—Este es. —dijo Sokka cuando cruzamos unos matorrales dejándonos ver un espacio muy grande cerca del mar. —El punto de reunión de la invasión. —
—¿Cómo escogieron este lugar? —pregunto Toph.
—Antes de separarnos mi papá y yo encontramos esta isla en un mapa, esta inhabitada y el puerto está rodeado de quebradas parecía el lugar perfecto. —dijo Sokka.
—Buena elección. —dijo Katara. —Y llegamos con cuatro días de anticipación. —
—¡¿Cuatro días?! —pregunte alterada.
—¡¿Cómo que la invasión es en cuatro días?! —pregunto Aang totalmente asustado.
—Como sea. —dijo Sokka cansado después de bostezar. —Faltan cuatro días así que hay que relajarnos y…—comenzó a roncar.
—Cierto. —dije un poco más calmada he intentado convencerme de que no pasaba nada malo. —Todavía falta mucho… para que nos enfrentemos al Señor del Fuego. —murmure lo último.
—Sokka tiene razón, chicos. —dijo Katara. —Estamos listos y a tiempo, lo mejor que podemos hacer es relajarnos y descansar. —
Aang suspiro.
—Supongo. —murmuro.
Camine hacia él y tome su mano.
—Vamos hay que intentar descansar un poco. —
Nos acostamos en el piso e intentamos dormir mientras ponía mi cabeza en el pecho de Aang.
A lo minutos caí rendida al escuchar sus latidos.
Mi sueño no fue ni tan calmado ni tan perturbador. Este trataba de que no podía correr hacia donde estaban los demás ya que había sido capturada por los maestros fuego, eso es muy perturbador y me tuvo que dar miedo pero sabía que era un sueño al igual de que faltaban varios días para que la invasión sucediera así que me relaje e hice lo que quise en el sueño.
El grito de Aang y un empujón me despertó.
Aang se encontraba totalmente agitado y se tentaba ¿Los pantalones?
Suspiro aliviado después de unos segundos.
—¿Estas bien? —susurre para no despertar a los demás.
Me volteó a ver y sonrió.
—Si~…fue solo un sueño aquí tengo mis pantalones. —
—¿Bien~…? —lo mire extrañada.
Se puso de pie.
—¿Adónde vas? —pregunte.
—Iré a entrenar ¿Vienes? —
—Creo que dormiré un poco y luego te alcanzo. —
Asintió y se fue a patear un arbusto.
Lo miré por unos minutos hasta que me volví a dormir.
Me desperté por el sonido de unos golpes, volteé a ver de qué se trataba y era Aang que estaba golpeando un árbol con sus puños...sin camisa.
Suspire y camine hacia él.
—Aang, ¿Qué estás haciendo? —
—Debo perfeccionar muchas técnicas si quiero combatir a Ozai. —dijo sin dejar de golpear el árbol.
—Se que tenemos que entrenar si queremos combatir a Ozai pero no es bueno el exceso de entrenamiento. —dije.
Entonces dio un mal golpe, cayó al suelo y todas la hojas del árbol cayeron sobre él.
—¿Acaso no entienden? —se levantó de repente y puso pose de pelea. —No estoy en forma, no lusco bien y todavía no se nada de fuego control, ¡¿Por qué no estas preocupada?! —pregunto histérico.
—Si lo estoy pero me tranquiliza saber que nuestros amigos y tu estar a mi lado para poder combatir contra ellos. —
—Bien, Aang. —dijo Sokka a lo lejos mientras leía un mapa. —El eclipse igual bloqueara todo fuego control. Es innecesario. Además es un tonto elemento. —
—Bueno…aun así tengo que practicar lo demás. —hizo movimientos de combate. —Pasaremos todo el día practicando. —
—¿Pasaremos? —murmure.
—Vamos, Lin. —hizo una patineta de aire y se fue.
Suspiré rendida y lo seguí.
—{A lo mejor me sirve de algo ese entrenamiento.} —pensé.
Duramos entrenando horas y solo paramos para comer.
—Vamos, Aang, ya oscureció. —dije cansadísima. —Es hora de dormir. —
Tome su mano y lo jale.
El caminaba casi arrastrando los pies, se miraba cansado y las ojeras comenzaban a marcase debajo de sus ojos.
