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Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 97: Un peón.

Un silencio se extendió en una sala.

Era una mansión lujosa, en la que estaba presente dos grupos de personas, que no ocultaban sus miradas entre ellos.

Uno era el grupo que venía de Perú, que estaba liderado oficialmente por el Presidente de ese país, mientras que el otro grupo pertenecía a Bolivia, que también estaba liderado por su propio Presidente.

Quienes lo rodeaban no eran sus secretarios o ministros, sino que aquellos que tenían algún tipo de poder o que lo apoyaban de cierta forma e incluso el partido opositor estaba aquí.

El Presidente tenía poder, pero respondía a intereses externos.

En el caso del presidente boliviano, respondía a los intereses del gremio de mayor poder de la zona y el presidente peruano respondía los intereses de una empresa minera de gran importancia.

Tanto el líder del gremio como el dueño de la empresa estaban presentes aquí, en este lugar y ambos estaban en silencio.

Ni siquiera trajeron guardias a esta reunión y no fue porque la mansión estaba en sus tierras… Fue por él.

Rivas que estaba en silencio, observando a ese grupo, pudo sentir las miradas en él.

Había logrado que ambos grupos asistieran a esta reunión y ese logro fue conseguido gracias a su reputación impecable.

Su fuerza destacaba, pero era la reputación la base de confianza de esa gente y Rivas se aprovechó de su reputación.

"¿A qué hora vendrá?" Preguntó el Presidente peruano con una mirada investigadora.

"No lo sé. Su Majestad Víctor está ocupado últimamente. Mantener Brasil no es un trabajo fácil." Respondió Rivas con calma.

Llamo a Víctor 'Su Majestad' para demostrar que estaba subordinado a ese hombre y si bien lo estaba, era posible que ese 'emperador' no tuviera interés en el título.

Aun así, era necesario utilizarlo para demostrar sumisión y a la vez para dejarle ver a ellos, que era leal al imperio… Leal al Emperador Víctor y lo era.

Sus métodos eran crueles y estaba claro que no le importaba realizar sacrificios para conseguir sus objetivos, pero lograba sus objetivos.

Sudamérica… No, gran parte del continente americano estuvo en una mala situación y en estas tierras del sur, fue aún mayor.

Desde criminales, corrupción, pésimos gobernantes y una economía en declive, los problemas crecieron en todos los aspectos.

Incluso él que era un rango SS y que había deseado crear un buen lugar, sabía que no era capaz de lograr un gran cambio.

La Cordillera de los Andes que ahora estaba tranquila, era un lugar en donde elementales problemáticos estaban presentes y si eran enemistados, esas criaturas podrían ser muy destructivas.

La mafia era muy capaz de hacer cosas locas y que le dieran al Presidente de Brasil un artefacto para invocar una criatura de rango SS de las amazonas fue un ejemplo claro.

Agregando a todo eso, los intereses externos eran incuestionables.

Grandes empresas se aprovechaban de los recursos locales y buscaban obtener beneficios de estas tierras, sin importarle cooperar con los gobernantes corruptos.

Y tras de toda empresa siempre había personas poderosas.

Aun así, Víctor estaba avanzando de forma imparable.

"¿Creen que la paz con los demonios termine pronto?" Preguntó quién lideraba la empresa minera que apoyaba al presidente peruano.

"Tal vez… He escuchado que la Luz de Plata y el Gigante de Acero se están encargando de todo." Respondió el líder del gremio que apoyaba al presidente de Bolivia y con una mirada pensante, añadió. "Aunque dudo que puedan erradicar a las sectas. Esos tipos son cucarachas."

La guerra directa había terminado y ahora se estaba tratando de poner orden entre los demonios o para decirlo de otra forma, encargarse de que los poderosos de esa zona controlaran todo y no permitieran que el peligro se extendiera.

No iban a negociar con ningún sectario poderoso, sino que con aquellos que eran más amigables, para dividirlos e impedir que la guerra continuara… O que se extendiera.

