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Bienvenidos a la Academia X

—Caliban no encuentra rastro de amigos.

Decía con su singular voz Caliban, cuya apariencia monstruosa no le permite a ver a los demás el gran corazón que posee. Aparte de su apariencia, Caliban posee la habilidad de "sentir"  a otros mutantes en las cercanías.

—Sigue buscando Caliban, debemos encontrar a nuestros hermanos Morlocks.

Caliban no se encontraba solo, estaba acompañado por Marrow y el resto de Gene Nation, un grupo terrorista mutante, cuyos planes son devolverle a la humanidad el dolor y muerte que le han causado a la raza mutante.

—Esos malditos humanos de seguro los tienen secuestrados. —Comento Hemingway

—Y si es así la gente bonita de la superficie sufrirá. —Respondió Marrow, de repente, se escucharon disparos cerca de donde estaban— ¡Humanos!

Al grito de Marrow todos la siguieron hasta donde encontraron a Warpath peleando con los U-Men.

 

—¡¡Matare al grandote!! —Exclamo Hemingway mientras se lanza contra Warpath, tomándolo por sorpresa y proyectándolo contra la pared, dejándolo inconsciente y bajo los escombros —Jajaja, que fácil será esto—  Levantando una gran roca, intenta estrellarla contra la cabeza de Warpath, pero en ese momento es detenido por Caliban, quien lo toma del brazo

—¡Caliban no te dejara dañar a James-amigo! —Hemingway voltea a ver con desprecio a Caliban y está a punto de lanzarle la piedra cuando un grito lo detiene

—¡¡No te atrevas!! ¡¡No dañamos a los nuestros!! —Le grito Marrow, que tiene el pie sobre la cara de uno de los U-Men

—Tienes suerte de ser su perro. —Hemingway le dio la espalda a Caliban y para su mala fortuna, la pelea había terminado, Fever Pitch había incinerado a varios U-Men, mientras Vessel destazaba a otro par

—Dime humano, donde tienen a los Morlocks.

—¡¡Malditos!! ¡¿Por qué solo ustedes tienen poderes?! ¡¡Nosotros también tenemos derecho a ser más que humanos!! ¡¡Somos la tercera especie!!

Cansada de escucharlo, Marrow le enterró una daga de hueso en el rostro.

—Deberíamos matar a todos los humanos que podamos hasta que nos digan donde están los Morlocks. —Comento Vessel

—Marrow-amiga, Caliban piensa que deberías preguntar a Sam-amigo, el debe saber, el es bueno, el ayudar, estar cerca detrás de piedras. —Le dijo señalando a una parte del túnel que se derrumbo

—¿Sam? Hablas de Cannonball. —Caliban asintió y Marrow no pudo evitar sonreír— Si, Sam nos dirá.

Academia Masachussets.

—Sin duda tiene muy bonitas instalaciones Srita. Frost, mejores que la anterior escuela, pero me parece increíble que todo esto es gratis. ¿Tienen algún apoyo gubernamental, como los X-Men?

Por la mirada de Emma, la pregunta de la Sra. Collins, madre de Laurie, la joven mutante manipuladora de feromonas conocida como Wallflower, no fue del todo su agrado. Hasta el momento una orgullosa y presumida Emma Frost les había dado un recorrido a los padres de los alumnos por las instalaciones de la Academia Massachussets, totalmente renovada.

—La Academia Massachusetts no tiene relación alguna con el gobierno o con los X-Men. —Respondió fríamente

—Somos una institución educativa, nuestros recursos provienen de las donaciones de la iniciativa privada y ex alumnos. Uno de nuestros principales proveedores es Industrias Frost. —Comento Scott, tratando de alivianar un poco la tensión

—Si bueno, tienen la infraestructura, ¿pero que nos asegura que nuestros hijos estarán a salvo aquí? —Pregunto Mark Kincaid, padre de Cessily, cuyo cuerpo de metal liquido le ha valido ganarse el nombre de Mercury— Todavía recuerdo lo que paso en la anterior escuela y ese chico punk, o como uno de sus profesores asesino a miles de personas en Nueva York.

