webnovel

Sombras Divididas

El destino es confuso. A veces pasa sin ser percibido, otras puede volver del revés la vida de alguien. Un chico normal, con problemas normales, viviendo una vida normal, justo como cualquier humano común... con la diferencia que el destino tenía otros planes para él. Un día, después de un extraño evento, se topó con dos chicas aladas y su vida se volvió mucho menos... normal. Fue arrastrado fuera de su planeta, probando la existencia de otros mundos y de extraños poderes como la magia misma. Desgraciadamente, el camino de regreso a su casa fue cerrado tras de si, dejando como única opción para regresar a su casa vagar a través de diversos mundos desconocidos . Al mismo tiempo, descubrió que no era capaz de usar magia, pero en su lugar obtuvo un extraño poder que le permitía tomar la energía del propio mundo, junto a otro extraño poder acompañado por una misteriosa y tenebrosa existencia despertando dentro suyo, sin la menor idea de si se trataba de un amigo o enemigo.

Gascart · Kỳ huyễn
Không đủ số lượng người đọc
67 Chs

Pájaro tonto

Ya hacía días que caminábamos por este vasto mundo. En realidad, más de una semana. A pesar de no haber seguido ninguna ruta específica, no habíamos encontrado ni un solo rastro de vida inteligente. Nos cruzamos con multitud de animales, pero ninguno de ellos que pudiéramos llamar persona.

Era como si los pueblos y ciudades estuvieran terriblemente separadas las unas de las otras y no tuvieran relación alguna entre ellas. Todo rastro de civilización era inexistente, hasta el punto en el que no habíamos sido capaces de ver camino alguno. Hierba, árboles, plantas y más plantas, esto era lo único que pudimos ver durante todo nuestro viaje.

Por nuestra parte, habíamos decidido descansar un tiempo antes de seguir con nuestra ruta. Yo me había sentado delante de un gran árbol con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, poco a poco moviendo y absorbiendo la energía a mi alrededor.

—¿Estás durmiendo?

No sé cuánto tiempo pasé en ese estado, pero la voz de Raidha me devolvió a la realidad y lentamente abrí los ojos. Lo primero que me encontré fue su expresión de sorpresa.

—Tus ojos se están poniendo verdes de nuevo.

—Estoy recuperando energía poco a poco… Ya me imaginé que esto podría ocurrir…

—Te volverás un perro de nuevo, ja, ja, ja.

—Puede ser… y realmente no tengo ganas de que eso ocurra otra vez.

Transformarme de nuevo sin querer me preocupaba un poco, por lo que había estado recolectando la energía lentamente y no llegué a recolectar la suficiente como para que mi cabello cambiara de color. Eso me dejaba algo limitado, pero al mismo tiempo me permitió entender mejor cómo controlar este poder.

—Pero creo que encontré la forma de evitar eso.

Cerré los ojos de nuevo y me centré en mi interior, mandando todo el exceso de energía fluyendo por mi cuerpo directamente al contenedor… y lo sellé.

—¡Volvieron a la normalidad! —exclamó Raidha en el momento en el que abrí los ojos de nuevo.

—Sí, ha sido más simple de lo que esperé —asentí— Aunque es más fácil decirlo que hacerlo...

La última vez la energía se había desbordado a través de mi cuerpo. Fluía por todos lados sin control y probablemente no habría sido capaz de ponerle freno incluso si ponía todo mi esfuerzo en ello.

«De todos modos, ser un lobo no fue tan malo. Tanto la regeneración como el control eran terriblemente superiores al actual… Supongo que también tendré que experimentar con la transformación.»

Levanté la vista al cielo mientras me perdía en mis pensamientos… y lo que apareció delante de mi mirada fue lo que parecía ser el humo creado por un gran incendio.

—¿Qué mier…?

Al ver mi reacción Raidha también levantó la vista, y su reacción no fue muy distinta a la mía.

—Eso es… ¿humo? —murmuró la princesa.

—Por lo visto hay un enorme incendio a lo lejos. ¿Qué hacemos, vamos a ver? Después de todo, la mayor causa de incendios suelen ser las personas. Quizás encontremos a alguien por ahí.

—¡Sí, Vamos!

