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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

AOoBeligerante · Tranh châm biếm
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Apócrifo - Gods land - Capítulo 40

Una vez que termino la subasta como a eso de las tres de la madrugada, el grupo de Kain fue a dejar a Hephaestus e Isabel a la casa y después se fueron a la mansión de Hera. Para ese momento, solo eran Kain, Hera y Deméter. Por alguna razón, esta última los seguía con una sonrisa amplia y coqueta. Kain miraba por la ventana mientras iba recordando todo lo dicho con la diosa del caos, cuando noto que la diosa de la cosecha no le quitaba los ojos de encima. La tenue luz de las farolas de la calle iba iluminando a un ritmo intermitente, pero dejaba ver con claridad la intención en esos ojos naranja. Era una intención puramente sexual, apartada de todas pretensiones, como quien dice "quiero probar esto". Kain viendo que Hera iba al lado de Deméter, trato de ignorar esa mirada sensual y esos labios carnosos semi abiertos que le daban a la amigable diosa de la cosecha, un aire seductor y "hambriento". Como si en un gran ciclo no hubiera probado "bocado" alguno.

No obstante, mientras el carruaje avanzaba por las calles de Orario y seguía en línea recta por la avenida principal con dirección al sector norte de Orario, Deméter pregunto -Kain ¿Cómo conociste a Isabel?-

Mientras las faroles le iluminaban el rostro de manera intermitente, Kain sonrió y le dijo -en la guild de aventureros. Fue una chica muy dulce y educada, me gusto en cuanto la vi-

-¡Gua! ¿Desde ahí la perseguiste?- pregunto Deméter con una gran sonrisa

Kain negó con una expresión divertida -la verdad es que no- dijo -desde un principio no resulto, Isabel al parecer esperaba algo más, así que me mando a la mierda y me dijo que nunca saldría conmigo. Después de eso nos reencontramos, conversamos, bebimos y nos llevamos bien. Me tomo mucho tiempo que me dijera que sí-

-Jejejeje, como se esperaba de la esposa principal, es dura de roer-

Kain asintió con una sonrisa

Hera al lado de Deméter bufo y dijo -es demasiado blanda cuando se enfrenta a un desafío, debería tener un porte más digno-

-Ara, ara- dijo Deméter con una voz juguetona -¿lo que escucho son los ladridos de un mal perdedor?-

-Yo no he perdido nada- dijo Hera y se volteo dándole la espalda y con su cara hacia el vidrió. A lo mejor Deméter no podía ver desde su ángulo, pero a medida que pasaba la intermitente luz de las farolas, el rostro de Hera reflejaba un encantador rubor.

-No la molestes- dijo Kain en un tono amigable, apartó la cara de la ventana y la miró a los ojos -¿Y tú? He escuchado rumores de ti, pero rara vez te veo en Orario, Hera me dijo que trabajabas en los campos, afuera de la ciudad-

-Así es- respondió Deméter con una sonrisa amigable -si no estoy trabajando los campos con mi familia, me gusta quedarme en mi casa a las afueras. Es más tranquilo y la gente es más amigable. Aquí en la ciudad todo es demasiado caótico y rápido, no me gusta. Veras- dijo ella poniendo una voz sugerente -me gusta tomarme mi tiempo para hacer las cosas-

Kain le regalo una sonrisa amplia y miró hacia afuera por la ventana mientras su sonrisa se disolvía en una expresión relajada.

Una vez que llegaron a la portón exterior de la mansión, fueron conducidos a la puerta principal y recibidos por dos sirvientas. Las jóvenes tenían una clara cara de sueño, pero en cuanto vieron a Hera se les paso y la saludaron con una reverencia. Después de entrar a la mansión, Hera les dijo que se podían ir a dormir ya que no necesitaba su asistencia. Por su parte, Deméter acompaño a Kain y a Hera durante todo el camino hasta los aposentos de esta última. Por otro lado, Hera condujo a Kain a una habitación de huéspedes al final del último piso. Era una versión tres veces más pequeña que la de ella.

