El último baúl estaba hecho únicamente de madera, no obstante era igual de llamativo que el resto gracias a los hongos que habían crecido por su superficie, a primera vista el baúl estaba completamente pegado al suelo y el musgo que tenía por toda sus paredes hacía aparentar que este baúl fuera más grande de lo que realmente era.
Al llegar hasta la tapa del baúl, Abel trato de abrirla, no obstante el hombre de inmediato se dio cuenta de que si bien la tapa de baul aparentaba poder abrirse, la misma parecia que tenia la cerradura cerrada con llave o alguna especie de traba interna, por lo que solo se lograba abrir una pequeña abertura en la tapa hasta trabarse.
Abel trato de forzar esta cerradura pero la idea solo sirvió para ponerlo aún más impaciente, puesto que desde la pequeña abertura de la tapa del baúl el hombre logró atinar que efectivamente en el interior de baúl se encontraba una especie de caja de plata, o al menos lo que aparentaba ser una chapa brillante como la plata.
Viendo que su objetivo estaba tan cerca y sin encontrar una manera de abrir el baúl, el joven termino despertando y reviso nuevamente en los cajones del escritorio en busca de una posible llave salvadora, no obstante como bien el hombre recordaba en los cajones no había ninguna llave por lo que el intento terminó en vano.
Tras buscar superficialmente y darse cuenta de que la llave no parecía estar en el sótano, el hombre detuvo su intento inutil de encontrarla y en su lugar se enfocó nuevamente en el cofre, para acto seguido ver la escalera que llevaba a la trampilla con muchas dudas, luego bajó la cabeza y miró el baúl con aún más dudas.
—Ya hice bastante ruido y no escucho nadie, con lo humedas y corroidas que estan los tablones de maderas de este baúl podría tratar de romperlos con las manos y abrir el espacio para meter la mano y sacar la caja…—Murmuro Abel, dándose cuenta de que había estado hablando solo más de la cuenta a lo largo de este día, el hombre no sabía si era por lo silencioso que era este pueblo abandonado o si era por una lucha contra los nervios generados por haberse mandado tantas cagadas en este dia.
Meditando unas cuantas veces en su mente, más para lograr converse de hacerlo que para reflexionar si era una gran una idea o una gran tontería, el hombre terminó aceptando la idea y se agacho a inspeccionar cada uno de los tablones llenos de hongos y musgos en el baúl. No tuvo que pasar mucho tiempo para que Abel lograra encontrar un tablón particularmente flojo, tras encontrarlo el hombre miró a la trampilla en el techo de la habitación nuevamente y luchando contra sus dudas tiro del tablón de madera con fuerza.
*Cluuunk*...Sin mucha fuerza, pero con un estridente ruido la mitad del tablón de madera sostenido por Abel se partió y salió del baúl dejando al descubierto un aujero lo suficientemente grande para meter la mano.
Alterado por el ruido que había provocado, el hombre se quedó inmovilizado mirando la trampilla en el techo, mas nada ocurrió como era de esperarse puesto que no había nadie en el exterior.
Sintiendose algo idiota con lo nervioso y paranoico que estaba, Abel miro con contemplazion el trozo de tablon en su mano.
—Tal vez y solo tal vez sea una buena idea dejar de romper los muebles de esta mansión, no parece amigo….—Se murmuro a si mismo Abel con ironia, sintiendose aun mas idiota mientras miraba con preocupacion el baul roto en el suelo; aunque en el fondo el hombre sabia que este sitio estaba abandonado incluso por los guias de Golden Valley, aun era imprudente seguir mandandose mas cagadas y mas aun si ni siqueira se ponia a meditar dos minutos las cagadas que se estaba por madar, puesto que este baul corrompido por el tiempo debe tener mas historia que el mismo.
Resignarse a no poder controlar su malas ideas, Abel se agachó y trató de meter la mano por el aujero que había creado en el baúl, la tarea resultó sencilla y luchando un poco el hombre logró tocar lo que aparentaba ser una caja de metal no muy grande, el hombre la tomó y tiró de ella para sacarla, pero de inmediato se dio cuenta que había un problema bastante grande, puesto que la caja no pasaba por el agujero en el baúl.
Abel sacó la mano y miró por unos segundos por el aujero que había creado, parecería que sus destino lo invitaba a destruir todo lo que veía el día de hoy y ya que el destino lo llamaba a esto no había manera de negarse, o no?.
Tomando la decisión Abel tomó el tablón de madera al lado del que había roto y tiró con fuerza de él.
*Cluuunk*...El tablón se partió por el medio dejando más espacio, pero eso no era suficiente por lo que el hombre tomó el siguiente tablón cercano.
*Cluuunk*... Nuevamente el tablón fue arrancado, pero por desgracia seguía sin ser suficiente.
*Cluuunk*...*Cluuunk*...*Cluuunk*...Los cachos de tablones fueron arrancando del baul hasta que finalmente el hombre pudo meter la mano por el aujero para asi sacar con una sonrisa en su rostro una hermosa caja de plata.
*Bush* …*Bush*No obstante, la sonrisa de Abel no duró mucho en su rostro, porque con terror absoluto el hombre se dio cuenta de que acababa de escuchar lo aparentaba ser el ruido de alguien tratando de atravesar los arbustos desde el exterior: ¡Lo habían descubierto!