webnovel

Capítulo 28: Adiós y Adiós

Capítulo 28: Adiós y Adiós

Narra Brenda

- ¡Alan! - dije sorprendida al verlo aparecer de repente.

Alan comenzó a acercarse a mí sin decir nada, y cuando estuvo cerca, habló:

- ¿Así que por eso me dejaste de hablar?

- Tiene grabada una conversación entre nosotros dos - respondí con tristeza.

Él se quedó mirándome, tratando de entender la situación.

- Sabes, antes de que pasara esto, no entendía lo peligroso que es nuestra relación - dije con tono melancólico.

Alan se quedó pensando un momento y después habló:

- Me dejaste por lo que pasó con Melody... o porque tenías miedo.

- Porque tenía miedo por ti... no quiero que te hagan daño - respondí mirándolo a los ojos.

Me quedé mirándolo en silencio un momento mientras le acariciaba la cara.

- No te preocupes... yo me ocuparé de esto - dije, tratando de sonar segura.

- ¿Qué piensas hacer? - preguntó curioso.

- Por el momento quiero que nos tomemos un tiempo para calmar a la fiera - respondí con una sonrisa triste.

- ¿Me estás pidiendo un tiempo? - preguntó Alan cabizbajo.

- Solo es por un tiempo... hasta que encuentre la manera de borrar ese audio de su celular - respondí, tratando de sonar convincente.

- No estoy de acuerdo... pero si es lo que quieres - dijo Alan cabizbajo.

Nos quedamos un momento, mirándonos sin decir nada. Sabía que esta situación no era fácil para ninguno de los dos, pero tenía que hacer lo que fuera necesario para protegerlo.

- Tengo que volver con Tito - dije acariciándole la cara, tratando de calmarlo.

- Ah... y ¿quién es ese Tito? - preguntó con un tono de celos evidente, frunciendo el ceño.

- Es el capitán del equipo de baloncesto - respondí con una sonrisa, tratando de quitarle importancia al asunto.

Pero noté que seguía molesto y celoso.

- No te pongas celoso... solo vine porque Anabela me lo pidió, porque ella vino con su amigo y él no tenía cita - expliqué, tratando de justificar mi presencia en el lugar.

Él suspiró y me miró a los ojos.

- Lo sé... solo que no me gusta verte con otros chicos - dijo con tono apenado.

- Lo entiendo, pero confía en mí - respondí, tratando de tranquilizarlo.

Nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que él tomó mi mano.

- Me tengo que ir, pero no te preocupes, yo me encargaré de Melody - dije, besándolo rápidamente y susurrándole un "te amo" en el oído antes de salir corriendo.

Narra Alan

Brenda se fue, pero yo no me quedé tranquilo. Decidí buscar a Melody para hablar con ella. Me acerqué a ella con un tono serio.

- Señorita Benítez... ¿puedo hablar con usted un segundo? - pregunté.

- Por supuesto, profesor - respondió de manera sínica.

Nos fuimos al lugar donde la encontré hablando con Brenda.

- ¿Qué se le ofrece, profesor? - preguntó Melody.

- Quería hablar contigo... pero no como tu profesor. Supe que tienes un audio de una conversación entre la Señorita Brown y yo - dije sin titubeos.

- ¿Señorita Brown? - dijo Melody levantando una ceja - No la llama por su nombre.

- ¿Por qué te comportas así? ¿Qué ganas tú con perjudicarnos? - pregunté tratando de mantener la calma.

- ¿Y usted?... ¿Por qué hace esto? Si sabe que su relación es prohibida - dijo de manera cínica.

- Se nota que nunca te has enamorado - dije tratando de mantener la calma.

- ¿Y usted sí? Tengo entendido que si amas, haces todo por no perjudicar a la otra persona. Usted se siente bien evitando que Brenda salga con chicos de nuestra edad - dijo señalando a Brenda y Tito bailando - Mírela usted mismo, se ve tan feliz... Con usted no puede compartir esa felicidad, porque siempre tienen que estar escondiéndose.

Yo me quedé mirándola un momento. Se veía tan feliz bailando y divirtiéndose con chicos de su edad. Por Dios, Melody tenía razón.

Sin terminar la conversación con Melody, me fui sin que nadie me viera.

Narra Brenda

Me desperté temprano como siempre y realicé mis actividades cotidianas antes de ir a la escuela. En ese momento, llegó Anabela a mi casa.

- Hola - dije extrañada al abrir la puerta.

- Tengo que hablar contigo ahora - dijo Anabela con seriedad.

- Claro, ¿qué pasa? - pregunté, confundida.

- Necesito mostrarte algo en un lugar privado - respondió Anabela.

