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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

AOoBeligerante · Tranh châm biếm
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Apócrifo - Gods land - Capítulo 38

Al igual que todos los años, después de una atareada reunión, viene la subasta anual para que los dioses compartan y conversen en un ambiente libre de presiones. Por su parte, Kain y sus esposas se dirigen en estos momentos al teatro de la familia Ganesha, lugar formal en el que se llevara a cabo el evento. Dentro del grupo van consideradas Isabel, Hephaestus, Hera y el mismo Kain. Viajan en un carruaje blanco y dorado provisto por la misma Hera. Las cuatro personas miraban las nocturnas calles de Orario a través de las ventanas mientras sonaba de fondo el trote de los caballos. A medida que avanzan por las calles, la luz de las farolas va pasando como si fuera una luz que cubren y descubren cada ciertos metros. Entre la oscuridad, se ven algunos aventureros ya borrachos del hombro de sus amigos. Otras que sencillamente se quedaron acostados en las veredas y otros que recién van a reunirse con sus amigos.

Por otro lado, todos deberían ir disfrutando de los cómodos y suaves asientos revestidos de un cuero color crema, pero Isabel mira de vez en cuando a Hera y agacha la mirada con preocupación, tratando de no importunarla. En sus años de asesora de la guild, conoció a Hera como uno de los dioses a los que no hay que fastidiar.

Por su parte, Hera sentada en la esquina contraria, mira por la ventana y capta por el rabillo de sus ojos la actitud de la niña y la encuentra molesta. Primero porque iba a la izquierda de Kain, segundo porque era la esposa principal y tercero porque su actitud era débil. Se dijo a sí misma que ella debería estar sentada ahí.

-Isabel- dijo Hera sin apartar la mirada de la ventana, manteniendo un rostro serió e indiferente -eres la esposa de Kain Dragonroad, alguien al que yo he reconocido, por favor no lo avergüences-

-Lo siento- respondió Isabel agachando la cabeza mientras posaba sus manos sobre los volantes de su vestido blanco. Pensó que era un vestido tan bonito, pero que ahora lo estaba afeando con su actitud. No obstante, aunque no miraba a nadie, no quería decir que nadie la miraba.

Kain estiro su mano izquierda y la puso sobre las manos de Isabel. Esta última levanto su rostro con una clara expresión de preocupación. No obstante, Kain no estaba molesto ni nada por el estilo, él sonrió con amabilidad y después se agacho para darle un pequeño beso en los labios.

-No te preocupes- dijo Kain -no me avergüenzas, con los años adquirirás la experiencia y este evento será solo uno de tantos-

Isabel asintió con una clara sonrisa y unas mejillas ruborizadas, pensó que era tonta por estar tan enamorada. Su madre le dijo que se le pasaría rápido, pero ya lleva dos años sintiendo mariposas en el estómago.

-No la consientas, Kain- dijo Hera en un tono molesto -debe demostrar que está a la altura-

Kain la miró con seriedad y le dijo -y tu deberías entender que Isabel es joven y no tiene el roce social. Si la vas a criticar, al menos enséñale y no solo la intimides-

-¡Ja!, mira quien habla de intimidar-

El ambiente se volvió incomodo por decirlo menos, pero la conversación llego hasta ahí. El mismo Kain no sabía porque Hera estaba tan fastidiosa últimamente. Solo anoche lo hicieron y en la mañana cuando él se fue a su casa, ella estaba feliz y contenta, ahora se comportaba cómo una bruja. Kain soltó un suspiro y volteó su mirada a la derecha para ver cómo iba cambiando el paisaje.

Media hora después, se detuvieron a las afueras de teatro de la familia Ganesha. El primero en bajar del carruaje fue Kain, después lo siguió Isabel que descendió mostrando una tierna sonrisa. Después siguió Hephaestus y por último Hera, la cual no mejoro su actitud en ningún momento del viaje. Kain trato de pasar por alto esa cara amarga y los hermosos ojos celestiales que le reprochaban algo, mientras le ofrecía sus antebrazos a Hephaestus e Isabel. Por su parte, ambas se tomaron del izquierdo y del derecho respectivamente y avanzaron por una larga alfombra roja que se extendía hasta la entrada del teatro. Por su parte, Hera camino detrás de ellos con una actitud soberbia y segura de sí misma.

