Una vez en el ático Rand descaso por unas horas, cuando despertó vio a Mat todavía dormido cerca de él así que asiendo el menor ruido posible abandono la habitación y bajo hasta la primera planta donde una vez más se encontró con la chica de antes que los había guiado hasta el ático. Al verla Rand se acercó a ella.
Rand: Disculpe señorita, ¿es posible que haya algún lugar más tranquilo y privado a donde pueda ir?
Chica: Hay una biblioteca al fondo de ese pasillo. – mostrándole una sonrisa le indicó un pasillo a su derecha – A esta hora debería estar vacía.
Rand: Gracias. Si es vez a señor Gill por favor dile que Rand al'Thor quiere verlo si tiene tiempo disponible.
La chica asintió y se alejó de Rand hacia las mesas que tenía que atender mientras movía sensualmente las caderas. Rand por su parte se dirigió a la biblioteca donde al entrar no le costó mucho encontrar la figura de unos 3 metros de altura hacia la que se dirigió.
Rand: Hola.
La enorme figura miró a Rand sorprendido de que no estuviera asustado con su presencia y actuara de lo más normal frente a él.
Rand: Mi nombre es Rand al'Thor. Tú debes ser un ogier, he escuchado fabulosas historias sobre tu raza.
¿???: Que haya un humano que me ve por primera vez y puede reconocer mis orígenes es un placer, uno que ya habia perdido la esperanza de ver. En mi primer día de estancia en Caemlyn, no podía creer el alboroto que se armó. Los niños lloraban, las mujeres chillaban y una multitud me persiguió por toda la ciudad; blandían garrotes, cuchillos y antorchas, gritando «¡Trolloc!». Siento tener que afirmar que estaba comenzando a perder los estribos. No sé qué habría ocurrido de no aparecer entonces la guardia de la reina. Pero incluso los guardias parecían tenerme igual temor que los demás. Llevo cuatro días en Caemlyn y no he podido ni asomar la nariz a la calle. El bueno de maese Gill incluso me pidió que no utilizara la sala principal. A precio su hospitalidad, pero me gustaría que el resto fuera más tolerante. Disculpa por contarte todo esto, es solo que eres la única persona que no se ha asustado de mi presencia desde que abandoné el stedding. Mi nombre es Loial, hijo de Arent hijo de Halan. Tu nombre es como una canción en mi oído, Rand al'Thor.
Rand: Tu nombre es como una canción en mi oído, Loial, hijo de Arent, hijo de Halan. – siguió la misma etiqueta que Loial.
Loial: Si he de serte sincero, no abandoné el stedding para vivir de esta manera.
Rand y Loial comenzaron a conversar, Rand estaba interesado en saber más de la primara raza fantástica que veía y la única raza a parte de los humanos que existían en este mundo. Mientras conversaban entre ellos y Rand le contaba sobre sus aventuras hasta ahora no le tomó mucho a Loial comprender que Rand era un ta'veren.
Loial: Casi podía sentir cómo el Entramado se arremolinaba a tu alrededor mientras hablábamos. Eres un ta'veren. – estaba seguro de que no se había equivocado.
Rand: ¿Un ta'veren? ¿Qué es eso? – por supuesto él sabía de era un ta'veren, pero necesitaba una forma de justificar sus conocimientos.
Loial: Verás, la Rueda del Tiempo teje el Entramado de las edades y los hilos que emplean son vidas. El Entramado no está prefigurado, no siempre. Si un hombre trata da dar un giro al rumbo de su vida y el Entramado dispone de espacio para ello, la Rueda únicamente continúa urdiendo y asume el cambio. Siempre hay cabida a pequeñas modificaciones, pero a veces el Entramado no acepta un cambio de consideración, por más que uno lo intente. ¿Comprendes? – Rand solo asintió.
Loial: Sin embargo, en ocasiones los cambios lo escogen a uno o la propia Rueda elige por uno mismo. Y a veces la Rueda presiona al hilo de una vida, o los de varias, de tal modo que todas las hebras restantes se ven obligadas a arremolinarse en torno a él, lo cual produce un efecto en cadena que afecta a todos los hilos. Esa primera desviación al realizar el tejido es ta'veren y no hay nada que uno pueda hacer para modificarla, a menos que el Entramado cambie su curso. El proceso de tejido, llamado ta'maral'ailen, dura semanas o años, depende. Puede repercutir en una ciudad o en la totalidad del Entramado.
Rand: En resumen, los ta'veren son personas que tienen un destino que cumplir impuesto por la Rueda del Tiempo y sus existencias tienen influencia sobre sus alrededores. – definitivamente plot-armor.
