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Dieciséis. Salvación.

Y en ese momento salí a la superficie.

Estaba desorientada. Juraba que hace unos momentos me estaba ahogando.

Era imposible que la corriente me sacara de allí. Las rocas se enterraban en mi espalda y una presión rítmica me empujaba más hacia ellas, haciendo que expulsara el agua.

El agua salió por mi boca y nariz. La sal me quemaba la garganta y los pulmones, intente respirar pero tenía la garganta tan llena de agua que deje de intentarlo y dejarme llevar por las constantes presiones en el pecho que me ayudaban a sacar el agua.

—¡Respira! —dijo una voz angustiada que me resultaba familiar.

Las rocas se incrustaban entre mis omoplatos y otra ración de agua salió de mi boca, lo que hacía que no pudiera tomar aire.

—¡Respira, Elina, respira! —me suplicó Jacob.

La roca me volvió a golpear.

Sentía las manos calientes de Jacob presionando contra mi pecho intentando expulsar el agua que aún había en mis pulmones. La cabeza me daba vueltas y mi visión se cubría de puntos negros.

—¿Elina? —dijo Jacob tenso. —Elina, cielo, ¿Puedes oírme? —

—¿Cuánto tiempo lleva inconsciente? —preguntó otra voz.

Las voces hicieron que me concentrara y me diera cuenta de que ya no me encontraba más en medio de las olas, si no que me encontraba inmóvil sobre la arena.

—No sé. —dijo Jacob frenético. Sentía como las manos de Jacob me apartaban el cabello mojado del rostro. —¿Unos minutos? No me tomo tanto tiempo traerla a la playa. —

Para mi alivio pude volver a respirar, pero a cada respiración que daba me quemaba, era como si hubiera respirado fuego o algo por el estilo. Aparte me estaba congelando las pequeñas gotas que tenía en el rostro parecían agujas pinchando mi piel.

—Ya vuelve a respirar saldrá de esta. —dijo la otra persona haciendo una pausa. —Creo que tenemos que decirle a Charlie. —

—No creo que sea buen momento. —dijo Jacob.

—Está bien, le diremos después. Creo que deberías llevártela no es bueno que se enfrié, no me gusta el color que está tomando. —pude reconocer la voz de Sam.

—¿Crees que le pase algo si la muevo? —preguntó Jacob.

—¿Se golpeo en la espalda al caer? —

—No sé. —

Intente abrir los ojos pero los sentía demasiado pesados. Me tomo varios intentos, pero pude ver las nubes en el cielo.

—¿J-Jacob? ¿P-pero tu estabas…? —pregunté confundida, recordando que lo había visto en el risco, pero también lo había visto desaparecer.

En mi campo de visión apareció el rostro de Jacob.

—¡Oh, Elina! ¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? —preguntó.

—S-solo l-la garganta…—tartamudeé por el frio.

—Sera mejor que te saquemos de aquí. —dijo

Jacob para después desliar un brazo debajo de mis rodillas y la otra en mi espalda para levantarme sin esfuerzo. Me pego a su pecho desnudo para tomar calor y me intento cubrir de la lluvia lo mejor que pudo.

—¿Ya la tienes? —oí preguntar a Sam.

—Si, la llevare a otro lugar. Volveré al hospital. Luego me reuniré contigo. Gracias, Sam. —

Después de esas pocas palabras entre ellos me llego un mareo haciendo que perdiera el hilo de la conversación, y me dedique a mirar el mar, hasta que un destello de color llamo mi atención, parecía una pequeña flama que bailaba en la superficie del mar, no le di sentido cerré los ojos y en cuanto los abrí la flama se había ido.

—¿Cómo diste conmigo? —pregunté cansada.

—Te estaba buscando. —dijo mientras caminaba con dirección al estacionamiento. —Seguí las huellas de tu coche y entonces te oí gritar. —empezó a temblar, le acaricie el brazo para que se tranquilizara y lo hizo. —Cuando llegué Isabella ya estaba muy lejos y no podía dejarte sola ahí abajo, pero pude captar su olor, era el mismo de la persona que habíamos escuchado ayer pero no le había puesto atención hasta este momento. No puedo creer que pudiera llegar hasta estos extremos. —

—No te preocupes, Jake, esto no se va a quedar así, esa chiquilla no sabe con quién se ha metido. —dije enojada hasta que recordé algo. —Jake ¿Dónde está mi cámara y mochila? —

—No te preocupes por eso, Sam los dejo en tu auto. —dijo.

—Está bien, gracias. —mi voz sonaba como cuando vas a un concierto y al siguiente día no puedes hablar bien de lo mucho que gritaste, intenté carraspear para aclarar mi garganta pero al momento que lo hice me empezó a doler. —¿P-paso algo h-hoy? ¿La… la encontraron? —

Jacob negó con la cabeza. Corría en vez que caminar mientras seguía la carretera con dirección a su casa.

—No, Victoria se arrojó al agua, y los chupasangres tienen más ventaja ahí. Por eso volví corriendo a casa. Temía que regresara a nado, y como tu pasas la mayoría del tiempo en la playa…—se estremeció.

