Mojando la arena, y borrando las pisadas, el mar se movía tranquilamente en un romántico compás. Las gaviotas graznaban y el viento silbaba, llevando hasta nuestras narices el sabor del cercano océano.
En un día soleado, se acercaba con su traje aquel pelirrojo, que resultó ser el emprendimiento de mis sueños. En sus manos, delicadas flores blancas. Y en la claridad de aquella mañana percibí sus ojos cambiar en oleadas, como el mar siendo tocado por la luz del Sol.
Después de un tan ansiado beso podíamos decir que estábamos verdaderamente casados. Y nos tomamos de las manos un poco nerviosos debido a los aplausos de nuestros invitados.
Además, debíamos caminar juntos hasta otra edificación para terminar de celebrar el día. Mis familiares estaban tirando pétalos sobre nuestras cabezas, incluso el pequeño Loan lo hacía.
En ello, Sieg se separó de mi lado porque no dudó en ir a compartir su felicidad con Elián.
El pelirrojo le lloraba a Elián con la sonrisa más grande que le he visto. Me quedé a esperar. Normalmente sería yo quien fuera a abrazar a Eli, pero bueno, solo pude reírme.
Jake estaba a un lado limpiándose sus ojos con un pañuelo. —Hey, Jake... Lamento robarme a la novia— Él me dió un empujón juguetón y se colocó sus lentes de sol negros. —¿¡Julen, que haces en mi boda!?— Me impacté al ver al pelinegro grabando todo lo sucedido en su teléfono.
—Tu amado omega me invitó, ¿No te lo dijo?—
—¿En qué momento?— Dije y se acercó el pelirrojo.
—¿Recuerdas que podían venir con un acompañante cada invitado? Jake no tenía con quien venir y le propuse que invitara a Julen, ya que se conocen— Miré a los dos nombrados.
—¿Cómo llegaron a hacer amigos ustedes dos? ¿Jake, cómo soportar a semejante basurita?— Cuestioné.
—¿¡A quién llamas basurita!?— Me increpó el omega.
—Bueno, es una larga historia... Todo empezó cuando fumaba hierba— Tanto Sieg y yo tratábamos de descifrar que significó lo que dijo, pero preferimos no hacer más preguntas.
—¡Bien, voy a tirar el ramo!— Alzó las flores y todos los omegas solteros se colocaron en posición para atraparlo, o casi todos, Julen se estaba saliendo bastante de la línea. Pero, como ya sabemos, Sieg es pésimo para los deportes, así que cuando miró el lugar al que debió tirar el ramo, se dió la vuelta y cerrando los ojos lo lanzó, y las flores se desviaron hasta donde Julen, pero por la sorpresa empujó las flores y cayeron sobre Loan.
—¡Niño eso es nuestro!— Decían las omegas.
—El ramo cayó hacia a Julen— Interrumpió Elián a las feroces omegas. —Así que técnicamente es tuyo, Julen... ¿Te lo quedas o dejarás al pequeño y adorable Loan quedarse el ramo?— Mi pobre hermanito estaba apunto de llorar ya que no quería darle el ramo.
—Lo atrapó el pequeño, solo porque sea un niño aún y aunque no sepamos si es un omega, alpha o beta creo que aún merece tener la reservación de bodas de su familiar— Contestó y mi hermano se alegró. Julen puede ser amable, supongo que ese lado hizo que Elián se enamorará de él, además si no fuera por ellos dos ya estaría estrangulando a las omegas.
—Uh... Me hubiera encantado ganar la reservación— Se fueron decepcionadas a ser parte del festín que estaba preparado.
Nosotros nos sentamos en nuestra mesa. podía ver a todos los invitados desde ahí. —Vaya... Por alguna razón todavía me siento ansioso— Sonreí, por lo que Sieg me tomó la mano.
—Aunque tú no lo creas yo también me siento así... Es algo diferente a mi anterior matrimonio—
—Hablando de eso, creí que usarías un vestido ¿Por qué elegiste un traje?—
—Bueno, quería combinar contigo... Que nos viéramos como un igual de algún modo...— Yo besé sus labios.