-¿Cómo es por dentro, Kain?- pregunto Isabel entusiasmada, parece que sus ojos brillaban de la emoción

Kain soltó una risita y le dijo -ya lo veras, según Hephaestus ha cambiado un poco desde la última vez que vine-

-Así es- añadió Hephaestus -las sillas fueron cambiadas por butacas acolchadas recubiertas de terciopelo rojo. Los balcones fueron pintados de dorado y detrás del escenario hay una enorme cortina roja que cubre toda la muralla. Además de que mejoraron la iluminación colocando más lámparas en los pasillos y reflectores en el escenario-

-¿Cuándo paso eso, cariño?- pregunto Kain

-Hace solo unos veinte años, alguien se quejó de que todo estaba muy viejo y de que tenían qué arreglarlo. Cómo en esa época le quedaba algo de dinero, se llenó la boca con promesas y cuando tuvo que pagar la remodelación, le anduvo llorando a todo los dioses, jajajaja. Lo hubieras visto, nos decía que el teatro era algo que todos ocupábamos y que deberíamos dividir los gastos por el nivel de fuerza-

-No lo digas como un chiste, por favor- dijo Hera atrás de ellos -como mi familia es la más fuerte, me toco poner la mayor parte del dinero ¡Que fastidio!. En esa época Uranos todavía le avalaba cualquier tontera que se le ocurriera ¿intuyen que puede haber cambiado?-

-Tengo varias ideas- respondió Kain poniendo un rostro serió -pero no es el mejor lugar para conversarlas-

-Entiendo, te escuchare cuando llegue el momento-

Llegaron a la entrada, le entregaron sus invitaciones a los porteros de la familia Ganesha y después fueron conducidos por una joven aventurera en un traje de gala rojo. Por otro lado, Hera debería ir al tercer piso, pero no quería saber nada de Zeus y de los otros dioses. Además de que ya había conversado con su amiga para que la acompañara en el palco de Hephaestus. Así que los siguió durante todo el camino.

Mientras avanzaban por los pasillos exteriores del teatro, Isabel iba mirando la hermosa cerámica que cubría el primer piso. También se enfocaba en los cuadros de distinguidos dioses sobre las paredes y algunos bustos de prominentes aventureros colocados a los lados del pasillo. Era como caminar por la historia y ver a todos los personajes que dejaron una huella en Orario. Una vez que llegaron a las escaleras que conducían al segundo piso, se detuvieron y miraron una escultura que estaba a un lado. Era la estatua de Rómulo en una postura poderosa y dominante, con su lanza apuntando hacia adelante y sus ojos cargados de convicción, casi daba la impresión de estar vivo. Kain lo quedo mirando durante un momento hasta que Isabel tiro de la manga de su frac. Entonces salió de su ensoñación y continuaron caminando. Por su parte, Hera se molestó con la actitud impertinente de Isabel. Pensó que no tenía tacto y más molesta se sintió. Se dijo de nuevo que ella debería estar ahí, en esa posición y no relegada a ser una simple amante.

Una vez que llegaron al palco de Hephaestus, en el segundo piso, en el alada derecha del teatro, todos se relajaron.

Kain asintió en conformidad con lo que había dicho Hephaestus, todo había cambiado. La habitación era un espacio cómodo con un balcón al fondo y una cortina burdeos replegada con una cinta a su izquierda. Después venía una amplia alfombra peluda extendida por todo el piso y sobre ella un conjunto de dos hileras de butacas de cuatro asientos cada una. Kain camino por la esponjosa alfombra y paso por al lado de las butacas mientras rosaba con sus dedos la suave textura del cuero de los asientos (buen material), pensó. Después se allego al balcón y miró a los invitados del primer piso. Por otro lado, Hera y Hephaestus, se quitaron sus sandalias de tacón alto e invitaron a Isabel a hacer lo mismo. Después caminaron por la esponjosa alfombra hasta llegar detrás de Kain.

Por su parte, Kain vio que como siempre, Ganesha se paseaba por todo el teatro saludando a sus compañeros dioses mientras elevaba su consigna a los cielos "Yo soy Ganesha". Kain soltó una risita mientras el buen dios de las masas soltaba una poderosa risotada. Después estaba el dios Goibniu al otro lado del teatro, sentado con su capitán en el palco del frente. Kain elevo su mano en señal de saludo y el viejo dios le devolvió el gesto.