Cuando llegamos al campamento todos estaban dormidos, así que solo llegamos a un lugar cerca de los demás y nos tumbamos en el piso para dormir.
—Buenas noches, Lin. Buenas noches, Katara. —comenzó a decir Aang. —Buenas noches, Sokka. Buenas noches Toph. Buenas noches, Appa. Buenas noches, Momo. Buenas noches…—
—¡Ya quieres dormirte! —grito Toph.
Aang se asustó, me abrazo y comenzó a cerrar los ojos.
—Buenas noches, cariño. —le susurré y le di un beso en la mejilla.
Vi como sonrió y me dormí pero como a eso de la media noche escuche un: "Debo estar preparado" así que me desperté y vi como Aang caminaba a lo lejos.
Me puse de pie y fui hasta donde estaba.
—Aang, es media noche. —dije cansada. —Tienes que ir a dormir. —
—Pero olvide mis pantalones y mi prueba de matemáticas. —dijo mientras caminaba en círculos alrededor de koalas ovejas.
—¿De que habla? —murmure.
Lo tome de los hombros para que dejara de caminar en círculos y lo voltee hacia mí. Se miraba sumamente cansado, un poco paranoico y además se le marcaban las ojeras.
—Aang, duerme, por favor. Por mí. —suplique.
Se tallo un ojo cansado y asintió, así que lo guie hasta nuestro lugar y nos acostamos para poder dormir de nuevo.
Lo que no esperaba es que en la mañana Aang nos despertara gritando.
—¡Sokka, despierta! ¡Tienes que decirme que día es! —
Escuché un estruendo y cuando me senté vi como Sokka se sobaba la frente mientras miraba mal a Aang.
—No te preocupas todavía faltan dos días para la invasión. —dije.
Aang se nos quedó viendo. Ahora tenía las ojeras más marcadas.
—¡Sokka, arriba! —lo comenzó a jalar de los pies. —¡Tienes que practicar tus ejercicios para escalar rocas! —
—¿Qué? —pregunto Sokka.
—En uno de mis sueños escapabas de unos soldados de la Nación del Fuego intentado de escalar una quebrada pero eras muy lento y te atrapaban. —
—Pero fue solo un sueño. Soy excelente escalador. —se defendió Sokka.
—¡Entonces sube esa quebrada y hazlo rápido! —grito Aang.
Sokka miro la gran quebrada y la apunto.
Aang asintió y lo animo a ir.
Sokka comenzó a escalar la montaña mientras refunfuñaba en contra de Aang.
Aang volteó feliz hacia nosotras pero cambio de expresión a ver a Toph beber agua.
—¡No lo bebas! —grito haciendo que ella escupiera el agua y mojara a Katara.
—¡¿Por qué?! —pregunto alarmada. —¡¿Esta envenenado?! —
—En mi sueño estábamos en plena invasión y tuviste que parar para ir al baño… perdimos por causa de tu vejiga. —dijo angustiado para luego mirar a Katara. —Y tu debes comenzar a agarrar tu cabello. En mi sueño tu cabello se atora en un tren y te arrastraba haciéndonos perder por ir a ayudarte. —luego me miro. —Y tú, Lin, debes de comenzar a llenar tus cantimploras de agua y a practicar tus técnicas avanzadas de maestro agua. En mi sueño se te cae el agua y no tienes suficiente para defenderte así que intentas sacar agua del aire pero se te olvida como. —
De repente comienza a decir demasiadas cosas tan rápido que no le entendemos nada.
—¡Aang! —dije mientras tomaba su mejilla para que se calmara. —Se que solo intentas ayudar pero debes calmarte estas delirando. —
No estaba segura si me escuchaba o no porque se quedó varios segundos viendo a la nada con la boca abierta.
—Es verdad, no estoy muy bien. —admitió.
Sonreí y vi como Sokka casi llega a la sima de la quebrada.
—¡Sokka, ya puedes bajar de ahí! —grite y creo que fue mala idea porque lo asuste y termino resbalado y cayendo.
