Días y semanas habían pasado desde aquella cena con Cielo. Para ser completamente honesto, Axel apenas podía entender a su cuñada. Sin embargo, a pesar de su desconcierto, diligentemente asistía a las clases de actuación, terminaba su trabajo, entrenaba en el hipódromo y luego jugaba por la noche con Moose.
Al principio, Axel se sorprendió por la cantidad de dinero que la Abuela Zhu le había dado para apostar. Axel ya había aprendido su lección y, en la medida de lo posible, no quería jugar. Lo aprendió a través de Silas, ya que ese hombre solía apostar tanto dinero hasta el punto de que usó el nombre de Dominic y falsificó su firma para obtener préstamos de diferentes personas.
La única vez que Axel tuvo el valor de apostar fue cuando fue suspendido del hipódromo. Pero después de ese incidente, aprendió que el juego realmente no era lo suyo. Por lo tanto, ya había olvidado cualquier cosa así. Incluso una apuesta simple, no participaría. Pero ahora, tenía que hacerlo, según Cielo.
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