—A diferencia Xavier, nosotros somos más selectivos respecto a que chicos admitimos o no. Sus chicos son lo mejor de lo mejor, y por ello están aquí. —Respondió Emma

—Y respecto a los profesores, no se preocupen, también me atrevo a decir que son lo mejor de lo mejor.

Les decía Scott mientras los dirigía a donde se encontraban el resto del personal docente de la Academia.

—La mayoría ya conoce al Dr. Henry McCoy, uno de los genetistas más destacados a nivel mundial, quien seguramente ayudara a los chicos a conocer más sobre sus habilidades y capacidades.

Lo presento Scott, quien en ese momento fue hecho a un lado por Emma, quien tomo nuevamente la palabra.

—La Srita. Kitty Pryde, pese a su cara de ingenuidad será la consejera escolar, si su hijo termina convertido en un Magneto será culpa de ella. —Las palabras de Emma dejaron sorprendida a Kitty— El Sr. James Proudstar es un afortunado ex alumno de esta academia, será el encargado de la seguridad, aunque de que otra cosa podría hacerse cargo, nunca fue bueno para los estudios. —James le lanzo una mirada asesina a Emma, pero esta solo lo ignoro— Y este es Sam, es de Kentucky, y por los pensamientos de lujuria de la Sra. Collins, creo que Sam será perfecto para recaudar donaciones.

—¿Qué? —Dijo incrédulo Sam

—Hey Emma, ¿qué diablos te ocurre? —La encara Kitty

—Tranquila linda, solo me divertía un poco, en la mente de ellos solo dije halagos hacia ustedes, y por cierto, ¿alguien sabe dónde está la Dr. Reyes?—

—Salió a tomar un paseo, al parecer se molesto cuando se entero que Josh puede sanar a las personas con solo tocarlas. —Le respondió Sam

—Diablos, y yo que esperaba estar ahí para ver ese divertido momento. —Decía Emma con una sonrisa maliciosa

Lejos de la Academia, en Nueva York, un hombre usando un extraño traje de cuerpo completo entra desesperado a una vieja fábrica abandonada, cuyo letrero en su exterior tenía el nombre  "Sublime".

—¡¡Chicos chicos!! ¡¡Los mataron a todos!! ¡¡Acabo de venir de la base en el muelle y todos fueron asesinados!! ¡¡Los quemaron!!

Aquél hombre era un U-Men y se encontraba en claro estado de shock, no se daba cuenta de que los compañeros a los que les hablaba, estaban muertos.

—¡¡Maldición Dixon, respóndeme!! ¿¿Qué hay del grupo de Chicago?? ¡¡Ya tienes noticias!!

Varias detonaciones rompieron el silencio, lo atacaron por la espalda sin darle tiempo de reaccionar, pronto se encontró en el suelo, con varios agujeros en el pecho.

—El grupo de Chicago ya no existe, de hecho, me parece que tú eres el único U-Men que queda en los Estados Unidos. —Le responde un hombre canoso, portando una cruz templaría en el pecho

—Jajaja, koff, koff, jeje, estás muerto, cuando mi epidermis auto curativa me sane, voy a matarte, soy un Homo Perfectus...

—¡¡Eres una blasfemia!! —Le gritaba mientras lo pateaba en la cabeza— ¡¡Dios nos hizo a su imagen y semejanza!! ¡¡Y ustedes le escupen a la cara proclamándose la tercera especie!!

Lleno de furia, le volvió a disparar en varias ocasiones en el pecho, hasta calmarse, y entonces, lo miro con tristeza.

—Es tu momento de pedir perdón, después de todo, no es tu culpa, Dios sabe que las aberraciones conocidas como mutantes son los causantes de todo esto, ellos los han pervertido, están alejando a la humanidad de la gracia del señor, pero ya no más, hemos venido a purificarlos.

—Ser mutante es genial. —Le respondió con una sonrisa, causando una cara de repugnancia en su atacante

—Purifiers, quemen todo.

Continuara...