—Siempre que pienso en lo estresado que estoy termino más estresado. —dijo Aang mientras caminaba de un lado a otro y jugaba con sus dedos nerviosamente. —Soy como una bola de nervios creciendo. —
—Claro que si amigo. —dijo Sokka mientras martillaba una parte de la armadura que estaba haciendo para Appa. —Me sorprende que Lin no este igual que tú. —Aang se fue poniendo más nervioso y haciendo una cara que no me gusto para nada. —Después de todo se van a enfrentar al Señor del Fuego, el hombre más ruin del planeta y más les vale que ganen o estaremos acabados. —
—¡Sokka, ya basta! —lo regañe mientras me acercaba a Aang y lo abrazaba. —Solo estas logrando que me ponga nerviosa también. —
—Solo lo estas empeorando. —dijo Katara y se nos acercó. —Vamos Lin, ya sé lo que Aang necesita. —
Seguí a Katara y llevé a Aang conmigo.
Terminamos yendo a una cueva que tenía unas tipo aguas termales, así que Katara y yo nos pusimos nuestros trajes de baño para después quedar en nuestras posiciones de yoga.
—El yoga puede hacer maravillas si lo hacen en calor extremo. Brazos arriba. —dijo Katara e hicimos lo que dijo. —Alcanzando el sol, sientas sus caminos chi despejándose. —
Entonces cambiamos de posición. Abrimos las piernas y nos tocamos los pies con las manos.
—Ahora cierren los ojos. —dijo. —¿Cómo se sienten? —
—Relajada~…—dije sonriendo.
—Siento…mucho calor. —dijo Aang.
—Bien, bien, continua. —animo Katara.
—Siento como una sensación de calor en todo mi cuerpo. Este calor es como si… ¡Estuviera en el palacio del Señor del Fuego y el me lanzara bolas de fuego y todo el mundo ardiera en llamas! —soltó un grito y se tiró al piso.
—Creo que para este tipo de estrés es mejor platicarlo. —sugirió Katara.
—Si. —dije preocupada viendo a Aang. —Eso sería lo mejor. —
Salimos de la cueva y fuimos con Sokka, era mejor una conversación de hombre a hombre.
—Sokka ¿Podrías hablar con Aang sobre su estrés? —pregunto Katara.
—¿Cómo un psicólogo? —pregunto.
Asentimos.
—Claro. —sonrió. —Esperen aquí. —
A los minutos volvió con la misma barba falsa que había usado cuando se hizo pasar por el padre de Aang.
—¿Y eso para qué? —pregunte.
—Se necesita profesionalismo para estas cosas, jovencita. —dijo con voz más grave mientras se acariciaba la barba. —Síganme a mi consultorio. —
Nos guio a una parte de la isla donde había muchos koalas ovejas.
—Acuéstate por favor. —le dijo a Aang señalando a un koala oveja.
Aang le hizo caso usando al animal como almohada.
Sokka tomo un koala oveja y la uso como escritorio.
—¿Nos podrías dar un poco de privacidad? —me pregunto Sokka. —Esta es una sesión privada. —
Lo mire raro pero asentí y me aleje lo suficiente como para no escuchar pero si para poder verlos.
Desde donde estaba solo podía ver como hablaban, como Sokka hacia ademanes y se acariciaba la barba.
Entonces de repente Sokka le acerco un koala oveja a Aang y este enterró su cara en el animal.
Sokka comenzó a asentir y Aang comenzó a negar.
Suspire. No había funcionado así que me acerque a ellos.
—Vamos a ver que nos propone, Toph. —dije tomando la mano de Aang.
Al llegar con ella y decirle que Aang necesitaba relajarse rápido supo que hacer. Hizo una tipo cama de columnas de piedras y le dijo a Aang que se acostara.
—Muy bien, lo que necesitas en un buen masaje de espalda a la antigua para aliviar tu estrés. —
—Adelante. —dijo Aang determinado.
Toph comenzó a marchar en su lugar rápidamente haciendo que las columnas se movieran y Aang comenzará a ser golpeado en la espalda.
Hice una mueca de dolor al verlo.
—Toph, creo que lo estas lastimando. —dije.
—Para nada. —dijo ella con una sonrisa y continuo.
—¡Au! ¡Toph…creo que…tendré…moretones! —grito Aang con dificultad mientras se movía.
Toph paro y Aang cayó al suelo.
—Lo siento, olvide lo delicado que eras pero hay otra cosa que podemos probar. —dio un pisotón y de lo lejos vino volando un puercoespín. —¡Acupuntura! —
Aang grito asustado y se fue corriendo.
