Cuando la voz de Meng Hao sonó, Bai Yunlai pareció sorprendido. De repente volvió la cabeza y vio a Meng Hao caminando lentamente detrás de la roca ornamental. Iba lentamente, y su rostro era inexpresivo.
Cuando Bai Yunlai lo vio, su corazón saltó de emoción, así como un poco de vergüenza. En su mente, había defendido con todas sus fuerzas a Fang Mu. Estaba a punto de abrir la boca para decir algo, cuando la mirada de Meng Hao cayó sobre él, llena de admiración.
Esa mirada hizo que Bai Yunlai respirara profundamente, como si estuviera orgulloso de que alguien reconociera todo el trabajo que había estado haciendo. Había sido una buena decisión seguir junto con Meng Hao a medida que se elevaba a la fama.
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