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Uno. Primer encuentro.

Cuando el texto este entre < > significa que están hablando en coreano.

Cuando el texto este entre { } significa que es un pensamiento

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Estaba terminando de empacar mis cosas, cuando me puse a pensar que llevaba tiempo sin ver a mis padres y a mi hermano Eric, había estado un año y medio cuidado de mi abuela, la cual se había enfermado un año antes.

Mi madre y yo nos habíamos ido de Nueva York a Corea del Sur para cuidarla mientras mi hermano y mi padre se mudaban a Forks, el lugar en donde mi padre paso su infancia.

Cuando mi abuela mejoro mi madre decidió regresar con mi padre y mi hermano, mientras yo decidí cuidarla hasta que se sintiera completamente bien y yo terminara el ciclo escolar.

Cuando mire el reloj, me di cuenta de que ya tendría que estar de camino al aeropuerto. Mi abuela le había dicho a uno de mis tíos que nos llevara al aeropuerto ya que ella siendo una persona mayor no podía manejar.

En el aeropuerto nos despedimos y me dijo que en cuanto llegara a Seattle me abrigara bien ya que mi madre le comento que era un lugar muy frio.

Después de 11 largas horas de vuelo me sentía muy cansada y adolorida, y todavía me faltabas dos horas más sentada, ya que para llegar a Forks tendría que tomar una avioneta de Seattle a Port Angeles y luego me faltaba una hora en carro para así poder llegar al fin a mi casa. Mi trasero no aguantaría tanto.

Estaba lloviendo cuando la avioneta aterrizo en Port Angeles, lo cual no me sorprendía. Mi padre nos contaba a Eric y a mi cuando éramos más pequeños sobre su juventud, sobre el clima, y los lugares que solía visitar, y la verdad no me quejaba tanto, me gustaba todo sobre el frio, bueno menos los abrigos gigantes ya que me hacían ver como una bola.

Eric me esperaba a lado de un Nissan, no sabía que modelo ni de qué año era, yo no sabía sobre autos.

En cuanto lo vi salí corriendo a abrazarlo, lo había extrañado. Nunca nos habíamos separado por tanto tiempo, nos comunicábamos por mensajes y llamadas, pero no era lo mismo.

—<Te extrañé mucho, hermano> —le dije en coreano al oído mientras lo abrazaba.

—<Yo también te extrañe, fea>—me dijo mientras me revolvía el cabello.

Le pegue a puño cerrado en el brazo para que me dejara en paz, y le dije:

—Somos mellizos, idiota, nos parecemos. Aparte si hablamos de belleza estaríamos hablando de mí ya que yo saque toda la belleza de la familia. —hice pose de diva

Rodo los ojos.

—Ya vámonos que se nos hace tarde, tienes que descansar, mañana hay escuela y nos tenemos que levantar temprano. —dijo mientras tomaba mis maletas y las colocaba en el maletero.

Traía pocas maletas, la mayoría de mi ropa mi padre se la había llevado el día que se fueron a Forks. Aparte había comprado ropa en Seúl y con eso completaba mi guardarropa. A pesar de todo eso no eran tantas maletas y cupieron fácilmente en la cajuela del coche.

Nos pasamos toda la hora de camino a casa platicando sobre las cosa que habíamos hecho en todo el tiempo que no estuvimos juntos. Mientras yo miraba el paisaje, ya que era hermoso, por supuesto, no podía negarlo. Todo de color verde.

Finalmente llegamos a lo que sería mi nuevo hogar.

Era una casa grande, a comparación con las demás de Forks, tres habitaciones, y daba gracias que cada uno tuviera su propio baño, la parte de afuera era blanca con decoraciones azules, con cochera y dos lugares más afuera para estacionar, en el cual uno ya era ocupado por el coche de mi madre y me imagino que el de mi padre estaba en la cochera.

—{Wow, la casa es más bonita de como la imaginé} —pensé.

Mis padres salieron de la casa a recibirme en cuanto escucharon el sonido del carro. Ni siquiera dejaron que Eric apagara el coche cuando ellos ya estaban abriendo la puerta para abrazarme.