En cuanto entraron, prendieron la luz y Kain se sacó la chaqueta y la lanzo sobre la cama mientras se dirigía a las ventanas. Las abrió de lado a lado y dejo entrar el aire fresco de la madrugada. Hera camino detrás de él y tomo la chaqueta de la cama y la colgó en un armario que había al lado de la cama. Después camino hasta a donde estaba Kain y lo abrazo por la espalda. Este último le tomo las manos y se volteó para mirarla a los ojos. Sentía que le gustaban esos ojos celestiales y esa mirada sería que cada vez que lo miraba se volvía tierna, con una pequeña sonrisa llena de satisfacción, le hacía sentir que lo estaba haciendo bien. Se agacho para besarla mientras la tomaba de la cadera y la apegaba a su cuerpo. Hera estiro sus manos y le tomo ambas mejillas mientras lo besaba, después paso sus manos por detrás del cuello y se colgó.

Kain condujo con pasos cortos a Hera y la recostó sobre la cama. Hera lo miro hacia arriba, le acaricio la mejilla izquierda con la mano y asintió. A su vez, Kain entendió el significado, se acercó a esos labios tentadores y los cubrió con los suyos. Primero intercalando los labios, después succionándolos y por último introduciendo su lengua. Al mismo tiempo, sus manos subían desde las piernas, rosando las caderas y acariciando el estómago. Después siguió subiendo hasta pasar sus manos por encima de esos tiernos senos. Se dirigió al cuello y finalmente le tomo la cara con ambas manos mientras la continuaba besando. Con su rodilla le rosaba el sexo mientras degustaba la tierna lengua. Por su parte, Hera le tiro la camisa, después le acarició con una mano los abdominales y con la otra buscaba desabrocharle el pantalón. Una vez que logro abrirle el pantalón, introdujo su mano y le acaricio el sexo, en un movimiento vertical mientras sentía que estaba a punto de explotar.

Estaba todo tan caliente que Hera sintió que era un buen momento. Ella aparto los labios y le dijo en un susurro -intentémoslo-

-¿Segura?- le pregunto Kain

-Sí, intentémoslo, de lo contrario- dijo con una voz caliente -sella mi divinidad y hagámoslo hasta el final, lo quiero-

Kain asintió y saco su sexo mientras lo rosaba con el de ella. Hera gimió, pero fue con dolor, no de placer. Kain a su vez se detuvo y tomo una profunda respiración para poder calmarse. Se aparto de ella y se sentó en la cama, al lado de ella. Hera miró al techo con tristeza y se levantó de la cama con una expresión apenada. Después dejo caer su vestido y se paró delante de Kain. Este último sonrió, se puso de pie y le dio un tierno beso.

-No pasa nada- dijo Kain para tranquilizarla -esto es solo temporal, déjame colocar el sello y continuamos-

Hera asintió con una pequeña pero triste sonrisa y acercó su pecho. Kain se sintió tentado a lamer esos lindos pezones, pero se detuvo y se concentró en juntar energía del alma. Tomo una gran respiración y coloco la punta de sus dedos sobre el pecho de Hera. Al momento de poner el sello, él sintió como perdía calor corporal y su cuerpo se sentía débil y apático. Por otro lado, Hera también sintió frio, pero fue el de la frisa de la madrugada que entraba por la ventana. Su cuerpo volvió una vez más a ser mortal y débil; no era una sensación desagradable. Para ella, después de probar esta sensación varias veces, esto era el mundo real. Su yo con la divinidad se sentía tan artificial que a veces dudaba de sus sentidos. Era como si el mundo fuera de su cuerpo estuviera inerte, sin sonidos, sin calor, sin frio, sin cansancio, sin satisfacción alguna que la calmara y la hiciera sentir plena. No obstante, esto no era gratis. Kain al frente de ella se puso pálido y un hilo de sangre corrió por su boca. Se sentó casi dejando caer su cuerpo sobre la cama, apoyo ambas manos sobre sus rodillas y mantuvo su cabeza agachada, como si estuviera al final de sus fuerzas.

-Perdón- dijo Hera, camino al velador que estaba entre la cama y el armario y saco un par de pañuelos. Volvió a Kain y se agacho para limpiarle la boca.

Por su parte, Kain la detuvo y tomo el pañuelo con su derecha para después limpiarse. Después se recostó en la cama pensando que tendrían que esperar una media hora para que recuperara su fuerza. Hera se acostó desnuda sobre él y pensó en varias cosas. Diez minutos después, cuando sintió que Kain tenía la suficiente fuerza para pasarle las manos por las nalgas, ella levanto la mirada y lo miró a los ojos. Todavía se veía un poco cansado, pero ya no parecía un trozo de papel blanco y sin color. No obstante, Hera ya había preparado varias cosas y retractarse solo sería una perdida, tanto para ella como para su amiga.