—Sam volvió contigo… ¿Los demás están en casa? —

—Eh…Si, algo así. —

Mire su rostro, se miraba preocupado y triste.

—Te escuche hablar con Sam sobre un hospital, ¿Qué paso? ¿Alguno resulto herido? —pregunté preocupada.

—No, no. Se trata de Harry Clearwater. Esta mañana le dio un ataque al corazón. Emily nos esperaba con la noticia cuando llegamos. —

—¿Qué? —dije asimilando sus palabras. —¿Mi padre lo sabe? —

—Si. Él, Charlie y mi padre están con él. —

—¿Harry se pondrá bien? —

La mirada de Jacob se tensó.

En ese momento ya habíamos llegado a su casa.

—Quédate aquí un momento. —dijo Jacob mientras me dejaba en un pequeño sofá. —No te muevas, voy a traerte ropa seca. —

Jacob fue hacia su cuarto para conseguirme algo de ropa, deje que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad de la estancia.

Jacob regreso rápidamente y me arrojo de ropa de algodón gris.

—Te quedaran algo grandes, pero es lo único que pude encontrar, eh…yo estaré…afuera para que te puedas cambiar. —

—No es necesario, creo que me puedo cambiar en el baño. —

Asintió.

Fui lentamente al baño y me cambié lo más rápido que pude. Al salir fui otra vez a la sala donde Jacob me esperaba sentado en el piso con la espalada pegada al sofá, caminé hacia él y me acosté en el sofá.

Jacob reclino la cabeza en el cojín que estaba a mi lado y bostezo.

—Desearía poder dormir un momento. —dijo con voz cansada.

Cerro los ojos y yo también hice lo mismo.

El sofá estaba muy cerca de la calefacción lo que ayudo que pudiera guardar el calor. Los pulmones me ardían a cada respiración lo que dificultaba la tarea de poder dormir, pero algo en los ronquidos suaves que soltaba Jacob hizo que al fin pudiera hacerlo.

Dormí sin ningún tipo de pesadilla o sueño. No sé cuánto tiempo paso pero cuando desperté la casa estaba bastante oscura y al momento de mirar por la ventana no se podía ver nada.

Jacob se había deslizado hasta estar acostado en el suelo, donde seguía dormido.

De repente la flama que se encontraba en el mar vino a mi mente, me resultaba sumamente familiar, desde luego no se trataba de fuego de verdad eso sería totalmente absurdo.

El sonido de unos neumáticos bajo la lluvia me saco de mis pensamientos, oí el auto frenar frente a la casa, para después escuchar las puertas abrirse y cerrarse con rapidez.

Pude identificar con facilidad la voz de Billy.

Se abrió la puerta y alguien encendió la luz cegándome por un momento, tuve que parpadear para poder acostumbrarme a la repentina luz. Jacob se levantó exaltado y jadeando mientras se incorporaba.

—Perdón. —dijo Billy. —¿Los despertamos? —

Mire atenta su cara y cuando pude descifrar su expresión lo supe, Harry no había sobrevivido.

—Oh, no, cuanto lo siento, Billy. —dije triste.

Billy tenía endurecido el rostro por el pesar.

Jacob se acercó rápidamente a él y lo tomo de la mano.

Sam se hallaba detrás de Billy. Empujo la silla para que cruzara la puerta, la angustia había sustituido su habitual expresión serena.

—Va a hacer muy duro para todos. —dijo Billy.

—¿Y mi padre? ¿Dónde se encuentra? ¿Mi madre esta con él? —pregunte.

—Tus padres se quedaron en el hospital con Sue. Hay muchas… decisiones que tomar, y me dijeron que te avisara que tu hermano se va a quedar con un amigo, para que no te preocupes. —

Asentí y miré al piso con tristeza, aunque no lo conociera muy bien sabía que mi padre había apreciado mucho a Harry.

—Sera mejor que vuelva allá. —murmuro Sam, para después salir precipitadamente.

Billy soltó la mano de Jacob para ir hacia la cocina.

Jacob después de un minuto mirando hacia la dirección en la que se había ido su padre se fue a sentar en el piso, a mi lado. Oculto su rostro entre sus manos. Le acaricie el hombro para reconfortarlo.

Después de unos minutos en esa posición Jacob tomo mi mano y la sostuvo contra su rostro.

—¿Cómo estás? ¿Te sientes bien? Hubiera sido mejor que te hubiera llevado directo a un hospital. —dijo con un suspiro.

—No tienes por qué preocuparte por mí. —

Volteo a verme.

—No tienes buen aspecto. —

—Bueno, tampoco es como que me sienta de maravilla. —dije.

—Iré por tu coche para llevarte a casa, probablemente debas estar ahí para cuando tus padres regresen. —

—Está bien. —

Me quede en el sillón sentada esperando a que Jacob regresara. Me sentía como una intrusa estando en la casa sola con Billy, el cual estaba en silencio en la otra habitación.