—<¡Omma, Appa los extrañe mucho!> —les grite en mientras los abrazaba emocionada.

—Y nosotros a ti, hasta extrañábamos tus peleas sin sentido con Eric. —dijo mi padre mientras entrabamos a la casa.

—Ven hija vamos a tu cuarto para que desempaques y te pongas cómoda. —me dijo mi madre con ternura, mientras volteaba hacia Eric quien estaba comiendo comida chatarra mientras miraba televisión y le grita:

—¡Te dije que no comieras comida chatarra a estas horas y más porque casi es hora de cenar!, ¡Ve y ayuda a subir las maletas de tu hermana ahora! —le arrebata las chips de la mano.

Eric fue corriendo por mis maletas y las subió, mientras yo me iba burlando detrás de él.

Dejo mis maletas en el piso mientras que con un gracias lo echaba de mi cuarto. Tenía la habitación que daba al patio delantero la cual tenía dos ventanas, una viendo hacia el patio de adelante y otra viendo hacia el lado izquierdo de la casa, viendo hacia el bosque. El suelo de madera, las paredes pintadas de un café muy claro el cual luego decoraría con mi estilo. Había una cama de dos plazas con una cabecera blanca, colcha gris con estampado azul turquesa y almohadas blancas y azules de diferentes tamaños. En la ventana que daba al bosque había un lugar para poder sentarse, un escritorio con una laptop y una lampara, el armario era lo suficientemente grande para guardar toda mi ropa y zapatos. El baño era de buen tamaño, el piso era negro y todo lo demás era blanco, tenía unas decoraciones negras; como las toallas que hacía que se mirara más moderno. Tenía una tina con regadera y un armario grande a lado del lavamanos.

Cuando terminé de mirar mi cuarto decidí acomodar mis cosas.

Me di una baño, me puse mi pijama y me acosté un rato en mi cama.

Mi madre me llamo para que bajara a cenar. En la cena mis padres me preguntaron qué era lo que hacía para pasar el rato cuando vivía en Seúl, les dije que seguí practicando mis clases de baile, y así nos pasamos la cena hablando de cosas casuales.

Terminada la cena les dije que estaba cansada y que me iría a dormir, me desearon buenas noches a mí y mi hermano, y cada uno se fue a su cuarto, ya en mi cuarto puse la alarma para el día de mañana, me metí en la cama y en cuanto mi cabeza toco la almohada me dormí, ni siquiera el siseo constante de la lluvia y el viento sobre el techo logro que me despertara, por lo cual tuve una buena noche de sueño.

A la mañana siguiente, sonó la alarma, mire por la ventana y lo único que se miraba atreves de ella era una densa niebla, no le tome importancia, ya sabía muy bien como era el clima de este lugar.

El desayuno con mi familia fue bastante normal, solo con un Eric medio dormido.

Mi padre me deseo buen primer día de escuela, le di las gracias, se despidió de mi madre con un beso, le dio un golpecito en el hombro a Eric y se marchó hacia su trabajo.

Mi madre ya había terminado de lavar los trastes cuando yo termine de desayunar y tuve que lavar yo mis platos y como siempre mi "generoso" hermano me puso sus platos para que también los lavara y salió corriendo. Mi madre tendría que irse pronto al trabajo también, ella era chef en Seúl y cuando nos mudamos a Nueva York consiguió trabajo de sous-chef, pero lo tuvo que dejar para ir a cuidar a la abuela. Pero mi padre le regalo por su aniversario de bodas un restaurante-cafetería que le compro a un viejo conocido, y lo remodelo al gusto de mi madre.

Cuando termine de lavar los trastes mi madre se despidió de nosotros y nos deseó un buen día a mi hermano y a mí, y se fue a su trabajo.

Subí hacia mi habitación para bañarme y poder escoger que ropa ponerme, escogí un pantalón de mezclilla negro de tiro alto, una camiseta blanca más o menos delgada de manga larga y una gabardina negra, unos botines negros con algo de tacón y una boina negra. No me puse casi nada de maquillaje, solo un poco de rímel y un poco de tinta roja en los labios, ya que estando en Seúl mis antiguas amigas me pegaron las rutinas de tratamiento para la cara lo cual hacía que mi cara estuviera sin imperfecciones.