-Kain- susurro Hera mientras lo miraba a los ojos -iré a mi habitación y ahí te esperare-

-Pero esta Deméter- dijo Kain con una sonrisa en una actitud adormilada por el cansancio

-Está bien, ella…te quiere conocer y yo estoy de acuerdo-

Kain tomo una gran respiración para ver si se le pasaba el cansancio y la miró a los ojos con una mirada más atenta -no es necesario- dijo -sé que te molesta, no quiero que te sientas mal-

-Está bien, no me molesta, solo ámame y no te olvides de mi-

Kain le tomo la cara con ambas manos y la beso, fue un beso largo y apasionado -siempre- dijo mientras miraba esos ojos celestiales -me gustas mucho como para dejarte que otro te tenga-

-Tonto- dijo Hera con una hermosa sonrisa, le dio un último beso y se levantó de su pecho. Después recogió su vestido que había quedado en el suelo y se lo puso una vez más. -voy a ir a ver que nuestra invitada no se haya dormido- dijo- cuando te sientas bien, ven, te estaré esperando-

Kain asintió y dejo caer su cabeza sobre el cobertor blanco y esponjoso. Realmente se sentía cansado, parece que cada día le pesaba más el utilizar la energía del alma. Su cuerpo es resistente gracias a la técnica de fortalecimiento, pero no sabe porque se siente tan fatigado cada vez que sella a Hera. Escucho que Hera cerró la puerta y se quedó mirando el techo mientras reposaba. Al cabo de un rato soltó una pequeña risita, se dijo que era normal cansarse, estaba sellando a una diosa, que aunque reducida en su poder, seguía siendo una diosa. Se sentó en la cama y de su anillo saco una botella de vino y unos salames. Parece que eso le faltaba, porque el salado del salame lo despertó y el vino le hizo recobrar algo de sus fuerzas.

Después de media hora, salió al pasillo en donde gracias a la quietud, sus pasos se marcaron sonoros haciendo eco. Paso mirando por las ventanas que daban al patio trasero de la mansión. No había nadie afuera aunque eran las cuatro de la mañana y la noche estaba casi terminando. Puede que en una o dos horas más las personas de la familia Hera se levanten para dirigirse al calabozo.

Una vez que llego a la puerta de Hera, la golpeo con los nudillos y espero que alguien contestara. La puerta se abrió y Hera apareció detrás, con una mejillas ruborizadas y una mirada amable. Kain respondió sonriendo y entro mientras ella se movía hacia un lado. Después cerraron la puerta y Kain miró la habitación. Deméter sonreía desde uno de los sillones que se encontraban en el centro de la habitación. Tenía una taza de té en sus manos mientras cruzaba su tentadora pierna derecha por encima de la otra. Kain la quedo mirando porque la encontró bella, pero su atención fue robada por unas manos suaves y delicadas que le tomaron la cara. Tuvo que mirar hacia abajo para mirar a Hera a los ojos. Ella puso una cara llena de reproche, como si él se hubiera olvidado de ella solo por la otra diosa. Kain sonrió para complacerla y se agacho para besarla. Después la condujo hasta la cama y en el proceso le quito el vestido. Hera quedo desnuda mientras era mirada por su amiga y era comida por Kain. Se sentía tan caliente cuando veía a Deméter mirarla llena de expectativas, como si estuviera haciendo un espectaculo obsceno. Se preguntó al igual que otras veces si se estaba volviendo una zorra lujuriosa igual que las otras perras. Pero ahora no importaba, Kain la estaba amando por sobre las otras mujeres, por sobre esa mocosa Isabel, por sobre Hephaestus, por sobre la tetona asiática, ella estaba por sobre todas las otras chicas y eso le gustaba, la hacía sentir caliente. También la hacían sentir caliente cada vez que Kain le pasaba sus grandes manos por las caderas y le apretaba las nalgas. Fue brusco al tomarla del trasero y recostarla sobre la cama. Después la beso en los labios y descendió todo el camino, en un juego lento y caliente, en donde le pasaba la lengua en todos sus lados sensibles hasta llegar a su sexo. Ella paso sus dedos por los largos cabellos de Kain y le acerco la cabeza a su entrepierna.

