Mu Chen se mantuvo en silencio junto a Song Ning y sostuvo sus manos.
Song Ning lo miró y sonrió.
Mu Chen preguntó en voz baja —¿Hay algo más con lo que necesites ayuda?
Song Ning sonrió —Estoy esperando que tú y Cheng Che peguen unos cuantos pareados. Necesitan ser colocados bastante alto, así que necesitaré de la altura de ambos para hacerlo…
Mu Chen sonrió —De acuerdo.
Song Ning llamó a Cheng Che y también le pidió ayuda para pegar los pareados. Una vez que terminaran de pegarlos, podrían empezar a comer.
Todo el mundo se ocupaba de sus respectivas tareas, cubriendo la incomodidad con sus risas.
Jiang Jin apenas podía ocultar su felicidad. Sus ojos seguían a su hijo, Mu Qing, y a su nieto, Mu Chen. Sus días no eran largos, y tenía que atesorar momentos raros como este.
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