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Trece. La ciudad de muros y secretos.

Al fin estábamos cerca de nuestro destino. Ahora nos encontrábamos en el tren que nos llevaría justo a la entrada de la ciudad del Reino Tierra.

Estaba jugando con la mano de Aang cuando Katara anuncio que ya se podían ver los muros desde donde estábamos.

—No puedo creer que lo hiciéramos, llegamos a Ba Sing Se sanos y salvos. —dije asombrada.

—Aun no cantes victoria. —me regaño Sokka. —La Nación del Fuego aun nos puede atacar con bolas de fuego gigantes o la ciudad puede estar sumergida en un océano de peses asesinos. —

—No exageres. —dije.

—¿Otra vez tomaste jugo de cactus? —pregunto Toph.

—Solo digo que siempre nos pasan cosas extrañas. —

Y como si en universo quisiera confirmar lo que dijo Sokka, un hombre muy robusto que masticaba una mazorca se sentó junto en medio de él y Toph.

Mire hacia la ventana rápidamente.

Aang suspiro triste.

—No te preocupes, Aang, encontraremos a Appa. —dije

—Es una ciudad muy grande. —dijo el triste.

—Es un bisonte gigante, ¿Cómo podrían esconderlo? —pregunto Sokka.

El tren entro a la ciudad.

—{Esta ciudad es enorme.} —pensé.

El tren se detuvo.

—Ash, otra vez en la ciudad, genial. —dijo con sarcasmo Toph cuando bajamos del tren.

—¿Qué te pasa? Es asombrosa. —dijo Sokka.

—Lo único que hay son reglas y muros. —contesto ella. —Ya verás en un par de días estarás harto. —

Mire como Aang tocaba el silbato de bisonte y nos cercamos a él.

—Esta aquí puedo sentirlo. —nos dijo.

—Lo encontraremos. —dije segura.

Entonces una mujer de vestido amarillo y cabello castaño largo se nos acercó con una enorme sonrisa.

—{¿No se le entumirá la cara?} —pensé.

—Hola amigos. —nos saludó. —Mi nombre es Joo Dee y tendré el gran honor de mostrar nuestra ciudad Ba Sing Se al Avatar y a la Ānníng, ustedes deben de ser Sokka, Katara y Toph, bienvenidos a nuestra ciudad, ¿Les parece si empezamos? —

—Si. —dijo Sokka. —Tenemos información sobre la Nación del Fuego y el rey debe enterarse inmediatamente. —

—Genial, comencemos nuestro tour y luego los llevare a su nuevo hogar aquí, sé que les encantara. —dijo Joo Dee ignorando a Sokka.

—Creo que no escuchaste lo que dije tengo que hablar con el rey sobre la guerra, es importante. —dijo Sokka enfatizando lo último.

—Están en Ba Sing Se ahora, es una ciudad muy segura. —sonrió y nos guio hacia el carruaje en donde nos darían el tour.

Nos subimos y comenzó a explicarnos cada sección de la ciudad.

Primero pasamos por el sector bajo, en donde viven los recién llegados, los artesanos y artistas. Miramos por la ventana y nos dimos cuenta de que solo era pura gente pobre separada del resto de la ciudad. Joo Dee nos recomendó tener cuidado en este lado.

Después pasamos por el sector medio de la ciudad en donde estaba el distrito financiero, tiendas, restaurantes y la universidad.

Sokka no perdió la oportunidad de decirle que habíamos conocido a un profesor de la universidad, que habíamos ido a una biblioteca en el desierto y que habíamos encontrado información valiosa para la guerra que el rey necesitaba saber.

Y otra vez Joo Dee lo ignoro.

El carruaje nos guio al sector alto de la ciudad donde viven las personas más importantes y en donde estaba la casa que nos iban a dar.

Entonces pasamos por otro muro.

—¿Qué hay detrás de ahí? —pregunto Katara mirando el muro.

—¿Y quiénes son los señores de mirada siniestra? —pregunto Sokka.

—Adentro está el palacio real y esos hombres son agentes de Dai Lee, son la autoridad cultural de Ba Sing Se. Ellos son los guardianes de nuestras tradiciones. —contesto Joo Dee.

