¿Por qué vas con tus amigas? O ¿Qué te mueve para correr tanto? Muchas razones... Muchos sentimientos florecientes cada día, que nunca sabes que podrían traerte...
Ni de dónde vienen.
Es un completo azar.
…
…
Sector Común E / 17:20 PM
...
Volvemos a pisar las tierras del Sector más barato de toda esta gran fortaleza.
Ahora mismo nos dirigimos a una casa que debe quedar a unos quince minutos de la casa de Alex. Una vivienda blanca diseñada al igual que todas, pero con un patio mucho mejor constituido.
Una reja bien diseñada y cuidada con un hermoso jardín que posee gran variedad de plantas.
Es una casa que se mantiene en muy buenas condiciones....
—¡¡Miaaaaa!!
—¿¿Queeee??
Respondía la joven de pelo castaño, que parecía algo desconectada antes de ser sorprendida.
—¡¡No entiendo este ejercicio de algebra!!
—¿¿Otra vez Ingrid?? ¡Ya van tres veces que te explico los ejercicios de algebra!
—¡E-Es que! Este es de los más difíciles y no entiendo por dónde partir.
Respondía con mucha pena una chica de cabello negro que utilizaba lentes negros al igual.
—Ja,Ja,Ja... Pese a tener anteojos, no eres tan intelectual como aparentas.
—¡No quiero escuchar nada de ti!
En este cierto donde se mantiene esta conversación un tanto exaltada por aparte de las jóvenes. Se encuentran tres personas.
La chica que hablo primero pidiendo la ayuda de Mia, era Ingrid la joven estudiante de cabello negro.
La última que se nos queda, era Zara que solo hablo para molestar a su amiga. Ella era una chica de cabello entre tonalidades rojas y violetas que además tenía pechas.
—¡Bien! Esto... se parte de esta forma...
Pese a que se decidió en ayudarla, Ingrid en vez mirar el cuaderno, se le quedo viendo muy directamente.
Porque noto una extraña mirada de Mia...
—¿Te ocurrió algo?
—¿Eh?
—No te ves tan animada como de costumbre o más emocionada por estudiar.
Mia toco su cara y quizás se dio cuenta que su expresión relajada dejo escapar un poco de su frustración.
<¡Ah! Ingrid siempre se fija de todo. No tenía que descuidar mi expresión... ¡Que error!>.
—N-No es nada. N-No te preocupes.
Mantén tu voz tranquila y relaja tus hombros, sonríe abiertamente y actúa como normalmente lo harías.
Engañar a Ingrid es algo difícil si esta te descubre en una primera vez, pero debo intentarlo.
No sé cómo lo hace, pero ella siempre descubre cosas que me pasan en el día a día solo por verme la cara.
Puede que sean todos estos años juntas los que me delatan.
—A mí no me lo parece. Estas molesta por algo o algo te tiene inconforme.
—¿Ah? ¡¿Como puedes tener ese nivel de deducción?!
Ni aun relajándome y disimulando, pudieron evitar que lo descubriera.
Es aterrador.
Y ella solo se acomodó los lentes...
—Son años viéndote en diferentes situaciones.
—Pero eso no importa. ¡Responde... responde... responde!
Insistió.
—¡Y-Ya te lo dije! R-Realmente no pasó nada.
—Y entonces...
Ahora seria Zara quien se metía para intentar sacarme la información.
Pero ella será aún más directa abrazándome por el cuello desde atrás, sin dejarme escapatoria y con toda calma, que era preocupante, dijo...
—¿Porque te ves tan nerviosa? La Mia común solo nos cortaría en un instante con su seguridad y seriedad típicas de la "La prodigio perfecta".
—O ¿Acaso ya no eres la Prodigio perfecta?
—No me gusta que utilicen ese nombre cuando se refieren a mí. Pero a ustedes no les logro ocultar nada... es desesperante.
Termine por resignarme.
—¡Pues si! Me ocurrieron algunas cosas.
—¡Entonces cuéntalas!
Ingrid golpeo con fuerza la mesa y me miraba directamente. Pese a que su cara era muy tranquila, es obvio que esta emocionada por saber.
Probemos ¿No?
Ella suele ser la más apacible de las tres, cuando estamos en la escuela.