- No te preocupes, llegaste temprano... mi mamá todavía está durmiendo y mi papá y mi hermana también - dije tratando de calmarla.

- Mira esto... - dijo Anabela mientras me mostraba un celular.

- ¿Un celular? ¿Qué tiene de importante? - pregunté sin entender.

- ¡Es el celular de Melody! - exclamó Anabela.

Cuando me dijo eso, mi corazón latió más fuerte y sentí que se me helaba la sangre.

- ¿Cómo conseguiste su celular? - pregunté con preocupación.

- Ayer cuando fui al baño, encontré una cartera que solo tenía esto y maquillaje adentro. Al principio pensé en llevarla a donde estaban las cosas perdidas, pero Alan, quien se suponía que estaba a cargo de eso, ya no estaba. Esperé a que alguien llegara para devolverla, pero la curiosidad me ganó y quise saber de quién era el celular. Me llevé la sorpresa de que era de Melody, y encontré un audio que creo que deberías escuchar - explicó Anabela.

Anabela puso el audio y escuché la amenaza de Melody. Aunque ya lo sabía, sentí un escalofrío recorriendo mi cuerpo.

- ¿Qué pasa? - preguntó Anabela, confundida. - ¿No ves que esta grabación puede ponerte en peligro? ¿Por qué estás tan tranquila?

- Anabela, esta es la razón por la que me he mantenido alejada de Alan. Melody me ha estado amenazando, pero esto puede ser mi salvación. Con esto, ya no podrá seguir amenazándome. ¡Bórralo ya! - respondí con firmeza.

- Si piensas que esto es suficiente para detenerla, no has visto nada - dijo Anabela con una mirada maliciosa.

Mi mente comenzó a divagar con posibilidades. ¿Qué podría haber en el celular de Melody que fuera tan importante? ¿Por qué Anabela estaba tan preocupada? Me sentí ansiosa y nerviosa al mismo tiempo.

- ¿De qué hablas? - pregunté, confundida.

- He estado investigando y descubrí que Melody ha estado robando las respuestas de los exámenes todo el año y ha ingresado a la página de la escuela para cambiar sus calificaciones. ¿Sabes lo que significa? Podemos hacer que se vaya de la escuela - explicó Anabela.

- ¿Podemos? - pregunté, emocionada. - ¡Lo haremos! Estoy harta de Melody.

Anabela y yo pasamos horas planeando cómo desenmascarar a Melody. Aunque tenía miedo, sabía que si todo salía bien, podría ser feliz con Alan.

Finalmente, terminamos de desayunar a las 6:30 am y nos despedimos de mis padres antes de ir a la escuela. Un poco más tarde, mientras guardaba unos libros en mi casillero, levanté la mirada y vi a Melody frente a mí.

Melody se acercó a mí con una sonrisa maliciosa. "Espero que estés cumpliendo con tu parte del trato. No te acerques a Alan y yo no digo nada", dijo, sin sospechar que ya lo sabía todo.

- Quédate tranquila, yo seguiré sufriendo - respondí sarcásticamente.

- Conmigo no juegues - me advirtió.

Estaba a punto de responderle cuando escuchamos su nombre en la cabina de anuncios.

- Señorita Melody Benítez, vaya inmediatamente a la oficina del director - anunciaron.

- Creo que eres tú, ¿no? - dije con una sonrisa burlona.

- No sé qué diablos está pasando, pero de esta no te salvas - me amenazó mientras caminaba hacia la oficina.

Anabela llegó emocionada a contarme la noticia.

- Ya está. Pedí que no dijeran quién le había dado el celular. La expulsaron - dijo.

- Dios mío, esto es lo que siempre esperé escuchar. Ahora solo esperaré a que salga - respondí.

- Pero tenemos clase - dijo Anabela.

- Ve tú, yo te alcanzo después. Tengo créditos extras, esto no me hará nada", le dije.

Cuando finalmente salió, la observé mientras guardaba sus cosas de su casillero. Se veía enojada y llevaba una caja. Sabía lo que eso significaba: la habían expulsado.

La seguí hasta que salió de la escuela. No sé cómo me armé de valor, pero le dije:

- Y por si aún tienes dudas, sí, yo fui la que te delató

Ella volteó y se acercó a mí con prisa.

- ¿Qué mierda hiciste? - gritó.

- Ya era hora de que todo lo malo que hiciste se te regresara - respondí sin miedo.

- Sabes que ahora puedo regresar y decirle lo tuyo con ese profesor, ¿verdad? - amenazó.

- Oh, sí, hazlo. Quedarás como una loca mentirosa. ¿Ya no tienes pruebas, sabes? - respondí con seguridad.

