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Siete. Pesadilla.

Cuando llegamos a la casa, le dije a mi madre que tenía un montón de tarea pendiente y nada de hambre.

Una vez en mi habitación, cerré la puerta. Registre el escritorio hasta encontrar mis audífonos, los conecte a mi reproductor de CD. Escogí un disco que había comprado hace poco. Era de esos grupos de K-pop que escuchaba cuando estaba en Seúl. Lo introduje en el reproductor, me puse los audífonos, pulsé el botón de play y subí el volumen, me puse a bailar un rato, acordándome de la coreografía que bailaban en el video.

Cuando me cansé me acosté en la cama sin quitarme los audífonos, cerré los ojos pero la luz todavía me molestaba un poco, así que puse mi brazo sobre ellos.

Me concentre con mucha atención en la música. Escuché el CD una y otra vez cantando las canciones y al fin me dormí.

Abrí los ojos en un lugar conocido. En un rincón de mi conciencia sabía que estaba soñando. Reconocí el bosque y oí las olas golpeando las rocas en algún lugar cercano. Intente seguir el sonido del mar, pero entonces Jacob Black me jalaba de la mano, haciéndome ir hacia la parte más oscura del bosque.

—¿Jacob? ¿Qué pasa? —pregunte.

Había pánico en su rostro mientras me jalaba con todas sus fuerzas, yo me resistía, no quería ir a la parte más oscura.

—¡Corre, Elina, tienes que correr! —dijo una voz, a la cual reconocí como la de Mike, aunque no podía verlo.

—¿Por qué? —pregunte mientras seguía resistiéndome a ser jalada por Jacob, y poder ir hacia el sol.

Pero Jacob, que de repente se convulsiono, soltó mi mano y profirió un grito para luego caer sobre el suelo del bosque.

—¡Jacob! —le grite aterrada.

Pero él había desaparecido y lo había sustituido un gran lobo de ojos negros y pelaje rojizo. El lobo dio media vuelta y se alejó, encaminándose hacia la costa con el pelo del lomo erizado, gruñendo bajo y enseñando los colmillos.

—¡Corre, Elina! —volvió a gritar Mike a mis espaldas.

Ya iba a comenzar a correr cuando escucho que una suave voz me llama, al dar la vuelta Edward apareció caminando muy deprisa, con la piel brillando tenuemente y los ojos negros, peligrosos.

Alzo la mano y me hizo señas para que me acercara a él.

Di un paso hacia adelante, hacia Edward. Entonces, él sonrió. Tenía dientes afilados y puntiagudos.

—Confía en mí. —ronroneó.

Avance un paso más.

El lobo recorrió de un salto el espacio que media entre el vampiro y yo, buscando la yugular con los colmillos.

Me levante de un jalón con la colcha puesta. Yo no recordaba habérmela puesto antes de dormirme.

El repentino jalón hizo que los audífonos tiraran el reproductor de CD del buro. Resonó sobre el suelo de madera la luz seguía encendida.

Totalmente vestida y con los zapatos puestos, me senté en la cama. Un poco desorientada, eche un vistazo al reloj de la cómoda. Eran las cinco y media de la madrugada.

Gemí, aún era muy temprano, me dejé caer de espaldas y, rodando me puse boca abajo. Me quite los tenis, me quería volver a dormir.

Me di la vuelta, me levanté y fui a ponerme mi pijama. Fui a la cama e intenté volver a dormirme.

Mi subconsciente había sacado a relucir exactamente las imágenes que había intentado olvidar. Ahora iba a tener que pensar en ellas, para poder dormir a gusto.

Después de un rato decidí no darle tantas vueltas al asunto, era un sueño, en ellos todo puede pasar. Me había dormido pensando en las historias que Jacob nos había contado, así de ahí era de donde se originaba el sueño.

Cuando termine de pensar en las historia, que me habían gustado y luego investigaría, me dormí.

No dormí mucho, cuando me desperté, fui al baño, hice toda mi rutina de belleza. No sabía si mis padre estaban en la casa. Me acerqué a la ventana a echar un vistazo y vi que no había ningún auto, mi madre de seguro se fue al restaurante, y mi padre a pescar con Charlie y Billy otra vez.

Me puse los pants más cómodos que tenía y luego arreglé mi cuarto. Bajé las escaleras y me hice de desayunar. Había una nota de Eric en el refrigerador diciendo que iba a estar todo el día afuera. Termine de desayunar lave lo que utilice y fui hacia mi cuarto.

Me dirigí al escritorio y encendí la laptop, no sin antes levantar el reproductor de CD, quitarle los audífonos y escuchar la música.

Al final puse mi buscador favorito y tecle leyendas quileutes, aparecieron varias opciones, pulse la primera, y me envió a una página que enumeraba varias leyendas, fui leyendo una por una, hasta que llegue a una que se titulaba 'Los fríos', era la que nos había contado Jacob pero esta estaba más detallada. Comencé a leerla y me sorprendieron ver que varios puntos que venían ahí coincidían con lo que había visto en el propio Edward. En pocas palabras decía que se caracterizaban por varias cosas como, tener la piel fría, cambio de color de ojos, belleza sobre humana, tez pálida, y luego de los criterios de Jacob: bebedores de sangre.

