage-sama por su nombre, pero no lo contradijeron. Sin embargo, se vio en su mirada el descontento. Uno de ellos, hablo a la puerta y del interior recibió una respuesta.

Para cuando Kain llegó frente al shinobi, este último abrió la puerta de corredera y lo dejo pasar.

Kain entró a una gran habitación y se detuvo, porque lo primero que vio fue a una mujer danzando, se le llamaban maiko. Ella tenía el cabello oscuro, llevaba un kimono floral y usaba un abanico de papel en cada mano para caracterizar su personaje. Todos sus movimientos eran coordinados, perfectos y elegantes.

Kain camino por el orilla de la habitación y paso por al lado observando a la mujer. Era bastante bonita, pero continúo avanzando y observó a Onoki sentado en un cojín al fondo de la habitación. Delante de él, a la izquierda, estaba Mizusu sentada en seiza sobre un cojín mientras observaba la danza. Ella le dio una breve mirada a Kain como si le pidiera que la rescatara. Eso pasaba siempre con las comitivas, es como si te intentaran decir que te conocían, pero lo único que lograban era aburrirte. Mizusu era hermana de Honoka ¿Ella no sabía de música, danza y arte? Prácticamente había visto a su hermana hacer todas esas cosas toda su vida. A ella no le interesaba ver a otra persona danzando y cantando. Bueno, lo que sea, pensó Kain.

Kain mostró una pequeña sonrisa y le guiño un ojo, Mizusu hizo un puchero con los labios y miró a la maiko que en ese momento estaba dando los últimos pasos a un cuidado y estilizado baile.

Para cuando Kain llegó a un lado de Mizusu, se sentó en el suelo, a un metro de ella, en posición de loto y observó a la maiko realizar su último movimiento y quedar en una pose dramática.

Kain y Mizusu aplaudieron el término del baile y la maiko sonrió agradecida y realizo múltiples reverencias en señal de respeto.

Kain miró a Onoki, él estaba embelesado con la maiko. Kain negó con la cabeza y miró a Mizusu. Vio el rostro con forma de corazón, la piel lechosa, los ojos azules y unos labios pintados de rosa. Los labios se veían gruesos con un brillo acuoso. Ella lo miró a los ojos y Kain acercó su boca para susurrarle —¿Muy aburrida?—

Mizusu sabía que estaba mal, su madre no la había educado así, pero Kain era complaciente y cautivador, él tenía ese algo que la hacía salirse de los márgenes —sí— susurro

Kain asintió, le guiño un ojo y para aligerar el ambiente, él se levantó y fue a hablar con Onoki.

—Si tanto te gusta la maiko ¿Por qué no le pides un baile privado?— preguntó Kain y se sentó en seiza al lado de Onoki.

Onoki miró a Kain y frunció el ceño, después miró al frente hacia Mizusu y volvió a mirar a Kain —yo no soy esa clase de persona, Kain Uchiha— dijo

—Solo bromeo, amigo mío— respondió Kain y le dio unas palmaditas en la espalda —oye ¿Qué te parece ir a comer a otro lugar?—

—No podemos, eso no son los protocolos. A lo mejor tú estás acostumbrado a hacer lo que se te da la gana, pero nosotros los Kamizuru tenemos un legado—

—Oooh— dijo Kain con una mirada penetrante —¿Estás menospreciando a los Uchihas?—

Onoki se puso nervioso al ver esa mirada y dijo —no, yo no he dicho eso—

Kain soltó una risita y de nuevo le palmoteo la espalda —es broma, no me importan esas cosas, jajajaj— dijo

Onoki lo quedó mirando y entrecerró los ojos al ser claramente burlado, pero no pudo enojarse y al final, sonrió.

La risa de Kain también llamó la atención de Mizusu y de los otros shinobis que custodiaban la habitación.

—Hablando seriamente, deberíamos hacer esta situación menos rígida— Kain observó a Mizusu y le preguntó —¿Qué opina usted, Hoshino-sama? ¿No le gustaría visitar ciudad Tengu? En estos momentos están en primavera y los cerezos están floreciendo. Hay una bonita vista desde el hotel y recientemente recibimos una nueva cosecha de vinos provenientes de la nación de la Tierra, son muy buenos—

Mizusu miró a Kain, después a Onoki y le dijo —si a Tsuchikage-sama no le importa—

Kain observó a Onoki y le dijo —tienes el kunai en la mano—

Onoki miró a Kain, entrecerró los ojos, pero viendo que Mizusu estaba dispuesta a saltarse los protocolos, asintió —no debería haber problema— dijo

—Bueno, ahí lo tienen— dijo Kain y se puso de pie.

Onoki y Mizusu también lo siguieron.