Loial: Es un poco más complicado que eso, pero te haces la idea. – hizo una pausa y pensó en lo que estaba a punto de decir por un momento – Me gustaría viajar contigo Rand al'Thor.
Rand: Estás seguro. ¿Después de haber escuchado todo lo que te conté? – Loial asintió seguro de su decisión – Muy bien, bienvenido a bordo Loial, si soy un ta'veren de esos de los que hablas estoy seguro que nuestras aventuras pasaran a la historia.
Loial: Eso me hace feliz Rand al'Thor, solo tengo a maese Gill con quien hablar y no tiene mucho tiempo, siempre ocupado atendiendo la posada.
Un nuevo día amanecía en Caemlyn y Rand se estaba levantando, por la ventana del ático podía observar cómo la ciudad ya era animada. Mat también se había despertado, pero seguía acurrucado en sobre la cama. Se había negado a abandonar la habitación desde que habían llegado a la ciudad.
Rand: No crees que ya es hora de que salgas de la habitación. ¿No quieres recorrer la ciudad?
Mat: Ve con ese trolloc del que te has hecho amigo.
Rand: Loial es un ogier no un trolloc y es mi amigo. Yo no permitiría que alguien hable mal de ti porque eres mi amigo, lo mismo va para Loial así que no quiero escucharte repetir esas palabras, mucho menos en su presencia.
Mat: Lo siento. Pero nunca dijeron que los ogier se parecieran tanto a los trollocs. Igual, que él te acompañe yo me quedo. – continuaba negándose a abandonar la habitación.
Rand: Muy bien, si así lo quieres. Pero ya no estaré trayéndote la comida así que tendrás que bajar al comedor. No eres ninguna princesita. – estaba por salir del cuando recordó algo – Casi lo olvido, más te vale haber tomado un baño para cuando regrese o voy a arrojarte varias cubetas con el agua más fría que pueda encontrar.
Al oír lo último que menciono Rand a Mat le corrió un escalofrío por todo el cuerpo y se prometió a si mismo que sin falta se daría un baño más tarde. Rand no dijo nada más, se colocó el cinto con la espada a la cintura y se marchó. Una vez en la escalera se encontró con maese Gill que iba a buscarlo.
Gill: Hay alguien preguntando por vosotros en la ciudad. No solo por vosotros, también por esos amigos vuestros.
Rand: ¿Quién?
Gill: Solo he escuchado que es un joven. No parece ser de la ciudad.
A Rand no le venía nadie en particular a la mente, pero el Oscuro tenía incontables siervos a su disposición así que no era de sorprenderse.
Rand: Gracias por el aviso maese Gill, estaré al pendiente. – maese Gill solo asintió y no dijo más.
Cuando salió de la posada Rand comenzó a caminar en dirección al palacio, había escuchado que Logain llegaría hoy a Caemlyn y sabía que el palacio sería un buen lugar de donde podría verlo todo. Además, había algo más que ver en el palacio.
Este era un atípico en Caemlyn. Era una fecha en que se celebraba la victoria de la Luz sobre la Sombra, una jornada en que se llevaba al falso Dragón a la ciudad, a presencia de la reina, antes de trasladarlo a Tar Valon.
La muchedumbre era tan densa que apenas podías avanzar entre ella. Ni siquiera los Capas Blancas eran perdonados y apenas podían abrirse paso uno de ellos incluso fue golpeado entre la muchedumbre. Nadie habría osado llevar a cabo un ataque parecido dos días antes, pero ahora a nadie le importaba quien eras, fuese Capa Blanca o noble.
La ruta por donde las Aes Seadai entrarían a Logain a la ciudad era conocida por todos, pero era imposible para Rand incluso con su fuerza sobre humana acercase a una buena posición donde pudiera ver la procesión, claro que él tenía otros planes y por ello comenzó a acercarse a los muros del palacio.
Haciendo uso de varios tejados Rand fue acercándose a los muros del palacio los cuales pudo escalar sin mucha dificultad. No solo el pueblo, los soldados también parecían solo estar al pendiente de la procesión del falso dragón y nadie le prestó atención a él. Pronto Rand se había sentado sobre uno de los muros del palacio desde donde podía observar a Logain claramente con su aguda visión.
Logain era un hombre alto, con largos y rizados cabellos oscuros que le cubrían sus anchos hombros. Se mantenía erguido entre el vaivén de la carreta con una mano en los barrotes por encima de su cabeza. Sus ropajes, una capa, chaqueta y pantalones que no hubieran causado ningún comentario en cualquier pueblo de campesinos, parecían ordinarios. No así su modo de llevarlos, ni su apostura.