—Eres muy tierno—
Comenzamos a hablar de los invitados. Kenny trataba de detener a Elián de que se tragara todo lo que había en las mesas. Por lo que reíamos sin cesar de la escena, ya que el rubio se comportaba como un pequeño niño siendo arrastrado por Kenny.
—¿No se supone que el mayor es Elián?— Reímos.
—¡Ahaja, sí, pero con la personalidad de Eli no se nota!— Dije.
—Creo que es notorio muy pocas veces—
—¿Cómo en qué?— Pregunté.
—Elián es más experimentado— Yo sonreí de medio lado.
—Eso lo he confirmado— El pelirrojo me dió un golpe que eran como cosquillas para mí.
—¡No me refería a eso!—
—¿Oh, a qué cosa, Ceresita?— Él se puso rojo e infló sus mejillas. —Ahaja, de nosotros es notorio que tú eres el menor—
—¡No es cierto...!— Lo besé. —Fred... Eres tan malo...—
—Ahaja, No puedo esperar para nuestra luna de miel— Relamí mis labios.
—¡Ay, Fred!— Sonrió dándome un golpecito.
—Bueno, creo que ya es hora— Me levanté y le tendí la mano a mi esposo para que hiciera lo mismo. Tomé el micrófono de la mesa y hablé. —¡Les tenemos una grata sorpresa a todos ustedes! Preparamos una canción para este maravilloso día, espero sea de su agrado.— Trajeron un piano hasta el centro del lugar y las luces se apagaron enfocando en dirección al piano.
Ambos nos sentamos frente al instrumento, habíamos practicado mucho para este día. Por lo que dejé que hicieran una trasmisión en vivo por mis redes sociales también.
—¿Listo, Sieg?—
—¿Y si me equivoco?—
—No te vas a equivocar— Le sonreí. Comenzando una nueva pieza junto a él, moviendo nuestros dedos a la par.
...En la orilla que nos vimos aquel día...
...Me fascina recordar...
...Las palabras que escribimos...
...En la arena...
..."Deseo estar junto a tí"...
...Olas que vienen y van...
...Borran el rastro de las huellas...
...Que dejé al caminar...
...En aquel atardecer...
...Aparecía la Luna y nos vió pasar...
...Con el brillo de una explosión...
...El cielo cobró un resplandor...
...Era el color de un verano sin final...
...Desenredé a mi corazón...
...Para sentir la conexión...
...Entre tú y yo...
...Y que no se acabara...
......
...Me pregunto si yo...
...Volveré a compartir...
...Otra vez esta luz junto a tí...
...¿Qué podré hacer para contemplar...
...Tu sonrisa?...
...Un momento feliz...
...Para después llorar...
...Una ola de sentimientos...
...Esta es la última parada...
...Sin descansar,...
...Yo me prepararé y te voy a llamar...
...Te voy a elegir una y otra vez...
...¡Para que tú no vuelvas a llorar...
...Por mí nunca más...!...
......
...Con un suspiro se alejó...
...La luz que desapareció...
...Para vivir dentro de tu corazón...
...Esta futura calidez...
...En nuestras manos se escondió...
...Para proteger esta dulce llama...
...El fuego de una flor...
...La llama de color...
...Se vió su resplandor...
...La noche iluminó...
...Y se desvaneció...
...Tu voz se silenció...
...¡La noche oscureció!...
...¡Y quedamos los dos!...
...No te alejes de mí...
...Y no me dejes ir...
...Tan solo un poco más...
...Por solo un rato más...
...Quiero quedarme aquí...
...Hasta despertar...
......
...En la orilla que nos vimos...
...Aquel día...
...Me fascina recordar...
...Las palabras que escribimos...
...En la arena...
...Se hicieron realidad...
...¡Con el brillo de una explosión!...
...El cielo cobró un resplandor...
...Era el color de un verano...
...Sin final...
...Desenredé a mi corazón...
...Para sentir la conexión...
...Entre tú y yo...
...Y que no se acabara...