—¿Podemos ver al rey ahora? —pregunto Aang.

—Oh no. —rio Joo Dee ligeramente. —Aquí no nos gustan las visitas sorpresas. —

La mire raro.

—¿No se cansará de sonreír? —le pregunte en un susurro a Aang.

Se encogió de hombros viéndola.

Era raro que una persona sonriera tanto. Joo Dee llevaba como dos hora con la misma sonrisa.

Al fin llegamos a lo que sería nuestra nueva casa.

Era bonita.

—Ya llegamos su nueva casa. —dijo Joo Dee.

Un hombre llego corriendo y le entrego un pergamino, ella lo desenrollo y comenzó a leerlo.

—Buenas noticias, su solicitud para una audiencia con el rey está en proceso. —sonrió. —Y tendrán la respuesta en un mes más, eso es más rápido de lo normal. —

—¡¿Un mes?! —pregunto Sokka.

—Eso no es para nada rápido. —dije.

—En realidad de seis a ocho semanas. —volvió a decir con una super sonrisa. —Pero que esperan, vamos entren a su nuevo hogar. —

Abrimos la puerta y uno por uno fuimos entrando. Era un lugar algo grande decorados con colores cálidos.

—¿No es acogedora? —pregunto Joo Dee. —Estoy segura de que les encantara vivir aquí. —

—Yo creo que nos gustaría más si fuera una visita corta. —dijo Sokka. —¿Podemos adelantar la reunión con el rey? —

—El rey está ocupado gobernando la mejor ciudad del mundo pero los vera en cuanto tenga tiempo. —

—Si vamos a pasar un mes aquí, deberíamos buscar a Appa. —dijo Aang mientras miraba por la ventana.

—Concuerdo con Aang, debemos encontrarlo. —dije.

—Yo puedo escoltarlos a donde ustedes necesiten. —dijo Joo Dee haciendo una reverencia.

—No creo que sea necesario pero gracias. —dije cortésmente.

Esa chica no me daba buena espina. Su aura era muy azul rey y eso significaba inestabilidad y ansiedad.

—No necesitamos niñera. —dijo Toph.

—Oh, yo no los molestare para nada. —dijo Joo Dee. —¿Qué clase de anfitriona seria si no los acompaño? ¿Por dónde empezamos? —

Fruncimos el ceño y nos resignamos a que Joo Dee nos acompañara.

Primero fuimos a una tienda de mascotas. El dueño de la tienda no sabía nada pero cuando Sokka le pregunto sobre el mercado negro se puso muy nervioso, su corazón comenzó a bombear muy rápido, negó y nos hecho de la tienda.

Luego fuimos a la universidad de Ba Sing Se, ahí le preguntamos a uno de los estudiantes si había visto algún bisonte o algún maestro arena. El negó y cuando Sokka le pregunto sobre la guerra se puso nervioso, se disculpó y se fue rápidamente.

Al final recorrimos toda la ciudad con Joo Dee y nadie había visto un bisonte gigante que podía volar.

Todo era muy extraño, cada vez que le preguntábamos a alguien algo relacionado con la guerra, se ponían nerviosos y se iban de ahí o nos echaban de sus establecimientos.

Cuando Joo De nos dejó en nuestra casa pudimos ver que en la casa de enfrente un hombre nos vigilaba, fuimos a su casa, tocamos la puerta y el hombre nos abrió con una sonrisa nerviosa.

—Ustedes son el Avatar y la Ānníng, escuche que estaban en la ciudad. —dijo el hombre. —Soy Pong. —

—Es una gusto. —dije.

—Dime, Pong, ¿Qué pasa en esta ciudad y porque a todos les asusta hablar sobre la guerra? —pregunto Sokka.

—¿G-guerra? ¿Asustados? ¿De que hablan? —pregunto nervioso.

—Puedo sentir su temor. —dijo Toph.

Asentí de acuerdo con ella.