Mire la hora y todavía era temprano, me puse a acomodar lo que llevaría a la escuela, como cuadernos, plumas y esas cosas, también mi teléfono y audífonos.

Cuando fue la hora, mi hermano y yo nos pusimos cada uno un impermeable ya que había una ligera llovizna. Aun chispeaba, pero no lo bastante para que me calara en lo que cerraba la casa y me iba a la parte del copiloto del auto, lo bueno es que de camino al auto había un suelo de cemento por lo cual no me manche mis botines de lodo. Ya dentro del auto prendí el aire caliente, y nos encaminamos hacia la escuela. En el camino, Eric me dijo como toda buena vieja chismosa que hoy también entraba otra estudiante nueva aparte de mí, según lo que dijo, se llama Isabella Swan la hija de sheriff, el cual era amigo de mi padre.

La escuela no estaba muy lejos. El edificio se hallaba, como casi todo lo demás en el pueblo, junto a la carretera. No resultaba obvio que fuera una escuela, solo lo supe por el cartel que indicaba que se trataba de la escuela de Forks. Ya había varios coches ahí, Eric se unió a la fila y condujo hasta el otro lado de la escuela, los autos que había ahí eran más viejos que el nuestro, hasta había una vieja pickup de un color naranja, bueno como decirlo sin que se escuche feo, era horrible ese auto.

El mejor coche de los que ahí había era un flamante Volvo, y destacaba.

Eric apago el motor en cuanto se estaciono en una plaza libre. Nos bajamos y mi hermano saludo a lo lejos a sus amigos y me llevo a la oficina principal para agarrar mis horarios, nos encaminamos hacia la oficina que no estaba tan lejos, me dijo que me esperaba afuera, respire hondo por los nervios del primer día y abrí la puerta.

En el interior había más luz y hacia más calor de lo que esperaba. La oficina era pequeña: una salita de espera con sillas plegables acolchadas, una basta alfombra con motas anaranjadas, noticias y premios pegados sin orden en las paredes y un gran reloj hacia tic toc de manera constate.

Un mostrador alargado dividía la habitación en dos, con cestas metálicas llenas de papeles encima y anuncio de colores pegados enfrente. Detrás del mostrador había tres escritorios. Una pelirroja regordeta con lentes se sentaba en uno de ellos.

La mujer pelirroja alzo la vista.

—¿Te puedo ayudar en algo?

—Soy Elina Yorkie— le informé, y de inmediato advertí en su mirada un atisbo de reconocimiento, me imagino que ser hija de un abogado exitoso y la dueña del único restaurante en Forks, ya me hacia el centro de atención, o talvez porque me parecía a mi hermano, y me imagino que éramos los únicos con descendencia asiática en el pueblo.

—Por supuesto. —dijo. —No eres la única que entra el día de hoy. —me dijo mientras rebuscaba entre los documentos apilados.

—La hija del jefe Swan ¿no?, ¿Isabella? Según sé que se llama. —comenté.

—Si ella misma. —dijo mientras seguía buscando hasta encontrar lo que buscaba. —Aquí esta el horario de tus clases y un plano de la escuela. —trajo varias hojas al mostrador para enseñármelas.

Repaso todas mis clases y marco el camino más fácil para cada una en el plano, me entrego el comprobante de asistencia para que lo firmara cada profesor y se lo devolviera al final de las clases. Me dedico una sonrisa, la cual devolví, y me dijo que esperaba que me gustara Forks.

Cuando salí de la oficina Eric y yo comprobamos los horarios y la primera hora nos tocaba justos, en el edificio 3 con el Sr, Mason.

Nos encaminamos, puse mucha atención al camino, ya que en algun momento me tocaría caminar sola y tendría que aprenderme el camino, lo cual no era tan difícil ya que pasando la cafetería el edifico era fácil de localizar, ya que había un gran 3 pintado de negro en un fondo blanco con forma de cuadrado en la esquina del lado este. Entramos detrás de dos personas que llevaban impermeables.

