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Vientos De Esperanza

Después de vivir años sin la precaución del mundo exterior, Candice "Candy" White tendrá que aprender cuáles son las intenciones de las sociedades más allá de los valles de su tierra sagrada. Cuando llega el momento de formar parte de una familia, finalmente, rápidamente se da cuenta de que, más allá de lo dicho, una mujer fea lo espera a puerta cerrada. El destino puede cambiar tu vida o hundirte en la desgracia. Lea para descubrir el destino de una niña a punto de encontrar el motivo de su abandono ... Algunos aspectos de esta historia no me pertenecen. Pertenecen a Mizuki La mayoría de los personajes y algunas escenas pertenecen a su creador y escritor. Todo lo demás me pertenece.

theboyinhisdreams · Tranh châm biếm
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Refleccionar

22 de diciembre de 1934

Sin saberlo, caminaba por las calles de una ciudad en un estado de soledad, concentrándome en los suaves pasos que resonaban encarcelamiento detrás de una mirada. Luego de viajar caminos sin destino, visualizo la silueta de una mujer a lo lejos, con los hombros hacia atrás, con su mirada evaluando su apariencia constantemente. Era como si se sintiera superior e insegura a la vez, tal vez el lado emocional de una sociedad superficial. Como una batalla constante de desconfianza con la debilidad de saber si alguna vez fuiste aceptada por los demás. Al ver a la extraña rubia darse la vuelta, descubrí que su tez era algo oculta, mientras su mano implica seguridad antes de desaparecer a la entrada de una casa llena de posibilidades.

Sin razonar la sigo; hasta llegar a la superficie de la propiedad donde tomé reconocimiento de lo que realmente reinaba detrás de mí. El barrio que una vez amasó vida, se fue desintegrando con todo lo que vivía en él bajo los escombros durmiendo para siempre.

No querer ver las desesperadas imágenes, me di la vuelta solo para encontrarme cara a cara con el mismo infierno.

El quejido de las llamas se esparcía a través de la madera qué ordenaba poner mi ser sobre la cerradura de la abertura. Al empujarla con mi mano, la puerta cruje, abriéndose un centímetro a la vez. La cantidad de polvo acumulado sobre la superficie era como nieve sucia, con ni una huella significante. Cartas y postales dirigidas a nadie eran amontonadas desde el buzón de la puerta hasta el pie de las ásperas escaleras de madera. Viejas tazas de té descansaban sobre la mesa de café junto a pan seco. Los espejos cubiertos de ceniza; hizo que el aire fuera más denso junto con un olor a humedad. Los rayos de luz qué entraban por las aberturas de madera que encerraban las ventanas, le daban al hogar un toque de humanidad. En absoluto silencio, desde los pasillos, el techo, hasta las pésimas paredes, lleg�� una sensación abrumadora.

Después de navegar el dichoso lugar por la misteriosa dama, presté atención al sufrimiento cautivo y lo perseguí hasta parar me frente a él. A medida que me acercaba, podía ver su forma agachada en la esquina del ático, rodeada por el desastre de su pérdida. Sus lágrimas mojaban él alma mientras sus ojos suplicaban ayuda, aunque sabía que nadie vendría. Su soledad permitió que sus demonios internos la estrangularan, ahogándola en el dolor del abandono, recordándole cómo se sentía, haciéndola añorar el amor y la paz que una vez sintió.

Cuando me arrodillé a su lado para consolarla, la mujer se volvió hacia mí, me agarró de los brazos y me gritó que todo era culpa mía. Mirándola de cerca, me di cuenta de que esta mujer no era una chica común; Aquellos ojos que me miraban con odio eran míos.

Gritó!

~•~~•~~•~~•~~•~~•~

Escuchando me gritar despierto de repente, con cada pensamiento en alto recuerdo. Rayos de luz golpearon mi vista y sin duda sabía que dormí más de lo habitual. Los ruidos del exterior procedían de un día ajetreado con tráfico pesado.

"Pero al fin desperté," Susurré sobre mí almohada mientras enterraba mi cuerpo en las cálidas y suaves sábanas. Sabiendo que estaba a salvo, me quité los restos del sueño y miré el horizonte; su vívida luz se extendía a través de un cielo rosado. Supuse que el paisaje era algo que la mayoría de los adultos consideraban hermoso. Aún así, era extraño, incluso doloroso, encontrar algo significativo en algo que mirabas todos los días, ¿qué tenía de especial?