Hera tiro de su cabeza hacia atrás cuando sintió el calor de la boca sobre su sexo, miró hacia Deméter y esta última la miraba con una sonrisa. Hera también sonrió y movió sus caderas conduciendo sus partes sensibles a la boca de Kain. Se mordía los labios cada vez que sentía ese excitante cosquilleo por todo su cuerpo y soltaba gemidos cuando su clítoris era estimulado. Por un instante, perdió todo de vista y en lo único que se concentro fue en disfrutar del momento y mover sus caderas en un movimiento ondulante como las olas. No obstante, salió de su transe cuando sintió que alguien le acariciaba la frente. Abrió los ojos y vio a Deméter por sobre su cabeza. Hera soltó un gran gemido que la hizo cerrar los ojos.

Por otro lado, Deméter miraba como Kain estaba inmerso en la vagina de Hera y esta última parecía poseída por el placer. Era tan agónico y estimulante que Deméter se sintió caliente. Se dijo que esto no podía ser, que Hera no podía estar disfrutando con Kain, pero lo estaban haciendo. Eso le produjo cierta curiosidad, pero aún no era su turno, así que por mientras ayudaría a Hera.

-Te ayudare- dijo Deméter mientras le seguía acariciando la frente a Hera. Se agacho y le comenzó a pasar la lengua por alrededor de los senos. Se los succionaba y le apretaba los pezones con los dientes.

Por su parte, Hera no aguanto mucho más y exploto mientras contraía todo su cuerpo. Tirito varias veces sin nunca soltar la cabeza de Kain, la cual todavía estaba metida entre sus piernas. Dio una fuerte exhalación y quedo con la boca abierta mientras jadeaba.

-Querido- dijo Hera entre jadeos y transpiración -lo quiero ahora, dámelo ahora-

Kain se apartó de las piernas mientras le besaba los muslos y se abrió la bragueta en el proceso. Después se fue acercando y subiendo por el cuerpo mientras la besaba por todos lados, hasta llegar a la boca e ir restregando su sexo con el de ella. Hera lo miraba a los ojos con una mirada angustiada. Kain entendió y se introdujo en ella.

Deméter por su parte, aun sentada en el lado izquierdo de la cama. Aparto su vestido y comenzó a jugar con su sexo con una habilidosa digitación. Por otro parte, Kain se apartó de Hera y se puso de pie mientras le levantaba las piernas formando una V y se introducía en ella haciéndola gemir.

Deméter se mordía los labios mientras veía que esa gran cosa se introducía en el esbelto cuerpo de Hera. Esta última gemía mientras apoyaba las piernas sobre los hombros de Kain y este último la estimulaba con una mano. Hera estaba transpirada, con un cuerpo húmedo que reflejaba la luz de las lámparas. Jadeaba como si hubiera corrido un maratón y soltaba gritos de agonía cada vez que era castigada.

-Sí, querido, más fuerte- decía Hera con una voz angustiosa, llena de la desesperación de alcanzar el clímax- déjalo todo en mi-

Kain asentía mientras jadeaba y mantenía un ritmo constante mientras giraba sus caderas tratando de estimular a Hera. Con la mano izquierda le sostenía las piernas y con la derecha le estimulaba el sexo. Estaba a punto de dejarlo todo, pero quiso aguantar un poco más. Hasta que ya no pudo más y dejo escapar un gemido y lo soltó. Después se dejó caer las piernas de Hera y reposo sobre ella. Esta última sonreía y lo abrazaba mientras buscaba la boca para besarlo. Una vez que se besaron, se olvidaron del mundo sin molestarse en pensar en la invitada. Solo captaron que no estaban solos porque alguien hablo.

-No es suficiente con los dedos- dijo Deméter con una voz deseosa.

Kain y Hera miraron hacia la cabecera de la cama y vieron a Deméter con las piernas abiertas y acariciándose.

-Lo siento- dijo Hera mientras la miraba, después miro a Kain y le pregunto -¿Puedes?-

-¿Estas segura?- pregunto Kain, no quería hacerla sentir mal, Deméter era tentadora, pero no tanto como para perder a Hera en el proceso.