El aula era pequeña. Las dos personas que estaban adelante colgaron su impermeable y sus abrigos en unas perchas, los imitamos.

Eric se fue a sentar con sus amigos no sin antes decirme que me guardaba un lugar, entregue el comprobante al profesor, un hombre alto y calvo el cual supe que se trataba del profesor Mason y no por la placa que estaba en el escritorio sino porque ya lo había leído en el horario que me habían entregado. Se quedo mirándome y luego volteo a ver a Eric y cuando leyó mi nombre solamente asintió, me imagino que pensó que éramos familiares y luego lo confirmó con mi nombre. Firmo mi comprobante y me dijo que me sentara, fui y me senté alado de mi hermano, todos se me quedaron mirando como para comprobar si era o no hermana de Eric, cuando voltee a verlo él me dijo que no es muy común ver asiáticos en Forks y a parte estuvo diciendo que tenía una hermana melliza.

Lo bueno es que algunos dejaron de verme cuando una chica entro al salón, me imaginaba que era Isabella Swan ya que le entrego un papel como el que yo le di al profesor, el cual se le quedo viendo y la pobre chica que de por sí ya se miraba nerviosa e insegura se puso totalmente como un tomate, no le puse atención y me puse hablar con mi hermano que me presento a una amiga llamada Jessica Stanley, la cual me cayó bien, y me dijo que me presentaría a su grupo de amigos en el almuerzo.

Cuando empezó la clase mire la lista de lecturas que me había entregado el profesor. Era bastante básica pero también interesante: Brontë, Shakespeare, Chaucer, Faulkner. Había leído algunos, lo cual era muy cómodo.

Cuando sonó el zumbido del timbre, mi hermano se inclinó desde su pupitre al otro lado del pasillo para hablar con la hija de sheriff.

—Tu eres Isabella Swan ¿verdad? —dijo mi hermano demasiado amable como era lo usual en él.

—Bella. —lo corrigió ella. En un radio de tres silla, todos se voltearon a mirarla.

—{Más narcisista no se pudo escuchar} —pensé, he hice una mueca.

—¿Dónde tienes la siguiente clase? — saco su horario para comprobar. Yo hice lo mismo me tocaba en el edificio 6, Historia con un tal Jefferson.

—Eh… Historia, con Jefferson, en el edificio 6. —dijo con nerviosismo, y en una voz baja.

—<A mí también me toca con Jefferson> —le dije a mi hermano, ella se me quedo viendo confundida por no entender lo que decía.

—Voy al edificio cuatro, podría mostrarles el camino. —dijo Eric demasiado amable llamando la atención de Isabella. —Me llamo Eric y ella es mi hermana Elina, también es nueva. —me señaló.

Ella me volteo a ver, le di una sonrisa y un mucho gusto, a lo que contesto con una sonrisa medio rara como con vergüenza y un hola muy bajo.

Recogimos nuestros abrigos y nos adentramos en la lluvia, que caía con fuerza. Varias personas nos seguían de cerca, lo que creo que incomodo a Isabella que volteaba como paranoica, me quería reír de su cara, pero me aguante, la gente que no seguía de cerca eran los amigos de Eric.

Intente hacer un poco de conversación con ella.

—Isabella. —le llame.

Ella me volteo a ver y dijo:

—Bella. —

—Emm si, Isabella. —ella me miro un poco irritada pero no le tome tanta importancia solo estoy jugando un poco con ella. —Según lo que me dijo mi hermano ¿Eres de Phoenix? —ella asintió. — ¿Es muy distinto? —le pregunte.

—Mucho. —dijo.

—Allí no llueve a menudo ¿verdad? —pregunto mi hermano.

—Tres o cuatro veces al año. —dijo.

Mi hermano se sorprendió y dijo:

—Vaya no me lo puedo imaginar. —

—Hace mucho calor. —nos explicó.

—No te vez muy bronceada. —le dije.