Logain era un rey de pies a cabeza. Era como si la jaula no hubiera estado allí. Se mantenía erecto, con la cabeza erguida, y miraba a la gente como si ésta se hubiera congregado allí para rendirle honores. Cuando Logain apartaba la vista de ella, gritaban con furia redoblada como para compensar su silencio previo, pero aquello no modificaba en nada el porte de aquel hombre ni el silencio producido a su paso.
Este sería un excelente aliado en la guerra por venir, Rand era consciente de eso. Para fortuna de Logain las Aes Sedai pasarían la noche en Caemlyn para continuar hacia Tar Valon.
Rand: El número de Aes Sedai es bastante grande, deben de tenerle mucho temor viendo como lo vigilan constantemente.
???: Lo vigilan para impedir que entre en contacto con la Fuente Verdadera, tonto.
Rand miró detrás de él un poco más arriba de donde estaba sentado y vio a una hermosa chica de cabellos dorados mirándolo fijamente.
Rand: Supongo que eso tiene sentido. – no podía creer que había olvidado algo así – Será mejor que me marche ahora.
???: ¡Espera! Quiero hacerte algunas preguntas.
Rand la miró detenidamente casi sonriendo lo que la chica encontró extraño. Sin mucho esfuerzo terminó por acercarse a donde estaba la chica y vio que no estaba sola, estaba acompañada por un chico muy parecido a ella. Cualquiera que los viera podría decir que eran parientes, hermanos lo más seguro.
Rand saltó dentro de los muros del palacio y esperó a que ambos bajaran del árbol donde estaban observando la procesión de Logain. Cuando hubieron bajado del árbol ambos miraban a Rand intrigados con la presencia de este. El chico que eran un poco más alto que la chica se había llevado la mano a la daga en su cintura más por un motivo de habito que porque tuviera pensando en usarla.
Chico: Verás la que nos espera si madre es entera de esto, Elayne. – dijo de pronto el – Nos ordenó que permaneciéramos en nuestras habitaciones, pero tú tenías que ver a Logain, ¿verdad? Mira ahora lo que ha pasado.
Elayne: Tranquilo, Gawyn. – ella era sin duda la más joven de los dos, pero hablaba como si
diera por supuesto que él obedecería lo que ella dispusiera. La expresión del muchacho
indicaba que tenía algo más que añadir, pero, para sorpresa de Rand, guardó silencio – ¿Quién eres? – preguntó de pronto.
Rand: Rand, Rand al'Thor.
Elayne: Debes haber querido mucho ver al falso dragón si subiste hasta aquí.
Gawyn: A madre no le gustará nada de esto.
Rand: ¿Quién es vuestra madre? – preguntó fingiendo ignorancia.
Elayne no estaba muy segura de que responder, pero Gawyn se le adelantó y le respondió de inmediato.
Gawyn: Morgase, por la gracia de la Luz, reina de Andor, protectora del reino, defensora del pueblo, cabeza visible de la casa Trakand.
Rand: Espera ¿vuestra madre es la reina?
Elayne: Verdaderamente no lo sabías. – pareció tan perpleja como Gawyn – ¿Quieres decir que escalaste ese muro para ver a Logain sin saber dónde estabas? Habrías podido obtener mejor panorámica desde la calle.
Rand: Es solo que no me gustan las multitudes. – cómo le iba a explicar que con su vista podía ver perfectamente desde los muros del palacio.
Gawyn: He estado reflexionando sobre tu persona. Tienes el habla andoriana, aunque no de un ciudadano de Caemlyn, pero tu aspecto… ¿De dónde eres? – realmente era pura curiosidad.
Rand: Del Campo de Emond, en Dos Ríos.
Gawyn: Del oeste – murmuró – En el extremo occidental. Productores de tabaco y lana. Debo conocer los principales productos de todas las regiones del reino. De todas las naciones, a decir verdad. Ello es obligado para mi formación. Los principales productos y actividades y las características de su gente.
Gawyn hizo una pausa mientras recordaba lo que conocía sobre la gente de Dos Ríos
Gawyn: Se dice que los habitantes de Dos Ríos son muy obstinados, que pueden ser amables si lo creen a uno merecedor de su estima, pero que si se sienten presionados no hay forma de hacerlos cambiar de parecer. Elayne debería elegir un marido procedente de esa zona. Tendrá que ser un marido con una voluntad de hierro para no dejarse dominar por ella.
Rand tenía una media sonrisa mientras veía la mirada que le estaba dando Elayne a Gawyn al escuchar lo que dijo. Fue en ese entonces que una voz diferente se escuchó.
???: ¿Qué está ocurriendo aquí?