—Iré a llamar a mis asistentes para seguir con las conversaciones— dijo Mizusu

—Déjeme asignarle algunos shinobis— dijo Onoki y mando a llamar al capitán Iori. El tipo vino rápidamente, observo a Mizusu y realizo una profunda reverencia. Onoki dijo —escolta a Hoshino-sama y preocúpate de que todo esté en orden—

—Sí, Tsuchikage-sama— respondió Iori y espero a las órdenes de Mizusu. Esta última vio al tipo, rubio, cabello corto y sobre todo se fijó en las tres cicatrices de garra en el lado derecho de la cabeza. Era bastante notorio y lo hacía ver intimidante.

Mizusu miró a Onoki, hizo un asentimiento y después miró a Kain —volveré de inmediato— dijo

—Adelante, te estaremos esperando— dijo Kain

Mizusu mostro una pequeña sonrisa cómplice y asintió. Ella se dio la vuelta y le dijo al capitán Iori —por aquí— dijo y Iori la siguió mientras él iba asignando gente para la protección del Tsuchikage.

—Yo también voy a ir a buscar a mi asistente— dijo Onoki

—Por mi bien, yo te espero aquí y ten cuidado con esa maiko— dijo Kain con una sonrisa burlona —se ve inocente, pero te podría enseñar una o dos cosas—

Onoki entrecerró los ojos y negó con la cabeza. Se dio la vuelta y camino a la salida.

Kain negó con la cabeza, para ser tan pequeño, era un hombre bastante lujurioso.

Una kunoichi se acercó a Kain con respeto y realizo una reverencia —Kain-sama, tenemos todo tipo de vinos y aperitivos ¿Le gustaría probar algo?—

—Oooh, últimamente me he vuelto bastante aficionado a los vinos de la nación de la Tierra. Muéstrame lo que tienes— respondió Kain con una amplia sonrisa

La kunoichi sonrió fascinada y lo guio a un costado de la habitación, ella abrió la puerta corredera y le mostro una habitación donde habían preparado una larga mesa con aperitivos y botellas de vino. Aquí se supone que iban a mantener las negociaciones, pero el ambiente era demasiado apagado y frio. Mizusu solo vino para demostrar buena fe y que se sometía a la soberanía de la nación de la Tierra. Era la primera vez que un comerciante de la nación del Rayo realizaba acuerdos comerciales con la nación de la Tierra.

Para cuando Onoki volvió, él encontró la habitación vacía. Él camino hasta la puerta corredera lateral abierta y miró a la habitación del lado. Los shinobis a cargo de la seguridad estaban sentados a la mesa donde se deberían llevar a cabo las negociaciones, pero por intromisión de Kain, ahora quedaría para perderse. Bueno, al menos, eso debió haber pasado. Sin embargo, ahora todos estaban comiendo y bebiendo.

Kain estaba sentado a la cabecera y conversaba con todos los shinobis a su alrededor sobre el tipo de vino que estaba bebiendo, el proceso por el que paso y su lugar de origen. Ellos se reían y de forma directa, le decían que no le creían, pero Kain se los aseguraba con una sonrisa y ellos respondían con la misma sonrisa.

Kain vio a Onoki y le dijo —Onoki, volviste, eso es bueno ¿Una copa antes de irnos?—

—Kain, eso era— dijo Onoki

Los shinobis y kunoichi se quedaron congelados y se pusieron en pie de inmediato. Algunos con la boca llena de comida y otros con una copa en mano.

—No hay problema, no hay problema— dijo Kain y ellos lo miraron —adelante, sigan con lo suyo. El inarisuhi está muy bueno, recomiendo que lo acompañen con vino blanco—

Pero los shinobis no se atrevieron a romper su posición delante de Onoki.

Kain soltó un suspiro y les dijo —ustedes son demasiado rígidos, bien, me llevare a Onoki. Ustedes siguen en lo suyo y una vez que terminen, dejan limpio. Nos vemos mañana—

Kain camino hacia Onoki, lo abrazó por el lado y lo condujo fuera de la habitación. Una vez que salieron, Kain cerró la puerta de corredera y los murmullos se escucharon de inmediato.

—Pensé que iba a morir—

—No, no lo creo, Kain-sama es buena persona, Tsuchikage-sama debe ser mejor. Es solo que tsuchikage-sama tiene que ser estricto por su posición—

—Sí, también lo creo—

Kain miró a Onoki y ladeo la cabeza con una sonrisa astuta en los labios —nada mal ¿No?— dijo

Onoki soltó un suspiro, pero asintió y miró a Kain —¿Cuánto tiempo me vas a seguir abrazando?— preguntó

—Está bien, no pesaba que fueras tan quisquilloso— respondió Kain y se apartó de Onoki.

Ellos escucharon unos pasos venir por el pasillo y miraron a la puerta. Entro Mizusu acompañada de un hombre y una mujer, ambos con trajes formales y modernos. Solo ella llevaba un kimono rojo.

Detrás de ellos los seguía el capitán Iori, quien se mantuvo firme y preparado para lo que sea que fuera a pasar, pero su mirada lo traiciono y le sorprendió no ver a sus hombres en la habitación.

Kain se acercó a Mizusu y le preguntó —¿Nos vamos?—

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