-Estoy segura- dijo ella con una sonrisa, le dio un pequeño beso en los labios -adelante, eres mío y yo soy tuya, así que está bien-

Kain salió de ella y se apartó de la cama. Su ropa estaba húmeda por la transpiración de Hera. Así que opto por quitarse primero la camisa. No obstante, cuando estaba en medio de eso, Deméter se levantó de la cama y se arrodillo frente a Kain.

-Déjame ayudarte a que este firme de nuevo- dijo la diosa

Kain se siguió quitando la ropa y Deméter se metió el pene de Kain a la boca. Lamió los jugos que dejo de Hera y semen que quedo por los alrededor del glande. No se hizo problema y lo empezó a introducir en su boca con más energía. Mientras lo bordeaba con la lengua, empezó a calcular las dimensiones y a anticipar que le pasaría una vez que eso entrara en ella. Se sintió excitada, tanto que junto las piernas y después dirigió sus dedos a sus sexo para estimularlo. No obstante, no duro mucho, ya que Kain la detuvo y la guio a la cama. La recostó sobre la cobertor y se quitó los pantalones y zapatos.

Kain se iba a sumergir en la entrepierna de Deméter, pero Hera a su lado tenía una cara un tanto curiosa. Kain la quedo mirando, y le pregunto -¿Qué pasa?¿arrepentida?- no estaba molesto, era mejor detener las cosas aquí antes de que hubieran malos entendidos.

-No- dijo Hera negando con su cabeza, lo miro a los ojos y le dijo -enséñame-

-¿Oh? Oooh ¿segura?-

-Sí-

Kain se agacho entre las piernas de Deméter y dejo que Hera se le pegara a su hombro derecho. Miraron a los labios de Deméter, bordeados por una fina línea de cabellos naranja. La piel tenía un color claro y rosa en los labios, igual que cualquier otra diosa. Kain lo pudo confirmar al probar a Hephaestus y Hera. Por otro lado, Deméter tiraba de la parte trasera de sus rodillas para que pudieran tener una mejor visión. Gracias a eso, Kain y Hera pudieron ver un pequeño ano rosado. Hera frunció un poco el ceño, pero Kain trago saliva.

Kain miró a Hera y le dijo -ven e imita lo que hago-

Hera asintió y vio como Kain se concentraba en el hermoso muslo izquierdo y lo besaba desde la mitad. Hera hizo lo mismo por su lado y Deméter tembló cuando sintió ambos tactos. Poco a poco Kain fue descendiendo por el muslo hasta llegar cerca de la vulva y Hera lo acompaño hasta ahí. Entonces Kain paso su lengua, larga y extendida por las nalgas, muy cerca del ano, ascendiendo por al lado de los labios hasta el monte de venus. Hera por su parte, lo hizo con cierta reticencia, pero lo hizo. Deméter contraía sus piernas con excitación y de paso su ano y sus labios. Hera misma se sorprendió al ver que los labios se abrían y cerraban de esa manera. No obstante, aún no habían terminado.

-¿Todavía quieres seguir?- pregunto Kain

Hera sonrojada asintió y le dio un beso apretado.

Kain sonrió y asintió. Después de eso, acercó su boca a la vagina de Deméter y empezó besarle los labios, succionándolos y pasando su lengua extendida desde el ano hasta llegar al clítoris. Hera lo miraba con cierta disconformidad, pero entendiendo que ella también paso por lo mismo, entendió que esto le gustaría a Deméter. No obstante, no quería hacer lo mismo. Por otro lado, Kain la vio fruncir la nariz y para molestarla, le dio un beso en la boca. Hera no se lo rechazo y lo beso, largo y tendido. Después se separaron y Kain comenzó a lamer más profundo, bordeando el ano con la punta de su lengua y después subiendo hasta la vagina para introducirla por los labios. Deméter estiraba sus dedos y los pasaba por entre medio de los cabellos de Kain. Le acariciaba el pelo a medida que él la complacía y cuando tocaba uno de sus puntos débiles, se lo tiraba un poco en un gesto de ansiedad y excitación.