Una chica que no suele levantar la voz.
—E-Es que... Es un poco personal...
Me mostré muy tímida.
—¡¡NADA DE ESO!!
Ingrid volvía a saltar con un buen grito, poniendo su pie sobre la mesa. Cosa que hizo a Mia casi saltar del susto.
—¡Ooohh! Hace tiempo no gritabas de esa forma.
Dijo Zara que no se asustó, pero sí que se impresiono de la actitud de su amiga. La chica de lente se mantenía solo jadeando después de su exaltación.
—E-Esta bien, Esta bien...
No hay de otra que contarles...
—Es solo que estaba algo enojada con mi hermano.
—¿Otra vez con Alex Strong? ¿Y por qué? ¿Ahora es más antisocial?
Dijo la chica de las pecas sin mucho interés mientras iba soltando el agarre sobre el cuello de su amiga.
—¡¡Zara!!
Le recrimino Ingrid por decir esas cosas frente a Mia, pero a ella no parecía importarle realmente...
—No... Lo raro es que ahora es un poco más sociable y tampoco me molesta que lo traten como antisocial si es la verdad.
��Por lo menos ahora ya no es tan depresivo.
Seguía hablando Mia.
—Me moleste porque el nunca confía en mí. ¡D-Digo! Hoy lo fui a despertar antes de que se perdiera por completo su juego y ni siquiera me dio las gracias... solo me lanzo lejos de su cuarto. Y luego se fue corriendo a la Fracción sin decirnos casi nada.
—Alex nunca me cuenta nada. ¡M-Me molesta que nunca me cuente nada!
Explicaba Mia con un poco de tristeza y decepción en su expresión.
—Que buen hermano... ¿Pero no que ahora se juntaban a jugar?
—Si... Pero solo hablamos del juego, no de él.
La conversación se había entonado entre Mia y Zara pues Ingrid solo miraba su vaso de agua estando muy pensativa.
Hasta que finalmente se volvió a conectar...
—N-No se me ocurre ningún consejo pese a que fui yo la que insistí. Perdón...
Parecía algo desilusionada
—N-No te tienes que lamentar tanto. Siento haberlo ocultado de ustedes y además es algo que ya debería comenzar a acostumbrarme.
Ingrid se levantó...
—Si... Alex Strong, no volverá a ser el mismo.
Dijo la chica de lentes.
—¿Pero sabes una cosa Ingrid?
Mia soltó una sonrisa pese a lo deprimida que se veía su amiga sobre el tema.
—¡Yo aún tengo fue de que algún día volverá mi verdadero hermano!
La chica de los lentes se impresiono de la confianza con la que decía esas palabras y soltó una leve sonrisa.
—Esperemos que así sea.
—Por lo menos sigue siendo lindo.
Zara apareció y rompió toda el aura que las rodeaba.
Mia se impresiono de lo que dijo y Ingrid se puso muy roja y nerviosa.
—¡No digas esas tonterías, Zara!
—¿Tonterías? ¿Entonces porque estas tan roja?
La chica de anteojos no supo que decir porque efectivamente estaba como un tomate y ello lo noto Mia que le hizo pensar en algo...
—Sera que... Ingrid, tu estas...
—¡¡NO!!
Rápidamente la interrumpió, mostrando aún más su alteración.
—No tiene nada que ver con eso.
—¿A no?
Seguía dudando la chica del pelo castaño.
—Bueno... Si Ingrid no le interesa. ¿Te importaría presentarme a tu hermano?
Zara se ofrecía abiertamente.
—¿Te gusta mi hermano?
—¡Es lindo!
Respondió con toda normalidad la chica del cabello rojizo.
<¡Zara! ¡Que atrevida!>.
Pensaba Ingrid mientras observaba a las dos conversar sobre el tema.
—No creo que mi hermano sea capaz de entablar una conversación contigo. Además, eres mucho más joven.
Le explico Mia a su amiga.
—Pero puedo esperar... Si en un futuro no aparece otro hombre en mi vida. Yo me quedare con Alex Strong... ¿Te parece bien, Ingrid?
—¡¿Ah?! ¡No lo sé! ¡¡No me importa!!