Si fuera honesta, diría que nunca e sentido la alegría que otros sentían o la magia que atraía a Tom, como si el dichoso paraíso tuviera lo qué hubieras perdido.

"¿Es hermoso, no lo crees?"

La voz repentina me sobresalta, pero al prestar atención al tono de la voz, supe quién era en un instante, sacando a la luz la conversación de ayer. Por un momento, había olvidado lo que me esperaba cuando prometí paz sobre la voz de la razón. Mientras vislumbraba la obra de arte que adornaba su rostro, asumí que sin ninguna duda esto iba a ser más difícil de lo que había pensado inicialmente.

"Lo siento, ¿qué dijiste?" Actué como si no hubiera escuchado nada. No quería parecer nerviosa en caso de que descubra qué es lo que me provoca estar a solas con él y lo tome como una broma.

"Dije, ¿no crees que es hermoso?" Señaló mientras cerraba la puerta detrás de él. Los sonidos que hacían eco de su paso me tenían al borde de la locura. Esperar que la calidez de su aliento llegara a mi cuello fue como esperar a que un helado se derritiera en pleno invierno.

"Bueno, no sé, es difícil definir algo que no puedo ver, ¿qué hace que un cielo lleno de sombras rosas sea tan hermoso?" Pregunté mientras evitaba mirar hacia detrás. Su mirada en mi dirección me llevó a asumir que me estaba mirando cuando en realidad no lo estaba. ¿Que me esta pasando? ¿Por qué de repente estoy cuestionando todo?

Lo bueno de los espejos es la perspectiva que te dan cuando estás cegada por lo desconocido. Así que el diminuto espejo del escritorio me permitió ver a Tom detrás de mí sin que él se diera cuenta. Su expresión facial era algo que nunca había visto antes, era como si el cielo tuviera poder sobre su mente. Casi como si no pudiera ser feliz sin vislumbrarlo cada mañana. ¿Era este cuerpo de la naturaleza tan importante para él?

"Realmente no lo entiendes, ¿verdad?" Su suspiro hizo que su entraña mirada captará la mía a través del espejo. Maldita sea, ¿se dio cuenta de que lo estaba mirando todo este tiempo?

Con cierta batalla, moví la cabeza.

"Permíteme explicártelo lentamente para que se hunda en tu pequeño cerebro de mono. Tu mezquindad es tu castigo; es el karma. Tan pronto como lo sientes, tu cuerpo produce hormonas dé estrés con todo tipo de efectos secundarios. Mi paz interior, es mi recompensa. No pierdes nada al no poder ver algo tan hermoso porque no eres tan impresionante como un amanecer, ¿entiendes? " Su manera de explicar las cosas parece como si fuera muy tonta para entenderlo de otra manera.

Supongo en el momento en que abrió la boca, sus palabras iban a lastimarme. Siempre lo hacen, ¿por qué pensé que sería diferente esta vez?

"Tom, sé que estás resentido por lo de ayer, pero tienes que entender cuánto lo siento." Sabía que detrás de mi razonamiento estaba la obra de la hermana, pero a qué precio. ¿Cuántos insultos debo soportar hasta completar mi punto?

"No necesito tus disculpas. Solo vine aquí para decirte que la hermana me pidió que te dijera que el desayuno está listo y que bajes a comer. "

Hacer las paces iba a ser imposible, esto me pasa por entrometerme, en situaciones que no me corresponden. Tan pronto como la puerta se cerró detrás de él, me senté en mí cama, contemplando lo que iba a hacer. Sé que fue culpa mía, pero no era ideal ser la única culpable cuando él también debería disculparse. En el fondo sabía que luchar contra alguien que era como mi hermano envenena mi corazón. Después de escribir mis pensamientos en mi diario, escuché que alguien tocaba la puerta.

"Adelante," les dije.

"Candy, ¿puedo?" Preguntó Anne mientras abría la puerta.

"Sí, claro, entra. Sabes esta también es tu habitación; no tienes por que pedirme permiso." Dije mientras respiraba profundo, tratando de calmarme. Con una mirada rápida hacía ella, no necesité mucha perspectiva para saber cómo se miraba. Anne siempre se ha vestido y ha hablado como una verdadera chica sofisticada. Una gran diferencia a mi personalidad salvaje y mis actos juveniles. Rápidamente me quité la ropa de dormir y me puse algo más ponible.

