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UN PASADO QUE ENFRENTAR

Marta es una chica joven que perdió su familia en un trágico accidente, un mal la acecha desde hace mucho, ¿logrará salir adelante de la depresión que ahora tiene? y ¿volverá a habitar en ella el amor? Ella tendrá que aprender que enfrentar su pasado es algo importante para construir su futuro y lograr ser otra vez feliz, también aprenderá que las cosas no siempre son lo que parecen.

Alejandra_Herrera · Tổng hợp
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Capítulo 105: No soy tan idiota (3)

- ¿Y tú qué haces aquí?

Una figura alta e imponente se aproximó y se paró firmemente frente a Carol, su rostro era sombrío y una sensación de frialdad extrema emanaba de su cuerpo.

- Fuiste muy imprudente al pasar por sobre mi voluntad - Manuel frunció fuertemente sus cejas, sus oscuros ojos estaban cubiertos por una capa de frío helado.

- ¿Quieres discutir conmigo sobre esto? - Carol levantó una ceja y sonrió burlonamente - No serias el primero - puso los ojos en blanco y señaló a Xavier con su mentón.

- Estás tomando ese tema a la ligera - Manuel no cambió su expresión - ¿Pensaste lo que perderás si lo haces? ¿Has pensado en la reacción de nuestros seres queridos? Es probable que nunca te perdonen si después de un tiempo apareces frente a ellos...

- Ya se lo que podría pasar - Carol suspiro suavemente - Y créeme que por un momento quise desistir, pero está desición ya la he tomado y no me echaré atrás. Lo siento, este paso ya no puedo retrocederlo.

Manuel se pasó la mano por la cara, parecía estar cansado mental y físicamente, luego de algunos minutos finalmente sonrió tristemente y dijo con voz ronca:

- Ya sabía que no iba a lograr nada. Pero al menos lo intente - Manuel se puso la máscara color azul oscuro y se encogió de hombros - Le deseo suerte, Señorita C. N.

Después se dió la vuelta y camino lentamente para abrir la puerta, se encontró de frente con el hombre que escoltaba a Kim Ha-neul, el hombre vestido de verde le hizo una leve reverencia a la que Manuel sólo respondió con un asentimiento despreocupado. La alta e imponente figura de Manuel desapareció en la esquina del pasillo.

Carol suspiró lentamente y apretó la taza que tenía en las manos, su mirada se atenuó gradualmente hasta volverse indiferente y solitaria, pero gradualmente recuperó su vivacidad y alegría, era como si nada hubiese pasado.

- Señorita C. N. he traído a la reclusa - el hombre vestido de verde habló con reverencia y admiración en sus ojos.

- Hazle entrar - Carol le sonrió amablemente, después desvió su mirada hacia Xavier - ¿Te quedarás o te irás?

Xavier no había desviado en ningún momento su mirada del hermoso rostro de la joven mujer, sus ojos contenían una capa de niebla indiferente más sus labios estaban curvados levemente hacia arriba.

- Creo que tú sola puedes manejarlo - Xavier sonrió suavemente y se acercó a ella para palmearle la cabeza con una singular luz en sus ojos.

Carol se congeló por un segundo ante las acciones de Xavier, pero poco después sonrió tiernamente como una colegiala enamorada. Claro que Xavier no se dio cuenta de esto ya que en ese momento ya estaba en la puerta.

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Kim Ha-neul se apoyó perezosamente junto a la puerta mientras esperaba a que le dejarán entrar, su mirada indiferente y perezosa se paseó alrededor hasta que finalmente se cansó de ver paredes limpias y personas enmascaradas. Su aburrimiento ni siquiera se atenuó al ver el hombre imponente vestido de azul que salía de la habitación. Suspiró pesadamente y se dedicó a mirarse las uñas, que tenían una forma ovalada. A los pocos segundos el hombre vestido de verde que la había guiado hasta allí volvió a salir de la habitación y le indico que entrará.