...♪ ♬ La, La, La ♬ ♪...
Pudimos mantener el ritmo correctamente, todos los presentes aplaudieron. Elián se levantó a gritar de alegría y a decir que eramos los mejores y cosas por el estilo.
—¿Es mi idea o ya se embriagó?— Susurré mientras sonreía.
—Creí que había dejado el habito de beber en bodas— Reímos. —¿No tenía que dar un discurso?—
-—Va a decir cualquier cosa...— Me tapé la cara. —Diganme que pararon de grabar—
Y como esperábamos, era el turno de Elián de dar su discurso. Se tomó todo un vaso de agua que Kenny lo obligó a tomar antes.
Cuando tomó el micrófono volvió a estar sobrio o eso parecía. —Bien, traía escrito el discurso, pero creo que mejor lo digo con mis propias palabras— Sonrió dulcemente. —Nunca hubiera pensado ver a mis dos mejores amigos sentados ahí, sobre todo a mi ex—
—Sí, está ebrio— Dije y Sieg se aguantaba la risa.
—Pasamos momentos inmemorables los tres juntos, creo que del grupo eramos el trío dinámico, seguimos viéndonos incluso después de la escuela y del club deportivo, ahaja. Todavía no olvido las innumerables lesiones que se daba Sieg con el aire y las veces que expulsaron a Fred del juego con tarjeta roja— Los dos nos tapabamos la cara de la vergüenza. —Y solíamos escaparnos de clases, Fred nos ayudaba— Fingió un susurro, mientras todos reían a carcajadas.
—¿Por qué el bufón está haciendo el discurso?— Me pregunté.
—Pero, estoy feliz que hayamos crecido juntos... Los amo mucho a los dos, y continuaremos siendo inseparables hasta que nos hagamos viejos...— El ambiente se tornó melancólico. Sí, por esto dejamos que Elián hiciera el discurso.
Nos sonrió y en esa sonrisa, vi cada uno de nuestros instantes renacer dentro de mi cabeza. —Fred, tú has sido cercano a mí más que nadie, el que yo esté aquí parado hablando del pasado, me hace reconocer todo lo que hemos logrado tanto juntos como separados...— Mi corazón se entumió.—Entonces... Te deseo mucha felicidad— Finalizó y leí en su labios, como en su mirada.
..."Incluso en tus momentos más oscuros,...
... siempre te amé"...
Mis lágrimas corrieron. Las últimas palabras de su discurso, fueron para mí la despedida del último sentimiento que guardé en lo profundo de mi ser desde que nuestro noviazgo terminó. Al desearme felicidad al lado de alguien más, noté que ese sentimiento jamás se extinguirá y estoy seguro que para Elián tampoco.
Un pequeño toque me sorprendió en mi mano izquierda, los dedos de Elián me alcanzaron. ¿Acaso quería tomar mi mano? Bueno, los novios suelen hacer eso, supongo. Mi mano comenzó a sudar de los nervios, por lo que la guardé.
—¿Te da vergüenza que nos vean?—
Y una vez más, me quedé sin habla.
—Entiendo, bueno, entonces seguiré mi camino, ya sabes... Yo voy por esta calle—
Tal vez si me hubiera comportado, nuestros caminos no serían tan diferentes como aquella vez.
—Fred...— Sieg, me llevó a los baños, porque estaba llorando sin parar. —¿Estás bien? Tal vez debí pedirle a alguien más que hiciera el discurso...—
—No, es solo que ese fue el verdadero adiós— Lo abracé. —Gracias por estar a mi lado, Sieg... Prometo cuidar de tí por el resto de mi vida—
—¿Vamos a intercambiar nuestros votos de nuevo?— Lo besé.
—Te amo—
—Yo también te amo, Fred— Esta vez él me besó.
—Será mejor que volvamos o te voy a coger aquí— Bromeé.
—¡Fred!— Exclamó y me reí.
Después de los festejos, los invitados comenzaron a irse de a poco. Todos se fueron despidiendo.
—Volveré a Estados Unidos con Julen ahora— Dijo Jake, que aún no se quitaba los lentes de Sol.
