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El vaquero

Abel se acercó con su moto al motel y observó como todo el estacionamiento del mismo estaba lleno, realmente parecía ser bastante desafortunado o tal vez esta parada era bastante trascurrida por los viajeros.

Tras estacionar su moto en la puerta del motel, Abel se sacó el casco y saludo al viejo sentado en la silla.

El viejo vestido de vaquero devolvió el saludo con una sonrisa y mientras fumaba con tranquilidad, pregunto con calma:

—Creo recordarte, ¿Tú eras el muchacho que se dirigía a Golden Valley hace unos años?

—Sí, ese era yo y planeo ir de regreso para recordar un poco el pasado—Respondió Abel con una sonrisa—¿Hay lugar en motel para dormir una noche?

—Me temo que no, viajero—Respondió el viejo con pena—Pero puedes ir a dormir a la casa abandonada del campo del frente como la ultima vez.

—Bueno, muchas gracias por su amabilidad—Comento Abel con felicidad.

Pero el viejo no parecía muy feliz por su agradecimiento y en su lugar comento con preocupación:

—No te recomendaría ir de regreso a Golden Valley...

—¿Por qué no debería ir Golden Valley?—Pregunto Abel con sospechas—¿Es por lo de los asesinatos? Ya atraparon al asesino, así que debería ser seguro.

—El asesino es el pueblo, no una persona, ese sitio está maldito...—Respondió el vaquero mientras fumaba con calma—Últimamente los que van a ese sitio no regresan, por lo que debió morir la anciana que les advertía a los que volvían.

—Todos los pueblos fantasma son lugares malditos...—Comento Abel con ironía; justamente ese el atractivo por el cual el viudo fue con Ana la primera vez; lógicamente nunca ocurrió nada sobrenatural en la luna de miel—De todas formas, ¿cómo conocías a la anciana?

—Hace mucho vivía en Golden Valley...—Comento el anciano mientras fumaba—Pero termine yéndome, no me agradaba el ambiente solitario del sitio.

El anciano se quedó mirando a Abel con preocupación mientras fumaba, provocando que el viudo se pusiera algo nervioso y comentara:

—De todas maneras, miles de personas fueron a Golden Valley por el incidente del asesino y según las noticias no parecería que les ocurriera nada a los que fueron durante la investigación.

—Tienes razón...—Murmuro el viejo en voz baja—Pero tú eres diferente, por lo que no deberías volver...

—¿Por qué soy diferente?—Comento Abel con curiosidad

—No tengo idea...—Comento el viejo con preocupación—También me interesaría saber que te hace diferente. Pero recordando mi antigua experiencia en ese pueblo, te recomendaría descubrirlo por ti mismo.

—¿Tú viste algo sobrenatural en Golden Valley?—Pregunto Abel

El vaquero parecía estar bastante alterado por la pregunta y con algo de nervios respondió con dudas:

—No, todo lo que vi era explicable y de cierta manera tenía sentido. Aunque la explicación de las cosas que vi solo las descubrí cuando me fui del sitio. Sinceramente, no me arrepiento de haber ido.

—¿Entonces no te arrepientes de haber ido a un sitio supuestamente maldito?—Pregunto Abel, algo aturdido por la respuesta—¿Si la pasaste bien, porque no quiere que otros vayan?

—No la pase bien y casi muero muchas veces...—Respondió el vaquero de inmediato—Sin embargo, vivir en ese pueblo de cierta forma me ayudo a comprender muchas cosas de mi mismo.

—...—Abel no parecía muy convencido con la respuesta.

Para el viudo, la preocupación del viejo vaquero únicamente eran supersticiones: todavía recordaba haber explorado Golden Valley con Ana y el asesino que busco emboscarlo múltiples veces ya estaba muerto.

Al notar el silencio del hombre, el vaquero dijo con preocupación:

—De todas maneras, sé que terminaras yendo. Únicamente te estoy advirtiendo para que estés preparado. Como decían esa pareja de guías: Todos vuelven... siempre hay una excusa para volver a Golden Valley.