—Escuchen, solo soy un subordinado del gobierno. —dijo rápidamente Pong. —Espere tres años para conseguir esta casa, no quiero meterme en problemas. —

—¿Meterse en problemas? ¿Con quién? —pregunte.

—Shh…no se puede mencionar la guerra aquí y pase lo que pase no se acerquen a los Dai Li. —recomendó y cerró la puerta.

Nos miramos confundidos y volvimos a nuestra casa.

Al día siguiente nos encontrábamos en la sala pensando en cómo acercarnos al rey y en como podíamos encontrar a Appa cuando Katara llego corriendo.

—¡Ya se! Se me ocurrió una idea para hablar con el rey. —

—¿Cómo se supone que lo haremos? Aquí no les gustan las vivitas sorpresas. —dijo Toph imitando a Joo Dee.

—El rey tendrá una fiesta esta noche para su oso mascota. —dijo Katara leyendo los papeles que tenía en la mano.

—¿Es un oso ornitorrinco? —pregunto Aang.

—No, solo dice oso. —contesto ella.

—Te aseguro que es un oso zorrillo. —dijo Sokka.

—Un oso armadillo. —dijo Toph.

—O un oso tortuga. —dije yo.

—Solo oso. —dijo Katara viendo los papeles.

—Este lugar es muy raro. —dijo Toph.

—Habrá muchas personas, nos mesclaremos con ella. —

—Olvídalo. —dijo Toph acostándose.

—¿Por qué? —pregunto Katara.

—Bueno, no tengo nada contra la gente del campo pero solo habrá gente del sector alto y te descubrirán de inmediato. No tienes modales. —contesto.

—¿Disculpa? ¿Qué yo no tengo modales? —pregunto indignada Katara. —Tú no eres una dama muy delicada que digamos. —

—Yo aprendí a comportarme en sociedad pero no me gusta nada de eso, tú no sabes nada de eso y francamente. —dijo Toph mientras se picaba la nariz. —Es demasiado tarde. —arrojo su moco lejos.

La mire con cara de asco cuando hizo eso.

—¡Aja! Pero tú sabes puedes enseñarnos. —dijo Sokka. —Y tú también Lin, eres una princesa debes de saber de modales. —

—De hecho los domino muy bien. —sonreí orgullosa.

—Yo controlo los cuatro elementos, los modales serán muy faciales. —dijo Aang poniéndose de pie y envolviéndose en una cortina como si fuera capa. —Buenas noches Señor Sokka Tribu del Agua. —comenzó a hablar con voz pomposa. —Señorita Katara tribu del agua, Señorita Lin princesa Tribu del Agua, Señor Momo de la dinastía Momo, su Momeza. —

—Avatar Aang. —comenzó Sokka a hablar igual que Aang. —Me da mucho gusto verlo. —

Aang se inclinó, luego Sokka, luego otra vez Aang, luego otra vez Sokka y por ultimo los dos se inclinaron al mismo tiempo pegándose entre ellos.

Negué.

—Tal vez Katara podría engañarlos pero ustedes con suerte podrán pasar como sirviente. —dije mirándolos en el piso.

—Pero me sentía elegante. —dijo Sokka.

—Vamos chicas, tenemos que arreglarnos. —dije con una sonrisa y las jalé hacia una de las habitaciones.

Lo bueno es que había un armario con mucha ropa y vestidos muy bonitos.

Las chicas y yo escogimos vestidos muy similares, los tres en tonalidades verdes. Luego nos maquillamos un poco, termine maquillándome muy natural con un labial rosado. Voltee a ver a Katara y a Toph, decidí ayudarlas a quitarse un poco de maquillaje, Katara se había puesto a ella y a Toph mucho rubor y sombra de ojos azul, así que se los difumine un poco.

Al final nos peinamos, nos pusimos tocados con flores, tomamos unos abanicos verdes.

Cuando abrimos la puerta de la habitación los chicos nos voltearon a ver.

—Vaya, se ven hermosas. —dijo sonrojado y medio ido Aang mientras me miraba.

Iba a agradecerle pero Toph me puso su abanico en la cara.