—Es tan raro... Vinieron juntos y se van juntos— Los analicé.
—¿Qué tiene de raro?— Me preguntó el pelinegro. —Es solo que tú mal piensas todo como se te da la gana—
—No estamos en una relación si eso querías saber— Suspiró Jake. —O al menos no es una romántica, diría que somos socios— Habló monótono. —De todos modos... ¿Por qué te preocupa tanto, Fred?—
—Somos amigos— Dije.
—En verdad, no entiendo a ninguno de los dos... ¿Se dan cuenta que los traté como la mierda?—
—Pero, tú lo aclaraste... Al menos conmigo— Decía Sieg.
—Ahg... Los dos son tan inocentes... Están hechos el uno para el otro— Puso una expresión nostálgica.
—¡Hey, altote, vamos a perder el vuelo!— Lo interrumpió Julen.
—Cierto... Tal vez si algún día Dios quiere nos volvamos a ver— Comenzó a irse.
—Chicos, tengan, no pude enviarles el regalo de bodas— Nos dió una bolsa bien decorada. —Es frágil, espero sean felices juntos, rezaré por ustedes— Se fue detrás del castaño.
—¿Qué diablos...? Ahora resulta que Julen evangelizó a Jake...— Opiné.
—Es extraño... Jake no sonaba nada feliz... ¿Tú crees que él...?—
—¡Sieg! No entiendo de qué te preocupas, aunque no quiera decirlo, confío en ese bastardo de Julen. Parece que ha estado cuidando a Jake—
—Sí, nunca creí que utilizaría una palabra como "Sí Dios quiere"... Jake nunca se entrometió en un tema como ese... Además, creo que el que tiene más fe en Dios de nuestro grupo es Elián—
—Sí, pero Elián no es como Julen, ese tipo trae una cruz siempre con él... Elián decía que solo los que merecen tener fe en Dios deberían llevar una cruz— De todos modos, espero que Jake esté bien.
—¡Hijo!— Mi madre me abrazó. Mientras mi papá aún cuidaba de Adrián.
—Gracias por cuidar de nuestro hijo— Agradecí.
—Hermano— Me tiró del pantalón.
—¡Loan, mira que lindo ramo atrapaste!— Lo tomé en brazos.
—Podrás casarte como yo aquí a orillas de la playa cuando crezcas—
—¡Yei, seré como mi hermano entonces!— Reímos ante su alegría.
—Hey, Fred fue una boda divertida— Dijo Elián jugueteando con uno de sus niños en brazos.
—Lo fue— Le sonreí.
—¡Ahora se divertirán más en su viaje!—
—Un lugar tropical, que buena idea— Opinó el moreno, que traía al otro niño dormido.
—¡Aww sus bebés son unos angelitos!- Sieg le hizo caras al pequeño despierto y éste rió.
—¡Madina!— Agitaba sus bracitos.
—¿Angelitos...?— Habló al mismo tiempo la pareja, entonces rieron agotados.
...—🌊—...
—¡Es maravilloso!— Gritaba a los cuatro vientos sobre la lancha el pelirrojo.
—¡Lo sé! Pero, ten cuidado— No quería que mi amor se cayera al agua.
Por suerte no le sucedió nada, e iba maravillado mirando hasta lo insignificante de su cercanía. —Bien, llegamos a nuestro destino— Apagué el motor y ayudé al omega a bajar. —Bienvenido a nuestro rincón en medio de la playa tropical— Le mostré la casa que había arrendado para nosotros.
—¡Es hermosa!—
—Vamos a echarle un vistazo— Adentro era fresco y confortable. Por lo que fue fácil acomodarnos.
—¡Incluso hay un jacuzzi!—
—¿Quieres probarlo?— Insinué.
—¡Ya que recién llegamos me parece una buena idea!— Se emocionó.
Lo hice funcionar y escogí que tuviera burbujas y una escencia a rosas. Y antes de intentar cualquier movimiento próximo, lo asalté repentinamente con un beso.