"¿Estás bien?" Escuché a Anne preguntarme mientras me cepillaba el caballo. La pregunta era tonta; me había peleado con Tom, había perdido a un amigo, a alguien de la familia ... ¿y para qué? Me volví para ver a Anne, con una pequeña sonrisa cubriendo mi rostro.

"Estoy bien ..." Al encontrar mi voz un poco áspera, me aclaré la garganta antes de responderle de nuevo."¿Por qué no debería de estarlo?"

Observé cómo Anne orquestó delicadamente su camino por la habitación; recogiendo algunas sábanas antes de sentarse a mi lado, pretendiendo que necesitaban ser dobladas de nuevo. "Eso fue ...bastante valiente, sabes, lo que hiciste ayer -nos ayudó a defendernos."

"Bueno, eres la única que tiene esa opinión, así que no cambiaron mucho las cosas." Murmuro sobre mi cuaderno antes de apartarlo. Era difícil concentrarse cuando no había nada sobre lo que escribir.

"¿Estás bien? Quiero decir, con... Tom enojado." Su forma de expresión refleja dudas para interferir. Haciéndome enfrentar la situación y por primera vez sonreírle sinceramente; "No te preocupes, tarde o temprano haremos las paces. Pero aún así, deberías estar acostumbrada a esto con cuánto nos peleamos todo el tiempo."

"Si tú lo dices. Pero, ¿y si las cosas son diferentes esta vez, entonces qué?" Me miró atentamente tratando de encontrar una respuesta sin decir una palabra.

"No lo sé," le dije mientras miraba a lo lejos. Realmente no sabía qué sería de nosotros si nos dejábamos de hablar. Puedo admitir que la idea de tal resultado me entristece, pero no puedo ver más allá de mi rivalidad con Tom.

"¿Estás segura de que todo está bien? Pareces fuera de esto. ¿Pasó algo ayer? No me digas que te castigaron otra vez. ¿Quieres que vaya a ver si puedo levantar tu castigo?" Mi corazón se compadece al ver mi amiga dé la infancia tratar de detener su acto tímido solo para sacarme de problemas; ahí cosas que nunca cambian. Y el acto de defendernos una a la otra nunca dejará de ser una realidad.

"Te aseguro que todo está bien." Coloqué mis manos en sus hombros. Anne se acerca a mí, dejando a un lado su tarea para abrazarme. "Bueno, si estas segura. Oye, ya que ambas estamos levantadas, ¿me acompañas a desayunar?"

Me reí cuando la escuché suspirar, la reacción la sorprendió. No la culpo; mi personaje siempre ha sido una contradicción andante; En un momento, gruño de ira y al siguiente, sonrío como si nada hubiera pasado.

"Claro, supongo ... Quiero decir, si quieres."

"¡Por supuesto que quiero! ¿Quién dijo que no? Por eso vine, Paulina me pidió que te trajera a desayunar. Dado que nunca sigues las órdenes." No estaba equivocada. No siempre me interesó seguir las reglas, ya que están destinadas a romperse. Pero, ¿por qué vendría a buscarme si Tom ya me había informado?

"¿Qué quieres decir?"

"En realidad no sé que me estas pidiendo. ¿Qué quieres decir con lo que quiero decir?" Parece un poco intimidada por la pregunta.

"Hace unos minutos Tom vino otorgándome la misma declaración," Su expresión de desconcierto me dijo que no era la única confundida.

"Supongo que estaba allí cuando me lo pidieron, pero porque se molestaría si sé supone que está enojado contigo?" Ante su duda, también dude del motivo.

"Sea lo que sea, no pensemos más en eso, quizás fue pura coincidencia. Dejémoslo por ahora y ven conmigo, todos nos esperan en el comedor. " Anne toma mi mano y nos guía afuera. En cuanto abandono mis terrenos, el olor a comida me cautiva.

En el momento en que me deslizo en una silla, me sirven una pequeña fuente de huevos y pan tostado con mantequilla. Una sopera de fruta se sentaba en una bandeja de hielo que la mantenía fría en el centro de la mesa. Junto a ella había una canasta de magdalenas frente a mí que nos sostendría durante los próximos días, pero la jarra de jugo de naranja que nos tenía a todos hipnotizados desafortunadamente no nos duraría hasta mañana.