La chica de gafas estaba bastante nerviosa y un poco molesta.
—Je,Je,Je.... Toooonta...
Zara seguía molestándola mientras la miraba fijamente con los codos apoyados a la mesa.
Por otra parte, Mia solo estaba ahí, pensando en las cosas que dijo sobre su hermano.
Resignarse, eso fue lo que termino haciendo.
Se paro mientras que ambas chicas seguían con una pequeña discusión de Zara molestando a Ingrid con lo que parece un tema delicado para la joven de lentes.
—¡Creo que es todo por hoy! Tengo que hacer unas tareas por mi cuenta en casa.
—¿Ah? ¿No me seguirás ayudando?
—No puedo ahora. Pero quizás Zara te pueda ayudar en lo que resta.
—¿Que? ¿Confiar en la despreocupada con Zara?
Ingrid dio la media vuelta para observar a la joven de pecas y como esta estaba tirada en el suelo con una sonrisa para simplemente decir...
—Hola.
—¡No puedo confiar en ella para esto! ¡¡Ella no se toma nada en serio!!
—Bueno tal vez mañana podría venir un rato más. Pero por ahora no te queda de otra forma. Tampoco es como si tuvieras alguna posibilidad de reprobar alguna materia. Tus notas son bastante altas.
Dijo Mia.
—Pero aun así no quiero bajar ni una sola decima. ¡Necesito calificaciones perfectas para llegar a la Universidad Mayor!
—Tranquilaaa... Tranquilaaa... Lo vas a lograr.
Intentaba calmarla a su amiga.
—No te preocupes Ingrid. ¡Déjalo toooodo en mis manos!
Aparecía detrás de la chica de pelo negro, Zara quien se aferraba a ella con abrazo.
Y frente a esto Mia solo sonrió.
—¿Lo ves? Ella te ayudara.
—Pero... pero...
Estaba desbastada.
La joven de pelo castaño ya comenzaba a partir de una vez por todas.
—Está bien. ¡Me marcho!
Ingrid estaba un tanto derrotada por saber que sería Zara quien terminaría ayudándola y por ello solo miraba hacia el suelo.
—¡Ve con cuidado!
Pero Zara si se despidió.
Mia salió de la habitación, llevando su bolso a un costado derecho y camino por la casa para bajar. Esta era una vivienda mucho más equipada que la suya, fruto del trabajo y ahorro de los padres de Ingrid pues es ella quien vive aquí.
Se encontró con la madre de su amiga.
—¡Oh! Mia... ¿Ya te marchas?
—��Si! Muchas gracias por darse la molestia de recibirnos y alimentarnos.
Esta se agachaba haciendo una reverencia.
—No es ninguna molestia. Cuídate en el camino de regreso y saluda a toda la familia de mi parte.
—¡Claro! ¡Adiós!
—Hasta luego.
La madre quien era una mujer de unos 50 años, se despedía con mucha tranquilidad con la mano arriba mientras que Mia ya salía al jardín para tomar su bicicleta y partir.
Un camino muy tranquilo pues no se demora nada en volver a su hogar. Pero por otra parte...
—¡¿Eh?!
Ingrid se puso alerta.
—¿Qué ocurre?
Se pregunto Zara quien seguía abrazando a la chica que es su amiga de toda la vida.
—Papá dice que no salgamos de casa.
—¿Que? ¡¿Por qué?!
Inmediatamente Zara dejaba toda esa actitud relajada para darle seriedad al asunto pues es preocupante.
—Las murallas de nuestro Sector y la Fracción 3 se cerraron.
—¡¿Se cerraron?! ¡¿Porque se cerraron?!
—Dijo que está ocurriendo una marcha en ese lugar. Una muy grande y que pronto las policías van intervenir con violencia.
—Él dice que es mejor que no salgamos porque se les dio facultades a las policías para actuar con toda la fuerza posible.
—¡¿Qué?!
—¡Pero Mia está en la calle!
Se preocupo muchísimo Zara por su amiga que justamente en estos momentos se mueve por las calles en su bicicleta azul.
—No creo que le pase nada... No se demorará más de 10 minutos en llegar a su casa. Va a estar bien, pero...
