webnovel

【One-shorts Feligette, LadyNoir & Marichat】

A tomar en consideración: Esta es mi primera historia publicada en Webnovel, por lo que deberán suponer que no estoy familiarizada con la plataforma. Seguramente más de alguna historia va a verse de forma extraña, así que, anticipando los hechos, me disculpo. Estas historias fueron publicadas en mi cuenta de Wattpad hace unos años. Lo aviso para que no haya confusiones en un futuro. Resumen: Este es un libro compuesto de varios fanfics creados por mi, de la serie Miraculous Ladybug y también de Miraculous Ladybug PV. Espero que las historias sean de su agrado.

Alina064 · 电视同人
分數不夠
8 Chs

No quiero perder tu amor: Egoismo.

Esa parecía una situación difícil de llevar. Su amiga la avergonzaba justo cuando tenía que enfrentarse al joven que quería olvidar. ¿Por qué le hacía eso? ¿No debería calmarla y darle ánimos en vez de espantarla con sus comentarios? Afortunadamente, el joven modelo no reparó mucho en ella, las saludó rápidamente y se fue al aula, tenía un semblante pensativo.

Alya pensó que ahora todos parecían estar reflexionando en algo que ella no podía entender. Primero Marinette y ahora Adrien. ¿Había pasado algo entre ellos dos? Luego notó que si algo hubiera pasado entre los dos, Adrien habría tenido una reacción diferente cuando saludo a Marinette, pero no fue así. Entonces le debía haber pasado algo con alguien más o estaba pensando en sus secciones de fotos.

Fuera de eso, todo iba con normalidad. Las clases pasaron rápido y Marinette parecia la misma de siempre. Sin darse cuenta las clases habían terminaron. Al llegar a la panadería de sus padres, intercambiaron saludos y fue directo a su habitación.

—¿Chat? ¿Qué haces aquí?. —Miró incrédula al superhéroe que la esperaba en su balcón.

—He visto a una princesa sola por allí y vine a visitarla. —Contestó Chat apoyándose de la baranda de su balcón—. Además puedo aprovechar de agradecerle por tus consejos.

—Ah, gracias, supongo. —Respondió un poco nerviosa, justo en ese instante recordó las palabras de su amiga. ¿En serio se había quedado mirando a su compañero al finalizar la batalla de ayer?

No podía actuar como una fan suya, estaba demasiado nerviosa y no sabía por qué.

—¿Pasa algo?.

Cuando ella habló, notó el cambio en el comportamiento de la chica. Entonces le pregunto sobre ello, preocupado.

—¿Crees que podrías ayudarme?. —Preguntó dudosa.

—Por supuesto mi princesa. —Contesto seguro y animadamente. Entró en la habitación para escuchar mejor a su supuesta fan.

Aprovechando la cercanía y con la intención de aligerar el ambiente, tomó la mano de la chica y la besó con delicadeza, la peliazul se sonrojó imperceptiblemente por la acción de su compañero.

—¿Sabes algo de amor?. —Murmuró su pregunta desviando la mirada, un rastro de timidez se reflejaba en sus hombros encogidos y sus mejillas rosadas.

—¿Yo? ¡Por supuesto!.

El muchacho disfrazado de gato contestó totalmente orgulloso e inflando el pecho. Era un acto para alegrar a su amiga, ya que realmente no era un experto en dicha materia. Incluso, estaba teniendo problemas en esa área igualmente.

—¿En serio?. —Le dirigió una mirada inquisitiva, recuperando su confianza, rió y se burló la azabache, entrecerrado los ojos sin poder creer el descaro del joven.

—Esta bien, princesa, me atrapaste. —Admitió divertido alzando las manos como quien es encontrado robando. El chiste llegó a dolerle cuando recordó su resolución de dejar de perseguir a su compañera y se halló bajando la mirada.

—Lo siento no quería hacerte sentir mal. —Con arrepentimiento se cubrió la boca. Sus cejas decayeron, demostrando lástima.

Entonces se acercó a él y le consoló acariciándole la mejilla al adolescente del traje de gato negro.

—No es tu culpa. —Responde este cabizbajo, luego intenta alzar la mirada, mas le resulta dificultoso verla a la cara.