De repente entro una multitud de golpe y tomo posición en las butacas del primer piso. Al poco tiempo, una mujer exuberante subió al escenario vistiendo un vestido de gala purpura que dejaba ver sus grandes senos y largas piernas. Ella con una gran sonrisa y segura de su feminidad, hablo al público para anunciar que en cinco minutos más empezaría la subasta. Mientras tanto siguió entrando más gente hasta que las butacas del primer piso se llenaron. Kain y sus esposas tomaron asiento en la primera fila de las butacas. De derecha a Izquierda eran Isabel, Kain y Hephaestus. Por alguna razón, Hera se sentó detrás de Kain en la segunda fila.

-¿Por qué no te sientas acá adelante?- pregunto Kain

-No te preocupes Kain- respondió Hephaestus -Hera invito a una amiga-

-Ok- respondió Kain poco convencido, pensó que a lo mejor era otra de las rabietas que Hera hacía últimamente.

En el tercer piso del teatro estaban los palcos para los dioses importantes, desde uno de los balcones centrales, una hermosa mujer con un cabello de plateado, agito su mano en señal de saludo. Kain capto el gesto y le devolvió el saludo sin ninguna pretensión. No obstante, sintió tres pellizcos en simultáneos. Uno por detrás y los otros a los lados.

-¡¿Qué?!- se quejó Kain -no he hecho nada-

Las tres mujeres bufaron indignadas y miraron hacia otro lado dejando así su ataque de pinzas.

Kain soltó un suspiro y negó mientras tornaba los ojos al cielo. En medio de ser reprendido por un crimen que no cometió, alguien golpeo la puerta del palco y Hera se levantó para ir a ver quién era.

-Qué bueno que llegaste- dijo Hera en un tono afable

-¿Ara?- respondió una mujer en un tono juguetón, su voz sonaba suave y amable -¿No sabía que me extrañabas tanto?-

-Pasa, que está a punto de empezar-

-Tan sería como siempre, deberías aprender a relajarte, de lo contrario el chico malo por allá no te prestara más atención-

Kain pudo escuchar la gran respiración que tomaba Hera y pudo visualizar su cara de enojo. Soltó una risita mientras las pisadas fueron acalladas por la alfombra y la puerta se cerró.

-Dame un segundo- dijo la mujer y después de un instante continuo -ahora sí, es agradable andar por esta alfombra con los pies descalzos-

-Sí, te entiendo- respondió Hera -ahora vamos, que ya va a comenzar-

-Ok- respondió la mujer en un tono juguetón descargando al final una melodiosa risa.

-Hola- dijo la mujer mientras se sentaba en la segunda fila, junto a Hera

Hephaestus fue la primera en darse la vuelta y responder -Deméter, ha sido un tiempo-

-A sido bastante tiempo ¿Cómo esta tu pequeño?-

-Muy bien, esta enorme-

-Uno de estos días me podría dejarme caer e ir a verlo ¿Es como tu o cómo el chico malo?-

-Jejeje, es más como yo por su cabello rojo, pero tiene la nariz y las cejas de Kain-

-Vaya, tienes que prepararte, de seguro será un rompecorazones-

-Jajajaja-

Mientras las diosas hablaban, la exuberante mujer del vestido purpura subió una vez más al escenario y dio comienzo a la subasta. Ninguna de las tres diosas puso atención a lo que estaban ofreciendo. Por otro lado, pasado unos minutos, Hera hizo las respectivas introducción.

-Isabel, Kain. Esta es Deméter, diosa de la cosecha- dijo

Tanto Kain como Isabel se dieron la vuelta para ver a la diosa. Tenía un cabello color miel y unas pupilas naranjas. Su rostro era el epitome de la amabilidad y la belleza, con unos ojos soñadores y una sonrisa sincera. Por otro lado, llevaba puesto un vestido amarillo claro con un gran escote que dejaba al descubierto sus hombros y sus enormes senos. ¿Cuán grandes eran? Casi tanto como los de Catalina o Mikoto.

-Mucho gusto- dijo Kain extendiendo su mano derecha

-Mucho gusto- dijo Deméter mientras le estrechaba la mano -el otro día sí que fuiste un chico malo, casi me da un infarto-

Kain cerro un poco los ojos y apretó el ceño como si estuviera tratando de recordar. Hizo memoria y respondió sorprendido -¡Oh! Eso, sí, bueno, no me gustan los dioses con malas intenciones- pensó que ella se refería al momento en que intimido a Apolo.