Por otro lado, cuando Hera se acostumbró al sabor de Deméter, trato de hacer lo mismo que hacia Kain. Lamía largo y tendido por los labios, succionando y apretando el clítoris mientras sus pulgares delineaban los bordes de los labios. Después se separaba de Deméter y besaba a Kain. Al final, ambos comenzaron a lamerla al mismo tiempo mientras Deméter lo único que podía hacer era gemir y contraer los músculos de todo su cuerpo. El golpe final llego cuando Kain introdujo su dedo y alcanzo su punto débil en el interior, por debajo del monte de venus. Deméter grito mientras contrajo sus piernas y soltó una buena cantidad de jugos.

Deméter termino jadeando, mientras que Hera fue a buscar una toalla para que Kain pudiera limpiarse la cara. Una vez que estuvo limpió, Kain dirigió su mirada a Deméter, la que permanecía lacia sobre la cama, con su largo cabello extendido como una nube y desordenado. Su pulmones subían y bajaban con agitación, haciendo que su enormes senos le siguieran el movimiento como si fueran dos montañosos gelatinosas, de textura suave, blanda y manejable. Por su parte, Kain ya estaba duro en ese momento, lo único que esperaba era probar la carne de la diosa.

Deméter vio a Kain con la intención de hacerla suya y estiro sus manos como si fuera una chica mimada. Kain subió a la cama y se puso sobre ella. Deméter estiro sus brazos y se colgó del cuello de Kain. Ambos se besaron en un intercambio suave de principio a fin mientras disfrutaban de la boca del otro.

Una vez que se separaron, Deméter puso una sonrisa coqueta y le pregunto -¿ese es mi sabor?-

-Sí- respondió Kain mientras le pasaba las manos por los senos y jugaba con ellos. Después la condujo y se sentó y espero a que ella se sentara a horcajadas encima de él. Quedaron frente a frente mientras sus rostros estaban a unos centímetros del otro. Kain la besaba y Deméter movía sus caderas rosando sus sexos. Esta última detuvo sus besos y lo miró a los ojos con cierta anticipación. Kain asintió y Deméter se apoyó sobre sus pies para levantar sus caderas y sentarse sobre el miembro. Poco a poco lo fue introduciendo y sintiendo que todo su interior se estaba extendiendo al punto de sentir un poco de dolor. Le cayó sudor por al lado de su ojo izquierdo, pero lo cerro antes de que pudiera entrar e incomodarla. Entonces sintió que la punta topo con su fondo y se dio cuenta que todavía quedaba para que él entrara por completo. Pensó que Kain forzaría su paso, pero no fue así, la sostuvo de las nalgas mientras introducía su dedo índice por el ano. Deméter sintió las dos penetraciones y la segunda la encontró un poco incomoda, pero no lo demostró. Por otro lado Kain apego ambos cuerpos, quedando solo separados por los prominentes senos y la comenzó a subir y bajar. Deméter comenzó a gemir con fuerza cada vez que él llegaba al fondo. Lo beso con pasión mientras sentía como él la alzaba y la dejaba caer, en un intercambió rudo, firme, pero cuidadoso. Los sexos se rosaban produciendo un sonido de chapoteo acuoso.

Hera por su parte los veía amarse y se sintió molesta, se prometió a sí misma no comportarse de esa manera, pero no podía hacer mucho. Así que abrazo a Kain por detrás y le comenzó a besar la espalda y el cuello. Pasando su lengua por la piel humedecida y brillante. Después paso sus manos por la espalda, bajando a los abdominales y subiendo a las tetillas y pellizcándolas con cierta irritación. No obstante, nada los detuvo, hasta que Kain y Deméter soltaron una gemido mientras se abrazaban y se corrían con fuerza. Para Deméter fue una experiencia única, ya que Kain la obligo a aceptarlo por completo, debatiéndose al final entre el dolor y el éxtasis de acabar con todas sus fuerzas. Después de un minuto su cuerpo quedo lacio y ella perdió el conocimiento.

Por su parte, Kain respiraba como si hubiera corriendo una larga carrera. Miró a Deméter y al verla dormida, la dejo acostada en la cama. Después miró por la ventana y se dio cuenta que el sol ya había salido. No obstante, tenía algo que hacer antes de descansar. Se bajo de la cama y miró a Hera que estaba avergonzada y con la cabeza agachada. Kain la condujo una vez más a la cama y le hizo el amor con aspereza hasta que ambos cayeron dormidos.