Se supone que debía aconsejarla como un experto, pero acabó demostrando su propia debilidad. Estaba avergonzado.

—¿Qué pasa, minino?. —dijo tiernamente la ojiazul, malinterpretado el silencio y la vacilación de Chat Noir.

Este se dejó persuadir por su tono y la delicadeza de su trato. No podía hablar de esos temas con su padre, ya que este siempre estaba ocupado y tampoco podía hablarlo con sus amigos ¿Cómo les explicaría que estaba enamorado de Ladybug si no podía hablar con ella? No podía dejar que ellos supieran que era Chat Noir. Normalmente era más cauteloso, pero no pudo resistir la oportunidad que se le presentaba para hablar sus problemas amorosos. ¡Y que mejor opción que ella! Ya que una vez le había aconsejado, podría ayudarle nuevamente. La conocía, no a profundidad, pero sabía que era una chica gentil y amable con quienes le trataran con el debido respeto.

—Estaba pensando en Ladybug... —exteriorizó sus pensamiento con un tono de tristeza—. ¡No creo poder decirle cómo me siento! Siempre coqueteo con ella, pero no es en broma, yo... voy en serio.

Marinette no sabía cómo reaccionar ante esa confesión repentina. Mientras intentaba calmar a su corazón agitado, se dió cuenta que estaba levemente sonrojada.

Eso realmente le había sorprendido. Por un momento se sintió mal al pensar que el estaba hablando con la susodicha sin saberlo, pero hablar como si fuera alguien más era lo mejor. No debían revelar sus identidades, aún.

—Solo tienes que ser más sincero, menos coqueto. Tal vez eso le molesta o le hace sentir insegura de tus verdaderas intenciones. Ya sabes, cuando uno ve a una persona demasiado coqueta tiende a malinterpretarlo...

La mirada de Chat Noir se alumbró, como si estuviera pensando en algo. Luego soltó una sonrisa triste y se volvió hacia ella.

—No necesitas ayudarme, princesa. —Le acaricia la mejilla, mirándola tiernamente con una mezcla de tristeza.

Esto estaba destrozando a la chica, nunca creyó que por su enamoramiento podía ser tan distante con su compañero de batallas. Lo estaba dañando sin darse cuenta. Esa noche, en el patrullaje se disculparía.

—¿Sabes? Estoy en una situación parecida a la tuya. —Confesó suspirando y acomodando sus brazos en la barandilla de su balcón. El viento soplo y movió suavemente los cabellos de la chica.

—¿Uh? Por eso me preguntaste si sé algo de amor... —Eso tomó por sorpresa al héroe. Entonces notó que era su turno de ayudarla, pero no sabía siquiera su problema. Por lo que empezó a interrogarla con tal de saber cómo aconsejarle—. ¿Te gusta alguien?

—Si y me rendí. Él me ve como una amiga, no puede imaginarme cómo algo más. No quiero perder toda mi vida detrás de él.

—¿Y quién es él?. —No se imaginó que la tímida chica al lado suyo estuviera enamorada de alguien tan ciego. Le dieron ganas de comprarle lentes a esa persona.

—A-Adrien. —Murmuró levemente sonrojada y desviando la mirada lejos de su acompañante.

Después de confesarlo, sintió que no debía decir eso. Él la amaba —al menos a su alterego—y ella va y le cuenta que ama a otra persona. Tarde se dió cuenta de lo cruel que estaba siendo con él. Dejó de pensar en ello al convencerse de que él no sabía que era Ladybug y se aventuró a sostenerle la mirada.

—¿Qué?.

Por su parte, Chat Noir se sorprendió saber que él era el ciego. Gracias al shock retrocedió unos pasos y un sonrojo imperceptible comenzó a aparecer en sus mejillas.

—Adrien Agreste, ya sabes, el modelo. ¿Es difícil creer que soy su compañera? —Intentó sonar casual, pero aún le pinchada en la conciencia lo que estaba haciendo.

Al ver la reacción de su acompañante desvió la mirada incómoda. No se sentía bien contándole de su amor por el modelo a su compañero de batallas.

—S-Si sé quién es, solo que me sorprendió.