Nunca antes había pensado en los problemas de dinero que teníamos o la escasez de alimentos que nos daban para consumir. Quizás estaba cómoda y feliz con lo que tenía. Pero al ver el hambre que se apoderó de los demás al rededor, supe que la sensación no viajaba por igual, obligándome a renunciar mi plato intacto para ellos.

Escuchar la exhalación de Tom, mientras me miraba con decepción, hace que mi piel se estremezca.

"¿Por qué me miras así?" Pregunté evitando su mirada.

"¿Sabes por qué? ¡Oigan, ustedes!" Tom les grita a los pequeños.

"¿Que no quedaron satisfechos con lo que les sirvieron o qué? Todos aquí obtuvimos las mismas proporciones y no los ven a Anne o a mi quejándonos, ¿verdad?"

Los pequeños inclinaron la cabeza avergonzados. "No, Tom."

"Entonces, ¿por qué tomaron la comida de Candy sin pensarlo dos veces?" La forma en que les habla me enfurece.

"¡Déjalos en paz, Tom, son solo niños! Ni siquiera tenía tanta hambre, ¿por qué tienes que ser tan duro?"

"También somos niños Candy y no nos ves comportándonos de la misma manera, ¿verdad?" Me reclama, mirándome con incredulidad.

"¡Hay una gran diferencia en tu declaración!" Le dije.

"¿Y qué es eso?" Me mira de cerca, listo para escuchar mi excusa. Al igual qué los niños nos miraban de un lado a otro entre argumentos.

"Somos mayores que ellos y debemos estar atentos a su bienestar, no evitarles la comida."

"Tienes razón, pero ¿qué ay de tu bienestar? ¿Cómo se supone que debes cuidarlos si ni siquiera te cuidas a ti misma? ¡Responde eso ya que te gusta defenderlos tanto?"

Su argumento, hace que todos se vuelvan a mirarme para escuchar lo que tenga que decir. Esta fue la primera vez que no supe qué decir. Nunca me atreví a ver el lado negativo de mis acciones por esta misma razón. Dejarlos comer mi comida solo porque aún tenían hambre me afectaba internamente. Anne entendió mi silencio, sabiendo que estaba en una posición en la que no quería equivocarme, incluso si lo estaba.

"Tal vez... Tom tiene razón, Candy. Deberías cuidarte más antes de ocuparte de las necesidades de los demás. Incluso si te duele, sabes que estás haciendo lo correcto porque quién cuidará de ti cuando nadie más lo haga." Anne tomo mi mano.

"Lo siento," Ben me mira con remordimiento. "Fuimos egoístas al no pensar que quizás querías comer tu comida antes de dárnosla. "

"No tienes que disculparte, Ben. Solo estaba cuidando a tu pequeño monstruo hambriento," le dije, haciéndolos reír.

"¿De qué se trata toda esta conmoción? ¿Ya han terminado de comer?" Nuestras cuidadoras preguntaron mientras se dirigían a la mesa.

"No hay de qué preocuparse, hermanas, sólo estábamos haciendo reír a los niños." Anne trata de desviar la atención y le sonrío en agradecimiento, pero toda felicidad se desvaneció con la imprudencia de Tom.

"Candy está regalando su comida otra vez," Anne se vuelve hacia mí con preocupación mientras mira a Tom con despecho. Cuando me volví para mirar a nuestros cuidadoras, me gané una postura que implica que no saldría de esto fácilmente.

"Anne, si nos haces un favor, de llevar a los niños a jugar afuera después de que se cepillen los dientes." Paulina pregunta mientras la hermana Lane se acerca a Tom y a mí.

"¿Qué pasará con Candy?" Miro a Anne mientras intentaba intervenir.

"Ella los alcanzará después de que tengamos una pequeña charla," les informa Paulina. "Ahora, vayan a jugar."

"Buena suerte," murmuraron los niños y Anne antes de irse.

"Gracias, lo necesitaré," Susurré en voz baja mientras esperábamos qué nos dejaran solos.

"Ahora explícanos qué está pasando?" La hermana Lane exige una vez que se cierra la puerta.