Andar hacia un incendio no parecía ser la mejor idea del mundo, pero si eso significaba la posibilidad de encontrarnos con alguien, no nos importaba correr el riesgo. De todos modos, por la cantidad de humo, no parecía ser un incendio enorme, pero tampoco pequeño. Si terminaba siendo un pueblo, ¿estarían bajo ataque? Parecía que fuéramos donde fuéramos terminábamos encontrando problemas…

***

No tardamos en llegar al origen. Como pensábamos, se trataba de un pueblo.

—¿Qué demonios está pasando aquí? —murmuré.

Cinco casas estaban ardiendo sin control… las demás estaban intactas. Era extraño, la separación entre las casas era muy grande, por no decir enorme. Más que un pueblo, el lugar parecía ser un montón de casas tiradas en un mismo lugar sin seguir patrón alguno.

La distancia entre las unas de las otras superaba de lejos los cincuenta metros, por lo que a menos que saltara una chispa y el viento se la llevara lejos, el incendio no se extendería, no, incluso en ese caso sería difícil…

«¿Cómo pudo pasar esto?»

Esto era lo más raro, las cinco casas estaban en distintos puntos del lugar, con casas en medio que estaban intactas. Todo apuntaba a que no había sido un solo incendio, sino cinco focos independientes, con lo que sería normal pensar que alguien lo provocó… aunque quizás decir que eso era lo más raro no era correcto.

—¿Por qué nadie está haciendo nada? —preguntó Raidha.

—Es como si no les importara ver sus casas quemando delante de sus narices… ¿Están bien de la cabeza?

-Son idiotas.

Lo que realmente podía llamarse: "lo más extraño" era la parte en la que los habitantes del lugar seguían haciendo su vida normal, ignorando completamente el fuego. Al final, nos acercamos a unos cuantos de los habitantes y les preguntamos directamente.

—¿Por qué nadie hace nada con el fuego? —me acerqué a uno.

—¿Visitantes? Ya veo, supongo que se ve extraño para los de afuera, ja, ja, ja —me respondió como si no fuera problema alguno.

—No pasa nada, no pasa nada —agregó una mujer que pasaba caminando.

—Simplemente no os acerquéis al fuego y dejad que se apague solo, no vale la pena preocuparse al respecto —se sumó otro más.

Al final no sacamos nada en claro… Solo nos decían que el fuego no era un problema. No tenía sentido para mí. ¿Serían normales los incendios en ese lugar? Por como lo decían, parecía ser el caso.

—A nadie le importa perder su maldita casa… Le daré la razón a mi compañero, son idiotas —murmuré.

—Esta gente es más rara que tú —respondió Raidha.

Fuimos a inspeccionar de cerca una de las casas en llamas. Quizás con eso sacaríamos algo en claro. A mitad camino, justo al pasar cerca de una casa, una cosa roja me cayó encima de la cabeza y me derribó.

—Auch… ¿Pero qué ha sido esto…?

No me dio tiempo a terminar de levantarme cuando otra cosa roja me cayó de nuevo en la cabeza. Raidha empezó a correr hacia mí, pero de golpe otra cosa roja se cruzó en su camino y la hizo tropezar. Resultado… ambos besando el suelo… y la gente del lugar riéndose de nosotros.

—Ja, ja, ja, ¿estáis bien? —se acercó un hombre.

—Estamos bien… —remugué mientras me levantaba.

—Será mejor que miréis por donde vais. Si no tenéis cuidado podéis causar algún accidente grave —respondió el hombre mientras señalaba a una de las casas en llamas.

Eché otro vistazo rápido a través del pueblo. Por los tejados y la calle, de tanto en tanto se podían ver correr unos enormes pájaros rojos muy gordos. Ese maldito pajarraco con problemas de sobrepeso fue lo que nos derribó.

—¿Qué son estos pájaros? —pregunté al hombre.

—Una plaga de la zona —me respondió mientras le daba una patada a uno y lo mandaba a volar como si fuera una pelota de fútbol.

—¡No hace falta que lo patees! —Raidha le gritó.

—Si desaparecieran nos harían un favor a todos nosotros y a ellos mismos.

Tiempo de gritar eso, pudimos ver a otros de esos pájaros saltando de un techo como si fuera a alzar el vuelo… pero no pudo despegar y cayó de cabeza contra el suelo, claramente rompiéndose el cuello y muriendo en el acto. Por otro lado, uno se caía en un barril de agua… y por lo visto no sabía nadar, pues no salió de nuevo a la superficie. Más lejos, otro más de esos pajarracos se estaba tragando una roca que sin duda era más grande que su garganta y que obviamente se quedó atorada a la mitad de su cuello… terminó muerto al igual que los otros dos.