—Es la sangre albina de mi madre. —

Mi hermano la miro con aprensión. Y ella suspiro.

Seguimos caminando mientras platicaba con mi hermano, he intentado meter a Isabella en la conversación para ser amable pero ella solo contestaba muy cohibida con monosílabas u oraciones cortas y luego callaba.

Pasamos la cafetería de camino hacia los edificios de la zona sur, cerca del gimnasio. Eric nos acompañó hasta la puerta, aunque ya la podía identificar perfectamente.

—En fin, suerte. —nos dijo cuando iba abrir la puerta. —Tal vez coincidamos en alguna clase. — dijo viendo a Isabella, a lo que yo solo atine a rodar los ojos.

—{Enserio le está coqueteando.} —pensé.

Le dije adiós a Eric con una sonrisa y entre.

El resto de la mañana transcurrió de forma similar casi no coincidí con mi hermano en las clases, pero con Jessica e Isabella sí, tenía muchas clases con ellas. Mi Profesor de Trigonometría, el señor Varner, fue el único que nos obligó junto con Isabella a presentarnos, lo cual no me molestaba yo no tenía pánico a hablar en público, pero con Isabella fue lo contrario, balbuceo, se sonrojo y se tropezó con sus propios pies cuando iba a su pupitre, me dolieron las costilla de aguantarme tremenda carcajada.

Después de dos clase comencé a reconocer varias caras en cada materia. Siempre había un valiente que se presentaba y me preguntaba si me gustaba Forks. Actúe amablemente y contestaba a todas sus preguntas y a veces me quedaba platicando con ellos. Y ellos amablemente me acompañaban a mi siguiente clase lo cual les agradecía cuando llegábamos a la puerta.

Una amiga de Jessica llamada Angela Weber se sentó conmigo tanto en clase de Trigonometría como en la de Español, me callo bien, era una chica muy amable, que me acompaño a la cafetería, me dijo que nos adelantáramos, porque Jessica hablaba mucho, quería interrogar y parlotear con Isabella. Ya me había dado cuenta de que Jessica era muy cotilla, me imagino que le quiere sacar un chisme o algo a Isabella

—{Suerte} —pensé, a ella apenas y le sacas una oración.

Nos sentamos al final de la mesa con varios de sus amigos a quienes me presento. Uno de ellos era mi hermano, luego unos chicos llamados Tyler Crowley, el cual era moreno de pelo negro y un poco hablador, y Mike Newton, un chico alto, rubio de ojos azules, que según el coqueteo conmigo de juego, pero mi hermano le dio un golpe en la cabeza, lo miro mal y mejor guardo silencio. Luego me presento a la única chica que estaba ahí aparte de nosotras dos, ella era Lauren Mallory, una chica de pelo castaño, bonita, que tenía cara de presumida. Después de un rato llegaron Jessica e Isabella, todos se volvieron a presentar y comenzamos a comer y platicar entre nosotros.

Yo estaba platicando con Angela sobre lo que podría poner en el diario escolar. Hasta que escuche que Isabella hizo una pregunta al aire.

—¿Quiénes son ellos? —

Jessica contestó, en cuanto volteo a ver de quien se trataba. Y no voy a mentir yo también voltee, pero más disimulada.

Eran blancos como la cal, los estudiantes más pálidos de cuantos vivían en aquel pueblo. Todos tenían ojos muy oscuros, y ojeras lilas, similares al morado de los hematomas.

Aparte la mirada para ver a Jessica e Isabella las cuales no disimilaban la mirada, los miraban tan fijamente.

—Son Edward y Emmett Cullen, y Rosalie y Jasper Hale. La que se acaba de marchar se llama Alice Cullen, todos viven con el doctor Cullen y su esposa. —dijo en un hilo de voz.

—{Que nombres tan anticuados y raros tienen esos chico, pobrecitos} —pensé.

—Son… guapos. —dijo Isabella.

—¡Ya te digo! —Jessica asintió mientras sacaba una risita muy tonta a mi parecer. —Pero están juntos. Me refiero a Emmett y Rosalie, y a Jasper y Alice, y viven juntos. —su voz sonó con toda la reprobación y conmoción de un pueblo pequeño.