Ahora este grupo estaba esperando que la paz llegara oficialmente y la razón era que pensaban que cuando las iglesias se desocuparan o el gigante europeo lo hiciera, pudiera ofrecerle apoyo para mantener su soberanía.

Sin embargo, para Rivas era un chiste… Uno muy gracioso.

Era probable que Víctor no hubiera podido predecir la guerra en contra los demonios, pero estaba seguro de que estaba preparado para llevar a cabo sus planes, incluso si hubiera oposición extranjera.

A ese nivel estaba preparado y por esa razón Rivas había decidido cooperar con ese hombre, buscando traer cierta prosperidad a estas tierras desoladas.

Escuchando a ese grupo hablar entre ellos, Rivas pudo sentir que en la habitación de al lado aparecía una presencia y tras unos segundos, el Emperador Víctor entró con su secretaria elfa, que claramente era más que eso.

"Perdón por la tardanza. Me tomé este domingo para explorar las amazonas y me distraje." Dijo Víctor de entrada y mirando a los presentes, cuestionó. "¿Comenzamos?"

Con esas palabras, el silencio se extendió en la sala y cuando Víctor se sentó en el sofá, instándolo a que hablaran, el grupo empezó a hablar.

A pesar de que usaban palabras complejas y daban sus razones y justificativos, ambos pidieron lo mismo.

En primer lugar, evitar la prisión por sus crímenes y si bien podía ceder el poder para unirse al imperio a la vez deseaban una mayor autonomía que otras naciones, para que ellos pudieran actuar siguiendo las reglas del imperio.

De cierta forma estaban cediendo mucho de su autoridad en las naciones para sobrevivir y mantener sus negocios, demostrando que ellos buscaban una negociación equilibrada.

Víctor escuchó asintiendo varias veces como si estuviera interesado lo que logró que ambos grupos se soltaran más en sus pedidos.

A pesar de que estaban sonriendo, Rivas pudo notar que tenían miedo.

Miedo a perder sus libertades y perder todo lo que habían logrado construir ante un individuo de gran poder, pero a la vez no se atrevían a luchar directamente.

"¿Entonces desean asegurarse de escapar libremente de sus acciones pasadas y a la vez desean autonomía para mantener sus negocios?" Dudó Víctor de forma intrigada y al ver que ambos grupos asentían, cuestionó. "¿Y qué les da la confianza para exigir eso?"

Su voz se volvió fría de inmediato y la presión se extendió volviendo pálido a todos e incluso Rivas que estaba de su lado, pudo sentir una sensación de peligro instintivo.

La forma que había cambiado de sonreír a dar una mirada fría hizo que sus invitados tragaran en pánico.

"¿Tienen algún rango SS? ¿Alguna calamidad que pueda enfrentarme? ¿Han conseguido el apoyo de otra nación? ¿De una iglesia?" Preguntó Víctor y al ver que nadie le respondía, dio una gran sonrisa feroz y precisó. "No tienen a nadie que los respalde y la mafia los ha dejado, huyendo con la cola entre las patas."

Recostándose en el sofá como si este lugar fuera suyo, dio una sonrisa mientras veía que las expresiones de esos individuos cambiaban.

Algunos mostraban ira, molestia e incluso rencor, pero el líder del gremio que apoyaba al presidente boliviano le dio una mirada a Rivas.

"¿Esta es la reunión de la que hablabas? Él solo quiere imponer lo que desea… Es un tirano." Gruñó ese hombre antes de mirar a Víctor.

No se atrevía a decir nada más, ya que no quería ponerse del lado malo de Víctor debido a que le temía.

Rivas sabía que Víctor actuaria de esta forma y razón era que tenía el control de todo.

La mafia literalmente empezaba a ocultarse y los informes desde Ecuador demostraban que se estaban retirando al menos de la superficie.