—No hables con los plebeyos, Lin, somos de la alta sociedad. —

—Entraremos a la fiesta y encontraremos una forma de que entren. —dije mientras nos íbamos a la fiesta.

Cuando llegamos hicimos fila y al momento de ser nuestro turno nos pidieron nuestra invitación. Toph les enseñó el sello de los Beifong pero no nos dejaron entrar y lo malo era que yo había olvidado mi sello.

Entonces a lo lejos vimos a un noble llegar en su carruaje y a Katara camino hacia él y nosotros con ella.

—Señor, lamento molestarlo. —dijo Katara de forma inocente y fingiendo la voz. Mientras tanto yo baje la mirada para que no me reconociera. —Pero mi prima extravió nuestras invitaciones. —se acercó más a él y le susurro: —Ella es ciega. —se alejó de él. —¿Podría ayudarnos? Nuestra familia esta adentro y deberán de estar muy preocupados. —

—Sera un honor. Pueden entrar conmigo. —dijo y comenzó a entrar hacia la entrada.

El guardia que no nos dejos entrar, hizo una reverencia al ver al hombre que nos acompañaba y entramos.

El salón era enorme, todo decorado a la perfección. Al centro había una mesa muy, pero muy larga con mucha comida, además había meseros que iban repartiendo aperitivos y bebidas.

—Es hermoso, ¿Verdad? —nos preguntó el señor que nos ayudó. —Por cierto soy Long Feng, soy el ministro de cultura del rey. —

—Yo soy Kwa Mei, ella es Nanami y ella es...Kaka. —dijo señalándome y luego a Toph la cual frunció el ceño y jalo su tocado.

—Y usted señorita Nanami ¿Por qué no levanta la mirada? —pregunto Long Feng.

—Discúlpela señor es que es muy tímida. —dijo Katara en mi rescate.

—Oh, ¿Y dónde está su familia? Quisiera conocerlos. —

—No los veo ahora pero ya los encontraremos. —Katara nos tomó de los brazos a Toph y a mí, y comenzó a jalarnos. —Gracias por ayudarnos. —

Caminamos pero nos bloqueó el paso.

—Insisto, como su escolta me deshonraría abandonarlas antes de encontrar a su familia, sigamos buscando. —dijo Long Feng y caminamos detrás de él.

Cuando se distrajo nos alejamos de él lo más rápido que pudimos.

—Qué tipo tan pesado. —les dije a las chicas. —Pero lo bueno es que al fin nos decidimos de él. —

—Vengan, encontré a alguien. —nos dijo Toph yendo cerca de unos meseros. —Me da un pastelillo, por favor. —

Eran los chicos.

—Nos encontraron. —dijo Aang.

—Reconocería tus pasos donde fuera debilucho. —contesto Toph.

—Gracias por ayudarnos. —dijo sarcástico Sokka.

—Lo siento pero el tipo que nos ayudó a entrar no nos perdía de vista. —dije. —Era todo un pesado. —

—¿Qué hombre? —pregunto Sokka.

Entonces Joo Dee se nos acercó alarmada.

—¿Qué están haciendo aquí? Deben de irse de inmediato o todos estaremos en serios problemas. —

Pude ver temor en su aura, un temor tan puro que nunca había visto en otra persona antes.

Ella intento empujarnos.

—Antes tenemos que ver al rey. —dijo Sokka.

—Ustedes no lo comprenden váyanse ahora. —empujo con más fuerza a Sokka que a su vez empujo a Aang que hizo que tirara el agua que tenía sobre una de las nobles de la fiesta.

La señora grito.

Entonces mi novio en un intento de remediar su error le lanzo una rafa de viento para secarla pero solo termino con el vestido desarreglado al igual que su cabello y el maquillaje esparcido por toda la cara.

—El Avatar. —dijo asombrada y luego volteó a verme. —Y la Ānníng. —

Sonreí incomoda cuando me reconoció.

—{Maldita sea.} — pensé.

—Oh, no me dijeron que el Avatar y la Ānníng vendrían a la fiesta. —casi grito la señora.

Todos los que estaban cerca voltearon a vernos y nos rodearon.