Jacob no tardó mucho en llegar con mi coche. Antes de que el me ayudara a ir al coche le pedí por favor que me trajera la mochila con ropa que estaba en mi coche para poder cambiarme.

Me puse un suéter blanco decía Chanel en letras negras, un pantalón deportivo gris y los tenis blancos que traía que ya estaban secos.

Después de cambiarme Jacob me ayudo a subir al auto, para después subir el y prender la calefacción.

—¿Cómo vas a regresar a tu casa? —pregunté.

—No voy a volver, todavía no hemos atrapado a la chupasangre, ¿Recuerdas? —

Asentí con pesar, recordado ese detalle.

El viaje fue tranquilo, el frio del exterior me había despertado y mi mente pensaba con rapidez en todo lo que había pasado.

Cuando Jacob aparco delante de mi casa, tomo mi mano para después entrelazar sus dedos con los míos.

—Yo sé que tus sentimientos y los míos no son los mismo, y te juro que no me importa, Elina. —murmuró. —Pero estoy tan feliz de que este bien que tengo ganas de cantar, pero obvio eso es algo que nadie quisiera escuchar. —

Soltó una carcajada.

Cuando Jacob dejo de reír, me soltó la mano y abrió la puerta del coche dejando entrar una ráfaga de aire.

—¡Arg! —exclamo Jacob fuerte como si alguien le hubiera dado un buen golpe. —¡Mierda! —

Cerró la puerta de golpe, al mismo tiempo que intentaba meter la llave en el contacto para encender el coche pero le temblaban las manos con tanta violencia que se le cayeron.

—¡Lo que me faltaba! —dijo pegándole al volante.

—¿Qué paso? —pregunté preocupada.

—Vampiro. —fue lo único que dijo agachándose para buscar las llaves.

Me puse pálida.

Jacob se volvió a incorpora con las llaves en la mano.

—¿Cómo lo sabes? —pregunté.

—¡Porque puedo olerlo! ¡Maldita sea! —

Los ojos de Jacob no se apartaban de la calle examinando cada rincón.

—¿Entro en fase o la pongo a salvo primero? —oí que murmuro Jacob.

Me volteo a ver y vio que estaba pálida y asustada.

—De acuerdo, primero te saco de aquí. —dijo.

Arranco el motor. Los neumáticos chirriaron con fuerza mientras giraba para ir al único lugar donde podía estar segura. Las luces del auto barrieron el pavimento, iluminando los árboles, para después iluminar el coche que estaba estacionado al otro lado de la calle, delante de mi casa.

—¡Alto! —grite.

Inmediatamente reconocí ese coche negro. Era un mercedes, el auto de Carlisle.

—¡Tienes que parar! —grite.

—¡¿Qué?! —

—No es Victoria, tienes que volver. —dije.

Piso en freno con tanta fuerza que si no hubiera tenido el cinturón de seguridad estoy segura de que hubiera salido volando a través de parabrisas.

—¿Qué? —preguntó aterrado.

—Yo reconozco el coche, es el de Carlisle. —

Jacob empezó a temblar.

—¡Jake, cálmate! Todo está bien. No hay peligro. relájate. —

—Si, relájate. —dijo entre dientes mientras agachaba la cabeza y cerraba los ojos.

Después de un momento dejo de temblar pero aún seguía rígido y tenso.

—Hay un vampiro en tu casa. ¿Y tú quieres regresar? —dijo Jacob incrédulo.

—Si. —dije como si nada. —Estoy segura de que debe de ser una emergencia, no volvería si no lo fuera. —

—¿Estas segura de que no es una trampa? —preguntó con voz severa.

—Estoy segura. Da la vuelta. —dije.

—No. —

—Jake, no va a pasar nada. —

—No. Vuelve tu sola, Elina. —dijo totalmente furioso, con la mandíbula tensa. —Debo hablar con Sam ahora mismo. Esto cambia todo, no nos pueden capturar en su territorio. —

—¡Tampoco es como si fuera una guerra! ¡No seas ridículo, Jake! —

No me escucho. Puso el freno de mano y bajo de un salto, dejando el coche encendido.

—Adiós, Elina. —se despidió sin mirarme. —De verdad espero que no mueras. —

Se fue corriendo en medio de la noche.

El remordimiento me dejo en mi lugar durante un momento. Después de un momento me pasé al asiento del conductor y me puse al volante.

Entonces, con cuidado, di media vuelta y conduje de regreso a mi casa.

Mis padre habían olvidado encender las luces del porche, y eso le dio un aspecto lúgubre y aterrador al lugar en cuanto pague las luces del coche.

Baje con cautela del auto y camine hacia la entrada de mi casa, puse la llave en la cerradura, la perilla giro con facilidad cuando la moví para abrir la puerta. El vestíbulo estaba totalmente a oscuras.

Estaba buscando el interruptor, me sentía tan torpe de no poder encontrarlo. Pero la luz se encendió de repente.

Parpadeé deslumbrada por la luz y vi que alguien estaba allí, esperándome.