Ingrid miro muy seriamente a Zara, demostrando que es otra cosa la que le inquieta. Al instante la chica de las pecas se percató de que era lo que le podía preocupar además de Mia.
—¡¡Mia dijo que su hermano está en la Fracción 3!!
—Si... Y si sigue ahí, tendrá que correr a las demás salidas...
—Cuando Mia se entere... Se va a asustar muchísimo.
Zara ya podía imaginar la reaccione de la chica cuando se entere de que su hermano quedo estancado en ese lugar y que justamente en un conflicto mayor.
Mientras tanto....
Alex efectivamente estaba aún en la Fracción 3. Escondido detrás de un basurero.
—Haaaa... Estoy exhausto. Pero mi cama aún está muy lejos...
—Este lugar... huele muy mal.
Algo contrario a todo lo que se ve por fuera...
Los impuestos altos, negocios beneficiosos y una moneda que gira en torno a un solo imperio... hacen que los centros de las capitales alrededor del mundo sean lugares muy cuidados y lindos. Pero detrás de tanto edificio o centros comerciales, no pueden faltar este tipo de sitios entre una edificación u otra donde se deja la basura.
Callejones oscuros y que poca gente frecuenta.
Menos mal que existen.
Ya son varias las veces que los uso para esconderme.
Alex estaba sentado, con la cabeza pegada a las rodillas y a su lado estaba este gran pote de basura que no olía muy bien.
Pero se quedó ahí un momento más pues no se podía poner de pie después de esa brutal corrida.
Intento pararse y de apoco fue subiendo con la ayuda de la pared pues ya era un tanto notorio su cansancio muscular.
Finalmente pudo colocarse de pie y sentir como sus piernas recibían las dolencias correspondientes. Con decaimiento en sus ojos comenzó a caminar lento para salir del pasadizo y mirar hacia donde paso su compañero.
Sin poder volver a verlo.
Nada a ambos lados parecía preocupante o capaz de generar una alerta al chico. Sin más siguió caminando.
Iba con un ritmo lento y solo miraba el piso con las manos en los bolsillos donde su mano derecha sostiene la bolsa desde dentro.
Así paso varios minutos donde caminaba por intuición propia, seguramente por saberse de memoria este camino que siempre utiliza para volver.
<Que extraño... Es la primera vez que veo a Oscar por acá. En teoría no mucha gente usa este camino pues solo es residencial. Pese a que es más largo que el otro, prefiero irme a la casa por este lado>.
—Pero él estaba acá...
—Quizás uno de sus amigos vive en esta zona y lo paso a buscar. Quizás hasta se cambió a la Fracción 3 después de entrar a la Universidad central.
—Sin importar lo que haga. La vida siempre me recuerda lo idiota y desagradable que puedo llegar a ser.
El viento era el único acompañante de este joven que, a paso continuo, pero no muy rápido pasaba y cruzaba sin mirar muchas esquinas y calles. La verdad poco importaba en zonas donde no se ven vehículos particulares.
Y por tener este tipo de actitud tan desconectada de la realidad. No se dio cuenta de que algo estaba comenzando a ocurrir.
Otra ráfaga de viento levanto hojas y movía los árboles a un costado de esta villa de edificios. Mucha gente iba con el viento en dirección opuesta a la del chico y la gran diferencia era, que todas parecían muy preocupadas y asustadas.
Sus caras, sus movimientos y sus voces. Todas reflejan inseguridad y preocupación, hasta nerviosismo en algunos casos.
Mas Alex no lo notaba y caminaba hacia la dirección en la que ellos evitaban hasta mirar.
Algo muy grave estaba ocurriendo y este chico ni se enteraba.
No hasta que finalmente alguien se percató de su desconexión e intento frenarlo.
—¡Ey! ¡Ey! ¡Ey! ¡Muchacho!
Agarro con fuerza su hombro y lo sacudió pues en un principio no hizo caso. Hasta que Alex dejo esa depresión en su rostro y lo miro desconcertado por los incesantes movimientos.
Era un hombre viejo de cabello blanco, con varias arrugas.
—¿Q-Qué pasa viejo?
El chico aun no dimensiono a qué lugar estaba a punto de llegar.
Y ya estando parado donde esta, el peligro es acechante.