Lo que llevaba a que ambos grupos que estaban al frente de él, no tuvieran nada para negociar… No tenían la misma fuerza, así que era inútil tratar de negociar en igualdad de posiciones.

"Su Majestad está presente aquí ahora y eso significa que él puede aceptar algunas condiciones." Respondió Rivas y mirando a ambos grupos, añadió. "Y seamos sinceros. Sus naciones no están en el mejor estado. El accidente en la Cordillera de los Andes ha demostrado su debilidad y el pueblo está deseando unirse al imperio. Ustedes no tienen mucha esperanza."

Su tono fue tranquilo y calmado, pero sus palabras solo decían la verdad.

El 'accidente' relacionado con la Cordillera de los Andes hizo que ambos países sufrieran daño y que la gente empezara a desconfiar de sus gobernantes hasta el punto de que, la idea de unirse al imperio estaba más presente que nunca.

Víctor era un tirano, un conquistador y muy posible un ambicioso, pero sus acciones traían cambios que la gente deseaba.

Al hacer juicios políticos a individuos que hace un año parecían intocables demostraba que podía cambiar las cosas… Al igual que trajo cambio a Brasil de forma instantánea.

Las personas comunes veían la fuerza como un pilar y sus acciones de cambio traían esperanza y, sobre todo, daba confianza.

Incluso los opositores o los nacionalistas entendían que no perderían su identidad, sino que conformarían una nueva nación… Un sueño que ahora parecía alcanzable.

"Por favor, Su Majestad sea considerado con ellos." Pidió Rivas inclinándose de forma respetuosa siguiendo la etiqueta de la nobleza terranovense.

No era necesario mostrar tal etiqueta, pero si resultaba vital mostrar la jerarquía de ambos y su 'lealtad' ante los ojos de los presentes… Y de aquellos que escucharan sobre esta reunión.

Víctor era fuerte, pero si bien él podía ser el pilar principal, el imperio necesitaba tener otros pilares.

También era necesario demostrar que el Emperador Tirano tenía límites y que era posible cooperar o dialogar.

"Bien." Dijo Víctor asintiendo y observando a ambos grupos sentándose de forma recta, señaló. "No les daré autonomía a las naciones. Cada una se regulará bajo los estándares del imperio y sus negocios será lo mismo. Serán castigados si incumplen las reglas, no obstante, perdonaré sus transgresiones pasadas con una condición."

Levantando su dedo su mirada empezó a volverse más solemne mientras la atención de los invitados era atraída en su totalidad.

"Denme un peón." Pidió Víctor y ver que el grupo estaba aturdido, explicó. "Alguien que cargue con todas sus fechorías y sus malas acciones. Que satisfaga el rencor de la gente y que asuma toda la culpa."

Las expresiones del grupo se volvieron serias mientras que Rivas daba una expresión extraña.

Entendía sobre perdonar sus acciones, ya que ese hombre buscaba conseguir sus objetivos por cualquier método, pero la forma que pedía un peón, le pareció extraña.

Como si deseara la aclamación de la gente de esas naciones cuando sus rencores fueran satisfechos… Era extraño, pero ya fuera que quisiera alimentar su ego creyéndose salvador o algo más, no tenía importancia.

"Los dejaré pensar a quien elegir. Obviamente tiene que ser alguien de peso y uno de cada nación." Añadió Víctor antes de levantarse y retirarse.

Rivas dio una mirada a ambos grupos que empezaban a mirarse entre ellos como si pudieran traicionarse fácilmente.

Y quienes estaban más pálidos eran los presidentes de ambas naciones, que solo eran títeres de interés de los poderosos.

Necesitaban hacer un sacrificio y estaba claro que ellos lo harían… Todo por el bienestar.

Dejando a ese grupo de lado, Rivas se retiró sin importarle demasiado lo que sucedería entre ellos.

Después de todo, estaba claro que ambas naciones pronto se unirían al imperio y la única duda, era quien iba a asumir la culpa.

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