Bueno, algunas cosas coincidían con los Cullen, pero según mi conocimiento sobre los vampiros, o según las película, ellos no podían salir en el día, y ellos iban a la escuela así que por eso no podía ser cierto o se quemarían y se convertirían en cenizas, ¿No? Además esas cosas sobre naturales no existían.

Dejé de lado ese tema y me puse a leer de nuevo las demás leyendas. Terminé de leerla y me sentía con ganas de salir un rato, me puse mis tenis, una chamarra. Sin tener en claro a donde dirigirme, bajé las escaleras, salí de la casa, estaba nublado, pero aún no llovía. Empecé a caminar al este, cruzando el patio de la casa hacia el bosque.

No había pasado mucho cuando ya me había adentrado lo suficiente como para ya no ver la casa y el único sonido audible fuera el de la naturaleza a mi alrededor.

Seguí el sendero que había, empezado a caminar despacio contemplando la hermosa naturaleza. El sendero se adentraba más y más en el corazón del bosque, una vez que empezó a desaparecer afloje el paso. Unas gotas de agua cayeron desde las ramas, pero los árboles eran tan grandes que no estaba segura si empezaba a llover o si se trataban de los restos de la lluvia del día anterior.

No quería arriesgarme a que la lluvia se intensificara, di media vuelta y seguí el sendero de regreso a casa.

Dormí sin soñar esa noche, rendida como estaba por haber ido de caminata.

Por segunda vez en Forks, me despertó una luz brillante, fui hacia la ventana, y quedé sorprendida, apenas había nubes en el cielo, y las pocas que había eran muy pequeñas. Abrí la ventana y me sorprendió que no hiciera ni un ruido, aspiré el aire, relativamente seco. Casi hacía calor y apenas soplaba el viento. Rápido escogí mi ropa del día de hoy lo que consistía en una camiseta blanca de manga corta con un estampado que decía The Beatles, fajada en unos pantalones de mezclilla que tenía las rodillas rotas, un cinto negro y unos mocasines blancos. Me hice un moño desordenado y bajé para desayunar.

Cuando llegue a la escuela, rápidamente me encontré con Jessica, Angela y Lauren, empezamos a hablar sobre ir de compras, fuimos al salón donde se impartía la clase de Trigonometría y seguimos hablando de los mismo, decidimos ir a Port Angeles en la tarde para buscar vestidos para el baile, a los minutos llego Isabella junto con Mike, se nos acercó y Jessica le dijo que viniera con nosotras de comprar, a pesar de que ella no necesitaba uno ya que no iría al baile, se miró indecisa y al final dijo que tenía que hablar con Charlie.

No hablamos de otra cosa que del baile durante todo el trayecto hasta la clase de Español, estaba muy entusiasmada, me encantaba todo sobre pasar tiempo con amigos, bailar y divertirse.

Habíamos llegado lo bastante tarde por venir platicando, que ya nos habían ganado nuestros lugares.

Esquive la silla vacía junto a Mike y ocupe otra a lado de Angela. Fui vagamente consiente de que Mike le ofrecía amablemente la silla a Jessica, y que en respuesta el rostro de ella se iluminaba, creo que ya se dio cuenta que Jessica está loca por él, me alegraba por ella.

Cuando llegué a Biología, vi el asiento contiguo vacío, me pregunto porque habrá faltado esta vez Edward.

El resto del día transcurrió sin nada interesante de mención.

Cuando llegue a casa, me iba a preparar para salir de compras cuando una llamada me interrumpió, era Jessica, llamaba para cancelar la salida de compras, al parecer Mike la había interceptado en la salida para invitarla a cenar, me emocione mucho por ella. Me dijo que la salida se reprogramaría para mañana en la tarde noche, le dije que no había problema, y colgué no sin antes desearle buena suerte en su cita.

Al día siguiente, la mañana amaneció soleada. Como el día era más caluroso, me puse un vestido negro corto, con unos mocasines negros, con el pelo suelto, y tomé una chaqueta por si hacia frio.

Al llegar al colegio me dirigí a la clase de Literatura, me reuní con Jessica, le pregunté que si el plan de ir a Port Angeles seguía en pie, dijo que si, solo que esta vez Lauren no iba a ir ya que tenía otro compromiso, solo iríamos, Angela, Isabella, al final había dicho que si iría cuando Angela le pregunto, ella y yo.

A la hora de la salida fuimos Jessica, Angela y yo, al auto de la primera. Ya le había dicho a Eric que iría de compras así que él ya se había ido con sus amigos.

Seguimos a Isabella a su casa, en el viejo Mercury blanco de Jessica, para que ella pudiera dejar su coche. Esperamos un momento hasta que salió corriendo de su casa, subió al auto y nos fuimos.