La expresión de Mu Qing era fría —De cualquier manera, no tendría que haberte dejado sola cuidando al niño solo para ir de compras, ¿verdad? Mamá, estás envejeciendo así que necesitas cuidar de tu salud. No te agotes.
Jiang Jin respondió con una sonrisa —Está bien. Sé qué hacer. Además, Song Ning es doctora, y siempre me ha ayudado a cuidar mi salud. El hecho de que confíe en mí con el niño solo significa que piensa que estoy lo suficientemente saludable para hacerlo.
La mano de Mu Qing que sostenía la taza de té se congeló ligeramente.
Jiang Jin miró a Liang Zhou y dijo —Si estás libre, deberías venir y hacer compañía a Song Ning. Si hubiera sabido que vendrías, le habría pedido que te esperara para que la acompañaras a salir.
Liang Zhou se sintió halagada al escuchar estas palabras —¿Yo? ¿De verdad está bien? Solo temo que a la Joven Señora no le agrade...
Después de todo, Song Ning siempre la había tratado como si nada.
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