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Jimin volvía de trabajar, un poco cansado, pero feliz de poder volver a ver a su chica. Entró en su recibidor, se quito su caqueta y la colgó, también sus zapatos para estar más cómodo, y al ingresar a su sala de estar, llamó a su novia.

- ¡Amor!, ¿dónde estás?

Al no verla allí, comenzó a subir las escaleras rumbo al dormitorio, pensando que seguramente estaba recostada en la cama con su teléfono o laptop. Pero al ir subiendo escalón por escalón con tranquilidad, se empezaron a escuchar unos sonidos un poco extraños, provenientes a esa habitación.

- (¿Qué está pasando?)

Apresuro un poco el pazo, haciendo que esos sonidos se vuelvan más audibles. Debido a ello, pudo escuchar claramente como gemia y jadeaba sin ninguna limitación.

- (¡¿Qué carajos...?!)

Terminó de subir las escaleras lo más rápido que sus piernas les permitían, teniendo su mente nublada y su corazón palpitando a ritmos inhumanos, temiendo lo peor... Al entrar en la habitación, ella no se encontraba en la cama, los sonidos provenían de su vestidor personal, que se encontraba dentro de la misma, divido por una puerta, que en este caso, estaba completamente abierta.

Al asomarse con terror y sigilo, una nube de tranquilidad se apoderó de él, quitándose esos malos pensamientos... Pero despertando otros mientras veía esa erótica escena, que él no lo podía negar, era una de las fantasías personales que quería cumplir: Allí estaba ella, su chica, completamente desnuda sobre el sofá de su vestidor, jadeando y gimiendo su nombre mientras se daba placer a sí misma.

- ¡Jimin...!

A pesar de que estuvo fantaseando con una escena así, le fue inevitable quedarse un poco sorprendido por esta faceta traviesa de su novia. Empezando a preguntarse cuántas veces más lo habría hecho, provocando que su cuerpo comenzará a calentarse aún más.

Se quedo contemplándola por unos instantes más, hasta que una idea muy interesante se le pasó por la cabeza...

- (No estaría mal ofrecerle mi ayuda...)

Decidido comenzó a adentrarse en el vestidor, sin hacer nada de ruido, ya que estaba descalzo. Con mucha cautela al llegar al sofá, se agachó lentamente, colocando su cabeza entre las piernas de su chica.

Cuando ella quito su mano, llevándosela a la boca, para mojar sus dedos, y así aumentar más el placer, se sobresalto al sentir contacto en su zona íntima. Al abrir sus ojos rápidamente se encontró con los de su novio, que la miraban fijamente mientras la devoraba con su boca.

Ella sonrió de manera traviesa y hecho su cabeza hacia atrás disfrutando del placer. Él para volverla más loca, comenzó a subir ambas manos por su cuerpo, hasta llegar a sus pechos, empezando a acariciarlos, apretarlos y tirar dulcemente de los pezones.

- Mmm... Jimin... No pares...

Acató las órdenes comenzando con movimientos circulares más profundo, y cada cierto tiempo succionando los pliegues de su zona caliente.

- ¡Ahh, Dios...!

Él sabía que su chica no tardaría en llegar a su delicioso clímax, así que agarro sus piernas y las colocó en sus hombros, para tener mejor acceso y así poder empezar a lamer y chupar a mayor velocidad.

- Oh... Mi amor... ¡Ya casi!

Ella apretó sus piernas contra su novio, teniendo una mano apretando el respaldo del sofá y la otra acariciándole el cabello.

- ¡Jimin...!

Arqueo su espalda y comenzó a temblar, su clímax había llegado. Él no dejó de ofrecer su ayuda, lamia y acariciaba para que sus olas de placer sean más largas y excitantes. Cuando el orgasmo había pasado, Jimin se levantó lentamente formando una sonrisa traviesa.

- No había visto este lado tuyo mi amor, me encanta.

Su chica abrió los ojos y lo miró, llena de amor. Al recuperar fuerzas en sus piernas, se levantó del sofá, quedando delante de su bellísimo novio.

- Ahora te toca a ti... - le ronroneo, mientras le empezaba a desabrochar los pantalones y besarlo sensualmente.