Kim Ha-neul se aproximó a la habitación, podía ver vagamente la espalda de una mujer sentada en el sofá, la primera impresión que le despertó fue la de una persona de carácter cambiante ya que parecía que la alegría y la frialdad emanaban de su cuerpo al mismo tiempo. Kim Ha-neul respiró profundamente antes de caminar para sentarse frente a la mujer, observó que la mujer, al igual que los demás, llevaba una máscara cubriendo su rostro, pero también dejaba una impresión profunda en quién le conocía.

- ¿Kim Ha-neul? - la joven mujer pelirroja levantó la mirada de la tablet que tenía en las manos.

Kim Ha-neul se perdió en sus pensamientos al toparse con los vivaces iris verde esmeralda de la mujer, no respondió por algún tiempo.

- ¿Prefieres que te llame Jag-Eun Boseog? - la mujer le sonrió amablemente, lo que aturdió aún más a Kim Ha-neul.

- ... Kim Ha-neul está bien - después de algún tiempo Kim Ha-neul volvió a sus sentidos y respondió carraspeando suavemente.

- Está bien, te llamaré Kim Ha-neul entonces - la pelirroja sonrió suavemente - ¿Quieres tomar té?

Kim Ha-neul se encogió de hombros y aceptó la taza que le extendía la mujer. El silencio se hizo en la habitación, se volvió tan pesado que Kim Ha-neul se mordió el labio con fuerza.

- Si... si me llamó aquí, debe haber una razón - Kim Ha-neul apretó la taza de porcelana en sus manos, sus nudillos se volvieron blancos por la fuerza.

Carol detuvo sus acciones por un segundo, después bajó la taza y la coloco en la mesa, su sonrisa solo se hizo más radiante. Extendió su mano y agarró una fotografía en el borde de la mesita.

- ¿Lo conoces?

Kim Ha-neul observó la fotografía, en ella solo se podía ver el perfil de un hombre, a Kim Ha-neul le recorrió un escalofrío por la espalda, pero rápidamente su expresión se tornó fria.

- No le conozco, pero no parece una persona a la que se deba ofender.

- Tú estuviste en su mismo nivel, creo que no tienes nada que envidiarle - Carol lanzó la fotografía de vuelta a la carpeta blanca en el apoyabrazos del sofá, después levantó la mirada hacia Kim Ha-neul - Tú también fuiste asesina, narcotraficantes y hacker.

- Eso fue en el pasado - Kim Ha-neul se encogió de hombros con una sonrisa fría - Llevo cinco años en este lugar y si llego a salir de aquí ya no me apetece volver a esa vida oscura.

- Es comprensible - Carol asintió pensativamente - Si te ofrezco la libertad a cambio de que te infiltres en un lugar para mí ¿estarías de acuerdo?

- No - Kim Ha-neul respondió directamente con una sombría mirada - No soy tan idiota. Ya antes les han ofrecido lo mismo a otros reclusos, y menos de la mitad de ellos regresa con vida para poder disfrutar de la libertad. Aunque llegue a pasar el resto de mi vida en este lugar, al menos mi vida estará segura y no tendría que preocuparme por si pasaré la noche.

- Tienes las ideas claras. No me equivoque contigo - Carol sonrió suavemente y se levantó del sofá, sacó de su bolso una laptop y se la entrego a Kim Ha-neul - Se que eres buena en esta área. Desbloquea la laptop y combate el virus electrónico.

- ¿Y qué gana usted con esto? - las cejas de Kim Ha-neul se fruncieron levemente.

- Sólo el verte en acción - Carol sonrió misteriosamente mientras un singular rayo de luz pasaba por sus pupilas.

Kim Ha-neul miró la expresión de la mujer por un largo rato, pero sin importar cuanto lo intentó no pudo descifrar la compleja mirada de la mujer. Hizo un mohín con sus labios antes de concentrar su atención en la tarea que se le dió.