Mirara donde mirase, podía ver a uno de esos pajarracos muriendo de las maneras más estúpidas que pude ver nunca a un pájaro morir…

—No puedo creer lo que estoy viendo —Raidha también se sorprendió.

—Ni yo…

—¿Ahora lo entendéis? Estos pájaros son estúpidos.

—Llamarlos estúpidos es quedarse corto… incluso se podría decir que es un insulto hacia la gente estúpida…

—Los llamamos pyropú, y son la peor plaga que hemos tenido nunca en el pueblo.

—Pero si se matan ellos solos… ¿Cómo pueden ser una plaga? Al final terminarán desapareciendo por sí mismos —respondí mientras observaba a otro de ellos matarse.

—Por eso.

Ese hombre señaló el cadáver de uno de esos pyropú que había muerto prácticamente delante nuestro. Nos quedamos mirando fijamente al pajarraco sin entender que quería enseñarnos… hasta que de golpe el cadáver se prendió en llamas.

—¡Wa! ¡Eso es peligroso! —gritó Raidha mientras saltaba hacia atrás para alejarse del fuego.

—Por culpa de eso tenemos incendios por todos lados. Ya hemos acondicionado las casas y las calles para que no puedan prenderse en llamas fácilmente, pero nunca falta el que muere en el peor lugar posible y termina creando un incendio.

—Con que eso es la causa… —murmuré— ¿Es algún estúpido sistema de defensa? Si te lo comes mueres quemado por dentro… Con lo gordos que son deben ser un objetivo atractivo para los depredadores...

—Si fuera tan simple como eso estaría bien. El problema es que después de arder reviven.

—¡¿Eh?! —gritamos Raidha y yo con cara de tontos.

Pero realmente así pasó. El fuego no tardó en extinguirse y en el lugar en el que momentos antes se encontraba el cadáver del pyropú se encontraba el maldito pajarraco como si nunca hubiera pasado nada.

—Un fénix… Ese pájaro es un fénix… Siempre quise ver a uno de verdad...

Casi eché a llorar ante lo que se encontraba delante de mí.

—¿Tanto te emociona ver uno? —preguntó Raidha al ver mi cara.

—¿Emocionarme? ¡Una mierda! ¡Acaba de romperme la ilusión de cómo pensé que sería esa ave legendaria! Toda mi vida imaginándome un pájaro enorme con brillantes plumas doradas, un animal que vuela majestuosamente por el cielo adornándolo con su brillo… ¡y en lugar de eso me encuentro con un maldito pájaro gordo que ni puede volar!

Frustrado, le di una patada a uno de esos pájaros gordos del mismo modo que hizo ese tipo justo antes. Probablemente no valían para nada, pero como pelota eran útiles.

—Por eso son una plaga. No hay manera de deshacernos de ellos. Si los matamos reviven y no hay forma de asustarlos para que se marchen. Lo único que podemos hacer es atraparlos, y creedme, tener a muchos juntos es aterrador.

—Puedo imaginarmelo —reí irónicamente.

Probablemente sería similar a una bomba napalm viviente…

—Cada día atrapamos a todos los que podemos y los mandamos tan lejos como nos es posible. Incluso así, siempre terminan regresando tarde o temprano. Mantener el número de ellos reducido es nuestro mayor problema. Hasta creamos un grupo encargado de la caza pyropús. Oh, justo hablando de ellos y ahí llegan.

Pudimos ver a un carro llegar al pueblo… Y a un par de pájaros tontos ser arrollados por él.

—¡Encontramos algo increíble justo mientras regresábamos!

Uno de los hombres del carro gritó y la gente empezó a reunirse alrededor del carro.

—¡Vamos a ver qué encontraron!

Con la misma curiosidad que la gente del lugar, nos acercamos hacia ese carro con jaulas encima, las cuales probablemente usaban para transportar a los pyropús. Todas de ellas parecían estar vacías, a excepción de una que estaba cubierta por una tela negra.

—Mirad esto, probablemente jamás veáis algo así otra vez.

Con un movimiento veloz, uno de los hombres quitó la tela de encima de la jaula y lo que había dentro me dejó con los ojos abiertos de par en par… Bueno, tampoco era lo que me imaginaba...