"Bueno, como muchas veces antes, Candy ha decidido darles su comida a los demás para llenar los restos del hambre que podrían estar sintiendo." Tom les informa molesto. No veo por qué hace que lo que hice parezca un gran problema. No es como si les hubiera dado su comida en lugar de la mía.

"O, Dios mío, mí niña, ¿cuándo obedecerás las reglas? Sé que conoces nuestra situación financiera y es por eso que tratas de ayudar. Pero estos niños no son tu responsabilidad. Yo, como Paulina, lamento no poder darles a todos las mejores cualidades de vida. Pero debes entender que no es tu deber proteger a estos niños. Necesitas cuidarte y comer mi amor, porque quién nos traerá alegría si te nos enfermas." Acaricia mis mejillas con compasión y comprensión.

"Entiendo, pero a veces no puedo evitarlo. Internamente, quiero ayudar a los necesitados y no hay nada ni nadie que pueda impedirme hacer lo que mi corazón desea."

Desde que era pequeña, si querías mi ayuda, solo tenías que pedírmelo. Le prometía a quienquiera que lo hiciera, que sería una bendición para los dos. Ayudar es un regalo; Pedir es confianza y el comienzo de una forma de expresar profundamente el amor que nos tenemos como seres humanos. Porque cuando nos apoyamos, es con amor y gratitud.

"Cariño no te estamos regañando o que dudes de tus intenciones puras. Solo queremos advertirte del daño que podrías estar causándote al olvidar quién eres. Porqué al final del día todos somos seres humanos con ciertas debilidades," Paulina trata de tranquilizarme.

"Tienen razón, Candy. Solo es una sugerencia, contrólate, nadie te está reclamando nada," Tom supuso.

"Nadie te preguntó," Le contesté. Sinceramente, era un entrometido, su presencia me ahogaba como una mosca que no puedes aplastar. Cada palabra, cada movimiento y respiración que hacía parece enfurecerme sin fin.

"Candy!"

"Déjala hermana, ha madurado en ciertos aspectos, pero carece en otros," Tom aclarar antes de irse.

"¡Tom!" La Hermana Lane grito detrás su retirada figura antes de voltearme a ver.

"¿Que pasa contigo? Nos prometiste que arreglarías las cosas. ¿Por qué insistes en comportarte así con él? Él solo se preocupa por tu bienestar porque le importas. " La forma en que habla hace que parezca que hay un resentimiento oculto debajo de sus palabras. Claramente daría cualquier cosa por protegerlo, sin duda, ya que él era su favorito.

Perfecto ahora yo era la villana de la historia.

Pero una promesa era una promesa y tenía que ser la mejor persona a pesar de que me doliera.

"No te preocupes, mantendré mi promesa." Le aseguré antes de salir corriendo. En el momento en que salí por la puerta, Anne y Victor se dirigieron hacia mí. Poniendo sus manos sobre mis hombros antes de contemplar mi estado de desesperación.

"Candy! Candy, ¿qué pasó? ¿Te castigaron? ¿Di nos algo, nos preocupas?"

"No, ... no me regañaron," expresé ansiosa por encontrarlo.

"¿Por qué te comportas así entonces?" Víctor me mira como si no creyera una palabra de lo que dije.

"Quiero decir, sí ...sí me regañaron, pero ese no es el punto en este momento, necesito hablar con Tom, ¿saben dónde está?"

"La última vez que lo vimos se dirigía hacia allá..." Ambos señalaron hacia las colinas. Sin duda comencé a correr hacia allá.

Cuando finalmente lo vi en los campos lejanos con nuestro árbol de la infancia, me dirigí hacia el. Había algo en Tom que atraía a la gente hacia él. Supongo que no me dolía que fuera un chico guapo, pero era más que eso. Era callado, pero no por timidez, sino por reservación, una elección consciente de observar la mentira de la tierra antes de involucrarse.

"¿Tom?" Traté de justificarme, pero me prohibió decir una palabra.

"¡No! Deja de intentar disculparte solo porque se lo prometiste," susurró decepcionado.

"¿De qué estás hablando?" Le pregunté un poco asustada por lo que podría pasar.

"No actúes como si no lo supieras, las escuché anoche." El calor de mi cuerpo se desvaneció tan rápido como si el mundo hubiera envejecido y todos en la tierra se hubieran evaporado.

"¿Y qué escuchaste?" Suspiré.

"Todo."