—Creo que lo asustaste un poquito. —le dije a Toph.
Dejo al animal en el suelo y dijo:
—Que nena. —y se fue de ahí.
Mientras tanto yo fui a seguir a Aang.
—Bueno, creo que es mi turno de relajarte. —dije.
—Nada ha funcionado. —dijo cansado.
—Lo mío puede que sí. Ven siéntate. —se sentó mientras yo me paraba detrás de él. —El estrés que tienes acumulado lo genera tu cerebro al no parar de pensar en todos los posibles escenarios malos que te imaginas así que intentare relajar tu mente con algo de sanación con agua. Veamos si funciona. —
Tome un poco de agua y la coloque en sus cienes y comencé a curarlo, de inmediato se relajó.
—¿Funciona? —pregunte.
—Si~… funciona. —
Nuestro circulo de paz y tranquilidad se vio interrumpido por Sokka.
—¡Chicos, se está siendo de noche es hora de regresar al campamento! —grito haciendo que Aang se tensara nuevamente y que el agua que tenía en las cienes lo mojara al asustarme.
Lo mire con enojo y me acerque a él.
—¿Interrumpí? —pregunto nervioso al verme enojada.
—Ya lo estaba relajando. —dije entre dientes.
—Eh… ¿Perdón? —dijo y salió corriendo.
Suspire exasperada y voltee a mirar a Aang, se miraba igual que antes.
—Vamos a dormir. —dije y tomé su mano para comenzar a caminar.
—Gracias por todo, chicos. —dijo Aang cuando llegamos al campamento.
—¿Ya te sientes mucho mejor? —pregunto Katara. —A lo mejor ahora si puedes descansar. —
—Eh…ah…tal vez pueda… me siento un poco mejor. —dijo con un poco de duda.
—Entonces nuestra labor ya termino. —dijo Sokka y junto con los demás se acostaron para dormir.
—Vamos a dormir. —dije. —Aquí estaré por si tienes alguna pesadilla. —lo abrace a mi pecho y espere a que se durmiera para yo dormirme.
Todo era paz y tranquilidad hasta que…
—¡Ahh! —Aang nos despertó con un grito de pánico.
—¡¿Qué pasa, Aang?! —pregunte alarmada.
—La pesadilla se ponen cada vez peor. —
—Creo que es hora de otra…—Sokka se dio la vuelta y se volvió a poner su barba y bigote. —…sesión de terapia. —
Aang lo miro mal.
—Eso no ayudara. Nada servirá. —dijo Aang irritado. —Solo hay una cosa que puedo hacer…estaré despierto hasta el día de la invasión. —
—Pero eso no es nada sano, vas a terminar enfermándote. —dije preocupada.
—Es lo único que puedo hacer, Lin. —me dijo mientras tenía un tic en el ojo izquierdo. —Ya no puedo lidiar con esas tontas pesadillas. —
—Bien pero yo me quedare despierta contigo. —dije.
—No, no, tu debes dormir. —iba a negar pero me miro preocupado. —Por mí. —
—¿Estarás bien? —pregunte.
—Lo prometo. —sonrió desganado.
—Bien. —dije resignada y me acosté a su lado para intentar dormir.
No dormí demasiado, a lo mucho fueron una o dos horas, así que me levanté y fui a meditar a la orilla del risco que daba hacia el mar. Ahí me quede hasta que amaneció por completo.
—Invasión, todos a bordo de la invasión. —decía Aang a mis espaldas mientras caminaba de un lado a otro.
—No te vez muy bien. —dije mientras me levantaba de mi lugar y caminaba hacia él. —¿Seguro que no puedes tomar una pequeña siesta? —
—Ya te dije que no puedo volver a dormir. —
—Estar despierto toda la noche no te hará bien. —
El solo se me quedo viendo por un buen rato como medio ido, después se volteó y abrazo al aire.
—Ya está delirando. —murmure. —Aang. —lo llame cuando comenzó a besar el aire y no me hizo caso. —¡Aang! —esta vez sí me hizo caso y me miro sonrojado y nervioso. —Te decía que deberías dormir un poco. —
—Ah… creo que solo estaba soñando despierto. —
—Aja… ¿Y que estabas soñando? —
—Ah… ¿Qué vivía bajo el agua? —me contesto.