Aang saludo sonrojado y yo solo me quede ahí… existiendo.

—Ustedes distráiganlos, yo me encargare de buscar al rey. —dijo Sokka.

—¡Todos pongan atención! —grito Aang mientras saltaba a la mesa y tomaba todo los líquidos de colores y los hacia girar en una esfera gigante mientras yo hacía diferentes figuras y animales con agua que rodeaban la esfera.

Todos miraron asombrados.

Estábamos entreteniendo a Bosco, el oso del rey, cuando Sokka nos dio la señal de que el rey había llegado.

Aang volteó hizo una espera de aire y fue hacia él.

—Hola, su majestad. —sonrió Aang mientras iba hacia él.

—Aang, espera. —dije siguiéndolo.

Cuando llegamos a la punta de la mesa solo estaba Long Feng.

—Avatar Aang, Ānníng Lin, es un honor conocerlos, soy Long Feng. —hizo una reverencia. —Soy del gran ministro de Ba Sing Se y jefe de los Dai Li, necesito que hablemos, sus amigos nos esperan en la biblioteca. —

Este tipo no me daba buena espina, su aura era de un naranja muy oscuro y eso no era bueno. Pero de todos modos no nos quedó de otra que seguirlo.

Una vez en la biblioteca vimos a nuestros amigos.

—¿Por qué no nos dejan hablar con el rey? Tenemos información muy importante sobre como derrotar a la Nación del Fuego. —dijo Sokka.

—El rey de la tierra no puede perder el tiempo en disputas políticas ni en detalles sobre actividades militares. —contesto Long Feng.

—Pero es extremadamente importante. —dije.

—Lo más importante para su majestad es mantener viva la cultura de Ba Sing Se, todos sus deberes son sobre emitir decretos sobre este tema y mi deber es supervisar los demás asuntos de la ciudad incluyendo los militares. —

Lo mire con sospecha.

—¿El rey no tiene autoridad? —pregunto Katara perpleja.

—¡Es una marioneta! —grito Toph mientras yo asentía de acuerdo con lo que había dicho.

—Oh, no, no. —dijo Long Feng. —Su majestad es un icono casi un dios para el pueblo, no puede ensuciarse las manos con los detalles sobre una guerra sin fin. —

—Pero averiguamos que habrá un eclipse solar que dejará indefensa a la Nación del Fuego ¡Debe de invadirlos! —grito Sokka.

—¡Basta! No seguiré escuchando su ridículo plan. —le contesto. —Dentro de los muros de Ba Sing Se esta estrictamente prohibido hablar de la guerra. —mientras más hablaba su aura iba obteniendo más colores oscuros, que significaban su egoísmo, manipulación y su hipocresía. —Recibir noticias sobre la guerra haría que nuestros ciudadanos entraran en pánico, nuestra economía se arruinaría, nuestra placida vida y nuestras tradiciones se desvanecerían, si no hablamos del conflicto, Ba Sing se seguirá siendo una utopía de paz y orden. La última del planeta. —

Lo miramos preocupados.

—No puede ser tan tonto como para ocultarle cosas a la gente. —dije. —En algún momento la guerra los alcanzara. Deben de decirles. —

—Se los diré, todos aquí se enterarán. —dijo Aang con determinación.

—Hasta ahora los hemos tratado como invitados de honor. —Long Feng se nos acercó. —Pero ahora serán vigilados constantemente por los agentes Dai Li, si se atreven a divulgarlo serán expulsados de la ciudad. Entiendo que buscan a su bisonte, sería una lástima que no lograran encontrarlo. —

Fruncí el ceño.

—Ahora Joo Dee los llevara a su casa. —

En ese momento se abrió la puerta y una mujer entro.

—Acompáñenme por favor. —dijo con una enorme sonrisa.

—¿Qué le paso a Joo Dee? —pregunto temerosa Katara.

—Yo soy Joo Dee y seré su guía en su estadía en esta maravillosa ciudad. —su sonrisa se agrando.

Me dieron escalofríos.

Esa mujer no era Joo Dee.

—{¿Qué está pasando aquí?} —pensé preocupada.