Ella continuó hablando y amenazándome con todo lo que podía decir, pero dejé que hablara. Finalmente, me había vengado. Ahora entendía el dicho de que la venganza es un plato que se come frío, y ya nada me daba miedo. Lo único que quería ahora era festejar mi libertad con Alan, quizás contarle todo y besarlo sin importar quién nos estuviera observando.

Sin pensarlo dos veces, corrí al salón de Alan, pero al entrar, no vi lo que estaba esperando: él no estaba allí. En su lugar, había una profesora escribiendo en la pizarra. Me acerqué un poco para asegurarme de que era el salón correcto.

- ¿Se le ofrece algo, señorita? - preguntó la profesora.

- Oh, no. Es solo que buscaba al profesor Freeman. Este es su salón, ¿él no está? - respondí.

- No, lo siento. Soy su suplente - dijo la profesora.

- ¿Suplente? Pero él va a regresar mañana, ¿no? - pregunté angustiada.

- Lo siento, no lo sé - respondió.

- Bueno, ¿usted cuánto tiempo se quedará?

- Señorita, ya le dije que no lo sé. ¿Va a entrar a clases o no?

- No, no aún.

Salí algo confundida de ese salón y fui a mi casillero por un libro.

- Brenda, ¿y esa cara? Pareciera que Melody todavía estuviera aquí - dijo Anabela.

- No es nada. Es solo que no encontré a Alan y ahora hay una suplente - respondí.

- Tranquila, quizás hoy no pudo venir. Ya lo verás. ¿Entramos a clase?

- Sí, vamos. Adelántate. Yo le hablaré a su celular - dije.

Anabela asintió con la cabeza y se fue. Yo saqué mi celular y llamé a Alan, pero él no contestaba, así que decidí dejarle un mensaje de voz.

- Alan, soy Brenda. Necesito hablar contigo sobre el problema con Melody. Ya se solucionó y todo ha cambiado. Ya no tiene evidencia de lo nuestro. Estoy segura de que ahora todo será distinto. Te amo y quiero saber si vas a luchar por nuestro amor. Por favor, llámame cuando puedas

No tenía mucho ánimo, pero aun así fui a mis clases. Después, fui al Café & Amor esperando encontrar a Alan, pero no estaba allí. Decidí ir a su departamento y toqué la puerta, pero nadie respondió. Estaba a punto de irme, pero no pude resistir la tentación de tomar la llave que él guardaba debajo del tapete y entrar. Todo estaba perfectamente ordenado, pero Alan no estaba allí. Me quedé una hora esperándolo, pero nunca llegó. Tomé una hoja y le escribí:

Mi amor... te esperé, pero tampoco estuviste aquí. Por favor, comunícate conmigo. Te amo

Dejé la llave en su lugar y me fui a casa. Estuve leyendo el libro que él me dedicó. Sus palabras me hacían sentir que él me hablaba a mí. Cuando terminé de leer el libro, leí la dedicatoria una y otra vez:

Este es el primer libro que escribí. Espero que cuando lo leas, pienses en mí con amor... Alan Freeman

No podía dejar de pensar en Alan. No dejaba de preguntarme por qué se fue.

Después escuché un ruido. Era mi mamá, así que bajé a saludarla.

- Hola, hija. ¿Por qué estás tan cabizbaja? - preguntó.

- Nada, mamá. Es que la clase de literatura de hoy fue un poco extraña - respondí.

- Sí, me enteré de que el profesor Freeman no está en la escuela. Nos avisaron a todos los padres.

- ¿Tú sabes qué pasó? - pregunté tratando de sacar información.

- Pues, nos avisaron que se había ido a Nueva York.

- ¿Qué? ¿Regresó a Nueva York? ¿Piensa volver a vivir allí? ¿Ya no volverá o qué? - dije alterada.

- Hey, cálmate. ¿Cómo sabes que es de Nueva York?

- Es solo que tenía un proyecto que quería mostrarle - dije tratando de explicarme.

- Lo entiendo, pero no sé si el profesor Freeman regresará - respondió mi mamá con un tono de preocupación en su voz - Es difícil si ya encontraron una suplente

Cuando mi mamá me dijo eso, sentí un gran temor. ¿Y si Alan no regresaba? ¿Qué pasaría con nuestra relación? Pero una parte de mí seguía teniendo esperanza de que todo saliera bien. Tal vez Alan regresaría y todo volvería a ser como antes.

Pero yo no podía dejar de pensar en él. Decidí escribirle un mensaje:

Alan, soy Brenda. ¿Todo está bien? ¿Por qué te fuiste sin decirme nada? Por favor, comunícate conmigo. Te extraño

Esperé su respuesta con ansias, pero no recibí ninguna. Empecé a preocuparme cada vez más. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no me respondía?