Que vivieran juntos no se me hacía tan raro, un poco sí, pero no tanto, no tenían el mismo apellido lo que significaría que no son parientes.

—¿Quiénes son los Cullen? —pregunto Isabella. — No parecen parientes…—

—Claro que no. El doctor Cullen es muy joven, tendrá entre veinte y muchos y treinta y pocos. Todos son adoptados. Los Hale, los rubios, son hermanos gemelos, y los Cullen son su familia adoptiva. —dijo Jessica.

—¿Siempre han vivido en Forks? —preguntó Isabella.

—No. —dijo Jessica con una voz como de obviedad. —Se mudaron hace dos años de Alaska. —

Uno de los Cullen el que parecía más joven volteo a ver a Isabella, la cual se puso roja y desvió la mirada, al ser sorprendida acosándolo, vi como el volteaba los ojos y hacia cara de burla, solté una leve risita por la cara de tomate de Isabella, pero como si él me hubiera escuchado, lo cual era imposible ya que ellos estaban lo bastante lejos como para escucharme, volteo a verme directo a los ojos, yo no desvié la mirada ni nada me le quede viendo para ver que hacía, cuando desvié los ojos con aburrimiento, me pareció ver que sus ojos brillaban con expectación insatisfecha.

—¿Quién es de cabello cobrizo? —preguntó Isabella con interés, yo también quería saber ya que aun sentía su mirada en mi espalda.

—{Que acosador.} —pensé.

—Se llama Edward Cullen. Es guapísimo, por supuesto, pero no pierdas el tiempo con él. No sale con nadie. Quizás ninguna de las chicas de la escuela le parece bastante bonita. —dijo Jessica con desdén, me pregunto cuando la habrá rechazado.

Ya no le di importancia a la plática, solo miré a Isabella que se mordía el labio, lo cual la hacía ver muy tonta y lo volteaba a ver con anhelo como esperando que el la notara.

Seguí platicando con Angela sobre el periódico escolar, dándole temas y eso. Luego a cinco minutos que tocara la campana le pregunté qué clase le tocaba, a lo que me contestó que Biología, le dije que a mi igual me tocaba esa materia.

Angela que le tuvo que repetir su nombre a Isabella tuvo la consideración de preguntarle qué clase le tocaba, y como no, también le tocaba la misma que a nosotras. Nos encaminamos al aula en silencio, ya que las dos eran muy tímidas, pero intentaba sacarles platica, con la que tuve una plática amena fue con Angela, Isabella solo me miraba y asentía o negaba con la cabeza cada vez que le preguntaba algo.

Apenas entramos, Angela fue a sentarse a una mesa con dos sillas y un tablero de laboratorio en la parte superior. Ya compartía mesa con otro estudiante. De hecho, todas las mesas estaban ocupadas salvo dos. Una de las mesas era ocupada por Mike, y la otra por Edward Cullen, que estaba sentado cerca del pasillo central.

Camine para presentarme al profesor y entregarle mi comprobante, pero Isabella no se movía del camino por estar mirando a Edward, rodé los ojos, y la moví a un lado y pase.

El señor Banner me firmo el comprobante y me entrego un libro, ahorrándonos las presentaciones, y me dijo que me sentara a lado de Edward Cullen. Fui a sentarme a lado de él, pude notar que estaba total mente rígido, y cuando nuestras miradas chocaron, su expresión era hostil. No me importo su mirada, aunque si me puso un poco incomoda tener su mirada encima.

Se inclino en la dirección opuesta, sentándose al borde de la silla. Aparto el rostro como si algo apestara, y claro no era yo ya que me había bañado y mi pelo olía muy bien a frutos rojos.

La clase trato sobre anatomía celular un tema que yo ya me sabia, pero de todos modos tome apuntes.

Ya me estaba irritando, solo podía sentir la mirada de mi compañero de mesa sobre mí. No podía tener nada contra mí. No me conocía antes. Lo voltee a ver de manera irritada, pero me sorprendió que me estaba mirando con esos ojos negros llenos de repugnancia.