Al decir eso, el vaquero se levantó de la silla y fue hacia la puerta del motel, mientras decía:

—Espera unos minutos te traeré algo.

Al decir eso, el vaquero entro al motel y dejando solo al aturdido Abel.

El viudo miró el estacionamiento lleno de autos y la casa donde se hospedaría en la distancia, sin saber que hacer, Abel espero con algo de incomodidad hasta que el viejo regresara.

Finalmente, el viejo regreso con una maleta negra, la maleta no era muy grande y su superficie era de plástico, parecía ser bastante nueva por lo que el brillo del plástico aún podía verse.

El viejo le entrego la maleta a Abel y le dijo:

—Te la regalo, hace mucho tiempo un desconocido me dio esto a mi y ahora me parece que llego el tiempo de convertirme en el desconocido que se lo entregue a alguien mas.

Abel tomó la maleta y sin abrirla preguntó que hay dentro:

—Una pistola, claro está...—Respondió el vaquero mirándolo con aún más preocupación—Que nunca viste las cajas donde se guardan las armas?

—Una pistola!—Grito Abel con preocupación—No, claramente no puedo aceptar este regalo: es ilegal tener un arma sin licencia.

—Chico, estás en el medio del campo...—Respondió el vaquero con ironía—Hasta la abuelita más amable tiene una escopeta en su casa, o te piensas que la policía se va a recorrer 50 km en un minuto para salvarte de un ladrón. Ningún policía rural te pedirá un solo papel y si te lo preguntan di que la heredaste de un familiar y no te harán mas preguntas, pero no seas tan idiota de mencionar que la obtuviste de mi...

—De todas formas, no voy a necesitar esto...—Respondió Abel, no tan convencido de la idea de portar un arma.

—Leíste las noticias?—Dijo el viejo con calma—Según las noticias podrías cruzarte con un grupo de secuestradores o algun asesino que viva en Golden Valley.

—Lo dudo...—Pero Abel ya estaba dudando en su mente.

En definitiva, el viudo se dirigía a Golden Valley para buscar a su hija. Si de milagro Abel encontraba viva a Sofía retenida por grupo de secuestradores, entonces la situación podría ponerse bastante violenta y tal vez no tendría el tiempo suficiente para llamar y esperar a la policía en busca de ayuda.

Golden Valley estaba bastante alejado de cualquier comisaria, por lo que los policías podrían tomarse horas en llegar y tener un arma que retrase a los secuestradores unas horas podría ser importante; Abel no había pensado todo esto porque en el fondo de su corazón sabía que la posibilidad de encontrar a su Sofía viva era minúscula, por lo que encontrar a Sofia era algo así como una excusa para emprender este viaje espiritual para volver a curarse el alma y tener la fuerza de comenzar de cero de nuevo, tal y como le habia dicho su padre: aun era demasiado joven para rendirse difinitivamente ante las desdichas de la vida. Por lo que verdaderamente Abel buscaba era rencontrar en este viaje lo que había encontrado la ultima vez que visito a Golden Valley tras recibir su primera carta.

—Solo guarda la maleta, probablemente no la requieras...—Comento el vaquero con una sonrisa bastante forzada en su rostro—Cuando verdaderamente conozcas los colores de ese pueblo, recuerda que yo te recomendé no ir a ese sitio maldito, pero también no permitas que se te olvide que yo tampoco me arrepiento de haber ido a vivir a ese pueblo.

Como si esas palabras fueran una despedida, el viejo vaquero se dio la vuelta, no buscando ver más el rostro del viudo. Acto seguido, el vaquero se dirigió con lentitud hacia la puerta del motel.

—Gracias por el regalo y por prestarme nuevamente la casa del campo, supongo...—Comento Abel con dudas, mientras miraba como el vaquero se escondía tras la puerta del motel.