Deslicé mis manos por su cintura, hasta sus caderas y agarré sus nalgas, frotando mi parte baja con la suya.
—¡Mhm!— Él se agarró a mi cuello, acortando la distancia. —¿Vamos a hacerlo en el jacuzzi?—
—¿Te parece una ronda?— Le mostré la caja de condones. Él respondió besándome. —Entonces, está decidido— Sonreí sacándome la camisa y él su poleron. Desprendiendonos de nuestras prendas y así ir hundiendonos en el agua tibia.
Me había puesto el condón con anticipación, ya que en algún momento mi ceresita se convertiría en un diablillo. Él se sentó de espaldas hacia mí, por lo que podía divertirme tocándolo antes de comenzar a moverme.
—¡Ahm...!— Había tocado su pequeño pene, mientras que mi boca besaba su cuello y sus hombros, de vez en cuando dejando alguna mordida. —Y-ya deja de jugar...—
—Qué impaciente— Mordí su oreja y metí mi verga abruptamente.
—¡Ah!— Pegó un pequeño grito. —Mhm... Ah... ¡Ah! ¡Ahm!— Lo embestía a la vez que sujetaba sus caderas, para que entrara más fuerte. —¡Fred!—
—Te amo, diablillo— Aumenté mi velocidad.
—¡E-el agua...! ¡Está entrando!— Lo sujeté de su cintura, alejándome unos centímetros, para introducirla duramente, pero lento. —¡Ah! ¡No~!—
—¿No qué, pequeño diablillo?— Interrogué.
—¡Ahm, Ah! ¡AH!— Me moví, y lo dejé frente a mí. —Fred...— Lagrimeaba ligeramente.
—En serio, amo hacerte llorar—
—I-idiota...— Arremetí sin consideración, provocándole un temblor. —Uhm... Ya muévete— Lo dejaba esperando un rato antes de accionar. Así que la siguiente vez no me contuve y moví tanto mis caderas contra él, como el trasero de Sieg que volvía a meter mi verga dentro. —!Ahh! ¡Ah, me gusta...!— Acerqué mi rostro al suyo e introduje mi lengua en su boca, que ya se encontraba abierta.
En un momento ya sentía que me venía, entonces terminamos juntos sin separar nuestras bocas. Ambos cuerpos sintieron un abrumador placer en aquel final.
Salimos del jacuzzi para tomar una rápida ducha y vestirnos con algo más ligero.
—Bien, tenemos muchas actividades... Creo que podemos empezarlas mañana— Miré el itinerario.
—Fred...— Me abrazó por detrás.
—¿Qué pasa, ceresita?— Comenzó a manosearme. —Ahaja... ¿Una ronda no es suficiente?— Sus manos se pasearon bajo mis pantalones, tomando entre sus manos mi miembro, que se ponía duro nuevamente.
Dejé el folleto a un lado y él se agachó, para chupar mi verga. Acariciaba su cabello, dejando salir algunos suspiros por su bien entrenada boca y lengua. —Sieg, me voy a venir si continuas— Lo aparté y tomé uno de los condones poniéndomelo. Entonces desabroché cada uno de sus botones soplando sobre mi dedo.
—No sabía que podías hacer eso sin romper los botones—
—La técnica se la robé a Elián— Reí levemente.
—¿Hizo eso contigo?—.
—No precisamente, pero dijo que los omegas se enamoraban de él si hacía eso—
—¡Ahaja, acertó!— Nos sonrojamos y lo recosté en la cama.
Nuestros labios se tocaron.
Su calor junto al mió, era un imán desde hace años. Nos enamoramos a primera vista y del mismo modo, que pierdes algo de tu plano de visión nos alejamos. Así que era peligroso volver a encontrarnos. Porque siempre se volvía una situación inesperada, salida de la lógica. ¿Qué hacía que amara al pelirrojo?
No tengo la menor idea, tal vez era ese simple "tú"... La forma en que se escabullía de mí mediante gestos nerviosos, esa tímida sonrisa, esos ojos llenos de una trágica esperanza y por último un dulce poema en su voz. Siempre hubo algo mágico en él, que me hacía perder mi habitual compostura.