—{Si las miradas mataran, ya estuviera tres metro bajo tierra.} —pensé. Le iba a preguntar cuál era su problema cuando el timbre sonó. —{Salvado por la campana Cullen.} —

En ese preciso instante se levantó muy rápido y salió casi corriendo del salón, antes de que nadie se hubiera levantado.

—Hey Elina. —me llamo una voz masculina.

Al alzar la vista me encontré con un chico de cabello rubio, era Mike Newton el amigo de mi hermano.

—Hola Mike. —le conteste.

—¿Quieres que te ayude a encontrar tu siguiente clase? —

—Voy al gimnasio, y creo que puedo encontrarlo. —

—Esa también es mi siguiente clase, vamos Bella. —le dijo Mike a Isabella, la cual estaba a un lado de él.

Fuimos juntos, hablaba hasta por los codos, lo cual no me molestaba ya que yo era casi igual. Cuando íbamos a entrar al gimnasio me pregunto:

—Oye, ¿Le clavaste un lápiz a Edward Cullen o qué? Jamás lo había visto comportarse de ese modo. —

Isabella volteo rápido con interés.

La verdad no lo había visto tanto en la clase, ni había hablado con él, solo me irritaba que me mirara como si ya le hubiera dicho o hecho algo malo, y ni al caso.

Le conteste haciéndome la tonta.

—¿Te refieres al chico que se sentaba a mi lado en Biología? —pregunte.

—Si. —respondió. —Tenía cara de dolor o algo parecido. —

—No lo sé. —le respondí. —No he hablado con él. —{Aunque me daba ganas de decirle que me dejara de ver.} —pensé.

—Es un tipo raro. —dijo el.

Asentí y le sonreí antes de cruzar la puerta de los vestuarios. Me cambie, ya que tenía mi uniforme, gracias a Eric que me hiso el favor de conseguirlo. El cual consistía en una camiseta gris básica y unos shorts.

Me uní al partido de voleibol, no soy una deportista, pero tampoco soy un desastre, pase un buen rato jugando. Al final de la clase el equipo en el que estaba gano, por un punto de ventaja, fui a los vestidores, y me cambié.

Como era la última clase, fui directo a la oficina para entregar el comprobante con las firmas. Había dejado de llover, pero el viento era frio y soplaba fuerte. Me cerré la gabardina para protegerme y me puse mi boina.

Cuando entre a la cálida oficina, Edward se encontraba de pie, enfrente del escritorio. Al parecer no me había oído entrar. Me senté en una de las sillas a lado de la puerta que estaban pegadas a la pared, junto a Isabella, a la cual apenas había notado. Espere hasta que la recepcionista pudiera atenderme, y le envié un mensaje a mi hermano para que me esperara en el auto.

Escuchaba una discusión al fondo, era la recepcionista y Cullen, no le tome mucha importancia.

La puerta se abrió de nuevo y una corriente de viento helado entro y me alboroto el cabello sobre la cara. La recién llegada, deposito una nota en el cesto de papeles y salió, pero Edward Cullen se puso rígido y volteo, para mirarme con odio. Yo le devolví la mirada, como diciendo ¿Qué quieres?. La mirada no duro más de un segundo, se giró hacia la recepcionista y rápidamente le dijo con voz aterciopelada:

—Bueno, no importa. Ya veo que es imposible. Muchas gracias por su ayuda. —

Dio media vuelta sin mirarme y desapareció por la puerta.

—<Idiota> —susurre.

Me dirigí hacia el escritorio y le entregué a la recepcionista el comprobante con todas la firmas.

—¿Cómo te ha ido el primer día, cielo? — me pregunto de forma maternal.

—Bien, Gracias. — le dije y salí de la oficina.

Cuando, salí mi hermano ya me esperaba en el auto como le había dicho que hiciera, hablamos de las pocas clases que nos tocaban juntos, le conté lo bien que me había ido en la escuela, sin contar la mirada odiosa de Edward, y así platicando y cantando la canción que estaba en la radio, arranco y nos fuimos a casa.

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