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Cajas

Abel tiro del cuerpo del joven solo para descubrir con horror que el cuerpo del joven estaba más duro y frío que una piedra, sintiendo la anomalía el viudo dejó de tratar de llamar la atención del chico y mirándolo con atención logró ver una escena que nunca podía sacar de su cabeza.

Tal y como Abel había pensado, el joven estaba atorado en el baúl, sin embargo no era una de sus manos la que estaba atrapadas, sino que era la cabeza del joven la atorada, la misma había sido empalada por una barra de metal que le entraba por la boca y se perdía en la profundidad de su cabeza, impidiendo que el cuerpo del joven se moviera: el chico estaba muerto!

—Mierda…—Abel con horror miró la escena al frente del el y no se soporto sus ganas de vomitar y no era para menos, el interior de la caja estaba completamente manchada de sangre con un olor nauseabundo y los trozos de carne rancia se encontraban dispersos por todo el lugar.

Por suerte o por desgracia al viudo ya no le quedaba mucho por vomitar por lo que luego de unos pocos minutos logró reincorporarse, ante lo cual Abel decididamente miro la escena enfrente de él, tratando de comprender qué carajos había pasado acá y como es que su gran salvador se había ido para siempre.

Siguiendo la barra que había extinguido la vida del joven, Abel logro encontrar en la caja de madera una serie de tuercas y cuerdas que parecían formar una clase de mecanismo combinado con la barra de metal

—Una trampa cazabobos?—Comentó Abel mirando el mecanismo con cautela, logrando identificar que había una manivela que podía girarse dentro de la caja. Metiendo la mano en caja, Abel con algo de asco comenzó a girar la manivela y de inmediato noto que la barra empalando a Martín comenzaba a retroceder.

—Hay muchas cosas que no encajan acá…—Comentó Abel con aturmiento, alejandose del cadáver para en su lugar dirigirse hacia la ventana de la habitacion y comprobar que el asechador se encontraba sonriedole como un demente en el patio, esperando que el tontamente saliera de la mansion para finalmente satisfacer sus oscuros deseos.

—Que molesto eres…—Murmuro Abel con cierto odio, mientras se alejaba de la ventana y volvía a ver el cadáver en la habitación con más dudas de las que le gustaría tener.

—Tu me dijiste que cada uno de nosotros vivimos en un mundo, entonces por que carajos te moriste en mi mundo?, ese bicho en la ventana estoy seguro que tú no podías verlo o hubieras comentado algo…—Comentó Abel, aunque lógicamente Martin no respondió—O aún más importante, cómo fue que caíste en esta trampa, hay muchísimas cajas y solo abriste esta…

Tras llegar a esa pregunta lógica, Abel comprobó que efectivamente al lado del cadáver se encontraba la tapa de la caja, la misma no era muy visible dado que era de madera mezclados con el suelo y para colmo estaba escondida tras el pequeño manto de niebla que había en el piso de esta habitación, al igual que todas las habitaciones en la mansión en general.

—Recién ahora noto que en mi anterior visita a esta lugar no había niebla en el piso, el cambio es tan brusco y recién ahora me percato de ello…—Murmuró Abel tomando más confianza de que tan dmeente no estaba y efectivamente había terminado en un lugar abandonado por dios, eso también explicaría cómo es que esta habitación tuviera cambios con la anterior visita que tuvo, dado que ahora mismo se encontraba en su mundo, mientras que en la vez anterior él se encontraba en el mundo de Martin o tal vez en un espacio intermedio.

Tras comprobar que había una tapa para la caja, Abel vio con cuidado el mecanismo en la caja de madera y no logro identificar nada que pudiera haber hecho que Martin quisiera abrir esta caja, sin embargo tras inspeccionar el suelo de la caja con más cuidado Abel encontró que una parte del pisos de la caja manchada con sangre era particularmente más alta que el resto del fondo, por lo que Abel metió la mano y toco este piso provocando que se moviera, comprobando que efectivamente había algo escondido en el interior de esta caja.