Cheng Mu no esperaba un lugar así por la dirección que Qin Ran le había dado.
Sorprendido, se detuvo por un momento antes de apagar el coche y sacar la llave.
La puerta de la mansión era una cancela de hierro negro.
Cheng Mu y los demás salieron del coche y se detuvieron frente a la cancela negra.
—Señorita Qin, ¿esta es la casa de su amigo? —Cheng Mu miró la puerta negra con una expresión atónita. No había ni un timbre en la puerta ni señales de cómo abrirla.
Estaba encajada a la perfección, como una pieza de acero refinado negro frente a todos.
Qin Ran siguió a Cheng Juan fuera del coche con calma y respondió.
—¿Cómo se abre esto? —Cheng Mu miró a Qin Ran de nuevo—. Señorita Qin, ¿le gustaría llamar a su amigo?
Cheng Mu ahora estaba impresionado con los amigos de Qin Ran, especialmente después de saber que Gu Xichi también era su amigo.
Siempre sospechaba que los pocos grandes jefes que eran amigos de Gu Xichi aparecerían de repente.
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