Soy la Villana en el Apocalipsis
La anticipada fiesta de compromiso se convierte en el anuncio de una ruptura y un aviso de expulsión de la casa. En un solo día, Anna perdió todo. Por accidente, activó un espacio y tomó las provisiones del negocio para vengarse. Pero, ¿quién hubiera pensado que vendrían desastres naturales? El mundo está cambiando y los recursos se vuelven escasos. Entonces, el estilo de pintar cambió. Mientras otras personas se desesperaban por encontrar algo de comer, Anna seguía cocinando en casa. Cuando otras personas luchaban por comida, Anna yacía en su cama mientras picoteaba sus patatas fritas favoritas. Cuando otras personas se esforzaban por conseguir algo de agua, Anna estaba cómodamente acostada en su bañera. Los parientes vinieron a la puerta pidiendo ayuda. Anna solo los miró fríamente y escupió: —¡Largo de aquí! Su ex prometido también vino, pidiendo reconciliación y amor. Su nuevo hombre lo echó de la puerta y la cerró de un portazo. Luego miró a Anna con una mirada de lástima —Esposa, ¿ya no me quieres? Soy fácil de mantener. Anna miró al hombre que parecía un cachorro y lo acercó con una sonrisa en su rostro. ... Fue solo más tarde que se dio cuenta de que el cachorro en realidad era un gran lobo feroz... ¡Pero las mercancías no podían devolverse! … Notas: la portada es una imagen de IA. Solo la edité un poco.
174. Limpiando el apartamento de Dylan
Dịch giả: 549690339
Dylan sintió que su corazón se le paró un instante con las palabras de Anna.
Su mirada estaba fija en Anna intensamente mientras sus labios se movían. Si no fuera por su gran autocontrol, hace tiempo que habría confesado que también le gustaba ella.
Pero la racionalidad estaba reprimiendo ese deseo.
Él sabía muy bien que Anna no se refería a él mismo, sino que hablaba de ese comportamiento.
—Paciencia —murmuró para sí mismo.
Anna seguía riendo y el gato que tenía delante maulló en protesta.
—¡Maullido! —Kitty sentía que con Dylan cerca, Anna nunca le prestaba suficiente atención. Su atención siempre había sido acaparada por ese hombre molesto una y otra vez. Como el orgulloso gato que era, Kitty sentía que Anna no le prestaba suficiente atención.
—Sí, sí, Kitty —Anna acarició la espalda de Kitty y luego se volvió a mirar a Dylan con una sonrisa—. No sería apropiado pedirlo ahora. Esperemos a que estos dos ya se hayan incorporado al militar.
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