Deméter sonrió de manera entusiasta y coqueta -¿Y las diosas lindas y amables?- pregunto

-Tendría que pensarlo- respondió Kain con una sonrisa

Deméter soltó una risa melodiosa y dijo -ya lo sabía, eres un chico muy malo-

-Yo soy Isabel- se presentó Isabel en un tono serio y con la intención de interponerse. No le gusto para nada la diosa desvergonzada.

-Ara, no necesitas ponerte nerviosa- dijo Deméter sin perder su sonrisa -no te lo voy a quitar-

Isabel se puso roja como un tomate y Deméter se rio otra vez. Después le paso la mano por la mejilla y le pregunto -¿Eres feliz?-

Isabel asintió aún más roja mientras agachaba la cabeza con vergüenza.

-Me alegro por ti, espero que seamos amigas-

-Sí- respondió Isabel con una voz baja y una sonrisa amigable, parecía que se había olvidado de sus celos.

Después de intercambiar unas cuantas palabras más, todos se sentaron correctamente y miraron la subasta.

Kain tomo la mano de Hephaestus y le susurro -¿vino el ladrón?-

-Tranquilo- susurro Hephaestus sin apartar la mirada del escenario -no se ve, pero vino, al menos, así lo confirmaron los encargados del evento-

-Qué bueno-

-¿Qué te dijo Goibniu cuando te reuniste con él en la tarde?-

-Cambiamos un poco el acuerdo-

Hephaestus tenso la mano que estaba siendo sostenida y miró a Kain -No me dijiste nada de eso- dijo

-Bueno- respondió Kain con una sonrisa, le dio un pequeño beso en la nariz y continuo -no tuvimos mucho tiempo. Alguien se demoró varias horas en prepararse-

-Tu no lo entenderías- respondió Hephaestus con las mejillas rojas

-Bueno, volviendo al tema. Acordamos que tu comprarías todo el acero de damasco y después le darías el sesenta por ciento-

-¡¿Qué?!- grito Hephaestus, todos en el teatro la escucharon. Ella se sonrojo y oculto su rostro en el hombro de Kain. Este último se puso de pie y realizo una pequeña reverencia con las manos juntas como si estuviera rezando. Después de eso, la subasta continuo.

Una vez que Kain se sentó, Hephaestus le tomo la mano con fuerza y murmuro en un tono furioso -Kain Dragonroad, te confié esto porque eres mi marido, como me pudiste fallar. Me tienes decepcionada-

Kain soltó un suspiro cargado de fastidio, giro su rostro para mirarla a los ojos y le preguntó -¿puedo continuar?-

-¿Quieres que me enoje más?-

-Déjame continuar ok. De lo contrario, no hay trato-

-Continua- dijo Hephaestus fastidiada mientras se pasaba la mano por la cara con aspereza -no creo que nada de lo que digas me pueda molestar aún más-

Kain negó con una mueca de incredulidad y continuo -bien, le vas a vender el sesenta por ciento del acero de damasco y él nos pagara con cuatrocientas espadas defectuosas de damasco-

-Corrijo lo dicho- dijo Hephaestus agarrándose la cabeza con ambas manos -ya me siento peor, hasta estoy pensando en divorciarme-

-Bien, antes que nos divorciemos, escúchame primero-

Hephaestus levanto su rostro con una expresión cansada y asintió

Kain también asintió y le dijo -las espadas poseen un sesenta por ciento de pureza, lo que nos da 240 kilos de acero de damasco una vez que las derrita. Así que a cambio de 180 kgs de acero de damasco, obtendrás 240 kilos ¿es tan malo el trato?-

Hephaestus se dejó caer sobre la silla mientras miraba el techo del palco con un sentimiento de cansancio -¿Es verdad?¿lo comprobaste?-

-Sí, ocupe una de mis ascuas especiales y derretí una de las espadas. El viejo acepto el trato porque le tomaba mucho tiempo derretir el acero de damasco una vez procesado y no tenía dinero. Al parecer, alguien entro a su familia y desvalijo la bóveda. Por otro lado, tenía todas esas espadas botadas y les quería dar un uso, de lo contrario, su familia estaría en quiebra y tendrían que recurrir a prestamos-

Hephaestus asintió mientras mantenía una postura lacia sobre la butaca. No dejaba de mirar al cielo mientras suspiraba. Exhalo más relajada y dijo -lo siento, me precipite en sacar conclusiones-

Kain soltó un suspiro y dirigió su mirada al escenario -no hay problema, es entendible- dijo en un tono seco

Hephaestus se sentó derecha, con la espalda apegada al respaldo y miró a Kain -beso- le dijo mientras levantaba su rostro para que la besara en un gesto mimado.