—¿Enserio? Porque como besabas al aire pensé que soñabas con otra cosa. —
Se sonrojo y me miro nervioso.
—Fue algo entretenido y gracioso de ver. —dije, le di un beso en los labios. —Para que no solo lo sueñes. —me di me día vuelta y comencé a caminar. —Esta será un buena anécdota que contarles a nuestros hijos cuando estemos grandes. —
—¿Qué? ¿Hijos? ¿Anécdota? —pregunto.
Sonreí y me fui de ahí.
En la tarde Katara y yo comenzamos a hacer la comida cuando el grito de Sokka nos distrajo así que fuimos a ver qué pasaba. Lo que vimos al llegar ya era demasiado, mi Aang se estaba volviendo loquito por no dormir. Le estaba afectando tanto que comenzó a hablar con Momo haciendo ruidos extraños que el lémur le contestaba.
—¿Creen que debamos decirle algo? —pregunto Sokka.
—Yo me encargo. ¡Aang! —lo llamo Katara. —Comenzamos a preocuparnos un poquito por ti, amigo. —
—Llevas mucho tiempo despierto. —dijo Sokka.
—Estas actuando muy extraño—dijo Toph.
—Creo que estas empezando a escuchar cosas. —dije.
Resoplo.
—En verdad aprecio lo que están diciendo pero el estrés y las pesadillas me afectaron demasiado. Estar despierto es la mejor manera de enfrentarlo. —sonrió.
Entonces comenzó a actuar extraño de nuevo. Comenzó a hablarles a Appa y a Momo como si estuvieran peleando pero ellos no estaba haciendo nada.
Aang se acercó angustiado a Sokka.
—Sokka, ¿Ahora que hacemos? —
—¿Sobre qué? —pregunto.
—Sobre eso. —
Apunto a Momo y a Appa los cuales no estaban haciendo absolutamente nada.
—Creo que debemos hacer que duerma, aunque sea a la fuerza. Ya está comenzando a darme miedo que su locura lo haga hacer algo más que gritarle a la nada. —
—¡Vamos, amigos! ¡Somos del mismo bando! —gritaba Aang. —Solo debo saltar en una cascada de agua fría. ¡Ahh~…! —salió corriendo hacia el bosque.
—Esto se está saliendo de control. —dije.
—Si, hay que hacer algo y hay que hacerlo ahora. —dijo Katara.
—Bueno, creo que tengo una idea. —dijo Sokka mientras miraba un koala oveja.
Al final terminamos haciendo una cama con la lana de los koalas.
Esperaba que esto ayudara en algo a Aang.
En la noche cuando vimos a Aang acercarse cree niebla que rodeara la cama para que Aang pudiera verla.
Aang la miro confuso, se acercó a ella y comenzó a tocarla.
—Oh~… miren otra alucinación. —dijo cansado. —Una cama imaginaria hecha de nubes. —
—Oye es real. —lo regaño Toph. —Pasamos horas trabajando en ella. —
—La hicimos para ti. Tal vez una noche de sueño te quite la locura. —dijo Sokka.
—Insisten en que debo dormir pero no puedo la invasión es mañana. —dijo molesto.
—Y es por eso por lo que tienes que dormir. —dije.
—No, Lin, hay tanto que no he aprendido. Debo practicar ahora no necesito dormir. —explico. —Rápido, golpéame. —dijo tambaleante.
—No te voy a golpear. —dije.
—¿Lo hago yo? —pregunto Toph.
—Aang, te hemos visto entrenar desde que te conocimos. Eres listo y valiente. —dijo Katara.
—¿Eso creen? —pregunto.
—Si, todos lo creemos. —dijo Sokka. —Tú puedes hacerlo estas listo. —
—Tu eres el hombre, pies locos. —sonrió Toph.
—Estas más que listo para patear traseros, amor. —
—Gracias, chicos. —sonrió aliviado para después bostezar.
—Ven, vamos a que te acuestes. —dije empujándolo suavemente hacia la cama.
—¿Saben qué? Creo que si estoy listo. —sonrió.
Sonreímos y comenzamos a irnos para que descansara.
—Lin. —me llamo Aang. —¿Te puedes quedar conmigo? —
Asentí, me subí a la cama y lo abracé.
—Siempre. —
Vi como sonrió y se fue durmiendo poco a poco con una sonrisa.