—¿Estás escuchando música de nuevo?—
—Eh, sí...—
—¿Puedo oírla contigo?—
—Mhm... ¿Está bien?— Se sentó a mi lado torpemente y le di mi audífono izquierdo. Me aproximé más para que alcanzara el largo del cable. Y no hicimos más que escuchar música, ni siquiera hablamos, pero no podía concentrarme en el audio con mi corazón corriendo a mil por hora.
—¿Fred?—
—Recordé cuando eramos más jóvenes por un instante—
—¿Mhm?— Me miró curioso.
—Pensaba en cómo me enamoré de tí— Sieg me sonrió, y se aferró a mí dándome un beso con lengua.
—Te amo, Fred—
—Sí, yo también Sieg— Reí junto a él.
Por primera vez puedo decir que estoy vivo, y que respiro por querer seguir existiendo, no solo por existir. Y así cuando llegue mi hora, podré decir lo afortunado que soy de haber conocido a todas las personas que amo, aunque no todas estén junto a mí. Era feliz con verlas un momento y conversar con ellas, aunque por supuesto no dejaría de ver a mi mejor amigo por nada del mundo. No importa los años que pasen, ni cuantas estrellas se apaguen, ni muerto olvidaré a las personas que amo. Hoy en día escucho a mi hermana todos los días cantar por la televisión. Me dediqué solamente a mi familia por dos años.
—¡Está caminando!— Gritabamos viendo el gran logro de nuestro hijo, hasta que tropezó.
—Oh...— Me acerqué a él, y comenzó una pataleta. —¡Ya podrás la próxima vez, Adrián!— Sieg se reía.
No hay nada más importante que ver sonreír a los que amo...
—¿Ha sido muy difícil?— Me sonrió Elián.
—Un poco, parece que Adrián no es un beta, porque reacciona a las feromonas de Sieg. Yo no tengo cómo calmarlo—
—Ahaja, un tacto gentil será suficiente—
—¿Me habla el experto?—
—Cállate— Me dijo ante mi burla.
—Pero, has hecho un gran trabajo. ¿Ya están comenzando a hablar?—
—Sí— Rió.
—¿Cuáles fueron sus primeras palabras?—
—Ma-Pa— Dijo.
—¿Mapa?— Él negó.
—Julián dijo «Ma» y un segundo después Ellie dijo «Pa»—
—Van a hacer esa clase de gemelos inseparables— Dije.
—Me preocupa un poco eso—
—Sería malo que fueran de sexos diferentes ¿No?— Intuí.
—Si fueran del mismo sexo también me preocupa— Suspiró.
—Pff... ¡Ahaja, estarán bien son tus hijos!—
—¡Ser su madre me preocupa también!— Le revolví el pelo. —¡Uhg, suéltame!— Soltamos una carcajada antes de abrazarnos.
—Serán buenos y lindos como tú, Eli... Deja de preocuparte tanto—
—Espero sean fuertes como yo, e inteligentes como su padre—
—Mejor, astutos como tú y altos como Kenny, así nadie los intimidará— Comenté.
—¿De qué tanto hablan?— Salió Kenny a verificar qué hacíamos.
—Nos preguntábamos si nuestros hijos van a hacer tan altos como tú— Contestó Eli.
—Si se esfuerzan, seguramente sí— Eli y yo aguantamos la risa. —¿Qué? Yo crecí gracias a mi perseverancia—
—Sí, claro, cariño— Elián fue sarcástico.
—¡Es la verdad!—
—Kenny, Kenny... Kenny— Nombró suavemente. —Tu padre mide 1.93 centímetros y tu madre es alta también, por lo tanto lo único que te hizo crecer es tu genética— Aclaró.
—¿Qué...? Pero, yo...—
—Pero, nada, amor, estabas destinado a ser un poste— Lo llevó dentro.
Aveces me gusta pensar, que todo está en su lugar como debería estar, como fue destinado a ser. —¿No crees, Guinea?— Y vi una estrella fugaz recorrer el cielo.