Kain le dio un pequeño beso rápido, pero se notaba el fastidio en su rostro. Se dijo que esto le pasaba por intentar hacer las cosas mejor. Por otro lado, su actitud hizo sentir mal a Hephaestus.

-No te enojes, Kain- dijo ella mientras le tomaba la mano -fui un poco tonta ¿me perdonas?-

Kain asintió con pequeños gestos y le dio un pequeño beso en la mejilla -ahora explícame de que va esto, ayer no me dijiste nada-

Hephaestus se abrazó al brazo de Kain y miró hacia el escenario -¿te acuerdas que el año pasado nos quejamos de que el acero de damasco venía con impurezas?-

-Sí, esa vez sí que estabas furiosa. Me dijiste que ocuparon a la guild y enviaron una carta al rey de los enanos. Incluso molestaste tanto al viejo espía que tuvo que poner su firma en la carta de reclamo-

-Así es- asintió Hephaestus -pero no recibimos ninguna compensación y el rey de los enanos nos dijo que cuando el cargamento dejo el reino de los enanos, era acero de damasco de la más alta pureza. El hecho es que ayer llego un vasallo del rey y nos dijo que podíamos comprar el acero de damasco por el precio más bajo que pudiéramos ofrecer. Nos contó que un marques del reino enano, estaba haciendo lo mismo en todos los reinos vecinos. Transportaba las piezas de acero de damasco y en el camino las reprocesaba mezclándolas con otros minerales. Ya habían recibido quejas de tres reinos, así que lo investigaron. Varios altos mandos estaban metidos en este proceso, así que ahora iban a ocupar esta oportunidad para destruir la reputación de aquella familia y cortar la mala hierba-

-Eso quiere decir que si la subasta empieza con un millón de valis ¿lo puedes comprar todo por ese precio?-

-Así es, el emisario dijo que era una compensación por el mal rato-

Media hora después llego el gran momento y todo el acero de damasco se subasto por no menos de cien millones de valis.

-Cien millones- dijo Hephaestus con una gran sonrisa

Por su parte, la exuberante martillera sobre el escenario, asintió con una sonrisa y miró buscando otros contendores de la puja. Todo el mundo pensó que esto seguiría el mismo curso de todos los años. Que sería una guerra acérrima entre Hephaestus y Goibniu, pero este último no se pronunció en ningún momento.

-¿Alguien más quiere participar?- pregunto preocupada la martillera.

Hephaestus se volvió a sentar con una cara llena de satisfacción.

-Gracias a dios que no está Zeus- dijo Kain con una sonrisa -de lo contrario se habría metido en tu camino-

-Puede ser, pero eso no importa- dijo Hephaestus con confianza -por ahora solo diviértete viendo cómo se asusta el pequeño timador.

-Cien millones de valis a la 1, a las 2, y a las…- la martillera quiso completar la transacción, pero no pudo.

-¡La transacción no se llevara a cabo- salió gritando el comisionista, un hombre flaco y rubio que iba vestido con un frac. Camino hasta el escenario y se subió para confirmar lo dicho.

-Señor- dijo la martillera -¿Entiende que está faltando a su palabra?-

-Cállate, sucia perra- dijo el comisionista -ustedes, sucia Orario, sus dioses se confabularon y me quieren perjudicar-

-La venta se llevara a cabo- dijo un hombre baja estatura y torso grueso. Se levanto de la segunda fila de butacas del primer piso -esta es la gota que rebalsó el vaso. Has mancillado al reino enano y ahora tú y tus secuaces pagaran el precio-

El comisionista quedo congelado por un momento, pero después corrió con dirección a la salida trasera del escenario. No obstante, los aventureros de la familia Ganesha lo detuvieron.

Por otro lado, desde el palco, Kain sonrió y le dijo a Hephaestus -bueno, no fue un millón de valis, pero fue mucho menos que el año pasado-

-Así es- respondió Hephaestus con una sonrisa, se había ahorrado trescientos millones de valis.

Mientras ellos conversaban, el enano en la segunda fila avanzo hasta el escenario mientras enumeraba todos los delitos que había cometido el comisionista. Una vez que llego frente al tipo, le puso un poderoso puñetazo que lo dejo noqueado. Después de eso, la noche fue armoniosa.