—A veces también siento que es inalcanzable. —Prosiguió con su relato aguantando las lágrimas. No le gustaba demostrarse débil frente a su compañero, pero no era tan fuerte como deseaba—. Sabes, no lo conozco, no sé nada de él. ¿Qué harías si descubrieras que Ladybug no es como tú siempre imaginaste?

—Estoy dispuesto a amar a la persona debajo de la máscara. Claro, si es que ella me muestra cómo es en realidad. —Añadió lo último con una sonrisa y un pequeño rubor.

Tal reacción le pareció adorable a la azabache, no pudo evitar querer animarlo. ¿Cómo podía ser tan dulce después de que lo rechazará desinteresadamente? Lo había malinterpretado desde siempre, él no era un chico que coqueteaba con todas las muchachas que existían, solo era un joven tímido y adorable que quería llamar la atención de la heroína.

—¡Creo que tiene miedo!. —Confesó la adolescente con la vista baja.

—¿Ladybug?. —Preguntó confundido el gato de la mala suerte.

—¡Si! tiene miedo de no ser como tú la imaginas. Tiene miedo de defraudarte. Aunque no parezca, se debe preocupar por ti, eres su compañero y no quiere que las cosas se echen a perder entre ustedes.

Sus palabras parecieron subirle el ánimo a Chat, que, con una sonrisa maravillosa, me agradeció sinceramente.

—Gracias, princesa —la abrazó—. Pienso que Adrien no sabe lo que se pierde ¿Cómo no nota la tierna chica que lo ama y se preocupa de él? —mira a la chica tiernamente que aún se encuentra entre sus brazos.

—¡Gracias, Chat!. —Contestó mirándolo felizmente hasta que ambos salieron de su trance y se sacaron avergonzados por la cercanía.

Una ráfaga de viento los envolvió, Marinette se estremeció, había oscurecido rápidamente. Al ver que ya era de noche y la temperatura descendía, ambos decidieron que era momento de despedirse.

—Lo siento princesa, pero ya debo irme. —La besó en la mejilla y se fue rápidamente.

—¡Adiós!. —Se despidió intentando no gritar demasiado fuerte. Luego entró a su pieza para entrar en calor.

En el patrullaje ambos superhéroes se encontraban en silencio en la torre Eiffel. El muchacho de traje negro y orejas de gato estaba pensativo por lo que había conversado con cierta azabache unas horas antes. Después de su charla, él regresó a su casa y alimentó a su kwami para que tuviera fuerzas para cuando fuera el momento de iniciar el patrullaje nocturno.

Las palabras de Marinette le alentaron a seguir intentándolo con la heroína y llegó al patrullaje con la energía renovada.

—Chat, en verdad lo siento por ser tan cortante contigo. —De pronto se disculpó la chica enmascarada, bajando la mirada arrepentida.

—No importa, mi lady. —No podía entender porque de repente ella se disculpaba, pero intentó hacer el ambiente más ameno restándole importancia al asunto.

—A mi me importa. Tú me importas y no quiero que te sientas mal por mi culpa.

—Saber que te importo es suficiente para mí. —El rubio enmascarado contestó conforme—. Gracias. —Murmuró lo último.

Estaba inmensamente feliz y solo podían demostrarlo sus ojos que tenían un brillo especial.

Sabía que ese patrullaje iba a ser distinto a los demás. No sé arrepentía haber ido.

En la mañana siguiente, se podía observar a un joven de cabellos rubios salir de un auto. Este apresuradamente agradeció a su chofer y bajó para ir saludar a un grupo de jóvenes conversando en la entrada del colegio.

—¡Marinette!. —Llamó su nombre el modelo, con sumo entusiasmo.

Por su parte, la azabache estaba un tanto desconcertada por obtener su atención, mas logra saludarlo con confianza.

—Podríamos salir un día y conversar. ¿Qué opinas?. —Dijo el rubio sonrojado.

—¡C-claro!. —Contestó emocionada la franco-china, no esperaba esa invitación cuando quería alejarse de él, pero no podía negar que sus sentimientos no habían desaparecido y aquella oferta la hacía realmente feliz. Sin embargo no quería hacerse demasiadas expectativas y decidió agregar—. ¿Alya y Nino también van, cierto?

Él asintió.

Sin darse cuenta, ambos se dieron esperanzas para continuar.

"Soy muy egoísta, pero aún así no quiero perder tu amor".